No puedo contar las veces que he cerrado los ojos esperando quedar dormida y que, al despertar, la mañana me sorprenda con un día traído desde algún pasado... Extraño aquellos tiempos cuando podía dormir sin miedo, quiero que al despertar pueda encontrar aquella mañana tan radiante y despreocupada que me hacía sonreír mientras me estiraba sobre la cama.Señor, ¿cuántos padres nuestros tengo que rezar para librarme de tanta desdicha?... No he podido pestañear en toda la bendita madrugada, porque resulta que justo al lado de mi cama está el cuco, uno de nombre Dimitri Paussini.Parece que aún no tiene sueño, esta acostado sobre el sofá usando su celular, es tan alto que sus pies sobresalen por encima de los brazos del sofá.—Dime cuál es tu Instagram, voy a seguirte —me pregunta sin apartar la vista del celular.—Yo no tengo de esas cosas —respondo en un tono cortante.—Entonces, ¿qué cosas haces tú con tu celular?—Mi celular es nuevo, no he tenido tiempo de usarlo, porque justo hace u
Narrado desde la perspectiva de Delancis Hikari.Mis ojos encuentran sus definidos y rubios rizos hondeando sobre las frías ráfagas de viento, el tenue sol deslumbra sobre toda la claridad de su cabello, y su sonrisa que refleja lo mucho que se está divirtiendo. Mi hermosa Marisol suelta divertidas y chillonas carcajadas mientras juega ha columpiarse en el nevado parque, parece que por fin ha logrado hacer un amigo, así que he decido esperar que se divierta un poco más, hace tiempo que no la veía disfrutar a tal punto.Mi niña..., mamá haría cualquier cosa para darte una vida normal, pero con esta familia es algo complicado.Es un hecho que somos temidos en Kingstone, es una realidad que para mi hija esto podría ser aún más intenso al llevar dos apellidos fuertes, es una Diamond y también una Hikari, así que las personas siempre estarán alejándose de ella, todo aquel que decida quedarse a su lado también quedará atrapado en el mundo que la rodea..., me pasó con mis amigos, ahora vario
Narrado desde la perspectiva de Delancis Hikari.El sonido del motor del auto de Alexis retumba mientras nos acercamos a la mansión. A mi lado, miro por la ventana, tratando de calmar el caos que se revuelve en mi cabeza, pero mi teléfono vibra, sacudiendo esa falsa serenidad que intento mantener. Charlotte. Aprieto los labios antes de contestar, porque sé que si me llama a estas horas, algo está mal. Solo puedo esperar que no sea nada grave, aunque mi instinto me dice lo contrario. La noche ya está cargada de tensión, y parece que no hará más que empeorar.—¿Qué pasa, Charlotte? —respondo, intentando mantener la calma, aunque el bullicio al otro lado de la línea me golpea con una intensidad que me confirma mis peores sospechas.—¡Delancis, todo está fuera de control en el Bentall Center! ¡Un fan de Pimientita la reconoció y se desató un caos! —su voz es un torrente de pánico, y casi puedo imaginar el desastre en el centro comercial, la multitud desbordada, gritando y persiguiendo a Pi
La habitación está en penumbra, apenas iluminada por el resplandor de la luna que se cuela por los cristales de la ventana. El reloj marca bien entrada la madrugada, pero el cansancio no logra derrotar a la tormenta de emociones que me devora por dentro.Sentada en la cama, con las cobijas amontonadas sobre mis piernas y mi mejilla presionada contra el pecho de este hombre, siento que el peso de las palabras resientes me aplasta. Cada una de ellas sigue resonando en mi mente como cuchillas afiladas que no dejan de cortar, un dolor tan intenso que me deja muda, atrapada en este abrazo del que no puedo escapar. ¿Gabriel Hikari... mandó a matar a mi madre? La idea me golpea con una fuerza arrolladora, y una mezcla de tristeza y rabia empieza a crecer en mi pecho, retorciéndose como un nudo que no puedo deshacer.Este hombre, este extraño con quien comparto una historia que nunca pedí, está aquí, contando detalles trágicos sobre la mujer que me dio la vida. Me duele el alma, como si cada p
Los dos solos en el enorme comedor, en silencio, empezamos a comer. El sonido de los cubiertos contra los platos es lo único que se escucha. Yo apenas pruebo bocado, aunque la comida se ve apetecible. Miro de reojo a Dimitri, que come con calma, como si esto fuera una situación completamente normal. Trago con dificultad un trozo de pan y luego un sorbo de jugo que no logro identificar, pero es fresco y dulce. Mi mente, sin embargo, está muy lejos de disfrutar este desayuno. Solo puedo pensar en cómo salir de aquí.Después de terminar, Dimitri deja sus cubiertos sobre el plato y me mira con esa calma inquietante que me eriza la piel.—¿Quieres ver una película conmigo? —me pregunta, como si fuéramos una pareja normal compartiendo momentos.—¿Acaso no tienes otras cosas ilegales que hacer?—Ese tipo de trabajo lo hago más tarde, no soy de trabajar por la mañana.—Ya veo…—¿Quieres ver una película o que otra cosa prefieres hacer?No quiero, pero tampoco puedo negarme, así que respondo si
Los disparos siguen resonando, como si sus ecos estuvieran rebotando en cada rincón de la mansión. Me encuentro paralizada, con los ojos fijos en Dimitri mientras lo veo levantarse del sofá de un salto, buscando algo debajo de su chaqueta. De repente, veo el destello metálico: un arma. Mi corazón late aún más fuerte, casi dolorosamente. Él camina hacia la puerta con pasos rápidos y decididos.—¡Marco! —grita, su voz cortando el ruido—. ¡Marco, contesta!Silencio. Solo el eco de los disparos en el aire. Los dedos de Dimitri aprietan el arma con fuerza, sus nudillos blancos. Unos pasos pesados se escuchan al otro lado del pasillo, y aunque no los distingo con claridad, unas voces entrelazadas llegan hasta nosotros.—¡Es la policía! ¡Está entrando la policía!Siento una chispa de esperanza que enciende cada fibra de mi ser. La policía, finalmente. La salvación está cerca. Sin pensarlo, abro la boca y grito, mi voz rasgando el aire.—¡Ayuda! ¡Por favor, estoy aquí!Antes de que pueda conti
Por primera vez, me siento completa, como si nada más me faltara en la vida, como si el sol hubiese estado esperando este preciso momento para asomarse en el horizonte y bañar mi realidad en un resplandor dorado.A través de la ventana del auto, veo cómo el cielo comienza a despejarse bajo el suave despertar del amanecer. Hace poco que la nieve ha dejado de caer, permitiendo que el sol se abra paso entre las nubes espesas, que parecen burlarse de la débil intensidad de su luz. Los rayos solares apenas logran calentar el helado paisaje, incapaces de derretirlo. Sin embargo, la vista es relajante, casi hipnótica. El frío invernal permanece inmóvil, creando una sensación de calma.Mientras contemplo la escena, escucho las voces de Delancis y Alexis discutiendo alegremente sobre los preparativos de Navidad: hablan de la cena, los licores y los regalos. La calidez de su conversación contrasta con el frío exterior, y siento que, por primera vez en mucho tiempo, todo está en su lugar.—Esta N
Vivir en una realidad distorsionada es tener un pie hundido en lo difuso y el otro apoyado en lo alto, es cuando esperas avanzar sobre cimientos firmes, y en realidad todo lo que te sostiene resulta ser inconsistente.Es mi primer día como miembro de la familia Hikari, un momento que debería estar lleno de claridad y no de este caos borroso, con ambos pies hundidos hasta las rodillas en una realidad difusa. Mientras camino hacia el comedor, sostengo una batalla personal con mi propio equilibrio. ¡Qué vergüenza! He tenido que aceptar la ayuda de mi hermana mayor, quien me sostiene del brazo para evitar que me desplome. Debo verme patética.—Inocencia, solo trata de no hablar mucho durante el desayuno.—Pero si apenas hablo.—Lo digo por el tufo que sale de tu boca.«¡Oh, Jesucristo! ¿Cuándo sonarán las trompetas del apocalipsis?».De repente, una de las puertas del pasillo se abre. No logro distinguir lo que hay dentro, pero sí a quienes salen: la pequeña Marisol, de la mano de Ermac, q