«Mi primer desayuno familiar», si lo pienso detenidamente fue justo eso, compartir con todos en la mesa, reír juntos, escuchar las anécdotas de los viajes, temas de negocios y, por supuesto, quedar en medio de la discusión sobre la herencia del viejo.Padre santo, lo recuerdo y me entran escalofríos.Me gustaría poder conocerlos a todos, llevarme bien con cada uno de ellos, aunque confieso que siento un poco de miedo tan solo pensar que en algún momento volveré a cruzar palabras con el tío Yonel, es tan sombrío que pareciera estar siempre en medio de algún misterio; no creo que tenga problemas con el otro tío, se ve tan alegre y bondadoso que hasta da ganas de apretujarlo; y sobre la prima..., pues justo ahora estoy empezando a conocerla, se nos ha unido en el día de compras, escuchó a Lottie decir que Pimientita también iba con nosotras y no perdió la oportunidad para autoinvitarse.—Valen, obvio que vas con nosotras. Mientras más perras en la manda más alborotada la encelada. —Lotti
El centro comercial está repleto, llevamos quince minutos intentar encontrar un estacionamiento libre, y nada.—¡La recontraputa! ¡¿Cuándo piensan hacer otro piso con estacionamiento?! —Ya hace un rato que Lottie ha empezado a soltar improperios.Lottie parece estar a punto de bajarse del auto y salir corriendo hacia un baño, pero se detiene al ver que, desde la lejanía, un auto empieza a salir. El rostro concentrado y decidido de Valen puede apreciarse desde el retrovisor central, como si esperara el «Lets. Go» en una carrera de auto, y es que del otro extremo también hay otro auto esperando por el mismo estacionamiento.—Ese es el tuyo, prima —Lottie la anima en un tono bajo y con unas palmadas en su hombro.El otro auto no ha terminado de salir del estacionamiento, cuando Valen lleva hasta el fondo el acelerador del auto haciendo que derrape y chille contra el concreto del estacionamiento.—¡Sí, lo tenemos! —todas gritamos emocionadas al ver cómo le ganamos el estacionamiento al ot
¿Cómo no tenerte miedo?, si cada vez que te tengo cerca me siento tan vulnerable.La maldita perilla de la puerta no gira, trato y trato, y nada. Ya la cólera empieza a emerger producto de la impotencia.—Escucha, Inocencia. —Aquel hombre me pone a oír un sonido metálico cerca de mi oreja izquierda, estoy segura de que esas son las llaves—. Buscas esto, ¿verdad?Con mucha angustia y sintiendo excesivo terror, empiezo a golpear la puerta, tal vez del otro lado alguien me escuche.—Inocencia, ¿realmente crees que alguien va a escucharte? Ahí fuera todos están desesperados por conseguir, aunque sea una foto de Chica Pimienta, nadie le tomará importancia a una puerta.—¡Di-Dimitri, sé que eres tú! —Saqué valor de «no sé dónde» para decir eso.—Tan linda, reconociéndome aun sin verme —me jala del brazo alejándome de la puerta y termina apretándome sobre su pelvis, justo ahora estoy sintiendo... ¡El templado susodicho!¡Oh Inmaculada concepción!, si no lo alejas de mí voy a quedar concebida
Sus castaños y oscuros rizos caían sobre sus hombros, era una mujer delgada y de estatura promedio, en aquel momento mi madre tenía sobre su cuello una bufanda negra con detalles grises, llevaba puesta una blusa negra de rayas tenues y unos jeans ajustados que le hacía resaltar sus curvas. Tras ella se pueden apreciar las rocas que conforman el Stonehenge, se vía muy feliz, mi madre tenía una hermosa sonrisa, lastimosamente no puedo apreciar sus ojos ya que llevaba puestas unas gafas oscuras.«Madre, ¿a quién le sonreías de esa manera?... ¿Quién estaba tras la cámara? Te ves muy feliz en esa foto».¿Cuántas lágrimas he derramado hoy? No importa, solo necesito llorar un poco más, porque siento que, justo ahora, necesito a mi madre a mi lado, que me sonría de esa misma manera y que me abrace mientras dice que todo va a estar bien. Duele saber que nunca va a suceder, que todos estos deseos quedarán reprimidos como sueños imposibles de cumplir, por lo menos ahora puedo imaginarla y supone
No puedo contar las veces que he cerrado los ojos esperando quedar dormida y que, al despertar, la mañana me sorprenda con un día traído desde algún pasado... Extraño aquellos tiempos cuando podía dormir sin miedo, quiero que al despertar pueda encontrar aquella mañana tan radiante y despreocupada que me hacía sonreír mientras me estiraba sobre la cama.Señor, ¿cuántos padres nuestros tengo que rezar para librarme de tanta desdicha?... No he podido pestañear en toda la bendita madrugada, porque resulta que justo al lado de mi cama está el cuco, uno de nombre Dimitri Paussini.Parece que aún no tiene sueño, esta acostado sobre el sofá usando su celular, es tan alto que sus pies sobresalen por encima de los brazos del sofá.—Dime cuál es tu Instagram, voy a seguirte —me pregunta sin apartar la vista del celular.—Yo no tengo de esas cosas —respondo en un tono cortante.—Entonces, ¿qué cosas haces tú con tu celular?—Mi celular es nuevo, no he tenido tiempo de usarlo, porque justo hace u
Narrado desde la perspectiva de Delancis Hikari.Mis ojos encuentran sus definidos y rubios rizos hondeando sobre las frías ráfagas de viento, el tenue sol deslumbra sobre toda la claridad de su cabello, y su sonrisa que refleja lo mucho que se está divirtiendo. Mi hermosa Marisol suelta divertidas y chillonas carcajadas mientras juega ha columpiarse en el nevado parque, parece que por fin ha logrado hacer un amigo, así que he decido esperar que se divierta un poco más, hace tiempo que no la veía disfrutar a tal punto.Mi niña..., mamá haría cualquier cosa para darte una vida normal, pero con esta familia es algo complicado.Es un hecho que somos temidos en Kingstone, es una realidad que para mi hija esto podría ser aún más intenso al llevar dos apellidos fuertes, es una Diamond y también una Hikari, así que las personas siempre estarán alejándose de ella, todo aquel que decida quedarse a su lado también quedará atrapado en el mundo que la rodea..., me pasó con mis amigos, ahora vario
Narrado desde la perspectiva de Delancis Hikari.El sonido del motor del auto de Alexis retumba mientras nos acercamos a la mansión. A mi lado, miro por la ventana, tratando de calmar el caos que se revuelve en mi cabeza, pero mi teléfono vibra, sacudiendo esa falsa serenidad que intento mantener. Charlotte. Aprieto los labios antes de contestar, porque sé que si me llama a estas horas, algo está mal. Solo puedo esperar que no sea nada grave, aunque mi instinto me dice lo contrario. La noche ya está cargada de tensión, y parece que no hará más que empeorar.—¿Qué pasa, Charlotte? —respondo, intentando mantener la calma, aunque el bullicio al otro lado de la línea me golpea con una intensidad que me confirma mis peores sospechas.—¡Delancis, todo está fuera de control en el Bentall Center! ¡Un fan de Pimientita la reconoció y se desató un caos! —su voz es un torrente de pánico, y casi puedo imaginar el desastre en el centro comercial, la multitud desbordada, gritando y persiguiendo a Pi
La habitación está en penumbra, apenas iluminada por el resplandor de la luna que se cuela por los cristales de la ventana. El reloj marca bien entrada la madrugada, pero el cansancio no logra derrotar a la tormenta de emociones que me devora por dentro.Sentada en la cama, con las cobijas amontonadas sobre mis piernas y mi mejilla presionada contra el pecho de este hombre, siento que el peso de las palabras resientes me aplasta. Cada una de ellas sigue resonando en mi mente como cuchillas afiladas que no dejan de cortar, un dolor tan intenso que me deja muda, atrapada en este abrazo del que no puedo escapar. ¿Gabriel Hikari... mandó a matar a mi madre? La idea me golpea con una fuerza arrolladora, y una mezcla de tristeza y rabia empieza a crecer en mi pecho, retorciéndose como un nudo que no puedo deshacer.Este hombre, este extraño con quien comparto una historia que nunca pedí, está aquí, contando detalles trágicos sobre la mujer que me dio la vida. Me duele el alma, como si cada p