Cuando Marcos entró por la puerta del cuarto, Sam estaba que resoplaba. Podía asegurar aunque no lo veía que le estaba saliendo humo por las orejas. Nunca había sido parte del plan contarle lo que había hecho para tenerla en su cama, junto a él. En esos momentos era consciente de que lo que había hecho nunca saldría de sus labios. Ese soborno pasaría a ser un recuerdo del pasado. Samantha Montenegro si se enteraba alguna vez de lo ocurrido, era muy capaz de tirarle un cuchillo y de tirar a matar. —Desde ya te digo, no vas a dormir conmigo en la cama. —expresó Sam totalmente enojada.—Pues sabes lo que te digo yo, que el sofá aunque se ve cómodo me queda pequeño. No pensarás que mi metro noventa cabe en algo tan diminuto. Si quieres dormir tú en el, todo tuyo.—Si fueras un caballero, me cederías el colchón. —Touché, gatica. Ahí está la cuestión. Ni yo soy un un caballero ni tu una damisela. Además no es la primera vez que te veo la ropa interior. —Pero nunca me has visto desnuda.
A pesar del cansancio acumulado y de tener en la punta de los dedos un contrato que aligeraría las cosas por lo menos por dos años, Sam no podía dormir. Samantha había puesto una almohada como barrera y se había acostado en el lado derecho mirando el techo. Se había puesto un vestido ligero aunque le resultaba bastante incómodo. Marcos la había mirado divertido, cuando contempló todos los esfuerzos que había hecho por mantenerse alejada de él.— ¿Piensas que soy el lobo feroz y tu la caperucita? Porque tengo que aclararte que solo daré un paso cuando tú me des luz verde.—Así que eres de cuentos infantiles. No Marcos, no pienso nada. Es solo algo preventivo para si por la noche se te ocurren ideas. No me gusta que me aprieten y el calor es bastante sofocante como para tenerte pegado a mí como una lapa. Marcos se acostó solo en calzoncillos y se colocó una sábana arriba. —Para el pudor de la señorita. —dijo bostezando. Se giró sobre sus hombros y en pocos minutos estaba en el quinto
Esa noche al acostarse Sam no puso la almohada en el centro de la cama. Pensaba que ya había respeto suficiente para que Marcos no saltara a la primera de cambio. El baile bajo la lluvia le había demostrado que confiaba en él muy a su pesar. Y nadie podía negar la atracción inevitable que existía entre ellos. Había sido un momento bien bonito. Marcos le había demostrado que era un excelente bailarín. Permanecieron bajo la fina llovizna durante tres canciones más, completamente empapados pero bien felices. En el mes y pico que llevaban trabajando juntos Sam nunca había visto ese brillo en su mirada. Un brillo de total deleite. Y saber que esa luz la provocaba ella la hacía sentirse muy femenina. Muy consciente de que ese hombre le gustaba y de que los latidos de su corazón se alteraban cuando lo tenía cerca. Pero todavía era prudente. Podía ser muy extrovertida en muchos aspectos pero a la hora de entregar su cuerpo de forma física, se detenía. Estuvieron hablando de cosas banales
Después de un almuerzo tardío y de haberse quitado el agua salada de sus cuerpos, Samantha y Marcos se marcharon del hotel. Eran casi las seis pero parecía más tarde debido a las nubes negras que coronaban el cielo. Ciertamente la felicidad regía sus rostros por el contrato millonario que habían logrado y el merecido descanso que habían obtenido. Solo quedaba una duda en el horizonte. Una duda que había sido la causa de múltiples desvelos. ¿Quiénes eran los causantes del robo? ¿Quiénes se habían atrevido a desfalcar tantos millones de sus cuentas? Sam solo esperaba que Gin pudiera salir de todos esos laberintos y encontrar al culpable. Una fina llovizna empezó a caer y poco a poco mojó la carretera. Las canciones sonaban en la radio mientras que una bonita tranquilidad reinaba en el interior del coche.—Y entonces ¿cómo lo pasaste? —preguntó Marcos. Disfrazó su tono de voz para que Samantha no viera lo ansioso que estaba por conocer su respuesta, porque sus planes se habían vuelto cu
En el capítulo anterior metí un dedo mal metido y puse 40 en vez de 30, os pido perdón pero errar es de humanos. Me di cuenta casi al instante pero ya lo había publicado, ya lo corregí pero tengo que esperar que los administradores lo aprueben. Así que en unos días aparecerá correctamente. De paso les digo que mañana no publicaré nada y que el día primero de julio empezaré con las actualizaciones diarias. Un capítulo por día quizás tendréis dos algun día eso depende. Muchas gracias por su apoyo y disculpas de nuevo. Un abrazo en la distancia. Bendiciones. YilyTM
Habían pasado dos días desde el increíble suceso. Dos días en los que Samantha no había puesto un pie en la empresa debido a todos los encargos que su padre le había encomendado. Dos días sin haber visto a Marcos. Dos días que llevaba sin dormir. Sam en cierta manera se alegraba de no haberle visto el pelo al hombre que la traía de cabeza. De no tener que hablar de un acontecimiento que ella misma había suscitado. Porque si algo había intentado Marcos una vez ella había salido del trance, había sido negarle eso. Sin embargo ese beso había sido como una cerilla en una gasolinera. Devastador. El sexo había sido fabuloso pero complicaba demasiado las cosas. A pesar de la fuerte atracción que sentían el uno por el otro, Sam no estaba dispuesta a caer en sus redes. Disfrutaba los momentos que pasaban juntos y ese fin de semana había sido extraordinario pero no quería que sucediera tan pronto. Sabía que un mes era mucho tiempo para algunas personas, pero ella no era así. Ni siquiera había
La tensión y el silencio crecieron en el ambiente cuando Marcos terminó de hablar. El estrés bajo el que ambos habían vivido después de que el auto se saliera de la carretera y se estrellara contra un árbol, había hecho que ninguno de los dos recordara usar el maldito condón. Y ya habían pasado los días reglamentarios para que Sam se tomara la pastillita del día después. Samantha hizo un rápido cálculo mental solo para que su mente le ratificara que en esa fecha estaba en uno de los días más fértiles del ciclo. Y aunque sabía que a veces una vez bastaba, no podía tener tanta mala suerte. No podía tener un hijo con alguien por quien solo sentía una atracción irremediable. "Pero no fue una sola vez" le grabó su cabeza "estuviste con Marcos dos veces y te dio un par de orgasmos que te hicieron ver el cosmos, las estrellas y los planetas". —No me habrás pegado alguna enfermedad ¿verdad? Mira que la lista de mujeres que han pasado por tu cama es más larga que la Muralla China. —Veo que
El regreso a la empresa Sam la realizó de forma lenta y pausada. No solo por el hecho de que quería evitar a Marcos lo más posible sino porque hacía mucho que no se dedicaba a recorrer las calles de San Francisco. Cambió de ruta y se encontró disfrutando de cosas que hacía doce años que no disfrutaba. Las pocas veces que ella y Alejandra habían venido de visita no habían salido mucho. Por lo menos ella no lo había hecho. El viaje era sencillo. Del aeropuerto a la casa familiar y viceversa. En esos momentos se daba cuenta que vivir con miedo no resolvía nada, todavía no se atrevía a volver al lugar donde EJ había muerto pero su intuición le decía que iba en la dirección correcta. Decidió por primera vez en su vida ser totalmente irresponsable en el área laboral y cogerse la tarde libre. Los problemas no iban a desaparecer por ella cogerse cuatro horas de descanso. Y en esos instantes su cuerpo lo necesitaba. Olvidarse de todo y disfrutar. Sam apagó su móvil y le hizo seña a un taxi