Al día siguiente del matrimonio de Camille, las cosas habían vuelto a la normalidad, la hija mayor se fue de casa a Rancagua, mientras que Dafne ansiaba para ella también la libertad que había obtenido su hermana yéndose de casa, y más urgente aun, porque se sentía profundamente incomprendida por sus padres; ella deseaba alejarse lo antes posible de su casa, ahora desde el pasillo que daba al salón, escuchaba que sus padres comentaban lo ocurrido con el carrero.
_Esa niña hace lo que quiere con los empleados de esta casa, hasta parece que trabajaran para ella y no para ti que eres el dueño de casa Gustavo, ahora resulta que manda misivas a ese joven que ambos, usted y yo, le advertimos que no iba a ser su prometido_ Gustavo, el padre de Dafne escuchaba serio y meditabundo sin hacer comentarios.
Dafne caminó rápido por el pasillo hasta la puerta del fondo y fue directo al patio de trasero donde sabía que encontraría a Juan. El hombre estaba bajando sacos de papas de una carreta y guardándolos en la bodega.
_Juan, lo siento mucho_ es lo primero que le dice al verlo
_No se preocupe señorita, yo dije a su mamá que buscaba a una amiga suya, lo único que si le digo es que no la voy a poder seguir ayudando porque su papá ya me castigó en las labores del campo, y yo que estaba tan entusiasmado con aprender a manejar oiga_ Juan se sacaba su sombrero de paja, para secarse el sudor de la frente con la manga de su camisa.
_Juan, yo hablaré con mi padre y le prometo que lo convenceré de que se quede aquí en Viña con nosotras_ ella lo miró sonriendo para darle ánimos. El introdujo una mano en el bolsillo de su pantalón roto y sacó un papel que le entregó en sus manos.
_Esto es el último favor_ replicó Juan mientras ella recibía el papel
_muchas gracias, prometo que resolveré todo_ ella lo miró con la emoción en el rostro, y le hablaba caminando hacia atrás para estar pronto en su habitación y leer el pequeño papel. El trabajador le hizo un gesto con la mano para que se aleje de una vez y él pueda continuar con sus labores.
Al entrar nuevamente al pasillo del salón sintió que la madre la nombraba para que se presentara frente a ellos. Ella arrugó el papel en mano y lo introdujo dentro de su blusa
La madre estaba de pie junto al asiento de su padre y su mirada era de absoluta reprobación, Dafne conocía muy bien esa mirada, esa fría e instigadora mirada que siente desde que tiene recuerdos con su madre; mientras que el padre mira hacia abajo muy serio y solemne, para luego levantar la vista y dirigirse a su hija
_Hija, nos ha llegado información de que Juan andaba por encargo tuyo en casa de los Balmaceda ¿es así?
_Padre, por favor no confunda las cosas, ni se enoje con Juan, lo que pasa que es que yo le pedí que fuera a casa de Irene, para saber que quería para el cumpleaños…_ ¿A esa hora? _ interrumpe la madre, casi gritando_ no vas a creer que nos vamos a tragar tus mentiras cierto_ María Luz miró a su marido y este le hizo un gesto con la mano para que se calme.
_ ¿por qué entonces lo vieron en casa de los Balmaceda Dafne?
_porque ellos viven cerca y Juan se confundió_ la madre lanzó una carcajada sarcástica.
_no te creo nada Dafne, tu mandaste a Juan para que le dé un recado a ese hombre_ replica su madre
_ ¿Eso te lo dijo Juan? _ contestó Dafne, confiando plenamente en el silencio de Juan
_no es necesario_ contestó la madre con una altiva mirada_ los vecinos vieron a Juan, y precisamente cuando lo necesitamos para que traiga a tu padre y a mí, él no estaba porque le andaba haciendo mandados a la señorita_ esto último lo dijo mientras señalaba a Dafne de forma irónica.
Gustavo el padre de Dafne, permanecía en silencio analizando la situación, finalmente se puso de pie para dirigirse a su hija y preguntarle
_ ¿y averiguaste que es lo que quiere tu amiga para su cumpleaños? _ la madre da un suspiro enfado
_no papá es que Juan se equivocó.
_Bueno, entonces vas la perfumería y le compras algo.
_gracias, papá, ¿y el carro ya llegó?
_Debe estar por llegar, así que estén listas para salir a dar un paseo por la costanera_ Dafne sonrió y se fue a su habitación triunfante, esta vez le ganó a su madre, quien era por naturaleza su enemiga en esa casa.
Dafne subió la escalera feliz pero sintiendo la enfurecida mirada de su madre por la espalda, su madre odiaba ser desautorizada cuando de reprimendas se trataba, pero la ultima vez que ella hizo algo que molestara profundamente a su madre, además de leer todo el tiempo, sufrió una dura reprimenda; fue cuando se escapó de casa una noche que se iban a reunir los poetas en el café de siempre, la descubrió su madre llegando a altas horas de la noche, y se indignó tanto que la llevó su dormitorio y después de golpearla, le cortó su largos risos hasta a cintura, dejándole el pelo hasta la altura de la barbilla. Eso a su padre le había dolido mucho y Dafne pensó que, por el recuerdo de aquella noche, su padre esta vez había sido más condescendiente con ella. Subió a su dormitorio, saca el arrugadísimo papel de su blusa y leyó con el corazón a saltos.
Querida Dafne.
Me alegra tanto saber que su corazón alberga los mismos sentimientos que yo tengo por usted, hoy mismo hablaré con su padre para pedir su mano en matrimonio, y además me tomo el atrevimiento de pedirle que se reúna conmigo mañana a las cuatro en la estación de trenes para conversar y ver su hermoso rostro nuevamente.
Suyo, Gastón.
Ella sonrió sola sentada frente al espejo de su tocador, por fin estaba segura de que Gastón quería estar con ella tanto como ella necesitaba estar con él; lo que debía hacer ahora encontrar la forma de llegar a su cita en la estación de trenes, sin ser descubierta por su madre.
Llegó el flamante auto y toda la familia se reunió para disfrutarlo, también las empleadas salen para verlo; por supuesto el padre, don Gustavo se puso al volante, para poner en practica las clases que había tomado con su amigo, Alfonso, también llamaron a un fotógrafo para que les tomara una foto a todos reunidos frente al auto; al principio a Gustavo le costó partir pero después de unos cuantos intentos ya andaban tocando el claxon por toda la avenida de la costanera; Dafne se bajó para entrar a una tienda de perfumes y comprarle algo a su amiga Inesita que esa tarde celebraba dieciséis años de vida, justo un mes antes que ella, su mejor amiga, los cumpliera también.
Cuando llegaron a su casa, Dafne quiso subir a cambiarse de ropa, pero su, madre la detuvo
_tu padre, te lleva a esa fiesta a la que ni siquiera deberías ir por tu comportamiento licencioso_ la madre la miró a los ojos y continuó diciendo _ esa mirada tuya Dafne, siempre extraviada, como pensando en quizás que tonteras, ahora está peor, y yo se por qué, a mi no me haces tonta como a tu padre, yo sé que quieres involucrarte con ese chiquillo Balmaceda, que para esta familia no valdría un céntimo, ¿dime, como vas a vivir tú, si te gustan tanto las comodidades? ¿los viajes, la comida del extranjero y tus libros? ¿tu crees que es Gastón Balmaceda con su sueldo miserable de empleado público va a poder darte la vida que tu acostumbras a llevar? Dafne se encontraba en el primer peldaño de la escalera, mientras su madre le impedía seguir subiendo con sus palabras a las que su hija responde:
_puedo trabajar, eso no me importa_ la madre la mira incrédula y le contesta:
_ ¿de qué vas a trabajar tu? ¿leyendo? ¿escribiendo? O comportándote como una bataclana en los bares de Valparaíso_ Dafne la miró irónica
_de todas las alternativas que nombró madre, la de bataclana me parece la más atractiva_ finalizó su frase con una sonrisa y mirándola a los ojos.
_ya no te soporto Dafne, Robert Harvey es el novio apropiado para ti y para esta familia y a partir de mañana lo empezaras a ver en esta casa. Dafne sostuvo su sonrisa rebelde todo el tiempo y finalmente subió a su habitación si responder palabra, pues no quería perderse la fiesta de su amiga.
Gustavo, el padre de Dafne estaba en el auto junto con Marie, su institutriz quien la acompañaría a la fiesta de su amiga para mantenerla vigilada por encargo de su madre, al subirse al auto, Dafne lo primero que hizo fue preguntar por Juan, el carrero.
_Juan no está preparado para manejar un carro como este hija, el con los caballos está perfecto y ahí se debe quedar
_pero padre, yo podría enseñarle a conducir_ dijo ella en su defensa_ el padre se rio y contestó:
_ ¿y qué sabes tú de conducir un auto niñita por dios?
_He visto como lo hacen y me parece muy simple_ la institutriz intervino en la conversación
_Una cosa es ver como se maneja y la otra es llevarlo a la práctica señorita Dafne
_Claro_ contesta ella sardónica_ una cosa es educar hijos propios y otra muy distinta es tener que hacerlo con hijos ajenos
_Dafne, por favor no seas agresiva con Marie, además ella tiene toda la razón del mundo, no es lo mismo la teoría que la practica
_entonces déjeme practicar papá, se lo suplico. _ el hombre da un suspiro y responde:
_No se hija, depende de como te comportes_ Marie con burlesca mirada observó a Dafne que iba sentada al lado de su padre.
_bueno, pero ¿le enseñarás a Juan?
_Juan no tiene presencia para ser el chofer de la familia, me buscaré a otro hombre un poco más distinguido, para que me acompañe en mis recorridos
_ ¿y vas a enviar a Juan al campo?
_todavía no lo decido hija, de todas maneras, eso no es un asunto de tu incumbencia. Bueno ya estamos aquí. _ Dafne se bajó del auto con Marie, y se acercó a la ventanilla de la puerta del piloto para darle un beso a su padre, diciéndole:
_no mande a Juan para el campo, se lo suplico, el tiene a Rosita y a su hija aquí en Viña.
_Ya te dije que lo iba a pensar, ahora vete, por favor que debo irme.
Ambas mujeres entraron a la enorme casona de estilo colonial, se escuchaba música en una vitrola y la cumpleañera al ver a Dafne corrió a saludar a su amiga.
_Dafne querida, que gusto me da que estes aquí, mi fiesta no seria nada sin tu presencia
_no digas eso amiga, es tu cumpleaños y estas hermosa_ ambas amigas se tomaban de las manos mientras la institutriz se ubicó en una silla donde pudiera apreciar a todos los invitados del gran salón.
_Nunca tan hermosa como tú, créeme que hubo muchos jóvenes que preguntaron por ti para confirmar su invitación, y mi padre quiere que me comprometa pronto Dafne y yo no tengo ni el más mínimo interés, le he dicho que quiero estudiar medicina, que quiero ir a la universidad, pero ellos insisten en un matrimonio, por eso al verte aquí los jóvenes que podrían ser mis pretendientes, se olvidarán de mí y tendrán ojos solo para mi hermosa amiga Dafne
_a mi me parece que estas exagerando amiga, pero bueno, si puedo ayudarte en lo que sea, por mi encantada; toma, esto es para ti_ ella extiende sus brazos con una bella cajita envuelta con cinta que Irene recibe agradecida_ lo que es a mi_ continua Dafne_ mis padres insisten en casarme con un gringo desabrido que a mi no me interesa para nada, mi corazón ya pertenece a otro_ la amiga la miró sorprendida y la tomó de la mano para llevársela a un rincón del salón para sentarse a solas lejos de Marie.
_ ¿y quién es el afortunado? _ preguntó ella expectante
_ Gastón Balmaceda_ respondió Dafne sonriendo
_pero él está invitado a mi cumpleaños, ¿él es el nuevo encargado de los impuestos no?
_si es el_ respondió Dafne con voz emocionada
_entonces espera porque debe estar por llegar, de hecho, mira, ahí vienen mas invitados, los iré a recibir, esperemos que sea tu burócrata_ Irene sonrió al decir lo último y se dirigió hacia la puerta donde la ama de llaves los hacía pasar
Precisamente entre los nuevos invitados estaba el joven Gastón Balmaceda, que venía entrando con dos amigos, ambos con cajas de regalos en las manos que le entregan directamente a la cumpleañera; Dafne estiró su grácil cuello para ver quien venia llegando y su mirada se encontró de pronto con su amor. Ella saludó a los recién llegados y sentía la mirada instigadora de su institutriz frente a ella; pero no le importó nada y siguió con los invitados conversando y riendo con una copa de champagne en las manos, en un momento cuando la Marie es abordada por la madre de Irene para preguntarle por la familia; Dafne se escabulló con su enamorado, al patio de la casona y se besaron apasionadamente
_Dafne_ dijo Gastón, apenas dejaban de besarse_ hablé esta mañana con su padre, pero no me fue bien
_ ¿por qué? _Preguntó ella
_ dice que ya tienes un pretendiente y que yo no soy adecuado para ti
_es ese gringo…inquirió ella como hablando para sí misma
_no importa amor, algo se nos va a ocurrir_ de pronto sale Marie a llamarle la atención
_señorita Dafne_ dijo en tono colérico_ este comportamiento no es digno de una señorita Montt Subercaseaux, y su madre se enterará. Dafne levanta y deja caer sus hombros
_di lo que quieras a mí no me importa_ pero Gastón intervino
_Señorita_ dijo tomando su sombrero en gesto de pequeña reverencia_ es toda mi culpa, yo le pedí que viniera hasta aquí. Irene se asomó al patio y llama a todos para ir al piano.
Es la madre quien esta sentada al piano tocando un vals; algunos concurrentes bailan otros beben y conversan, y Dafne en un atrevido gesto tomó una flor de uno de los numerosos arreglos florales del salón y se lo regaló a Gastón a vista de todos los concurrentes, éste sonrió avergonzado y agradeció el gesto invitándola a bailar, así continuaron hasta que Marie la tomó de un brazo y se la llevó al auto que ya las estaba esperando afuera con un nuevo chofer.
Marie contó todo a la familia de Dafne y la madre de esta decidió que ya no habría más salidas para su hija; el padre estuvo de acuerdo y a partir de esa misma tarde iba a comenzar a recibir las visitas del joven Harvey. Pero Dafne no estaba dispuesta a seguir un matrimonio por conveniencia, ni estaba dispuesta a fallar en su cita en la estación de trenes con Gastón. Aquella mañana de septiembre, Dafne se levantó muy temprano y baja al salón donde estaba su padre a solas con una taza de café y un dulce de merengue._Buenos días, padre,_ ella, se acercó para darle un beso en la mejilla; su padre lo recibió sin mirarla ni emitir palabra._ Dafne, Marie nos contó que ayer en el cumpleaños de Inés le regalaste una flor a ese muchacho como declarándote ¿es así? _ ella se sentó a su lado y se sinceró con él gracias al momento a solas_ Padre, yo no me quiero casar con el joven Harvey, mi conexión emocional es con Gastón._ Ese chico no te conviene, hija, soy tu padre y yo decido quien es el
Dafne guarda la carta en un sobre y con su elegante letra escribe el remitente y a quien va dirigida; es Vicente García Huidobro en Santiago de Chile, su amigo había llegado hace algunos días, según la madre de Vicente quien días atrás se comunicó por medio de un telegrama con la familia MonttDespués de una tensa comida en la que solo algunas intervenciones de la pequeña Elisa sacaron sonrisas en la familia; Dafne pidió permiso para retirarse._Quiero que estes encerrada en tu habitación hasta nuevo aviso_ pronunció su madre antes de que Dafne se pusiera de pie_ ¿Qué hice ahora?_ preguntó ella_pasarte de la raya como siempre, beber champagne, regalarle flores a un hombre y bailar apretada con él, por si se te había olvidado. Ah y ya no hay más cumpleaños para ti, y eso incluye tu propio cumpleaños, olvídate de cualquier obsequio o fiesta; con tu actitud de casquivana, llega a dar miedo hacer una reunión en tu nombre_No me esperaba menos de usted madre, permiso_ Dafne miró a su pad
El primer encuentro con los suegros de Dafne fue cuando recién llegados a la capital ellos estaban esperándolos en la estación de trenes._bienvenido hijo_ el padre de Gastón estrechó la mano a su hijo_ ¿cómo estuvo el viaje? _ preguntó la madre mirando a ambos_maravilloso_ respondió Dafne sonriendo_Dafne, te presento a mis padres, ella es doña Sara Irarrázaval y el es don Ramón Balmaceda_buenas tardes, señorita Montt, bienvenida a la familia_ su suegro estiró su mano para estrechar la de Dafne, mientras que Sara tan solo hace un gesto inclinando la mirada para saludarla_buenas tardes, muchas gracias_ ella respondió sonriendo a ambos, pero ninguno devolvió el gesto a la recién llegada y ella se sintió incomoda, tomándose firme del brazo de Gastón_bueno papá, ¿nos acompañan a casa?_Vamos para que se instalen, yo les traje algunas cosas que podrían faltarles en su nueva casa_ la madre avanza junto a Dafne y le pregunta: _ ¿sabes cocinar, Dafne?_no mucho, pero puedo aprender_eso
Dafne estaba en un túnel, húmedo, frio y sin ningún tipo de luz a la vista que diera la esperanza de una salida, comenzó a sonar una voz reverberante masculina que la llamaba seguidamente, Dafne caminaba dirigiéndose al sonido de esa voz para encontrar la salida; hasta que la voz comenzó a reír; Dafne se quedó quieta pensando: ¿de quien es esa voz? ¿por qué ríe? Pero el miedo la paralizaba y le impedía gritar, aunque ella deseaba hacerlo imperiosamente, quería gritar: ¡papá!, Pero no era la risa de su padre, era una risa maligna que le ponía los pelos de punta; al fin se decidió a correr hacia la supuesta salida; la voz ya no la nombraba solo se reía estruendosamente, como las risas de los villanos del radio teatro que ella escuchaba cuando acompañaba a Rosita en la cocina; después de mucho correr, ella sintió la intensidad de una luz en su espalda, se giró y lloró agotada al ver que dentro del túnel la salida estaba muy lejos y era al lado contrario de hacia donde ella corría. Desp
Gastón y Dafne llegaron a casa en total silencio; ella se fue a su habitación para escribir en su nuevo diario de vida, mientras que Gastón, se acostó, visiblemente molesto_ ¿pasa algo Gastón? _ preguntó ella_ ¿Y tiene el descaro de preguntarme?_ ¿Por qué me habla así?_Porque estuvo toda la noche coqueteando con un par de hombres que lo único que hacían era tocarla y acercarse a usted con deseos de poseerla, eso es lo que querían, y si yo no hubiera estado ahí, lo más probable es que lo habrían logrado_ Dafne lo escuchaba estupefacta, sin dar crédito a lo que su marido estaba diciéndole._Vicente es mi amigo, Gastón, y el otro joven solo me habló como cualquier otra persona lo haría_no me mienta Dafne, estaba toda coqueta ahí con esos hombres, que de solo recordarlo me dan ganas de mandarla a la mierda, así que mejor ni me pregunte, buenas noches_ el hombre se giró hacia un rincón de la cama dejando a su esposa sentada en una silla a los pies de la cama; ella prefirió no decir na
18 de septiembre de 1910Hoy ya se siente la algarabía de la gente por las calles, es la celebración de la independencia de la patria, hay mucho festejo por parte del pueblo, que, aunque descalzo, celebra con ganas un día festivo y de descanso, mientras que Gastón y yo fuimos invitados a la inauguración del museo de bellas artes próximo a celebrarse el domingo 21; a mí me entusiasma muchísimo la idea de ir a conocer ese majestuoso edificio de lenguaje clásico. Pero lamento sentir que la compañía de mi marido no me apetece para nada. Algo se ha muerto entre nosotros; llega tarde, borracho y quiere besarme y hacerme suya solo cuando está en ese deplorable estado. Yo he tenido reiterados dolores de cabeza nuevamente y me cuesta horas conciliar el sueño. Mi ansiedad por dormirme pronto antes de sentir su cuerpo febril y hediondo sobre el mío hace que vuelva a tomar veronal en dosis cada vez más grandes, al punto de que la dosis que antes me servía para dormir profundamente y toda la noche
Gastón estuvo apostando toda la noche del 1 de enero en una mesa redonda en la que se encontraban políticos y aristócratas de la ciudad, que habían traído desde Estados Unidos, un interesante juego de naipes llamado póker; juego que Gastón había empezado a jugar desde que llegó a Santiago, llegando a apostar grandes sumas de dinero, que a veces perdía y otras recuperaba; si no fuera por los constantes créditos de su madre, Gastón estaría prácticamente en la calle, y si Dafne no fuera de una familia influyente en el país, ya estaría en manos de algún apostador, ya que muchas veces el mismo Gastón la apostaba cuando no le quedaba más dinero. La única que conocía el secreto de Gastón era Sara, su madre, que al ver a su hijo a tan mal traer después de que pasó dos días, con sus noches jugando sin parar, habló con su padre, y juntos le exigieron que se vaya de Iquique lo antes posible. Gracias a las influencias de José Ramón Balmaceda, en la ciudad, le habían reservado un cargo público, e
8 de enero de 1911Al fin llegamos a este desolado y hermoso lugar llamado Iquique, fue un viaje de varios días en los que el silencio se apoderó de nosotros, así como el desierto se apoderaba del paisaje. Éramos Gastón, su padre, Silvia y yo. Íbamos solos con los conductores, porque mi suegro tiene un tren entero a su disposición. Estuvo la mayor parte del tiempo con su hijo, fumando puros, bebiendo y jugando dominó. Cada vez que se me quería acercar Gastón, yo me acostaba, fingía dormir o tener dolor de cabeza. Cuando me quería quedar escribiendo en la mesa con cubierta de nácar que tenía a mi disposición, le pedía a Silvia que diera aviso de supuestos dolores de cabeza, aunque varios no fueron fingidos. Gastón se ha mostrado distinto desde que llegamos de Santiago; cada vez que me ve escribiendo o leyendo se me acerca para darme un beso en la frente y sin decir nada se vuelve a alejar de mí. Ha estado trabajando desde que llegamos. Al llegar al hotel que nos recibirá por toda nuest