Inicio / Fantasía / DIOSA TRAICIONADA / Capítulo 2: El eco de la venganza
Capítulo 2: El eco de la venganza

El aire se sentía denso en el Templo de los Dioses, donde Elysia caminaba con paso firme y decidido, como si el peso del dolor ya no fuera suficiente para detenerla. Sus pasos resonaban en el mármol blanco, y aunque los ecos de su andar parecían melodías de antaño, el sonido de aquel caminar no era el mismo. Ya no era una diosa enamorada; ahora era una diosa con un propósito mucho más oscuro.

Los demás dioses, inmortales y plácidos en sus tronos etéreos, la observaban con curiosidad. Nadie se atrevía a acercarse, pues el brillo en sus ojos reflejaba una furia tan intensa que hasta los más poderosos sabían que no era un momento para interferir. Elysia había sido la diosa del amor, sí, pero algo había cambiado en ella. La dulzura que alguna vez había invadido su ser se había transformado en un remolino de sombras, una fuerza que emanaba con cada movimiento que hacía.

En el centro del gran salón del templo, bajo la mirada implacable de Zeus y Hera, Elysia se detuvo. No le importaba su presencia. No le importaba el juicio de los dioses ni las voces que murmullaban sobre su caída. Su corazón, antes lleno de bondad y deseo, ahora solo albergaba una necesidad: encontrar a Arion, enfrentarlo, y finalmente destruir todo lo que él había construido sobre las ruinas de su amor.

“Elysia”, dijo la voz grave de Zeus, quien observaba a la diosa con una mezcla de inquietud y curiosidad, y cierto temor apareció en sus ojos celestes “¿A qué has venido a nuestro templo, diosa del amor? No es común ver a alguien de tu estirpe tan… transformada.”

Ella levantó la cabeza, dejando que su mirada desafiante se encontrara con la suya. No había miedo en sus ojos, solo un ardor creciente que amenazaba con consumirlo todo.

“No vengo a pedir perdón, ni a buscar comprensión”, respondió con voz baja pero decidida. “Vengo a ser la verduga del traidor”

La palabra resonó como un trueno en el aire, y por un momento, todo en el salón se quedó en silencio. Incluso los dioses más impasibles parecían sorprendidos y temerosos.

Elysa no lo analizó estaba sumida en sus sentimientos pero los Dioses estaban realmente preocupados por la transformación que estaba aconteciendo ante ellos.

“Verduga…” repitió Hera, con una sonrisa irónica en sus labios. “Parece que la diosa del amor ahora ha sido reemplazada por la diosa de la venganza. ¿Es este el legado que quieres dejar?”

Elysia no respondió de inmediato, pero su mirada ardía como el fuego más puro. Su amor por Arion había sido puro, sí, pero la traición que él le había infligido solo la había llevado a descubrir una faceta de sí misma que nunca había conocido: la diosa de la justicia y la ira, la diosa que no temía destruir lo que fuera necesario para recuperar lo que le pertenecía.

“El amor me ha hecho débil”, dijo, su voz ahora llena de una emoción sombría. “Pero la traición me ha hecho más fuerte que nunca.”

Zeus la observó un momento, sabiendo que no podría detenerla. Sabía que, aunque los dioses tenían el poder de desatar tormentas o fundir el cielo con su furia, Elysia no era una simple diosa. y el conocía o temía la respuesta. Había sido la diosa que, durante milenios, había enseñado a los mortales sobre el amor eterno, el sacrificio y la pasión. Ahora, estaba dispuesta a enseñarles una lección diferente, una que ninguno de ellos podría olvidar.

“Entonces, ¿qué quieres, Elysia?” preguntó Zeus finalmente. “¿Acaso deseas que te ayudemos a destruirlo?”

La diosa lo miró fijamente, sus ojos fijos en el horizonte lejano donde Arion, sin saberlo, continuaba su reinado en el campo de batalla. Él, que había confiado en su fuerza, ahora sería su perdición.

“No necesito su ayuda”, dijo con determinación. “Solo necesito mi poder. Y ustedes, si tan solo me permiten usarlo, no tendrán más que presenciar cómo la justicia divina se cumple.”

Los dioses se miraron entre sí, intercambiando miradas que eran una mezcla de miedo y curiosidad. Pero no se atrevieron a intervenir. Sabían que, en ese momento, Elysia no era solo una diosa traicionada. Era una tormenta a punto de desatarse, y nadie, ni siquiera ellos, podía prever las consecuencias de su furia.

Mientras Elysia caminaba hacia el portal que la conduciría de regreso al mundo mortal, la presión de la venganza parecía latir en su pecho. Su corazón palpitaba al ritmo de la furia que la embargaba, pero también al ritmo de una nueva forma de amor: un amor propio y desbordante que la impulsaba a reconstruir lo que había sido destruido. Ya no sería la diosa que una vez amó a Arion sin cuestionar. Ahora, sería la diosa que lo enfrentaría en su propio terreno, sin temor, sin remordimientos.

Cuando cruzó el umbral del templo y dejó atrás la mirada de los dioses, un profundo resplandor la envolvió. Las sombras y la luz se entrelazaban en su ser, y ella lo sentía: el poder en su interior se incrementaba a cada segundo, transformándola en algo nuevo, algo que Arion jamás había esperado. y no esperó la respuesta de Zeus, ella actuaría.

El destino se había torcido, y ella, la diosa traicionada, era la que ahora tenía el control. La venganza, el amor y la justicia danzaban en su interior como una tormenta imparable. Y nada, ni siquiera el amor perdido, la detendría ahora.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP