Greta se quedó paralizada, su expresión de ira se transformó en una de miedo. Carter soltó su mano y ella se alejó, mirándolo con los ojos muy abiertos.—Así será entonces —dijo ella con la voz temblorosa—. Pero esto no se queda así, Carter. René necesita a su madre...—Una que no eres tú, porque es evidente que nunca lo has querido ni lo has cuidado, si fuera así no se lo habrías entregado a una desconocida en donde lo maltrataron y fue objeto de abuso.Greta se quedó paralizada, ante sus palabras, su expresión de ira se transformó en una de miedo.—¿Cómo sabes eso? —se dio cuenta lo que estaba diciendo y quiso retractarse—, eso no es verdad, no sé de dónde estás sacando eso —dijo ella con la voz temblorosa.—Deja el teatro, no es necesario que sigas fingiendo, René recuperó la memoria por completo y tú nunca viste por él. Así que por tu bien, y si quieres tu muerte natural, mejor vete ahora de esta casa, porque de lo contrario no respondo de mis actos —espetó con la mandíbula apreta
Sinopsis.René es un joven rebelde, marcado por un pasado que lo sume en la más profunda oscuridad, haciéndolo adicto a las drogas, sin embargo, la ayuda de su familia, y de las personas que lo quieren logra salir adelante. Luego de haber estado alejado de su padre, regresa a la casa paterna y allí conoce a Angie, una joven dulce y comprensiva niñera de su hermana. A pesar de sus esfuerzos por ocultarlo, René se encuentra profundamente enamorado de ella, pero su autoestima destrozada lo hace creer que no es digno de su amor.Angie por por su parte, ve más allá de las apariencias y está decidida a ayudarlo a superar sus demonios internos. A medida que luchan contra sus propios miedos y prejuicios, su relación se fortalece. A través de su amistad, René comienza a descubrir su verdadero valor.¿Se dará cuenta René que solo el amor verdadero, podrá sanar un corazón roto? ¿Podrá tener René una segunda oportunidad para que el amor florezca y encuentre su camino? Capítulo 1. Unas visitas al
Le daba miedo que ella le dijera que no lo quería ver más, que no estaba interesado. Respiró profundo, giró el sobre blanco en sus manos; sus dedos, temblorosos por el cóctel de expectación y miedo que ya le resultaba demasiado familiar, lo rasgaron.La letra, cálida y fluida como un suave arroyo, era la de Angie, le pareció tan hermosa con ella.“René” empezaba la carta.“Siento no haber podido venir a verte. Mi madre cayó enferma de repente y tuve que venir de urgencia a mi casa para estar con ella”.Mientras leía las líneas, imaginó a Angie, tierna y cariñosa, atendiendo a su madre con la misma paciencia que tenía con su hermana y con él. Una punzada de culpabilidad le pellizcó el interior por haber deseado que ella hubiera estado allí con él en su lugar, en lugar de con su madre."Te he echado mucho de menos, tú le das una alegría especial a la casa, quisiera que pronto mejoraras. Debes saber que aquí afuera estamos la gente que te amamos, que queremos lo mejor para ti y que confi
René se quedó viendo, tentado a aceptarlo, pero entonces el rostro sonriente de Angie, de Xaria, de su padre, sus abuelos y hasta Alejandra, aparecieron en sus pensamientos. La dulce fe que todos ellos tenían en él, su tranquila fuerza. René apretó los puños y negó enérgicamente con la cabeza.—No —dijo con firmeza. —Ya no necesito eso.La sonrisa de Agatha se desvaneció. —Vamos, sólo es un poco, te hará sentir mejor entre esta porquería en la que estamos —intentó la chica convencerlo.René negó con la cabeza, con la mandíbula desencajada. —Te dije que no, ya he terminado con esa vida, y no voy a volver atrás —señaló con firmeza.Agatha se burló. —No seas estúpido. Nunca cambiarás lo que eres y ese es un estigma que vas a cargar hasta los últimos días de tu vida, hagas lo que hagas —dijo con malicia.—Quizás tienes razón, pero no importa, no voy a aceptar tu porquería, porque si puedo cambiar mi vida lo haré. Angie cree en mí. No la defraudaré.Algo en su voz hizo que Agatha se detu
Angie se giró para verlo, pero René le evadió la mirada, porque estaba seguro de que si la veía terminaría cediendo ante ella. Por un momento, ambos se quedaron en silencio, paralizados, con el aire cargado de tensión.—¿Por qué viniste Angie? Debiste mantenerte alejada —soltó él, con la voz áspera por el desuso, en marcado contraste con la suave preocupación que siempre parecía acompañar las palabras de Angie.Ella dio un paso adelante, la luz derramándose a su alrededor como una inoportuna aura de normalidad. —Quería verte, René —dijo, con tono firme, pero ojos escrutadores. —No has contestado mis llamadas, y te has negado a ver a tu familia... y a mí. Necesito una explicación. ¿Por qué?Los labios de René se torcieron en una sonrisa irónica, de esas que nunca le llegaban a los ojos. Cruzó los brazos sobre el pecho, una barrera tanto emocional como física.—Si no les atendí —, dijo con deliberada indiferencia, —quizá es porque no quería verlos.La mirada de ella se clavó en la suy
Ella sin esperar un segundo más, se acercó a sus labios y comenzó a besarlo con suavidad, él se dejó llevar por esas sensaciones y sin darse cuenta, terminó rendido ante ella, sintió como una especie de fuego que se agitó en su interior, era una delicia para él tenerla en sus brazos, es como si con ella pudiera ser alguien diferente.Unos golpes en la puerta los sacó de la burbuja que habían creado, se separaron tratando de controlar los latidos acelerados de su corazón y para enviar aire a sus pulmones.—Creo que ya es suficiente la visita acá en la habitación, además fuera está tu padre, y tu hermanita que está ansiosa por verte.Él asintió y respiró hondo mientras salía de la habitación del hospital con la mano de Angie entrelazada firmemente con la suya. A pesar de las pruebas que aún le aguardaban, una pequeña llama de esperanza se había encendido en su interior. Ver a su familia allí esperando, con sus caras iluminadas al verle, le llenó el corazón de calidez. Cuando su padre l
El sudor perlaba la frente de René mientras se enfrentaba a la mirada expectante de su padre. La pesada atmósfera del despacho parecía aplastarle el pecho, dificultando cada inhalación y exhalación. Atrapado entre el miedo al fracaso y el anhelo de redención, sus dedos temblaban imperceptiblemente al borde de la mesa de caoba.—Está bien, papá —dijo finalmente con una voz quebrada por la incertidumbre, —pero me gustaría que primero me entrenen... No quiero hacer un mal trabajo.Se sentía nervioso, por el pasado oscuro y los recuerdos de la adicción, y quería que su padre se sintiera orgulloso.Después de esa conversación que marcó el comienzo de su nueva vida, René cruzó el umbral de la empresa, un mundo ajeno que su padre había construido y ahora le ofrecía como campo de pruebas. Había insistido en empezar desde abajo, trabajar las bases, sentir cada engranaje de la maquinaria empresarial; aprender no solo con la mente, sino también con las manos manchadas de esfuerzo y sobre todo s
Carter frunció el ceño, no esperaba una respuesta tan calmada de René. Había tantos interrogantes en su mirada, tantas preguntas sin respuestas que él parecía incapaz de formular.Pese al estado de tristeza que se alojó en el corazón de René por la pregunta de su padre, esbozó una media sonrisa cansada. Luego se dirigió hacia la escalera, sin decir una palabra más. Tenía planes de ir directamente a su cuarto para descansar. Pero antes de eso, hubo un ligero golpe en la puerta, un sonido suave, pero persistente.Era Angie. Apareció con su rostro lleno de preocupación y una taza de té caliente en la mano.—¿Quieres tomar un poco después que te duches para que descanses? —preguntó con esa expresión que lo llenaba de absoluta ternura.René sintió una calidez en su corazón, al darse cuenta de la confianza que ella le estaba demostrando.—Gracias, por confiar en mí, yo no estaba consumiendo… —sin embargo, antes de que pudiera terminar de decir sus palabras, ella levantó la mano y le cubrió