René se quedó viendo, tentado a aceptarlo, pero entonces el rostro sonriente de Angie, de Xaria, de su padre, sus abuelos y hasta Alejandra, aparecieron en sus pensamientos. La dulce fe que todos ellos tenían en él, su tranquila fuerza. René apretó los puños y negó enérgicamente con la cabeza.—No —dijo con firmeza. —Ya no necesito eso.La sonrisa de Agatha se desvaneció. —Vamos, sólo es un poco, te hará sentir mejor entre esta porquería en la que estamos —intentó la chica convencerlo.René negó con la cabeza, con la mandíbula desencajada. —Te dije que no, ya he terminado con esa vida, y no voy a volver atrás —señaló con firmeza.Agatha se burló. —No seas estúpido. Nunca cambiarás lo que eres y ese es un estigma que vas a cargar hasta los últimos días de tu vida, hagas lo que hagas —dijo con malicia.—Quizás tienes razón, pero no importa, no voy a aceptar tu porquería, porque si puedo cambiar mi vida lo haré. Angie cree en mí. No la defraudaré.Algo en su voz hizo que Agatha se detu
Angie se giró para verlo, pero René le evadió la mirada, porque estaba seguro de que si la veía terminaría cediendo ante ella. Por un momento, ambos se quedaron en silencio, paralizados, con el aire cargado de tensión.—¿Por qué viniste Angie? Debiste mantenerte alejada —soltó él, con la voz áspera por el desuso, en marcado contraste con la suave preocupación que siempre parecía acompañar las palabras de Angie.Ella dio un paso adelante, la luz derramándose a su alrededor como una inoportuna aura de normalidad. —Quería verte, René —dijo, con tono firme, pero ojos escrutadores. —No has contestado mis llamadas, y te has negado a ver a tu familia... y a mí. Necesito una explicación. ¿Por qué?Los labios de René se torcieron en una sonrisa irónica, de esas que nunca le llegaban a los ojos. Cruzó los brazos sobre el pecho, una barrera tanto emocional como física.—Si no les atendí —, dijo con deliberada indiferencia, —quizá es porque no quería verlos.La mirada de ella se clavó en la suy
Ella sin esperar un segundo más, se acercó a sus labios y comenzó a besarlo con suavidad, él se dejó llevar por esas sensaciones y sin darse cuenta, terminó rendido ante ella, sintió como una especie de fuego que se agitó en su interior, era una delicia para él tenerla en sus brazos, es como si con ella pudiera ser alguien diferente.Unos golpes en la puerta los sacó de la burbuja que habían creado, se separaron tratando de controlar los latidos acelerados de su corazón y para enviar aire a sus pulmones.—Creo que ya es suficiente la visita acá en la habitación, además fuera está tu padre, y tu hermanita que está ansiosa por verte.Él asintió y respiró hondo mientras salía de la habitación del hospital con la mano de Angie entrelazada firmemente con la suya. A pesar de las pruebas que aún le aguardaban, una pequeña llama de esperanza se había encendido en su interior. Ver a su familia allí esperando, con sus caras iluminadas al verle, le llenó el corazón de calidez. Cuando su padre l
El sudor perlaba la frente de René mientras se enfrentaba a la mirada expectante de su padre. La pesada atmósfera del despacho parecía aplastarle el pecho, dificultando cada inhalación y exhalación. Atrapado entre el miedo al fracaso y el anhelo de redención, sus dedos temblaban imperceptiblemente al borde de la mesa de caoba.—Está bien, papá —dijo finalmente con una voz quebrada por la incertidumbre, —pero me gustaría que primero me entrenen... No quiero hacer un mal trabajo.Se sentía nervioso, por el pasado oscuro y los recuerdos de la adicción, y quería que su padre se sintiera orgulloso.Después de esa conversación que marcó el comienzo de su nueva vida, René cruzó el umbral de la empresa, un mundo ajeno que su padre había construido y ahora le ofrecía como campo de pruebas. Había insistido en empezar desde abajo, trabajar las bases, sentir cada engranaje de la maquinaria empresarial; aprender no solo con la mente, sino también con las manos manchadas de esfuerzo y sobre todo s
Carter frunció el ceño, no esperaba una respuesta tan calmada de René. Había tantos interrogantes en su mirada, tantas preguntas sin respuestas que él parecía incapaz de formular.Pese al estado de tristeza que se alojó en el corazón de René por la pregunta de su padre, esbozó una media sonrisa cansada. Luego se dirigió hacia la escalera, sin decir una palabra más. Tenía planes de ir directamente a su cuarto para descansar. Pero antes de eso, hubo un ligero golpe en la puerta, un sonido suave, pero persistente.Era Angie. Apareció con su rostro lleno de preocupación y una taza de té caliente en la mano.—¿Quieres tomar un poco después que te duches para que descanses? —preguntó con esa expresión que lo llenaba de absoluta ternura.René sintió una calidez en su corazón, al darse cuenta de la confianza que ella le estaba demostrando.—Gracias, por confiar en mí, yo no estaba consumiendo… —sin embargo, antes de que pudiera terminar de decir sus palabras, ella levantó la mano y le cubrió
René se volvió audaz, su lengua jugando con la de ella, explorando cada rincón de su boca con pasión. Angie se aferró a él, sus uñas arañando su espalda desnuda mientras dejaban que la pasión hiciera burbujas dentro de ellos. La espuma blanca de la bañera salpicó alrededor mientras los dos se perdían el uno en el otro.Finalmente, cuando la necesidad de respirar se volvió ineludible, René retiro sus labios de los de Angie, pero no se separaron. Se quedaron uno frente al otro, sus rostros tan cerca que podían sentir el aliento caliente del otro. Los ojos azules de René parecían más oscuros bajo la poca luz del cuarto de baño y Angie no pudo evitar quedarse fascinada por ellos.—Te amo —dijo René sin poder evitarlo, su voz era casi un susurro, pero resonó en el pequeño cuarto como un trueno—. Creo que lo hago desde el primer momento en que te vi.Angie lo miró sorprendida, las palabras de René vibraban en su cabeza, y despertaban en ella numerosas sensaciones, se acomodó en su regazo c
A la mañana siguiente, cuando Angie se despertó, se sintió avergonzada por lo ocurrido, por eso decidió escabullirse de la cama, dejando atrás a René dormido.René se despertó y se dio cuenta de que ella no estaba. Se levantó, se duchó y salió a buscarla. La encontró dándole de desayunar a Xaria para ir al colegio, cuando Angie lo vio se sonrojó.Eso le provocó ternura a René quien no pudo contenerse y terminó acercándose y besándolo suavemente en la mejilla, acto que les valió a ambos el aplauso de la niña. —¡Están enamorados! ¡Están enamorados! —exclamó sin parar de aplaudir.—Así es hermanita, estoy locamente enamorado de Angie.En ese momento apareció Carter en compañía de Alejandra, sin dejar de sentirse preocupado por lo ocurrido, no debió haber actuado de esa manera cuando vio a su hijo llegar tarde, en su lugar debió preguntarle, y eso lo tenía con un profundo sentimiento de culpa.—Buen día. Hijo, ¿será posible que vayamos a mi despacho para que hablemos? —preguntó rogando en
René se quedó mirándola con una expresión neutra en su mirada, hasta que de pronto esbozó una leve sonrisa.—La verdad es que si te soy sincero, tengo una gran confianza con el señor Carter y no solo con él, sino con todos los Hall —respondió y con esas palabras caminó hacia donde estaba su padre esperando, sin ponerle más atención a su jefe.Si supiera el imbécil ese que él era un Hall, y que era uno de los herederos del dueño, seguramente lo tendría lamiéndole las botas.Caminó por donde se fue su padre y apenas se subió al auto, le preguntó.—¿No me digas que tu jefe te está poniendo obstáculos en el trabajo? —le preguntó Carter y él negó.—No te preocupes, papá, no es nada que no pueda controlar —señaló con firmeza —, pero lo que me tiene intrigado es ¿Cómo supiste que necesitaba que vinieras a mi rescate?—Escuché a Angie cuando hablaba contigo, y aunque en realidad podía quedarme tranquilo para que no te fueras, sé que estabas muy ilusionado de mudarte y por eso he venido a apoy