Demasiado había tenido que soportar para que algo así me ocurriera. Las vacaciones de verano estaban matándome y haciéndome sentir como si me estuviera pudriendo en vida. Al estar acostado en la cama y solo mirando al techo pensando en qué haría en las próximas horas que iban transcurriendo en el reloj. Al asomar mi cabeza por un rincón de la habitación, veo que estaba Loui hablando por teléfono. De nuevo, el aburrimiento se hizo presente y lo único que podía hacer era mirar al techo otra vez.
Hasta que el sonido de mi teléfono me sobresaltó y de una forma algo brusca, lo tomé para saber a qué se debía.
Número desconocido sin registrar.
Las mariposas no viven mucho tiempo.
Encuentran un lugar donde posarse para descansar, y así es como logran descansar después de haber emprendido una larga travesía.
Enviado a las 11:30 a.m.
Todavía me parecía inquietante y a la vez curiosa la manera en cómo me había escrito dicho mensaje, ni sabía que responder respecto a lo que me había enviado.
—¿Tienes el número de teléfono de Andrew? —le pregunté a Loui mientras llevaba una pila de ropa de mi cama a la cesta de ropa sucia.
—¿Andrew tiene teléfono? —desvía la pregunta que hice después de que me mirada a través del reflejo del espejo.
Suspiré y miré el reloj que estaba colgado en la pared. Sentía como mis ganas de querer salir y llamar a Andrew para besarlo de nuevo… aunque fuera por unos cinco minutos más. Pero nunca me pasó por la cabeza el hecho de que no lo conocía lo suficiente como para pedirle su número de teléfono.
La otra incógnita provenía de los mensajes que estaba recibiendo.
—Ya déjate de bromas Loui y dime. —él se peinó el cabello hacia adelante y luego se hacía otro peinado.
—Estás haciéndome perder la paciencia. —me miró con un semblante y petulante mirada que ocasionó que no le mirase de nuevo.
Llamé a Amelia y ella, sin descartar el hecho de que todavía podía darse el lujo de venir a nuestro departamento en cualquier momento, había venido tan rápido que al escuchar el sonido del timbre, me había dado un pequeño susto y había dado un pequeño brinco en la cama. Amelia es una de esas pocas amigas a las que Loui y yo teníamos la costumbre de hablarle de todo. Y ella, al ser muy confidencial, siempre mantenía todo en secreto. Y cuando digo todo, es que si, todo lo guardaba y nada salía a la luz. Digamos que el crédito en ese aspecto se lo llevaba Loui, ya que él fue quien me la presentó, cosa que agradecía, ya que nunca había tenido una amiga mujer.
No sé cómo Loui lograba hacer amigos así de rápido, supongo que eso era una de sus principales cualidades; además de que su habilidad siempre resultaba salirle muy bien, y más que nada, de forma natural.
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—Oí que estabas aburrido. —Andrew apoyó su mano sobre mi cabeza y dio suaves palmadas en ella.
—¿Quién te dijo? —le pregunté levantando suavemente la mirada.
—Tu mirada. —respondió sin decir más.
Tal vez estaba exagerando, tal vez estaba empleando un uso prohibido de palabras que sólo él y yo sólo entendíamos mejor que nadie. Pero por aquellas metáforas que sólo él empleaba, y éstas eran con la intención de que yo las entendiera de golpe.
—¿Sabías que las mariposas solo se aparean una vez en su vida antes de morir? —yo me sorprendí por aquello, sintiendo que algo comenzaba a cuadrar.
—No lo sabía… —meneé suavemente la cabeza y él sonrió.
—Ahora… aprendiste algo nuevo. —la forma en cómo sonreía me parecía linda y encantadora.
La conexión que surgía entre nosotros parecía ser algo más peculiar que otra cosa. En ese momento, al estar pasando uno de ls momentos más inusuales pero más lindos en mi vida, Andrew llevó su mano hasta mi pecho y lo acarició como si quisiera averiguar el tipo de tela que usaba como ropa. No sabía que sería más raro, si sentir su mano en mi pecho tocar la prenda o poder percibir y sentir como mi respiración se agitaba un poco y él parecía notarlo.
—¿Por qué estás respirando así? —me mira y luego inclinó su cuerpo y acercó su cabeza a mi pecho y acarició con su oído mi pecho y escuchaba atentamente a los latidos de mi corazón. —Tu corazón late muy rápido, puede que estés muy tenso. —lleva sus manos a mis hombros y los acaricia suavemente.
—No estoy tenso. —al sentir como apretó suavemente mis hombros se me escapó un pequeño chillido. —¡Ah! —lo miré y él sonrió de nuevo. —¡¿Qué rayos estás haciéndome?! —él palpó suave el área de mis hombros después de haber disimulado.
—Y con eso ahora entiendo porqué. —su sonrisa torcida provocó que me sonrojara un poco. —Oye, estate tranquilo. —susurró y me dio un suave masaje en el área donde sentía esa supuesta área de tensión en mi cuerpo.
Andrew tenía la pequeña pero suficiente confianza para decirme exactamente lo que sentía y quería escuchar. La supuesta tensión que sentía alrededor de mis hombros y mi nunca jamás pensé que me delataría. Pero ese masaje provocó que me relajara lo suficiente. Amelia y Loui notaban desde una cierta distancia lo que Andrew y yo estábamos haciendo.
De cierta forma, y probablemente ellos quisieran saber qué pasaba.
—¿Le estás aplicando algún método de tortura al pobrecito de Gregory? —le preguntó Amelia a Andrew y éste la miró con una notable confusión que disimuló de forma veloz con una sonrisa.
—De alguna u otra forma me pareció buena idea ayudarlo. —dijo apoyando amablemente sus manos en mi cuello y me dio una suave caricia.
—Ése es su punto débil. —le susurró Loui a Andrew.
—Tengo entendido de que sí, —Andrew le susurró también a Loui. —lo cuidaré bien. —dijo y se acercó a mí. —Ven, vamos a caminar un rato. —asentí sin decir mucho y nos fuimos de allí.
Al caminar por el pasillo, Andrew estaba caminando por mi lado, y notaba que cada vez que podía, él estaba mirándome con una sonrisa. Su comportamiento tranquilo pero serio, me transmitía una seguridad muy evidente y clara de que quería decirme algo. El ambiente estaba más que sereno, estaba ayudando de algo y en ese momento cuando ya estábamos por salir del pasillo que unía a algunos departamentos de la institución, la mano de Andrew se posó sobre mi espalda y comenzó a acariciar la de forma suave.
Más allá de sentirme tranquilo con su compañía, podía sentir lo mucho que me hacía falta dicha palmada en la espalda. Aunque ésta fuera una suave caricia que por si fuera poco, no podía dejar de pensar en lo bien que se sentía.
—Ten. —sacó de su bolsillo una tarjeta y me extiende.
—Gracias. —miré la tarjeta con más detenimiento y sonreí. —¿Iremos a comer a este lugar? —le pregunté.
—Si, pensaba en que… si tuviéramos que ir y planificar algo, pensaba ir el fin de semana. —él se sentó en una banca y yo me senté a su lado.
—Suena bien. —veo los datos de contacto en la tarjeta.
—Iremos el fin de semana. —me miró de reojo, esperando a que reaccionara.
—¿I… ir? —él asintió con una tierna mirada y sonrió de nuevo.
En el momento más inoportuno de todos, le agradecí a Andrew por la idea que se le acababa de ocurrir. Y también por el hecho de tener que aceptar una cita con él.
Nuestras personalidades eran algo similares, y aún así, la atracción que desarrollaba hacia Andrew era cada vez más grande. No podía ocultarlo, pero para momentos así, tenía que actuar como si no hubiera pasado nada entre nosotros.
—¿Qué fue lo que hiciste? —escuché a Amelia hacerme dicha interrogante la cual no sabía ni cómo responder.—Oye, no le hables así, —dijo Loui saliendo del baño y dándole un leve empujón. —él todavía está en estado de shock y parece que todavía no ha procesado lo que le pasó. —sentí lentamente como su mano iba a mi cabeza y era acariciada por él.Cuando todo ya estaba en una situación bastante intensa, traté de descansar y recostar mi cabeza contra la pared. Necesitaba la presencia de Andrew para hablarle, y si era necesario, pedirle ayuda.El camino iba a ser largo. Pero iba a aguantar un poco más cada día sobre aquello que me estaba aquejando o molestando.En esa noche en particular, estaba asomando mi cabeza por la ventana como si fuera una especie de niño curioso que no podía evitar dejar de mirar el cielo estrellado. Y en eso, escuché a Loui hablar por teléfono. Por su tono de voz, noté que en aquella llamada telefónica se escuchaba y veía más o menos que era una situación muy int
Caminaba con dificultad hacia el baño, estaba seguro de que al ir a orinar se me iría a quitar el sueño más deprisa. Pero a medida que iba caminando, más sentía que el baño estaba lejos. Y con la ayuda de mis manos, acariciaba las paredes para no tropezarme con algo. Con la lentitud con la que iba caminando, mis pies se tambaleaban y yo no podía evitar desear ya llegar al baño.—Rayos… —abrí con dificultad los ojos y observé entre la oscuridad, el interruptor de la luz y rápidamente acerqué mi mano y lo encendí.La luz casi me ciega por completo, pero ya me había tapado los ojos para evitar que eso ocurriese. Y ahora sí podía ir al baño como tanto deseaba. Pero al llegar a éste, tropecé y caí de frente al piso, el golpe fue lo suficientemente fuerte como para despertar a Loui. Y él ya se había despertado y fue a mi rescate. Escuché con claridad cómo aceleró sus pasos y llegó hasta mí.—¿Estás bien? ¿Qué estás haciendo ahí tirado en el piso? —preguntó preocupado mientras me ayudaba a p
Habían pasado algunas semanas desde que no veía a Andrew, y él parecía estar actuando de una forma un poco inusual. No conocía muchas de sus cualidades, pero en aquella ocasión ni siquiera habíamos podido comunicarnos de la forma más apropiada, seguía pensando en que la principal razón podría deberse a que ya no teníamos todo el tiempo para comunicarnos. En más de una ocasión me llegó a preguntar el por qué, pero en esa semana lo entendí. Nos habíamos distanciado por motivos que él mismo Andrew seguro me explicaría más adelante. Y así pasó, como si eso fuera una especie de conspiración que el destino realizó para hacerlo realidad ante mis ojos. Recibí un mensaje de Andrew donde decía parecía sonar un poco preocupado o asustado por alguna extraña razón que no entendía. No estaba seguro si él estaría así, ya que sé que sus emociones son muy malas y casi no suele expresarse ni con sus amigos más cercanos. Por eso, me parecía extraño notar que él esté así de asustado. 1 mensaje sin le
—Ten, esto de aquí dice que es para ti. —Loui me entregó una caja pequeña donde había una etiqueta pegada en un extremo que decía en letras grandes: "PARA GREGORY".—¿Y esto es…? —al observar la caja, Loui simplemente la analizó con vaga importancia y se encogió de hombros.—Seguro que tus padres te han enviado mucha correspondencia de la cual, ni te has dignado en leer. —bromeó sobre ello y comenzó a reírse.—No sabía que nuestros padres podían enviarnos correspondencia si tenemos teléfonos móviles. —dije de forma irónica mientras buscaba un cutter para abrir la caja y revisar que había en su interior.—Bueno, entonces… no sé de quién fue la bonita idea de regalarte dicha caja. —me miró por un rato y fijó de nuevo la mirada en su teléfono.Cuando abrí uno de los laterales de la caja, enseguida me llevé una extraña sorpresa. Habían muchos sobres, no esperaba para nada recibir demasiada correspondencia. Pero algo dentro de mí me decía que, esos sobres bien detallados y pulidos no podía
Me había despertado abruptamente al sentir el peso de algo que me impedía respirar. Pero al abrir los ojos, sólo me doy cuenta de que es una de mis almohadas. El susto y la ansiedad se mezclaron entre sí y no se sintió para nada bien. Creía que realmente alguien o algo más pesado, se había acostado encima de mí, con el fin de hacerme pasar un mal rato.—Agh… —me levanté de la cama y fui directamente a acomodar y tender la cama. —Estúpidas almohadas. —murmuré en voz baja mientras dejaba la cobija bien doblada sobre la cama y salía de la habitación.Un aroma invadió mis fosas nasales y con el asombro que tenía, fui a ver de qué se trataba. Loui había dejado la puerta abierta del departamento o es que las llaves no se las llevó consigo. Aquello lejos de preocuparme, me parecía bastante raro. Pero el aroma no se detenía en ese punto, sino que al asomarme por fuera de la puerta del departamento, el aroma todavía seguía en el aire.Como si me estuviera llamando de una manera bastante apropi
—¿Por qué estamos aquí? —le pregunté a Loui mientras continuaba tocando las paredes con las manos.—Porque necesitaba demostrar lo mucho que te aprecio. —me decía después de continuar guiándome por el pasillo y me dio un ligero empujón.Caminé un poco más deprisa y observé una bonita vista de la ciudad. Todo se veía sumamente hermoso, muy cautivador era y encima de todo, se veía espectacular. Me había sorprendido por completo, Loui conocía muy bien los gustos de los demás, pero el mío era uno de esos que no cualquier tomaría con buenos ojos. Pero de manera inmediata lo acepté de buena forma y se lo agradecí con un fuerte abrazo de amigos que él jamás olvidaría.Él correspondió a mi abrazo sabiendo que estaba agradecido por aquello, y cuando nos separamos, escuché que había mencionado a Amelia. Eso significa que…—Aquí voy a estar, Amelia también vino y… el príncipe de tus sueños, también. —me guiñó el ojo, miré entre los faroles y luces de color miel, una figura alta y vestida con un
—Andrew, —lo buscaba entre la oscuridad de la habitación. —no puedo ver nada. —intentaba sostenerme de algo para poder seguir caminando sin la necesidad de tropezarme en el intento. —Ven… —su voz entre la oscuridad intentaba guiarme pero daba igual porque me confundía y probablemente me vaya a tropezar con algo. —Me voy a caer si llego a tropezar con algo, estoy seguro. —dije mientras continuaba sosteniéndome de las paredes para no tropezar o caerme. —No te vas a caer. —decía eso como si eso fuera a ayudar a esta incómoda situación. Al escuchar su voz más de cerca, mis manos entre la oscuridad de la habitación iban directamente a su cuerpo y noté que estaba a unos pocos centímetros de mí. Afortunadamente no me había caído ni tropezado con nada. Así sentía el alivio y no sé cómo o por qué pero sentí un poco de tranquilidad al sentir la respiración de Andrew en mi cuello. Estaba en mi cuello respirando como si pidiera algo a cambio. Y eso significaba una cosa, ya que el movimiento
Al haber observado las últimas cartas que Andrew había escrito. Logré entender casi en su totalidad a qué se refería con todo lo anteriormente dicho sobre nuestro primer encuentro. Y todo fue gracias a mi torpeza, de no ser por ella estaría en un lugar diferente y con otro escenario. O a lo mejor estaría en tantos lugares que ya era momento de sentir ese alivio y ya no tendría que preocuparme de nuevo. No en este momento ni esta vez, no dejaría que pasara de nuevo. De cierta forma pude reencontrarme con Andrew y decirle que quería estar a solas con él y no desaproveché para nada aquella oportunidad. Hasta que… —Ahora mismo no tengo tiempo. —dijo de una manera que pareciera verse que estaba bastante ocupado. Por más que le pidiera verlo, él siempre me decía que tenía algunos días ocupados. Y no era mentira, sino que era totalmente cierto. Él y sus compañeros de clases tenían muchas cosas por hacer, además de que tenían que aprovechar el tiempo y usarlo a su favor. Andrew se le not