Me había despertado abruptamente al sentir el peso de algo que me impedía respirar. Pero al abrir los ojos, sólo me doy cuenta de que es una de mis almohadas. El susto y la ansiedad se mezclaron entre sí y no se sintió para nada bien. Creía que realmente alguien o algo más pesado, se había acostado encima de mí, con el fin de hacerme pasar un mal rato.—Agh… —me levanté de la cama y fui directamente a acomodar y tender la cama. —Estúpidas almohadas. —murmuré en voz baja mientras dejaba la cobija bien doblada sobre la cama y salía de la habitación.Un aroma invadió mis fosas nasales y con el asombro que tenía, fui a ver de qué se trataba. Loui había dejado la puerta abierta del departamento o es que las llaves no se las llevó consigo. Aquello lejos de preocuparme, me parecía bastante raro. Pero el aroma no se detenía en ese punto, sino que al asomarme por fuera de la puerta del departamento, el aroma todavía seguía en el aire.Como si me estuviera llamando de una manera bastante apropi
—¿Por qué estamos aquí? —le pregunté a Loui mientras continuaba tocando las paredes con las manos.—Porque necesitaba demostrar lo mucho que te aprecio. —me decía después de continuar guiándome por el pasillo y me dio un ligero empujón.Caminé un poco más deprisa y observé una bonita vista de la ciudad. Todo se veía sumamente hermoso, muy cautivador era y encima de todo, se veía espectacular. Me había sorprendido por completo, Loui conocía muy bien los gustos de los demás, pero el mío era uno de esos que no cualquier tomaría con buenos ojos. Pero de manera inmediata lo acepté de buena forma y se lo agradecí con un fuerte abrazo de amigos que él jamás olvidaría.Él correspondió a mi abrazo sabiendo que estaba agradecido por aquello, y cuando nos separamos, escuché que había mencionado a Amelia. Eso significa que…—Aquí voy a estar, Amelia también vino y… el príncipe de tus sueños, también. —me guiñó el ojo, miré entre los faroles y luces de color miel, una figura alta y vestida con un
—Andrew, —lo buscaba entre la oscuridad de la habitación. —no puedo ver nada. —intentaba sostenerme de algo para poder seguir caminando sin la necesidad de tropezarme en el intento. —Ven… —su voz entre la oscuridad intentaba guiarme pero daba igual porque me confundía y probablemente me vaya a tropezar con algo. —Me voy a caer si llego a tropezar con algo, estoy seguro. —dije mientras continuaba sosteniéndome de las paredes para no tropezar o caerme. —No te vas a caer. —decía eso como si eso fuera a ayudar a esta incómoda situación. Al escuchar su voz más de cerca, mis manos entre la oscuridad de la habitación iban directamente a su cuerpo y noté que estaba a unos pocos centímetros de mí. Afortunadamente no me había caído ni tropezado con nada. Así sentía el alivio y no sé cómo o por qué pero sentí un poco de tranquilidad al sentir la respiración de Andrew en mi cuello. Estaba en mi cuello respirando como si pidiera algo a cambio. Y eso significaba una cosa, ya que el movimiento
Al haber observado las últimas cartas que Andrew había escrito. Logré entender casi en su totalidad a qué se refería con todo lo anteriormente dicho sobre nuestro primer encuentro. Y todo fue gracias a mi torpeza, de no ser por ella estaría en un lugar diferente y con otro escenario. O a lo mejor estaría en tantos lugares que ya era momento de sentir ese alivio y ya no tendría que preocuparme de nuevo. No en este momento ni esta vez, no dejaría que pasara de nuevo. De cierta forma pude reencontrarme con Andrew y decirle que quería estar a solas con él y no desaproveché para nada aquella oportunidad. Hasta que… —Ahora mismo no tengo tiempo. —dijo de una manera que pareciera verse que estaba bastante ocupado. Por más que le pidiera verlo, él siempre me decía que tenía algunos días ocupados. Y no era mentira, sino que era totalmente cierto. Él y sus compañeros de clases tenían muchas cosas por hacer, además de que tenían que aprovechar el tiempo y usarlo a su favor. Andrew se le not
Se suponía que lo que estaba pasando durante estas vacaciones se debía a muchas cosas, entre ellas; el aburrimiento extremo que tenía y el desinterés de hacer otras cosas que no fueran las de mis gustos. Revisé mi teléfono y encontré algunos mensajes de Andrew que recientemente me había enviado. Mensajes entrantes de: Andrew D'arcy. Hola. Mensaje enviado a las 13:10 p.m. ¿Estás ocupado el día de hoy o estarás igual de aburrido que yo? Mensaje enviado a las 13:15 p.m. Al notar aquello, no pude evitar reírme un poco por eso que nos estaba ocurriendo. Era una verdadera coincidencia. Quizás podría yo armarme de valor e invitarlo a salir, pero, ¿a dónde iríamos en esa ocasión tan particular? Miles de opciones se me venían a la mente. Pero ninguna parecía convencerme. Hasta que escuché la voz de Loui desde la cocina, y el siguiente sonido que escuché fue el de mi estómago. Era claro; no podía pensar bien sin antes comer uno de los numerosos platillos que mi compañero y amigo italian
—¡Te dije que si ellos se peleaban sería una mala idea intervenir! —escuché a Amelia gritar desde la cocina. —¡Pero si yo sé lo advertí desde antes! —exclamaba Loui con la misma intensidad. —¿Qué carajos está pasando? —Arnold también había venido de visita en aquel momento y miró lo que estaba pasando. —Ay, demonios… ¡¿qué mierdas es eso?! —yo me acerqué como todo un curioso y aquello fue una mancha de la cual no supimos ninguno de nosotros identificar en el momento. Justo recordé que algo le había pasado a Andrew cuando estuvo conmigo en esa ocasión. Fue en aquella tarde cuando vino de sorpresa a visitarme y me había pedido algo. En ese momento, yo noté que tenía algo en la nariz. Le estaba saliendo sangre, y claro que no lo había notado hasta que percibo que Andrew no se sentía bien. Ni siquiera habló conmigo sobre eso, y ya con eso podría decirse que, era algo extraño. Ni sabía que Andrew presentaba problemas relacionados a su, posible, derrame nasal. Y en ese momento tan ines
En aquel momento cuando me tocó el turno de visitar o estar en el departamento que Andrew compartía con su compañero de habitación, una especie de curiosidad invadió una parte de mi cuerpo. ¿Andrew estaba actuando muy raro o sólo eran ideas mías? —No espíes sus cosas, ni revises sus cosas porque se va a dar cuenta. —decía Arnold, su compañero de cuarto cuando notó que estaba yendo hacia la habitación de Andrew. —No iba a espiarlo. —aquello me tomó por sorpresa. —¿Por qué haría algo así? —lo miré confundido, ya que no había entendido del todo porqué haría semejante cosa. —Igual te recomiendo que tengas cuidado. —me decía después de abandonar la habitación, dirigiéndose a la cocina para preparar algún bocadillo. —Bien. —suspiré y di un recorrido en la habitación de Andrew. La metida de pata que iba a cometer sería grandiosa sin lugar a dudas, pero aún así, me gustaría arriesgarme. Pero las alarmas internas no me permitían hacer mi hazaña con absoluta tranquilidad. Aunque sí he trat
Me encontraba en el supermercado más frecuentado de la ciudad, miraba la lista de compras que Loui había anotado mientras que él iba a buscar las verduras más bonitas para meterlas en el carrito. Después de escribir una viñeta en las frutas y verduras de color verde, y como si fuera una especie de coincidencia o algo que fue escrito por el destino, comienzo a escuchar la voz de Andrew desde la distancia. Uno pensaría que me estaría siguiendo por ciertas intenciones. Pero la realidad tras todo esto, era que ni yo ni él sabíamos que nos encontraríamos aquí por pura casualidad. Y eso hasta el mismo Loui lo notó en cuanto se dio cuenta de que Andrew estaba en el área de cereales y comida enlatada, o mejor conocidas simplemente como latas de comida. —Ya me parece raro que estén aquí en planos totalmente distintos. —escuché como la voz de Loui venía hacia mí. —Ni sabía que él también hacía las compras aquí. —me encogí de hombros y puse mis manos sobre el volante del carrito para llevarl