Me encontraba en el supermercado más frecuentado de la ciudad, miraba la lista de compras que Loui había anotado mientras que él iba a buscar las verduras más bonitas para meterlas en el carrito. Después de escribir una viñeta en las frutas y verduras de color verde, y como si fuera una especie de coincidencia o algo que fue escrito por el destino, comienzo a escuchar la voz de Andrew desde la distancia. Uno pensaría que me estaría siguiendo por ciertas intenciones. Pero la realidad tras todo esto, era que ni yo ni él sabíamos que nos encontraríamos aquí por pura casualidad. Y eso hasta el mismo Loui lo notó en cuanto se dio cuenta de que Andrew estaba en el área de cereales y comida enlatada, o mejor conocidas simplemente como latas de comida. —Ya me parece raro que estén aquí en planos totalmente distintos. —escuché como la voz de Loui venía hacia mí. —Ni sabía que él también hacía las compras aquí. —me encogí de hombros y puse mis manos sobre el volante del carrito para llevarl
—Admito que si, la película me puso sentimental. —Loui se limpió las lágrimas después de haber visto la película. —Oh vamos, no sigas llorando. —Amelia le dio un ligero golpecito en el hombro, a manera de consuelo. —Pero si es una película de animales, ¿cómo no quieres que me ponga así? —acercó un pañuelo para limpiarse las lágrimas y la nariz. —Ya cállense. —dije desde el otro lado del sofá. —Estamos aquí para ver la película no para seguir hablando. —seguí comiendo mis palomitas de maíz mientras prestaba atención a la película. La escena era la típica de toda película cuando se trata de que los animales sean los principales protagonistas. Sólo miraba atentamente lo que hacían y noté que la escena se ponía muy conmovedora, ahora entiendo porqué Loui l
Estaba muy nervioso después de haber leído aquel mensaje de texto que Andrew me había enviado. No dejaba de pensar en las tantas cosas que haría con él en esta noche en particular, y lo peor de todo es que no tenía ni idea de que le iba a decir. Me estaba quedando sin muchas opciones.Traté de mantener un poco la calma pero no podía, esta vez se me dificultó el hacerlo y ya no podía contener ni mantener mi respiración de forma normal hasta que escuché que mi teléfono comenzó a sonar.Era una llamada telefónica, y estaba proviniendo de Andrew.¡Ay, mierda! ¡No puede ser! ¡Esto no me puede estar pasando a mí!Me tumbé en el suelo
Uno de las principales desventajas y supuestamente peligros de ser una persona curiosa, era el simple hecho de que justificabas tu neta curiosidad por saber lo de la otra persona sin querer aparentar o sacar a la luz, esa faceta de un ser perverso que disfruta de hacer cosas o actos de los cuales al final, no puedes ni terminar riéndote por ello. Sino que puede que termines llorando o por el contrario, pasando un mal rato. Cuando salí del departamento para ir junto con Loui a recorrer uno de los sitios más populares del centro comercial. Y nos fuimos, porque realmente ya nos estábamos preparando para uno de los principales eventos más importantes. En la universidad nos encargaron ir a buscar una de las flores más bonitas para llevarlas al evento de teatro que ya se había planificado desde hacía un par de días. Yo
Estaba anocheciendo y en ese momento cuando ya estaba por llegar a mi departamento, escuché a alguien correr hacia mí. Me volteé y me doy cuenta de que era Andrew. Rápidamente se abalanzó sobre mí y me abrazó con fuerza, haciéndome caer en el césped. —¿Qué ocurre? —le pregunté mientras intentaba ponerme de pie a pesar de que él estaba encima mío. —Tenía que entregarte esto. —se acomodó y se quita lentamente de encima y me extiende un sobre. —¿Eso era lo que tanto anhelabas darme? —él asintió con una pequeña sonrisa y yo acepté la carta. —No sabía realmente si te gustaban los detalles así como éstos, pero quería dártelo personalmente. —se levanta lentamente del césped y me toma la mano. —Ahora sé que debo regalarte este tipo de cosas con más frecuencia,
—Ya no tienes porqué preocuparte tanto, ¿o sí? —Loui trató de hacerme regresar a la realidad después de golpear de forma un poco brusca mis cachetes. —No vuelvas a hacer eso. —acaricié mis cachetes de manera suave ya que comenzaron a dolerme demasiado. —Sólo intentaba de alguna u otra manera, ya sabes que no me gusta verte sufrir tanto. —dijo después de acariciar mi hombro y se fue a la cocina para preparar algo de comer. Loui tenía razones para hacer eso, solo me costaba entenderlo. No había tenido nada con alguien debido a que si era una persona bastante despreocupada y ansiosa. Y la excusa más clara de todas era sencilla y a la vez complicada de asimilar. Más que una simple manera de comunicarse, lo veía como un método curativo que no llegaba a ser lo suficientemente traumático como para h
—¿Qué era eso sobre lo que me tenía que acordar ahora? —mi mente no paraba de divagar demasiado. —Ay, por favor, Gregory. —Loui de pronto me dio un leve codazo por debajo de mi regazo. —Ya céntrate. —me regañaba de manera desafiante mientras intentaba mantenerme concentrado. Me costaba concentrarme. Mi mente y mi cuerpo estaban en una especie de mundo paralelo donde quién sabía que estaría pasando entre ese periodo de tiempo entre este suceso y el otro. Las mariposas que sentía en mi interior ya me estaban causando miles de dolores diferentes. Ninguno de ellos se veía agradable a simple vista. Era como si quisiera literalmente soltarlo todo y escupirlo. Era muy extraño, nunca me sentí así, como si estuviera con la cabeza metida en el agua y viera todo ese paralelismo frente a mis narices. Mi orgull
—Oye, Gregory. —escuché a mi amiga Amelia desde la sala. —¿Qué ocurre? —me acerqué hasta donde ella se encuentra. —¿Qué te ha ocurrido? —ella me enseñó un papel que estaba colgado en la puerta del departamento. —Parece que alguien te tiene vigilado. —se le vio bastante sorprendida. —O tal vez es alguien que… te ha gastado simplemente una broma pesada, y vaya que lo consiguió. —dijo entregándome el papel para que pudiera leerlo mejor. Supuse que las bromas entre Andrew y yo eran y fueron bastante claras desde ese momento, no quería regañarlo ni mucho discutir con él por algo que cualquiera haría también. Al anochecer, es cuando me tomé la tranquilidad de salir de mi departamento para ir a regar las plantas que estaban decorando el pasillo. Y es ahí dond