—Ya no tienes porqué preocuparte tanto, ¿o sí? —Loui trató de hacerme regresar a la realidad después de golpear de forma un poco brusca mis cachetes.
—No vuelvas a hacer eso. —acaricié mis cachetes de manera suave ya que comenzaron a dolerme demasiado.
—Sólo intentaba de alguna u otra manera, ya sabes que no me gusta verte sufrir tanto. —dijo después de acariciar mi hombro y se fue a la cocina para preparar algo de comer.
Loui tenía razones para hacer eso, solo me costaba entenderlo. No había tenido nada con alguien debido a que si era una persona bastante despreocupada y ansiosa. Y la excusa más clara de todas era sencilla y a la vez complicada de asimilar. Más que una simple manera de comunicarse, lo veía como un método curativo que no llegaba a ser lo suficientemente traumático como para h
—¿Qué era eso sobre lo que me tenía que acordar ahora? —mi mente no paraba de divagar demasiado. —Ay, por favor, Gregory. —Loui de pronto me dio un leve codazo por debajo de mi regazo. —Ya céntrate. —me regañaba de manera desafiante mientras intentaba mantenerme concentrado. Me costaba concentrarme. Mi mente y mi cuerpo estaban en una especie de mundo paralelo donde quién sabía que estaría pasando entre ese periodo de tiempo entre este suceso y el otro. Las mariposas que sentía en mi interior ya me estaban causando miles de dolores diferentes. Ninguno de ellos se veía agradable a simple vista. Era como si quisiera literalmente soltarlo todo y escupirlo. Era muy extraño, nunca me sentí así, como si estuviera con la cabeza metida en el agua y viera todo ese paralelismo frente a mis narices. Mi orgull
—Oye, Gregory. —escuché a mi amiga Amelia desde la sala. —¿Qué ocurre? —me acerqué hasta donde ella se encuentra. —¿Qué te ha ocurrido? —ella me enseñó un papel que estaba colgado en la puerta del departamento. —Parece que alguien te tiene vigilado. —se le vio bastante sorprendida. —O tal vez es alguien que… te ha gastado simplemente una broma pesada, y vaya que lo consiguió. —dijo entregándome el papel para que pudiera leerlo mejor. Supuse que las bromas entre Andrew y yo eran y fueron bastante claras desde ese momento, no quería regañarlo ni mucho discutir con él por algo que cualquiera haría también. Al anochecer, es cuando me tomé la tranquilidad de salir de mi departamento para ir a regar las plantas que estaban decorando el pasillo. Y es ahí dond
Debía admitirlo, estaba muy nervioso como nunca antes lo había estado. Luego de haber repasado miles de veces el cuaderno donde tenía anotado lo que iría en el examen de aritmética, me puse a pensar en ese momento tan inoportuno cuando Andrew vino a verme y estaba en ese momento ocupado. Era difícil no poder evitar recordar aquello y reírse por lo bien que estaba surgiendo esta relación secreta. Aunque… después de haber conversado sobre eso que tanto yo sabía que sucedería, había dejado en claro que lo que sentía por Andrew sería como una experiencia en la cual, ya presentía que cuidaría de que nadie se enterara de lo ocurrido. Arnold era otro que sospechó de lo que pasaba entre Andrew y yo pero al conocer mi homosexualidad, él decidió guardar silencio y prometió que no diría nada de esto a nadie. Y por el momento, sólo él, Loui y Amelia sabían de ello. Era c
Después de haber hablado con él y haber hecho esto. Suponía que la respuesta que le había dado no iba a ser para nada agradable. Y que también su pregunta iba a terminar disgustándome en ese momento tan inoportuno. Pero todo quedó en ello, besos y caricias que no iban a terminar saliéndose de nuestro control. Andrew aprovechó de darme un beso rápido en los labios antes de querer abandonar el departamento, y al irse, me deseó suerte en mi examen de aritmética y se fue. Avisándome de que me enviaría más mensajes qué, claramente llegarían a significar algo. Sus aclaratorias siempre terminaban dándole un significado realista a todo. Y no iba a ignorar eso. Sólo continuaría con esto mientras estudiaba para mí examen y trataba de ser paciente con todo esto que Andrew y yo estábamos haciendo en completo secreto. Esa mañ
¿Estar equivocado de qué manera o en qué sentido lo estaba diciendo? Porque no tenía ninguna razón en particular para coquetearle a mi profesor de aritmética. No era con ninguna intención morbosa ni nada parecido, él sólo me sonrió porque a lo mejor y quizás con eso podría tomarlo como un insulto. —Oye… —me alejé por un momento, evitando consumir un pedazo del pie que estaba enfrente de mí. —Si estás creyendo que el profesor de aritmética estaba coqueteando, creo que estás equivocado. —intentaba sonar serio, aunque me temblaba la garganta y no dejaba de tragar saliva por el nerviosismo. —¿Acaso eso estás insinuando, Gregory? —la nueva pregunta que realizó hasta provocó un escalofrío alrededor de mi espalda que me hizo palidecer un poco. —No sé que se t
—¡Oh, Dios mío! —exclamó sorprendido Loui cuando vio cómo estaba vestido. —¡Te ves demasiado genial! —decía todavía con aquella voz emocionado. —Gracias. —sonreí después de acercarme y ver mi reflejo en el espejo. —¿No crees que me veo un poco exagerado? —le pregunté con un poco de vergüenza. —Para nada, te ves genial. —sonrió también y fue a buscar la gabardina. —Te faltó esto, —me la tendió. —no querrás morirte de frío allá afuera. —dijo de forma sarcástica. —Tienes razón, —dije con una sonrisa. —gracias, Loui. —me acerqué a él para abrazarlo y él enseguida correspondió. Pocas veces tuve esas oportunidades de abrazar a mi amigo, y como le quería demostrar mi aprecio; ése significativo abrazo fue lo que más quería darle, aparte de que tenía también qu
—Me va a doler. —observé como estábamos a nada de soltarnos. —¿Cierto? —traté de levantar la mirada pero su barbilla me lo impedía. —No lo creo. —su barbilla estaba puesta sobre mí cabeza y sus brazos alrededor de mi nuca. —No quiero que esto termine tan pronto. —mi voz sonaba llorosa, y con mucha razón. —Lo sé. —me lo decía con un aire de que tampoco quería alejarse de mí. —Pero ya debemos irnos, —dijo Andrew acariciando mi mejilla con sus dedos. —no quiero que te metas en problemas, ni hoy ni nunca. —me decía después de separarse poco a poco de mí. —Te voy a extrañar por cada día y por cada semana que transcurra. —dije sollozando. —Y lo sabes. —él asintió y se acercó a mi rostro para limpiar mis lágrimas. —Yo suponía que esto iba a ser difícil para ti. —me decía Andrew con un tono de voz bastante serio pero manteniendo el realismo en cada palabra. —Quiero que sepas que con esas cartas que te enviaba y escribía era para revelarte lo que realmente quería tener contigo. —decía mientras se acercaba a mí, arrodillándose y poniendo su mano sobre mi rodilla. —No voy a dejarte de lado, —su mano acarició mi rodilla y observé cómo sus dedos hacían ese suave movimiento. —te hice una promesa, ¿cierto? —yo levanté la mirada y asentí. —Pues voy a cumplirla. Voy a cumplir con mi promesa. —se acercó a mis labios y me dio un suave pero apasionado beso sobre ellos. Aquel alivio que sentí en mi pecho supuse que sería gracias a él. Ése amoroso detalle de dejarme una carta tras otra, fue sin lugar a dudas; uno de los mejores detalles que podía hacer. Y para ser más CAPÍTULO 27.