Estaba muy nervioso después de haber leído aquel mensaje de texto que Andrew me había enviado. No dejaba de pensar en las tantas cosas que haría con él en esta noche en particular, y lo peor de todo es que no tenía ni idea de que le iba a decir. Me estaba quedando sin muchas opciones.
Traté de mantener un poco la calma pero no podía, esta vez se me dificultó el hacerlo y ya no podía contener ni mantener mi respiración de forma normal hasta que escuché que mi teléfono comenzó a sonar.
Era una llamada telefónica, y estaba proviniendo de Andrew.
¡Ay, mierda! ¡No puede ser! ¡Esto no me puede estar pasando a mí!
Me tumbé en el suelo
Uno de las principales desventajas y supuestamente peligros de ser una persona curiosa, era el simple hecho de que justificabas tu neta curiosidad por saber lo de la otra persona sin querer aparentar o sacar a la luz, esa faceta de un ser perverso que disfruta de hacer cosas o actos de los cuales al final, no puedes ni terminar riéndote por ello. Sino que puede que termines llorando o por el contrario, pasando un mal rato. Cuando salí del departamento para ir junto con Loui a recorrer uno de los sitios más populares del centro comercial. Y nos fuimos, porque realmente ya nos estábamos preparando para uno de los principales eventos más importantes. En la universidad nos encargaron ir a buscar una de las flores más bonitas para llevarlas al evento de teatro que ya se había planificado desde hacía un par de días. Yo
Estaba anocheciendo y en ese momento cuando ya estaba por llegar a mi departamento, escuché a alguien correr hacia mí. Me volteé y me doy cuenta de que era Andrew. Rápidamente se abalanzó sobre mí y me abrazó con fuerza, haciéndome caer en el césped. —¿Qué ocurre? —le pregunté mientras intentaba ponerme de pie a pesar de que él estaba encima mío. —Tenía que entregarte esto. —se acomodó y se quita lentamente de encima y me extiende un sobre. —¿Eso era lo que tanto anhelabas darme? —él asintió con una pequeña sonrisa y yo acepté la carta. —No sabía realmente si te gustaban los detalles así como éstos, pero quería dártelo personalmente. —se levanta lentamente del césped y me toma la mano. —Ahora sé que debo regalarte este tipo de cosas con más frecuencia,
—Ya no tienes porqué preocuparte tanto, ¿o sí? —Loui trató de hacerme regresar a la realidad después de golpear de forma un poco brusca mis cachetes. —No vuelvas a hacer eso. —acaricié mis cachetes de manera suave ya que comenzaron a dolerme demasiado. —Sólo intentaba de alguna u otra manera, ya sabes que no me gusta verte sufrir tanto. —dijo después de acariciar mi hombro y se fue a la cocina para preparar algo de comer. Loui tenía razones para hacer eso, solo me costaba entenderlo. No había tenido nada con alguien debido a que si era una persona bastante despreocupada y ansiosa. Y la excusa más clara de todas era sencilla y a la vez complicada de asimilar. Más que una simple manera de comunicarse, lo veía como un método curativo que no llegaba a ser lo suficientemente traumático como para h
—¿Qué era eso sobre lo que me tenía que acordar ahora? —mi mente no paraba de divagar demasiado. —Ay, por favor, Gregory. —Loui de pronto me dio un leve codazo por debajo de mi regazo. —Ya céntrate. —me regañaba de manera desafiante mientras intentaba mantenerme concentrado. Me costaba concentrarme. Mi mente y mi cuerpo estaban en una especie de mundo paralelo donde quién sabía que estaría pasando entre ese periodo de tiempo entre este suceso y el otro. Las mariposas que sentía en mi interior ya me estaban causando miles de dolores diferentes. Ninguno de ellos se veía agradable a simple vista. Era como si quisiera literalmente soltarlo todo y escupirlo. Era muy extraño, nunca me sentí así, como si estuviera con la cabeza metida en el agua y viera todo ese paralelismo frente a mis narices. Mi orgull
—Oye, Gregory. —escuché a mi amiga Amelia desde la sala. —¿Qué ocurre? —me acerqué hasta donde ella se encuentra. —¿Qué te ha ocurrido? —ella me enseñó un papel que estaba colgado en la puerta del departamento. —Parece que alguien te tiene vigilado. —se le vio bastante sorprendida. —O tal vez es alguien que… te ha gastado simplemente una broma pesada, y vaya que lo consiguió. —dijo entregándome el papel para que pudiera leerlo mejor. Supuse que las bromas entre Andrew y yo eran y fueron bastante claras desde ese momento, no quería regañarlo ni mucho discutir con él por algo que cualquiera haría también. Al anochecer, es cuando me tomé la tranquilidad de salir de mi departamento para ir a regar las plantas que estaban decorando el pasillo. Y es ahí dond
Debía admitirlo, estaba muy nervioso como nunca antes lo había estado. Luego de haber repasado miles de veces el cuaderno donde tenía anotado lo que iría en el examen de aritmética, me puse a pensar en ese momento tan inoportuno cuando Andrew vino a verme y estaba en ese momento ocupado. Era difícil no poder evitar recordar aquello y reírse por lo bien que estaba surgiendo esta relación secreta. Aunque… después de haber conversado sobre eso que tanto yo sabía que sucedería, había dejado en claro que lo que sentía por Andrew sería como una experiencia en la cual, ya presentía que cuidaría de que nadie se enterara de lo ocurrido. Arnold era otro que sospechó de lo que pasaba entre Andrew y yo pero al conocer mi homosexualidad, él decidió guardar silencio y prometió que no diría nada de esto a nadie. Y por el momento, sólo él, Loui y Amelia sabían de ello. Era c
Después de haber hablado con él y haber hecho esto. Suponía que la respuesta que le había dado no iba a ser para nada agradable. Y que también su pregunta iba a terminar disgustándome en ese momento tan inoportuno. Pero todo quedó en ello, besos y caricias que no iban a terminar saliéndose de nuestro control. Andrew aprovechó de darme un beso rápido en los labios antes de querer abandonar el departamento, y al irse, me deseó suerte en mi examen de aritmética y se fue. Avisándome de que me enviaría más mensajes qué, claramente llegarían a significar algo. Sus aclaratorias siempre terminaban dándole un significado realista a todo. Y no iba a ignorar eso. Sólo continuaría con esto mientras estudiaba para mí examen y trataba de ser paciente con todo esto que Andrew y yo estábamos haciendo en completo secreto. Esa mañ
¿Estar equivocado de qué manera o en qué sentido lo estaba diciendo? Porque no tenía ninguna razón en particular para coquetearle a mi profesor de aritmética. No era con ninguna intención morbosa ni nada parecido, él sólo me sonrió porque a lo mejor y quizás con eso podría tomarlo como un insulto. —Oye… —me alejé por un momento, evitando consumir un pedazo del pie que estaba enfrente de mí. —Si estás creyendo que el profesor de aritmética estaba coqueteando, creo que estás equivocado. —intentaba sonar serio, aunque me temblaba la garganta y no dejaba de tragar saliva por el nerviosismo. —¿Acaso eso estás insinuando, Gregory? —la nueva pregunta que realizó hasta provocó un escalofrío alrededor de mi espalda que me hizo palidecer un poco. —No sé que se t