—¿Qué fue lo que hiciste? —escuché a Amelia hacerme dicha interrogante la cual no sabía ni cómo responder.
—Oye, no le hables así, —dijo Loui saliendo del baño y dándole un leve empujón. —él todavía está en estado de shock y parece que todavía no ha procesado lo que le pasó. —sentí lentamente como su mano iba a mi cabeza y era acariciada por él.
Cuando todo ya estaba en una situación bastante intensa, traté de descansar y recostar mi cabeza contra la pared. Necesitaba la presencia de Andrew para hablarle, y si era necesario, pedirle ayuda.
El camino iba a ser largo. Pero iba a aguantar un poco más cada día sobre aquello que me estaba aquejando o molestando.
En esa noche en particular, estaba asomando mi cabeza por la ventana como si fuera una especie de niño curioso que no podía evitar dejar de mirar el cielo estrellado. Y en eso, escuché a Loui hablar por teléfono. Por su tono de voz, noté que en aquella llamada telefónica se escuchaba y veía más o menos que era una situación muy intensa.
—¿Estás bien? —Loui se acercó a mí y apoyó su mano sobre mi hombro, acariciándolo con suavidad. —Te noto algo apagado. —me miró con una notable preocupación.
No le respondí y simplemente meneaba la cabeza, dando a entender un claro ejemplo de que no me sentía bien. Loui conocía mis silencios y él ya sabía que me pasaba algo, pero no podía insistir en saber qué era aquello que tenía. Tal vez eran más que cuestionables mis interrogantes que me hacían en mi cabeza sobre Andrew.
A veces era imposible que mi mente no reprodujera una pregunta tras otra, era difícil. Pero creo que no es imposible.
Cerré los ojos y puse mi mano sobre la pierna de Loui, dando a entender de qué quería descansar un poco y solo eso. Descansar mi mente y apagar las palabras que no dejaban de repetirse de forma molesta en mi cabeza.
—Oye… —escuché y sentí que me acariciaban la frente y todavía estaba profundamente dormido. —Oye… —esa voz continuó hablándome y comenzaba a acariciar ahora otra parte de mi rostro podía creer.
No me quería despertar, quería seguir durmiendo. Pero esa voz no dejaba de hablarme y sus caricias eran cada vez más relajantes. En ese momento, decidí abrir uno de los ojos y observé que era Andrew. ¡¿Qué diablos?! Casi me daba un susto, y su mano estaba en mi… rostro. ¡¿Por qué está en mi habitación?! ¡¿Cómo entró sin hacer ni el más mínimo ruido?! ¡¿Dónde estaban Loui y Amelia?! ¡Dios mío, estoy definitivamente impactado! Y casi se me sale el corazón por la boca.
—¡¿Qué estás haciendo aquí?! —Andrew posó su mano hacia mis labios y dejó su pulgar sobre mi labio superior.
—Tu amigo Loui me pidió que viniera a ver cómo te encontrabas, me contó que estabas en un estado deplorable de shock. —explicó de forma tranquila. —¿Estás mejor? —quitó lentamente su pulgar de mi labio y se acercó para besar mi frente.
—Eh… —sentí sus tibios labios besar mi frente y luego veo como se alejó. —pero, pero… —me puso su dedo índice en el medio de mis labios y observé detenidamente cómo sonreía.
—No digas nada, no es necesario que siga explicándole el porqué sigo aquí. —se inclina y deja caer suavemente su peso en el otro costado de la cama. —A veces es necesario que una mariposa cierre sus alas y duerma un poco. —comentó mientras miraba el techo.
Al sentir el peso de Andrew en el costado de la cama, y al escuchar su voz, comenzaba a sentirme extraño. La cosa estaba tornándose un poco fuera de lugar, pero me gustaba mucho que él estuviera cerca de mí. Aunque fue por un momento breve, ya que después de eso, Andrew se levanta de la cama y acaricia mi cabello.
Y en ese preciso y quizás, grandioso momento, él iba a hablarme pero parecía que no. No tenía ni las palabras adecuadas para decirlas. Por lo que, en ese momento tan inoportuno, no dije nada y él se terminó yendo despidiéndose de mí con un pequeño y un corto abrazo.
Fue la única ocasión en que Andrew había tomado la iniciativa de abrazarme y hasta de tocarme sin tener problemas conmigo en ese instante. Luego de aquello, me volví a quedar en la cama, esperando a que Loui regresara. Pero descubriría que él estaría hablando con otros de nuestros compañeros de clases. Y si, conociéndolo bien, ya sabía que se demoraría demasiado. Y por si fuera poco, si estaba acompañado con la presencia de Amelia, más aún.
A Andrew ya se le notaba que tenía que irse, por lo que, no le insistí para que se quedará conmigo.
—Tu amigo Loui volverá en un rato, —dijo mientras asomaba la cabeza por el pasillo que comunicaba mi habitación con el resto del inmueble. —creo que se demorará mucho, ¿no te molestaría quedarte aquí? —me miró con un gesto neutral, como si no hubiera ocurrido nada.
—No, descuida… —dije levantándome de la cama y fui a asomarme por la ventana para recibir un poco del aire fresco de afuera. —estaré bien. —suspiré.
Andrew asintió y me miró por última vez después de dejar una suave caricia sobre mi hombro e irse dejando la puerta de mi habitación abierta y cerrando la del departamento. Mientras que yo me ocupaba de ver la hora en mi teléfono y notaba como ya se estaba haciendo de noche, lo que significaba que… podría acostarme temprano una vez más.
En vista de que era lo que más necesitaba hacer, y afortunadamente logré conciliar el sueño, quedándome profundamente dormido en cuestión de minutos.
Caminaba con dificultad hacia el baño, estaba seguro de que al ir a orinar se me iría a quitar el sueño más deprisa. Pero a medida que iba caminando, más sentía que el baño estaba lejos. Y con la ayuda de mis manos, acariciaba las paredes para no tropezarme con algo. Con la lentitud con la que iba caminando, mis pies se tambaleaban y yo no podía evitar desear ya llegar al baño.—Rayos… —abrí con dificultad los ojos y observé entre la oscuridad, el interruptor de la luz y rápidamente acerqué mi mano y lo encendí.La luz casi me ciega por completo, pero ya me había tapado los ojos para evitar que eso ocurriese. Y ahora sí podía ir al baño como tanto deseaba. Pero al llegar a éste, tropecé y caí de frente al piso, el golpe fue lo suficientemente fuerte como para despertar a Loui. Y él ya se había despertado y fue a mi rescate. Escuché con claridad cómo aceleró sus pasos y llegó hasta mí.—¿Estás bien? ¿Qué estás haciendo ahí tirado en el piso? —preguntó preocupado mientras me ayudaba a p
Habían pasado algunas semanas desde que no veía a Andrew, y él parecía estar actuando de una forma un poco inusual. No conocía muchas de sus cualidades, pero en aquella ocasión ni siquiera habíamos podido comunicarnos de la forma más apropiada, seguía pensando en que la principal razón podría deberse a que ya no teníamos todo el tiempo para comunicarnos. En más de una ocasión me llegó a preguntar el por qué, pero en esa semana lo entendí. Nos habíamos distanciado por motivos que él mismo Andrew seguro me explicaría más adelante. Y así pasó, como si eso fuera una especie de conspiración que el destino realizó para hacerlo realidad ante mis ojos. Recibí un mensaje de Andrew donde decía parecía sonar un poco preocupado o asustado por alguna extraña razón que no entendía. No estaba seguro si él estaría así, ya que sé que sus emociones son muy malas y casi no suele expresarse ni con sus amigos más cercanos. Por eso, me parecía extraño notar que él esté así de asustado. 1 mensaje sin le
—Ten, esto de aquí dice que es para ti. —Loui me entregó una caja pequeña donde había una etiqueta pegada en un extremo que decía en letras grandes: "PARA GREGORY".—¿Y esto es…? —al observar la caja, Loui simplemente la analizó con vaga importancia y se encogió de hombros.—Seguro que tus padres te han enviado mucha correspondencia de la cual, ni te has dignado en leer. —bromeó sobre ello y comenzó a reírse.—No sabía que nuestros padres podían enviarnos correspondencia si tenemos teléfonos móviles. —dije de forma irónica mientras buscaba un cutter para abrir la caja y revisar que había en su interior.—Bueno, entonces… no sé de quién fue la bonita idea de regalarte dicha caja. —me miró por un rato y fijó de nuevo la mirada en su teléfono.Cuando abrí uno de los laterales de la caja, enseguida me llevé una extraña sorpresa. Habían muchos sobres, no esperaba para nada recibir demasiada correspondencia. Pero algo dentro de mí me decía que, esos sobres bien detallados y pulidos no podía
Me había despertado abruptamente al sentir el peso de algo que me impedía respirar. Pero al abrir los ojos, sólo me doy cuenta de que es una de mis almohadas. El susto y la ansiedad se mezclaron entre sí y no se sintió para nada bien. Creía que realmente alguien o algo más pesado, se había acostado encima de mí, con el fin de hacerme pasar un mal rato.—Agh… —me levanté de la cama y fui directamente a acomodar y tender la cama. —Estúpidas almohadas. —murmuré en voz baja mientras dejaba la cobija bien doblada sobre la cama y salía de la habitación.Un aroma invadió mis fosas nasales y con el asombro que tenía, fui a ver de qué se trataba. Loui había dejado la puerta abierta del departamento o es que las llaves no se las llevó consigo. Aquello lejos de preocuparme, me parecía bastante raro. Pero el aroma no se detenía en ese punto, sino que al asomarme por fuera de la puerta del departamento, el aroma todavía seguía en el aire.Como si me estuviera llamando de una manera bastante apropi
—¿Por qué estamos aquí? —le pregunté a Loui mientras continuaba tocando las paredes con las manos.—Porque necesitaba demostrar lo mucho que te aprecio. —me decía después de continuar guiándome por el pasillo y me dio un ligero empujón.Caminé un poco más deprisa y observé una bonita vista de la ciudad. Todo se veía sumamente hermoso, muy cautivador era y encima de todo, se veía espectacular. Me había sorprendido por completo, Loui conocía muy bien los gustos de los demás, pero el mío era uno de esos que no cualquier tomaría con buenos ojos. Pero de manera inmediata lo acepté de buena forma y se lo agradecí con un fuerte abrazo de amigos que él jamás olvidaría.Él correspondió a mi abrazo sabiendo que estaba agradecido por aquello, y cuando nos separamos, escuché que había mencionado a Amelia. Eso significa que…—Aquí voy a estar, Amelia también vino y… el príncipe de tus sueños, también. —me guiñó el ojo, miré entre los faroles y luces de color miel, una figura alta y vestida con un
—Andrew, —lo buscaba entre la oscuridad de la habitación. —no puedo ver nada. —intentaba sostenerme de algo para poder seguir caminando sin la necesidad de tropezarme en el intento. —Ven… —su voz entre la oscuridad intentaba guiarme pero daba igual porque me confundía y probablemente me vaya a tropezar con algo. —Me voy a caer si llego a tropezar con algo, estoy seguro. —dije mientras continuaba sosteniéndome de las paredes para no tropezar o caerme. —No te vas a caer. —decía eso como si eso fuera a ayudar a esta incómoda situación. Al escuchar su voz más de cerca, mis manos entre la oscuridad de la habitación iban directamente a su cuerpo y noté que estaba a unos pocos centímetros de mí. Afortunadamente no me había caído ni tropezado con nada. Así sentía el alivio y no sé cómo o por qué pero sentí un poco de tranquilidad al sentir la respiración de Andrew en mi cuello. Estaba en mi cuello respirando como si pidiera algo a cambio. Y eso significaba una cosa, ya que el movimiento
Al haber observado las últimas cartas que Andrew había escrito. Logré entender casi en su totalidad a qué se refería con todo lo anteriormente dicho sobre nuestro primer encuentro. Y todo fue gracias a mi torpeza, de no ser por ella estaría en un lugar diferente y con otro escenario. O a lo mejor estaría en tantos lugares que ya era momento de sentir ese alivio y ya no tendría que preocuparme de nuevo. No en este momento ni esta vez, no dejaría que pasara de nuevo. De cierta forma pude reencontrarme con Andrew y decirle que quería estar a solas con él y no desaproveché para nada aquella oportunidad. Hasta que… —Ahora mismo no tengo tiempo. —dijo de una manera que pareciera verse que estaba bastante ocupado. Por más que le pidiera verlo, él siempre me decía que tenía algunos días ocupados. Y no era mentira, sino que era totalmente cierto. Él y sus compañeros de clases tenían muchas cosas por hacer, además de que tenían que aprovechar el tiempo y usarlo a su favor. Andrew se le not
Se suponía que lo que estaba pasando durante estas vacaciones se debía a muchas cosas, entre ellas; el aburrimiento extremo que tenía y el desinterés de hacer otras cosas que no fueran las de mis gustos. Revisé mi teléfono y encontré algunos mensajes de Andrew que recientemente me había enviado. Mensajes entrantes de: Andrew D'arcy. Hola. Mensaje enviado a las 13:10 p.m. ¿Estás ocupado el día de hoy o estarás igual de aburrido que yo? Mensaje enviado a las 13:15 p.m. Al notar aquello, no pude evitar reírme un poco por eso que nos estaba ocurriendo. Era una verdadera coincidencia. Quizás podría yo armarme de valor e invitarlo a salir, pero, ¿a dónde iríamos en esa ocasión tan particular? Miles de opciones se me venían a la mente. Pero ninguna parecía convencerme. Hasta que escuché la voz de Loui desde la cocina, y el siguiente sonido que escuché fue el de mi estómago. Era claro; no podía pensar bien sin antes comer uno de los numerosos platillos que mi compañero y amigo italian