Desde niña fantaseaba desde el balcón de mi antigua habitación con la idea de encontrar al hombre ideal que me amara y entendiera, ese alguien que hiciera de mis días oscuros algo mejor y lleno de color, un chico que me adorara tanto que no dejara de expresarlo, un amor real e incondicional que fuera lo suficientemente fuerte para vencer todas las adversidades. Pero con el paso de los años fui perdiendo la esperanza de encontrarlo y así crecí añorando un día poder tener esa posibilidad.Siempre fui una chica cursi y romántica, adicta a los detalles y muestras de afecto realmente intensas, en ese momento pensaba en que los sueños si que se podían hacer realidad en algún punto...Tenía muchas emociones encontradas y me esforzaba por contener el llanto y no hacer una escena cliché pero era difícil cuando todo el ambiente era como lo había soñado.— Por supuesto que si — Respondí finalmente.Su sonrisa se hizo más grande y podía notar que seguía nervioso porque sus manos temblaban al pone
CUATRO AÑOS DESPUÉS.Querido lector quiero decirte que si has llegado aquí, felicidades, has soportado como un campeón y formado parte de la alocada historia de mi vida en dónde todo inició como una increíble y desenfrenada noche en que pensé que sólo sería eso, hasta que me topé con la noticia de que me convertiría en madre. Todas esas emociones intensas no se compara a la alegría que siento ahora al mirar hacia atrás y ver todo lo que he logrado durante todos estos años.obtuve la beca y ahora soy una de las mejores diseñadoras en la actualidad, ya no me reconocen por ser la esposa de David Montgomery, mi fama ahora se debe únicamente por ser Jules Roussel, la mujer que pese un embarazo no planificado a sus diecinueve años y una lucha por descubrirse a si misma logró romper todas sus barreras y aprender que muchas veces es necesario cometer errores para dar paso a cosas mejores.Sigo recordando a mi madre y llevándola en mi corazón, la verdad es que jamás la olvidaré porque gracias a
—Lo mataré —Eso no va a cambiar qué encontró a otra chica... —No hay forma que de conseguir a una chica tan rápido Jules, claramente te estaba engañando. Sostenía mi teléfono con fuerza pese a que mis manos temblaban al ver que Tommy, mi ex, había actualizado una nueva foto a su W******p en dónde lucía muy feliz al lado de una rubia curvilínea y sonrisa similar a la de un comercial de pasta dentífrica, sabía desde hace tiempo que me estaba siendo infiel pero no quería aceptarlo. —No quiero sacar conclusiones, al menos me consuela saber que la chica es mucho más bonita. —¿Estás escuchando lo que dices? Tu también eres hermosa amiga y nadie merece algo asi. —Tampoco voy a ganar nada haciendo un alboroto, si estoy herida pero ella se quedó con él, claramente le irá peor. Vanna por un instante se quedó pensativa, arrancó mi celular de la mano y empezó a escribir rápidamente sin siquiera tomarse un descanso. La miraba algo perturbada tomando en cuenta que actuaba como una psicópata.
No podía dejar de imaginar las manos del chico desconocido de traje azul recorriendo mi piel con tanta agilidad y su aroma me mantenía hipnotizada cómo si de alguna forma me hubiera lanzando un hechizo. Era inexplicable sentirme así entre los brazos de un completo extraño, alguien que con solo una noche me brindó el más increíble momento. Mi corta vida ha girado entorno al fracaso y a las constantes decepciones amorosas, no hay día de la semana que no cuestione el porqué de mi existencia o el motivo por el cual siempre algo malo debe suceder, aún así me mantengo firme y positiva pensando siempre en que todo se puede solucionar. Que quizás esa sólo era una mala etapa de la que pronto iba a salir, pero dudo que me alcance suficiente entusiasmo al mirar la prueba de embarazo marcar positivo. Y como si no fuera poco ni siquiera conocía al padre, no sabía su nombre, tampoco dónde vivía o número telefónico, lo único que si tenía claro era que su perfume era jodidamente adictivo, ni hablar
—No ha sido tan complicado encontrarte, las redes sociales muestran a los demás lo que tú quieres que ellos vean. Deberías no compartir eso en tus posteos o tu ubicación, hoy soy yo, mañana podría ser un asesino serial y honestamente quiero que mi bebé esté a salvo. —No entiendo ¿Cómo te atreves a aparecerte así de la nada? —Interrumpió Vanna mirando al hombre con desconfianza. —Entiendo tus preocupaciones, pero me haré responsable de lo que sucedió entre Jules y yo, tengo derecho de estar presente ya que también es mi hijo, yo soy quien merece una explicación aquí. Ella se fue al otro día sin más. —¿Cómo te llamas? —Le pregunté intentando conservar la calma. —David Montgomery —respondió algo preocupado — No me mal entiendas pero quiero hablar contigo a solas. Asentí con la cabeza e hice un gesto a Silvanna para que se alejara por un momento, no me parecía el lugar correcto para charlar acerca de como hicimos el bebé o algún otro tema en específico, pero estábamos escasos de tiemp
—¿En qué demonios estabas pensando Jules? Los gritos de mi madre hacían eco por toda la casa mientras yo me mantenía sentada al frente de ella en su despacho mientras mordía mi labio inferior con fuerza para no entrar en llanto, siempre me pareció una mujer dulce pero cuando estaba enojada generaba bastante temor. Desde la muerte de mi padre había desarrollado cierta sobreprotección hacia mi. El haber quedado embarazada siendo tan joven era sin duda la gota que había rebasado el vaso. —Olvidé tomarme la píldora —le respondí en voz baja aunque eso solo alteró mucho más su estado de ánimo. —No tenías edad para tener sexo en primer lugar. —Mamá soy joven, por supuesto que quería experimentar cosas... —¿Y eso a dónde te llevó? Vas a tener un hijo cuando deberías estar estudiando para superarte. —¡Tu jamás me escuchaste ni hablaste conmigo sobre sexo! —¿Por qué hablaría de sexo con mi hija que debería enfocarse en la universidad ? —Me preguntó indignada. —Porque es lo que una
Mi padre solía decir que muchas veces en la vida debíamos pasar por el más ardiente de los infiernos para poder encontrar nuestro propósito, ahora entiendo a lo que se refiere. Una vez llegamos a casa de mi mejor amiga su familia me recibió con bastante cariño, algo que me hizo sentir más emotiva porque en el fondo deseaba esa calidez de mi madre. No se podía retroceder el tiempo así que mi única opción en ese momento era continuar sobre la marcha aunque eso implicara renunciar a muchas personas. —No entiendo por qué te vas ahora, acabas de llegar ¿No crees que necesitas descansar un poco? —Me preguntó Vanna mirándome con desaprobación. —Quisiera, pero David me ha vuelto a llamar y quiere verme, lo cual es raro porque pensé que esperaría hasta el sábado —respondí con una sonrisa. —Ya veo porqué te has cambiado de atuendo... —¿Que tiene que ver eso? —Por favor dime qué no te estás enamorando de ese chico. —¡Claro que no! Pero tendremos un bebé y es obvio que debemos siempre reun
Nunca me gustaron las despedidas, sentía que era el inicio de largos días de agonía, no saber por tiempo indefinido de alguien importante, el que se tratara de una muerte lo hacía más doloroso. Jamás volvería a ver a mi madre, ni siquiera podría conocer a mi bebé o compartir momentos que estoy segura ella hubiera deseado.Mi mente continuaba en otro lugar diferente al que estaba, ignoraba las palabras de el sacerdote o los rezos de personas que lamentaban tal acontecimiento, nunca fui devota pero solía creer que la fé serviría en muchos momentos de oscuridad, hasta ese día.Recordaría siempre aquel escenario de mi madre tirada en el suelo sin alma o el brillo que antes tenía en la mirada así como la culpa, eso me seguiría hasta el final de mi existencia.— ¿Cariño deseas algo de comer ? — Preguntó David en voz baja.— No, realmente no tengo apetito en estos momentos, por cierto olvidé darte las gracias por pagar el servicio fúnebre...— Tranquila Jules, no tienes que agradecer nada de