—¿En qué demonios estabas pensando Jules?
Los gritos de mi madre hacían eco por toda la casa mientras yo me mantenía sentada al frente de ella en su despacho mientras mordía mi labio inferior con fuerza para no entrar en llanto, siempre me pareció una mujer dulce pero cuando estaba enojada generaba bastante temor. Desde la muerte de mi padre había desarrollado cierta sobreprotección hacia mi. El haber quedado embarazada siendo tan joven era sin duda la gota que había rebasado el vaso. —Olvidé tomarme la píldora —le respondí en voz baja aunque eso solo alteró mucho más su estado de ánimo. —No tenías edad para tener sexo en primer lugar. —Mamá soy joven, por supuesto que quería experimentar cosas... —¿Y eso a dónde te llevó? Vas a tener un hijo cuando deberías estar estudiando para superarte. —¡Tu jamás me escuchaste ni hablaste conmigo sobre sexo! —¿Por qué hablaría de sexo con mi hija que debería enfocarse en la universidad ? —Me preguntó indignada. —Porque es lo que una madre hace, yo no habría tenido que buscar por mi cuenta en internet o ir sola a citas con la ginecóloga, sabría de qué manera cuidarme —respondí. —Esto es absurdo, me estás culpando a mi de un error que tú cometiste sabiendo que confíe en ti para dejarte salir con Silvanna siempre que querías. —Nunca me dejabas salir con nadie más, o dejabas chatear con amigos. —Pues quizás desobedeciste porque si no ¿Cómo conociste al padre de esa criatura? —Me preguntó acercándose más a mi con su mirada intimidante. Venía la parte más compleja y mirar sus ojos verdes clavados en mi con su expresión de molestia me hacían sentir mucho más inferior de lo que ya era, no me salían las palabras de la boca y llorar no era una opción. —Silvanna, ¿Tu sabes algo? Mi mejor amiga me dió una mirada cautelosa mientras también se enfocaba en mi con algo de preocupación, estaba a sentada a unos metros de nosotras, en realidad deseaba que lo hiciera por mi ya que yo no me sentía capaz aún cuando estuve ensayando mi guión durante todo el camino. —Ella no lo sabe, David... —¿QUÉ? Vanna se sobresaltó al ser interrumpida por el grito agudo de mi madre e incluso dió un respingo mientras acomodaba los mechones de su cabello detrás de sus orejas, algo muy propio de ella cuando se encontraba nerviosa. Acto seguido mi madre se acercó un poco más a mi y no dudó en darme una fuerte bofetada que resonó por toda la casa y me dejó mirando hacia lo más profundo del espacio exterior. —No sabes lo mucho que me decepciona ser tu madre, por años esforzándome y trabajando duro para que puedas tener un mejor futuro, una vida mejor a la mía ¿Y estás embarazada de un extraño? Pese a todo lo que hemos atravesado juntas jamás imaginé que reaccionaria tan mal pero me dolían mucho más aquellas palabras que la bofetada, sentía que era una señal de que las cosas se irían cuesta abajo en nuestra relación madre e hija y que no había nada que pudiera hacer al respecto. No temía que pudiera decir, creo que nada que saliera de mi boca en ese momento haría a mi madre conservar la calma que tenía cuando llegué a casa. No sabía que iba a ser de mi en ese momento, tenía demasiado miedo de cuál seria mi destino y empezaba a sentirme como una basura, pero las palabras que acabarían sepultando todo pensamiento alentador de mi cabeza unos segundos después fueron las de ella: —Recoge tus cosas y vete de mi casa, no quiero saber nada de ti. La miré con incredulidad mientras que Silvanna se colocaba de pie mientras negaba con un gesto de molestia a mi madre quien permanecía en su sitio indiferente a lo que yo pudiera sentir al respecto, aunque me estaba conteniendo por no llorar cada vez era más difícil no hacerlo. Tenía una buena relación con mi madre, o al menos yo lo veía así, quizás me acostumbré durante años que ella controlara todas las situaciones o subiera cada vez más sus expectativas hacia mi persona. —Tienes que estar bromeando Julieta, ¿Cómo vas a dejar a tu hija a su suerte con un bebé en su vientre? —Le recriminó Vanna aún molesta. —No me importa en lo absoluto lo que suceda con su vida a partir de ahora, ya suficiente tengo con ser el hazme reír de toda la comunidad por su causa. —No te molestes en decirle algo a mi madre Vanna, aún si no hubiera fallado de esta manera ella nunca está complacida con ninguno de mis esfuerzos por hacerle sentir orgullosa —le dije mientras secaba algunas lágrimas. —Solo quería que destacaras. —Y yo sólo deseaba que mi madre se interesara un poco más en mis cosas, en lugar de eso cada vez se me hacía más difícil llenar sus expectativas. Hubo un minuto de silencio, una parte de mi esperaba una respuesta de su parte pero al contrario, solo permaneció sentada mirando hacia otra dirección, así que decidí ponerme de pie e ir hasta mi habitación para arreglar mi equipaje con el temor de saber que no tenía un hogar esperándome, que quizás mi bebé pagaría las consecuencias de mis errores. Mi cabeza estaba llena de pensamientos negativos y mi corazon sufría el temor de un posible nuevo fracaso esperándome a la vuelta de la esquina, saber que todo iba a cambiar para peor por un descuido de mi parte y que eso definiría mi vida para siempre era simplemente aterrador. Silvanna entró a mi habitación rápidamente mientras también sacaba ropa del armario y me ayudaba a organizarla en las maletas. —Entiendo que este molesta contigo, no es algo de lo cual sentirse orgulloso pero ¿Echarte de la casa? Eres muy joven y vas a tener un bebé en unos meses, necesitas un hogar y de mucho apoyo, no puedo creer que Julieta te haya hecho esto. —La verdad yo tampoco, siempre supe que tenía un carácter bastante difícil pero no pasó por mi cabeza que me dejara en la calle, aunque tal vez lo tengo merecido ¿No? Vanna me miró con preocupación y negó rapidamente con la cabeza mientras dejaba lo que hacía para consolarme. —Por supuesto que no lo mereces, cometiste un error pero todos en algún punto lo hacemos. Nadie es perfecto por más que lo intente y una buena madre no arrojaría a su hija embarazada a la calle como a un animal por muy decepcionante que le parezca. Terminó de hablar y me abrazó por detrás, acto que agradecí desde el fondo de mi corazón. Estaba deseando una muestra de afecto desde la mañana, tenía un tumulto de sentimientos encontrados que me han hecho decaer cada vez más, el encontrarme con un pie fuera de lo que por años fue mi hogar parecía ser un mal comienzo en esa etapa. —¿Que se supone que voy a hacer con mi vida ahora Vanna? No tengo a dónde ir, siempre fuimos mi madre y yo, nadie más... —Te equivocas Jules, eres mi mejor amiga, siempre será así, mientras yo exista tu no vas a quedarte sola —aseguró con una sonrisa. No entendía muy bien a lo que se refería, pero era gratificante tener el apoyo de alguien a quién aprecio y quiero con toda mi alma. —No lo entiendo Vanna. —Le marcaré a mi padre, te irás conmigo ahora mismo. No necesitas más sufrimiento. —¿Y que hay de tus padres? —Ellos te adoran y apenas hable con ellos no dudarán en apoyarte en todo. No tenía mucho que pensar, en realidad ni siquiera tenía otras opciones más de lo que ya me habían ofrecido. Terminamos de empacar todo y antes de salir de mi habitación eché un último vistazo con algo de melancolía al recordar mi vida en ese lugar del que ya no formaría parte. Y como si ya no fuera suficiente con todo lo que sucedió anteriormente mi madre aún se encontraba de pie mirando hacia la ventana que daba al jardín de la casa ignorando todo, por un instante creí que al menos se despediría de mi pero nada de eso sucedió. Se mantuvo reacia ante la situación haciendo ver qué quizás irme había sido lo mejor. —Te amo mamá —dije sin obtener ninguna respuesta. Vanna miró a mi madre con desaprobación mientras tomaba una de mis maletas y abrió la puerta. —Ya vámonos Jules, no vale la pena que sigas aquí insistiendo a alguien que no quiere escucharte — me dijo tomando mi mano y con algo de pesar obedezco. La vida está constituida a base de decisiones, quiero creer que hice lo correcto al decidir tener a ese bebé y en algún momento quizas podría superar que mi madre tomó la decisión de echarnos. Di una última mirada a todo el lugar, porque sabía que una vez cerrara la puerta ya no habria vuelta a atrás. Solo estaba segura de una sola cosa. Iba a ser madre y no estaba preparada para lo que sea que se aproximara.Mi padre solía decir que muchas veces en la vida debíamos pasar por el más ardiente de los infiernos para poder encontrar nuestro propósito, ahora entiendo a lo que se refiere. Una vez llegamos a casa de mi mejor amiga su familia me recibió con bastante cariño, algo que me hizo sentir más emotiva porque en el fondo deseaba esa calidez de mi madre. No se podía retroceder el tiempo así que mi única opción en ese momento era continuar sobre la marcha aunque eso implicara renunciar a muchas personas. —No entiendo por qué te vas ahora, acabas de llegar ¿No crees que necesitas descansar un poco? —Me preguntó Vanna mirándome con desaprobación. —Quisiera, pero David me ha vuelto a llamar y quiere verme, lo cual es raro porque pensé que esperaría hasta el sábado —respondí con una sonrisa. —Ya veo porqué te has cambiado de atuendo... —¿Que tiene que ver eso? —Por favor dime qué no te estás enamorando de ese chico. —¡Claro que no! Pero tendremos un bebé y es obvio que debemos siempre reun
Nunca me gustaron las despedidas, sentía que era el inicio de largos días de agonía, no saber por tiempo indefinido de alguien importante, el que se tratara de una muerte lo hacía más doloroso. Jamás volvería a ver a mi madre, ni siquiera podría conocer a mi bebé o compartir momentos que estoy segura ella hubiera deseado.Mi mente continuaba en otro lugar diferente al que estaba, ignoraba las palabras de el sacerdote o los rezos de personas que lamentaban tal acontecimiento, nunca fui devota pero solía creer que la fé serviría en muchos momentos de oscuridad, hasta ese día.Recordaría siempre aquel escenario de mi madre tirada en el suelo sin alma o el brillo que antes tenía en la mirada así como la culpa, eso me seguiría hasta el final de mi existencia.— ¿Cariño deseas algo de comer ? — Preguntó David en voz baja.— No, realmente no tengo apetito en estos momentos, por cierto olvidé darte las gracias por pagar el servicio fúnebre...— Tranquila Jules, no tienes que agradecer nada de
— Sé que aún me amas Jules y estoy consiente de lo que hice, pero quiero arreglarlo.— Puedes amar mucho a alguien y eso no garantiza que terminarán juntos, deseo que seas feliz y seas mejor persona de corazón — Me despedí.Mientras caminaba sentía la necesidad de voltear pero mi dignidad fue más fuerte y de pronto David se encontraba caminando a mi lado, mientras tomaba mi mano con una sonrisa y le daba algunos besos.— Creo que necesitas descansar, estos días han sido duros...David dejó de hablar mientras llevaba su vista hacia mi ex que no le fue suficiente con mi indiferencia para regresar tras de mi, está vez sus ojos mostraban furia y yo estaba empezando a sentirme agobiada.— ¿Quieres explicarme que es todo esto?Tommy parecía que literalmente iba a expulsar espuma por la boca de lo rabioso que se encontraba.— No tengo nada que explicarte, y ni se te ocurra hacer una escenita en el sepelio de mi madre — Ataqué.— No puedo creerlo, pensé que eras alguien inteligente y lo sufi
Las lágrimas caían por mi rostro y sentía la fuerte brisa despeinando mi cabello, más el silencio sepulcral de aquella habitación en dónde pasé años de mi vida escuchando los cuentos para dormir de mamá y sus buenas noches, la iba a recordar de esa forma siempre. Aunque mentía si decía que la imagen de la última vez que la vi se había borrado de mi mente.Porque aún seguía allí.Su mirada decepcionada de mi, de todos mis errores, de lo mucho que sufrió por mi causa. Terminar con mi dolor sería la mejor solución y por eso no lo pensé dos veces para subirme en el barandal y cerrar mis ojos, ya no tendría que experimentar otra vez la tristeza.Al menos eso pensé.Sentí las manos de alguien abrazándome con fuerza por detrás y luego derribandome encima suyo directo al suelo.— ¿Que estabas haciendo Jules? Supongo que tardé demasiado en dar el último paso, me sentía fuera de mi misma, ni siquiera ver el rostro de David me ayudaba a sentirme bien.— ¡Suéltame! ¿Que no es obvio? Ya no quier
— ¿Por qué me cubriste los ojos? Las sorpresas no suelen alegrarme, al contrario, me llena de ansiedad...— Lamento eso, pero es necesario, solo relájate mujer y recuerda lo que dijo tu terapeuta."intenta encontrar algo que te apasione"¿Cómo olvidarlo? Literalmente estuvo en mi cabeza desde el primer día en que pisé aquel lugar y tal vez por esa razón me animé a dar una vuelta con David pese a que no lo consultó desde antes. La única ventaja era que sujetaba mi mano, logrando así prevenir alguna caída y perdida de mis dientes o alguna extremidad. El chico retiró la venda de mis ojos y sentí mucha ternura al contemplar lo que estaba frente a mi, la verdad nunca antes había hecho un picnic en mi vida porque el arrastrado de Tommy ni siquiera era detallista en ese aspecto.Ojalá alguien me hubiera tratado así antes, supongo que en ese entonces no sabía cuál era mi valor o tal vez era demasiado incondicional con quién no merecía.— ¿No te gusta? Lo hice yo mismo, la verdad quería algo
La pasamos tan bien recorriendo toda su casa y alimentando a sus mascotas luego del picnic que olvidé por completo hacer mis compras, decidimos dejarlo para otro día porque estaba realmente cansada, el motivo era simple:David me dió algunas lecciones para aprender a conducir. Lastimosamente no era mi fuerte y tampoco una tarea fácil al tener a un profesor tan sensual frente a mi, el embarazo me estaba alterando las hormonas en definitiva o tal vez estaba pasando demasiado tiempo con el padre de mi hijo o hija.Pero aún habían muchas cosas de él que me resultaban intrigantes, sólo habló de su madre una vez para referirse a ella como alguien controladora, no mencionaba al resto de su familia en ninguna oración como si de un juramento se trataste, estaba feliz hasta que su celular empezaba a sonar y a veces podría percibir en su mirada que algo lo entristecía.¿La muerte de su padre?¿Cargar con tanta presión siendo joven?Ni siquiera sabía por qué carajos me preocupaba por una persona
Conocí a Tommy en secundaria, éramos el típico cliché de chica popular y mariscal de campo, pero lo que más me gustaba de él era su sentido del humor y sonrisa tierna, pensaba en que no podía pasar un día sin admirarlo o valorar cada mínimo esfuerzo que hacía por mi, supongo que en ese entonces creí que solo eso mantenía una relación. Por supuesto que habían problemas, estaba harto de que mi madre no me permitiera salir con chicos aún siendo casi una adulta pero no podía desobedecer.De igual forma era más fácil ser sincero desde el inicio a engañarme y luego hacerme sentir como si yo no significara nada. Teníamos planes, sueños juntos, ya saben, esas cosas que piensas cuando estás en una relación que se supone es la ideal, pero mi chico olvidó algo sumamente importante.Respetarme.Empezó con cosas simples como no responder mensajes, llegar tarde a los lugares de encuentro, olvidar fechas especiales, seguido por una actitud distante hacia mi persona quién siempre era su esponja que a
Vivir aquel momento me recordó a esas películas de romance en dónde estás a la expectativa esperando el beso de los dos personajes principales y al final siempre aparece algo para cagar la atmósfera romántica e interrumpir una conversación importante, cuando David iba a terminar de hablar su celular empezó a sonar y cómo siempre su semblante cambió por completo.No quería llegar a esos extremos pero en cuanto estuviera sola en la habitación haría una investigación exhaustiva para saber mucho más sobre el CEO de quién estaba esperando una criatura. De pronto David me tomó de la mano con fuerza y me llevó al interior de la casa dejándome mucho mas confundida que antes, lo miré esperando una respuesta mientras que el continuaba discutiendo con alguien por teléfono.E incluso así seguía viéndose perfecto.— ¡No voy a permitir que violen mi privacidad de esa forma! Finalizó colgando el celular y dando un largo suspiro.— ¿Entonces ahora sí me vas a decir que sucede? Porque hace un rato e