Mi padre solía decir que muchas veces en la vida debíamos pasar por el más ardiente de los infiernos para poder encontrar nuestro propósito, ahora entiendo a lo que se refiere. Una vez llegamos a casa de mi mejor amiga su familia me recibió con bastante cariño, algo que me hizo sentir más emotiva porque en el fondo deseaba esa calidez de mi madre.
No se podía retroceder el tiempo así que mi única opción en ese momento era continuar sobre la marcha aunque eso implicara renunciar a muchas personas. —No entiendo por qué te vas ahora, acabas de llegar ¿No crees que necesitas descansar un poco? —Me preguntó Vanna mirándome con desaprobación. —Quisiera, pero David me ha vuelto a llamar y quiere verme, lo cual es raro porque pensé que esperaría hasta el sábado —respondí con una sonrisa. —Ya veo porqué te has cambiado de atuendo... —¿Que tiene que ver eso? —Por favor dime qué no te estás enamorando de ese chico. —¡Claro que no! Pero tendremos un bebé y es obvio que debemos siempre reunirnos para conversar los dos... —Te conozco perfectamente —me respondió acercándose a mi con una mirada preocupada. —Todo estará bien ¿Que otra cosa podría pasarme? En realidad no podía parar de pensar en aquella noche, en sus lindos ojos y labios carnosos, la forma tan tierna de mirarme y hacerme sentir querida pese a que solo éramos un par de extraños que al día siguiente seguirían sus vidas como si nada, y allí estábamos ahora unidos por la inesperada llegada de un bebé. Fue buena idea tomar un taxi porque no tardé ni 15 minutos en llegar al restaurant de comida, me parecía lindo el lugar y bastante pintoresco, hasta que me encontré con su mirada sentado justo al fondo. —¿Que tal? —Saludé intentando no parecer tan entusiasmada de verlo nuevamente. —Me alegra verte Jules, no pensé que vendrías, por cierto te ves hermosa y radiante... —¿Por qué no? Y gracias por cierto. —Todo esto es muy loco y mi madre básicamente me ha desterrado de la familia... — ¡Esto es un desastre! —Interrumpí al borde del colapso. —Jules, tranquila, tengo claro que en el momento todo es un desastre, pero vamos a superarlo y quiero que sepas que no voy a dejarte sola —aseguró tomando una de mis manos y dándole un corto beso. Está de más decir que mi corazón no podía contenerse en ese momento. —¿Y que hay de tu futuro? —Pregunté dejando de lado mis sentimientos. —Vivo solo desde hace un tiempo mi padre murió hace cuatro años y fui heredero de todo, básicamente tuve que dejar de estudiar para encargarme de su negocio. Adoro a mi madre pero suele ser bastante controladora y nuestra relación no marchaba bien así que dejar el nido fue una mejor opción. —¿Que edad tienes? —Le pregunté. —Cumpliré veintiuno el mes que viene —respondió con una sonrisa.— ¿Y tú? —Tengo diecinueve. —Me dijiste que tenías veinte años aquella noche, bueno supongo que da igual a estas alturas. —Tienes razón, ahora el motivo por el cual te contacté. —¿Que sucede? —Pues. —¡Habla! —Pequeña, cálmate, no es bueno alterarse de esa forma —respondió mirándome con desaprobación. —Ya lo estoy y todo porque no me dices. —Quiero que hagamos un experimento. Parecía un tanto ansioso ante aquella respuesta, aún así tenía mucha intriga de saber que sucedía. —Soy toda oídos David. —Quiero conocerte más, y que tú me conozcas a mi. Me pareces alguien maravillosa aunque esa es solo mi primera impresión. Deseo ver más allá. —Vaya... —¿Que te parece? Compartir los fines de semana, llevarte a lugares, mostrarte todo lo que soy y que tú puedas confiar en mí para también mostrarme. Las palabras de Vanna empezaron a hacer ruido en mi mente una y otra vez. "Por favor dime qué no te estás enamorando de ese chico" —¿Y que sucede si las cosas no salen según lo planeado? —Pregunté nerviosa e intentando no sonrojarme. Pero era como si el pudiera ver a través de mis emociones porque me brindó una sonrisa tierna mientras tomaba mi mano con suavidad, recordándome aquella noche en que tampoco quiso soltarla. —Ambos estamos en este camino en el que creceremos y aprenderemos juntos, no hay forma de que algo pueda salir mal —dijo sin quitarme la vista de encima. Me sentía como una niña... —Está bien, entonces tenemos un trato. —Prometo que no te arrepentirás —respondió con entusiasmo. Su teléfono sonó interrumpiendo aquel momento y no parecía muy contento al escuchar la información desde el otro lado de la llamada, automáticamente también me preocupé puesto a qué su rostro lucía pálido. Colgó rápidamente y me miró con pesar. Se puso de pie y tomó asiento a mi lado mientras volvía a sujetar mi mano con fuerza, esa vez no me sentía en calma y con alegría en el corazón. Algo andaba mal. —Un amigo de la fiesta le pasó mi número telefónico a tu amiga, al parecer no tienes señal en tu celular y necesitaba comunicarte algo. —¿Que sucede David? —Pregunté con voz temblorosa. —Tú madre ha llamado a Silvanna, quería hacerte llegar algo pero al final no pudo y la llamada finalizó, sintió que algo andaba mal. La policía está en su casa y eres la única que puede autorizarlos a entrar... —Diles que lo hagan, yo tengo que ir hasta allá ¡Llévame por favor! —Repliqué sintiendo como mi respiración se entrecortaba. —Cariño tienes que guardar calma ¿Si? Voy a llevarte, pero por favor, aguarda —respondió acariciando mi cara. No podía estar tranquila, ¿Por qué mamá no abriría la puerta? ¿Por qué llamaría a Silvanna con tanta urgencia? David condujo lo más rápido que pudo hasta el lugar que le indiqué, lejos de recuperar la calma al llegar fue todo lo opuesto al mirar lo que solía ser mi hogar repleto de curiosos así como la entrada bloqueada por las autoridades. Corrí lo más rápido que pude hasta el interior pese a que insistían en que no lo hiciera. —¿Mamá? —Grité con lágrimas en los ojos —por favor... Escuché a dos personas mencionar la palabra "suicidio" pero eso no tenía sentido para mí. La escena era dantesca, y fue mucho peor al entrar y ver el cuerpo de mi madre sin vida, sus muñecas estaban cortadas y permanecía envuelta en un charco de sangre mientras era fotografiada. Mis manos empezaron a temblar y sentí como mi corazón se detenía por un instante. —Señorita, no puede estar aquí... Haciendo caso omiso a los funcionarios me lancé al suelo y la sostuve entre mis brazos, su cuerpo estaba frío y su rostro demacrado, lo que antes solía iluminar con una sonrisa cada mañana mientras me preparaba el desayuno. Alguien que quizás no siempre estaba de buen humor, pero seguía siendo mi madre a pesar de todo, y la amaba con toda mi alma, mis lágrimas no dejaban de caer sobre ella y pese a que todos intentaban alejarme de su cuerpo mi voluntad podía más. Escuchaba voces tras de mi, David sé agachó a mi altura y me miró con tristeza aunque igual también sorprendido de lo que estaba presenciado. —Tenemos que salir de aquí pequeña, se ha ido... —¡No! Ella no puede estar muerta ¿Por qué me dejaría sola? —La policía intenta hacer su trabajo cariño. —¡Es mi madre! No pueden alejarme de ella, no debí haberme ido... David rápidamente me tomó con fuerza y me sacó del lugar ignorando mis súplicas y golpes mientras sentía como me desvanecía poco a poco, realmente deseaba morir. Si tan sólo hubiera sabido que su mundo se estaba desvaneciendo tal vez jamás me habría alejado. Hubiera soportado mucho más dolor si eso significaba tenerla a mi lado. —Por favor David, déjame ir con ella —supliqué con lágrimas en los ojos. El chico me brindó un fuerte abrazo mientras yo continuaba torturando mi mente con todos los recuerdos que habíamos compartido en sus últimos momentos de vida, jamás volvería a escuchar sus regaños, sus consejos, sus frases de madre emprendedora o su risa ruidosa mientras mirábamos "Friends" "No me quedaba nada en la vida, algo se había roto dentro de mi" Era todo lo que podía pensar mientras observaba cómo se llevaban a la persona que más amaba cubierta por una lona negra directo a la morgue. —Quiero morirme, sin mi madre no hay forma de seguir... Solía pensar que era afortunada de la vida que tenía, jamás entenderé como pude perderlo todo de un momento a otro. Lo cierto es que desde ese día todo había cambiado dentro de mi. Mi alegría se desvaneció. Las luces de aquella casa se apagaron y nunca más volvieron a ser encendidas, sabía que algo tenía que romperse para dar paso a otra etapa en mi vida. Pero no contaba con que la mirada cargada de decepción de mi madre sería lo último que vería antes de que se suicidara.Nunca me gustaron las despedidas, sentía que era el inicio de largos días de agonía, no saber por tiempo indefinido de alguien importante, el que se tratara de una muerte lo hacía más doloroso. Jamás volvería a ver a mi madre, ni siquiera podría conocer a mi bebé o compartir momentos que estoy segura ella hubiera deseado.Mi mente continuaba en otro lugar diferente al que estaba, ignoraba las palabras de el sacerdote o los rezos de personas que lamentaban tal acontecimiento, nunca fui devota pero solía creer que la fé serviría en muchos momentos de oscuridad, hasta ese día.Recordaría siempre aquel escenario de mi madre tirada en el suelo sin alma o el brillo que antes tenía en la mirada así como la culpa, eso me seguiría hasta el final de mi existencia.— ¿Cariño deseas algo de comer ? — Preguntó David en voz baja.— No, realmente no tengo apetito en estos momentos, por cierto olvidé darte las gracias por pagar el servicio fúnebre...— Tranquila Jules, no tienes que agradecer nada de
— Sé que aún me amas Jules y estoy consiente de lo que hice, pero quiero arreglarlo.— Puedes amar mucho a alguien y eso no garantiza que terminarán juntos, deseo que seas feliz y seas mejor persona de corazón — Me despedí.Mientras caminaba sentía la necesidad de voltear pero mi dignidad fue más fuerte y de pronto David se encontraba caminando a mi lado, mientras tomaba mi mano con una sonrisa y le daba algunos besos.— Creo que necesitas descansar, estos días han sido duros...David dejó de hablar mientras llevaba su vista hacia mi ex que no le fue suficiente con mi indiferencia para regresar tras de mi, está vez sus ojos mostraban furia y yo estaba empezando a sentirme agobiada.— ¿Quieres explicarme que es todo esto?Tommy parecía que literalmente iba a expulsar espuma por la boca de lo rabioso que se encontraba.— No tengo nada que explicarte, y ni se te ocurra hacer una escenita en el sepelio de mi madre — Ataqué.— No puedo creerlo, pensé que eras alguien inteligente y lo sufi
Las lágrimas caían por mi rostro y sentía la fuerte brisa despeinando mi cabello, más el silencio sepulcral de aquella habitación en dónde pasé años de mi vida escuchando los cuentos para dormir de mamá y sus buenas noches, la iba a recordar de esa forma siempre. Aunque mentía si decía que la imagen de la última vez que la vi se había borrado de mi mente.Porque aún seguía allí.Su mirada decepcionada de mi, de todos mis errores, de lo mucho que sufrió por mi causa. Terminar con mi dolor sería la mejor solución y por eso no lo pensé dos veces para subirme en el barandal y cerrar mis ojos, ya no tendría que experimentar otra vez la tristeza.Al menos eso pensé.Sentí las manos de alguien abrazándome con fuerza por detrás y luego derribandome encima suyo directo al suelo.— ¿Que estabas haciendo Jules? Supongo que tardé demasiado en dar el último paso, me sentía fuera de mi misma, ni siquiera ver el rostro de David me ayudaba a sentirme bien.— ¡Suéltame! ¿Que no es obvio? Ya no quier
— ¿Por qué me cubriste los ojos? Las sorpresas no suelen alegrarme, al contrario, me llena de ansiedad...— Lamento eso, pero es necesario, solo relájate mujer y recuerda lo que dijo tu terapeuta."intenta encontrar algo que te apasione"¿Cómo olvidarlo? Literalmente estuvo en mi cabeza desde el primer día en que pisé aquel lugar y tal vez por esa razón me animé a dar una vuelta con David pese a que no lo consultó desde antes. La única ventaja era que sujetaba mi mano, logrando así prevenir alguna caída y perdida de mis dientes o alguna extremidad. El chico retiró la venda de mis ojos y sentí mucha ternura al contemplar lo que estaba frente a mi, la verdad nunca antes había hecho un picnic en mi vida porque el arrastrado de Tommy ni siquiera era detallista en ese aspecto.Ojalá alguien me hubiera tratado así antes, supongo que en ese entonces no sabía cuál era mi valor o tal vez era demasiado incondicional con quién no merecía.— ¿No te gusta? Lo hice yo mismo, la verdad quería algo
La pasamos tan bien recorriendo toda su casa y alimentando a sus mascotas luego del picnic que olvidé por completo hacer mis compras, decidimos dejarlo para otro día porque estaba realmente cansada, el motivo era simple:David me dió algunas lecciones para aprender a conducir. Lastimosamente no era mi fuerte y tampoco una tarea fácil al tener a un profesor tan sensual frente a mi, el embarazo me estaba alterando las hormonas en definitiva o tal vez estaba pasando demasiado tiempo con el padre de mi hijo o hija.Pero aún habían muchas cosas de él que me resultaban intrigantes, sólo habló de su madre una vez para referirse a ella como alguien controladora, no mencionaba al resto de su familia en ninguna oración como si de un juramento se trataste, estaba feliz hasta que su celular empezaba a sonar y a veces podría percibir en su mirada que algo lo entristecía.¿La muerte de su padre?¿Cargar con tanta presión siendo joven?Ni siquiera sabía por qué carajos me preocupaba por una persona
Conocí a Tommy en secundaria, éramos el típico cliché de chica popular y mariscal de campo, pero lo que más me gustaba de él era su sentido del humor y sonrisa tierna, pensaba en que no podía pasar un día sin admirarlo o valorar cada mínimo esfuerzo que hacía por mi, supongo que en ese entonces creí que solo eso mantenía una relación. Por supuesto que habían problemas, estaba harto de que mi madre no me permitiera salir con chicos aún siendo casi una adulta pero no podía desobedecer.De igual forma era más fácil ser sincero desde el inicio a engañarme y luego hacerme sentir como si yo no significara nada. Teníamos planes, sueños juntos, ya saben, esas cosas que piensas cuando estás en una relación que se supone es la ideal, pero mi chico olvidó algo sumamente importante.Respetarme.Empezó con cosas simples como no responder mensajes, llegar tarde a los lugares de encuentro, olvidar fechas especiales, seguido por una actitud distante hacia mi persona quién siempre era su esponja que a
Vivir aquel momento me recordó a esas películas de romance en dónde estás a la expectativa esperando el beso de los dos personajes principales y al final siempre aparece algo para cagar la atmósfera romántica e interrumpir una conversación importante, cuando David iba a terminar de hablar su celular empezó a sonar y cómo siempre su semblante cambió por completo.No quería llegar a esos extremos pero en cuanto estuviera sola en la habitación haría una investigación exhaustiva para saber mucho más sobre el CEO de quién estaba esperando una criatura. De pronto David me tomó de la mano con fuerza y me llevó al interior de la casa dejándome mucho mas confundida que antes, lo miré esperando una respuesta mientras que el continuaba discutiendo con alguien por teléfono.E incluso así seguía viéndose perfecto.— ¡No voy a permitir que violen mi privacidad de esa forma! Finalizó colgando el celular y dando un largo suspiro.— ¿Entonces ahora sí me vas a decir que sucede? Porque hace un rato e
El doctor dijo que era completamente normal en mi estado sentir náuseas y vomitos, teniendo en cuenta que llevaba dos meses de gestación y era madre primeriza decidí comprar un diario en dónde escribiría todas mis experiencias y anotaría cada paso importante e inspirador para las futuras generaciones, David pensó que sería interesante e incluso me dijo que ayudaría a muchas madres que pasaran por lo mismo que yo en algún punto de sus vidas, así que al final lo que fueron malas noticias y vómitos dentro del auto acabó dejando una buena enseñanza.Yo estaba sentada en una silla justo al lado de David mientras esperábamos a que el auto estuviera limpio nuevamente, intentaba hacerme creer que no habia sido la gran cosa pero seguía avergonzada por lo sucedido y tampoco era muy cómodo permanecer en silencio durante horas en un autolavado, o al menos para alguien tan conversadora cómo yo era un castigo.— Sé que ya lo he hecho un montón de veces hoy pero lo siento, nunca había vomitado un aut