La luz del sol se colaba por las pequeñas grietas entre las rocas, sobre sus cabezas, los movimientos sacudían la tierra en movimientos oscilatorios y los gritos de batalla, incluso atenuados, resultaban claros y escalofriantes. Brooke levantó la mirada por sobre los cientos de personas que estaban sentadas allí, y a lo lejos, divisó a la chica que había visto en las mazmorras antes de que Stacy las liberará causando la ira de sus hermanos. La chica estaba abrazada de un muchacho al que nunca antes había visto. Más allá, vio a los hombres que Dean había reclutado en el pasado con la intención de liderar un ejército que pudiera ayudarlos en caso de una posible batalla, Brooke reconoció a los sujetos casi de inmediato, pero ellos, por alguna razón, ni siquiera le prestaron atención. Uno de ellos estaba de pie hablando en voz baja a un grupo de personas. Brooke pensó q
La cabeza sin ojos y desdentada de Bruto salió rodando detrás del gran trono de hielo. Setri había creído que la batalla no duraría mucho, pero Stacy aún resistía estoicamente cada mandoble y cada estocada de la gran espada dorada. Cuando la cabeza de Bruto cayó al suelo, Stacy se agachó, se deslizó como un gato hacía el costado del ángel caído y levantó la espada. Setri pensó que aquello sería el final, pero de alguna manera, Satán consiguió detener el ataque, las espadas chocaron con gran estrepito y ambas criaturas midieron fuerzas. Stacy era pequeña y más bien delgada, pero en ese momento, parecía tener una fuerza descomunal que no correspondía con sus pequeñas dimensiones. La cara hermosa de ella se convirtió en una mueca dolorosa y Satán logró empujarla a un lado, Stacy salió despedida y su
Algunas horas después del cese de los ruidos en el exterior, las personas congregadas en los refugios subterráneos comenzaron a salir, primero fueron enviados algunos voluntarios para cerciorarse definitivamente de que todo había terminado. Un hombre corpulento y de espaldas anchas fue el primero en ofrecerse, Jimmy Wayne se ofreció segundo, Bill Reynolds también se levantó y algunos más lo hicieron después. El panorama, una vez fuera era sombrío, pero al menos, la luz del sol resultaba reconfortante.Los hombres regresaron algunos minutos después.— ¡Ha terminado! – Anunció a viva voz el reverendo. — ¡Dios nuestro señor ha vencido de nuevo, seremos testigos de una nueva era de paz y esperanza!— ¡Salid, Hermanos! – secundó Ibrahim Al Khali.La multitud emergió lentamente, con el sol de frente iluminándol
Las catacumbas de Kom el Shogafa están situadas en la calle Bab el Molouk, en el barrio Karmouz de Alejandría (Egipto). Comprende tres niveles, con numerosos pasajes, vestíbulo, antecámara, cámara funeraria y nichos excavados en la roca. Tras la entrada hay una escalera circular, en cuyas paredes hay aberturas para permitir el paso de la luz. Abajo hay un vestíbulo con dos nichos que da paso a una sala circular, en cuyo centro hay una rotonda con pilares. A la izquierda hay una cámara con cuatro pilares. Al fondo de la sala circular hay otra pequeña cámara con dos estatuas. La entrada a la cámara mortuoria está decorada con temas griegos, como Atenea o Medusa, y en su interior hay tres grandes nichos cada uno con un sarcófago de piedra. La cámara está decorada con dioses egipcios, Anubis y Tot, y su techo se apoya sobre cuatro columnas. Es precisamente en la entrada de esta cámar
Despertó sintiendo los brazos entumecidos, trató de levantar las piernas, pero estás estaban débiles y parecían pesar cientos de kilos. Volvió a cerrar los ojos, y cuando despertó, la luz del sol se colaba por una enorme ventana con las cortinas corridas. Una enfermera se acercó a ella, observó algunos parámetros en el monitor, posó su mano sobre ella, hizo una mueca y salió.– ¿Dónde estoy? – pensó Jessica cuando consiguió mantener los ojos abiertos por varios minutos.En el techo había una lámpara de luz blanca que por alguna razón le resultaba inquietante. Poco a poco, y tras largos periodos alternados de sueño y vigilia, empezó a reconocer los sonidos y objetos que la rodeaban. Giró la cabeza lentamente, sintiendo aún un dolor lacerante y vio un monitor de signos vitales; más allá,
Algunas semanas después, Jessica Sullivan salió por su propio pie del hospital. Una vez en casa, su habitación le resultó tan ajena como lo había sido el cuarto del hospital. Los primeros días fueron difíciles, pero sus padres y hermana se esforzaban día a día en recordarle quien era. Con el pasar de las semanas fue capaz de recordar gran parte de su lengua materna y con el tiempo fue retomando sus viejos gustos musicales, sus viejos pasatiempos y los rostros de sus amigos regresaron a su mente poco a poco. Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. El Dr. Fischer valoraba constantemente el progreso de Jessica y una tarde informó a sus padres que la daría de alta. En el centro hospitalario no había nada más que pudieran hacer por ella, el resto dependía de la capacidad de su cerebro para recuperarse. No tengo dudas de que con el tiempo Jessica volverá
— ¿Qué es este lugar? – preguntó Jessica. La intensa luz le lastimaba los ojos y el calor era insoportable. Trató de ponerse en pie, pero sus extremidades le dolían tanto que apenas pudo levantar el cuello algunos centímetros.— ¿Tuviste las visiones? – preguntó una voz. Por el tono, Jessica supo que era la voz de un anciano o una anciana.— ¿Qué…Qué visiones? – preguntó la chica con trémula voz y un tanto temblorosa.— Las visiones de lo que está por venir – dijo la voz del anciano.— No sé de qué habla – sentenció Jessica. Abrió los ojos una vez más, pero la intensa luz le impedía ver otra cosa que no fuera el intenso resplandor.— Tus sueños, niña – dijo el anciano, tajante. – Esas pesadillas, las m
Dean Jessica Sullivan caminaba de regresó a su casa. La jornada había sido dura y se sentía verdaderamente cansada. A cada paso que daba, era como si pequeñas agujas castigarán las terminaciones nerviosas de sus piernas. Llegó a la ancha avenida, y miró a derecha e izquierda antes de cruzar. Avanzaba lo más a prisa que podía (todo lo que le permitían sus fatigadas piernas), cuando, de pronto, vislumbró en la lejanía las luces de un auto en movimiento. Jessica trató de apretar el paso, pero el auto venía con demasiada velocidad. –Viene borracho – fue el último pensamiento que Jessica tuvo antes de recibir el impacto. El auto la golpeó, arrojándola violentamente por los aires. Jessica aterrizó en la acera, frac
Madeleine despertó diez minutos después. Tenía un terrible dolor de cabeza y se sentía tan mareada como si acabara de bajar de la montaña rusa. Bajó la mirada y aún con la escasa iluminación del lugar, pudo ver al bebé que yacía en el suelo. Madeleine ahogó una exclamación y recogió al bebé. Notó inmediatamente que estaba frío y flácido, era como sostener un muñeco de trapo. Estrechó el cuerpo inerte de su hijo contra su pecho y comenzó a sollozar, sus lágrimas empaparon el cuerpo desnudo y frio del pequeño. Casi de manera inconsciente comenzó a mecerlo entre sus brazos. Ver los ojos acuosos y sin vida de su hijo la llevo al borde de la locura. Cerró los ojos y se obligó a serenarse. Debía conservar su cordura intacta o jamás tendría la mínima oportunidad de librarse de su prisión. Súbitamente, recordó los ojos de aquella mujer que había matado a su hijo y sintió un escalofrío subir desde su espalda; pensó también que no podía ser real. Desde niña ella sabía que las brujas y