Terminé de hacerle el nudo de la corbata a mi esposo antes de entrar a la casa de los O'Connor. No habíamos tenido tiempo de buscar un hotel dónde alojarnos, pero eso ahora no era lo importante.—Ya estas listo —anuncié, Kentin hizo una sonrisa forzada, y tomados de la mano entramos a la casa, había mucha gente, seguramente esta noticia no había pasado desapercibida, menos en Brai. El que nos recibió fue Gaeil, por primera vez en los años que nos conocíamos, estaba usando traje, y la situación lo ameritaba.—Hola, Gaeil —saludé. Me abrazó y yo a él. Luego se dirigió a Kentin. Mi esposo y su medio hermano mayor se fundieron en un cálido abrazo. No se dijeron nada, pero en este momento las palabras sobraban.—¿La abuela? —preguntó Kentin con la voz hecha un nudo. Gaeil le sonrió y nos guio hasta el estudio de Rick. Varias coronas y flores decoraban el salón, quizás para disimular un poco el ataúd dónde descansaba Mae.Nos acercamos con cuidado y la miramos. Parecía estar durmiendo, su r
Salí corriendo del recinto universitario siendo perseguida por mis compañeros y amigos. Mi mamá lloraba emocionada, igual que mi padre. Kentin me perseguía con un huevo en la mano, Chester sostenía una botella de cerveza con la intención de vaciármela encima, Ámber correteaba con unas tijeras en la mano, Ayaka tenía las palmas de ambas manos llenas de pintura y pretendía estampármelas en mi ropa nueva mientras Rosa sacaba fotos con una mano y con la otra sostenía su panza de embarazada.—¡Te graduasteeeee! —gritó Chester mientras corría detrás de mí. No quería que me llenen de harina, huevos y pintura, incluso habían traído arroz, sémola, champagne y sidra, así que debía correr, pero Gaeil se interpuso en mi camino y me atraparon.Lo que siguió a continuación fue la vergüenza más grande de mi vida. Allison vino con las tijeras, me cortó un mechón de cabello y luego tajeó mi pantalón nuevo en las nalgas, dejando mi trasero al aire en una tanga de jean. Ayaka estampó sus palmas a la alt
Me levanté esa mañana con algo de malestar físico y mareos, debió haber sido la comida de anoche. Kentin había preparado tacos y había comido demasiados, últimamente tenía un hambre voraz. Entré al baño de nuestra habitación y encendí la luz; Kentin ya se había ido al ejército y había dejado el baño hecho un desastre, como siempre.Suspiré resignada mientras recogía las toallas mojadas del piso, corría la cortina de la ducha, acomodaba el cepillo de dientes de mi esposo de nuevo en su sitio y guardaba los shampoo en sus lugares. Cuando me casé con un militar imaginaba que la casa iba a estar mucho más acomodada, a juzgar por como se había comportado mi esposo durante nuestra etapa de convivencia imaginaba que iba a ser así, pero no. Por donde pasaba Kentin dejaba a su espalda un rastro de destrucción y desmadre, y yo por atrás recogiendo todo lo que él dejaba regado.Cuando el baño volvió a estar decente me concentré en acomodar mi rostro de nuevo a su lugar original. Me sentía terrib
Me desperté casi por inercia. Todos los días era lo mismo. Eran las seis de la mañana y debía preparar el desayuno para mis hijos y mi marido. Me senté en la cama y estiré mis brazos sobre mi cabeza para que la sangre fluya. Todavía seguía oscuro afuera, con cuidado tomé mi panza de embarazada de siete meses y me levanté de la cama.Un nuevo hijo venía en camino, algo que no habíamos planificado con Kentin, mientras caminaba en puntas de pie para ir al baño, recordaba cómo había ocurrido. Mi período estaba bastante atrasado, pensé que se debía a un desarreglo hormonal, por culpa del trabajo y mi último embarazo había engordado más de veinte kilos y mi endocrinóloga me dijo que era normal, pero antes de recetarme nada necesitaba saber si estaba embarazada o no. Imaginen mi sorpresa cuando vi que en el test se dibujaba un signo positivo.Otro hijo... Ya tenía suficiente con dos. Liam y Catrina se peleaban todo el tiempo. Mamá decía siempre que había sido un error haberlos tenido con sól
Liam por fin se había dormido. Kentin insistió en que nuestro hijo tenga su propia habitación de pequeño para que aprenda a dormir sólo, Aunque yo, cómo buena madre primeriza, tenía el comunicador encima mío casi las veinticuatro horas del día.—¿Cómo está mi campeón? —preguntó la voz de mi marido en mi oído, yo le sonreí.—Creciendo fuerte y sano —le dije mientras veíamos cómo Liam dormía complacido en su cuna, completamente abierto.—Estaba pensando que podríamos aprovechar, ahora que Liam se durmió —susurró provocativamente Kentin. Las mariposas en mi estómago se dispararon.—¿En serio? Si es así entonces espérame en la cama —me di vuelta y le mordí el labio. Kentin se rio y salió de la habitación de Liam, cerrando suavemente la puerta. Yo me acerqué a nuestro hijo que dormía.—Por favor, trata de no llorar por unas horas, mamá y papá necesitan un tiempo a solas, ¿de acuerdo, Liam? —le susurré, le di un beso en la frente y salí de su dormitorio.Entré al baño del pasillo y encendí
Cuando Dante nació fue recibido por un tsunami de besos y abrazos por parte de sus abuelos y tíos del alma. Casi por unanimidad decidimos nombrar cómo padrinos a Louis y Helena, los cuáles estuvieron encantados de aceptar el nombramiento. Sin embargo, lejos de que Catrina y Liam dejen de pelearse la situación se agravó. Kentin había pedido una licencia especial en el trabajo para ayudarme en la casa y por tres meses no fue a trabajar al ejército, pero tampoco vimos un centavo de su sueldo por ese periodo de tiempo.La casa había sido ampliada y ahora contábamos con otro dormitorio para nuestro hijo menor. No era un armario húmedo y oscuro cómo en Harry Potter pero tampoco una suite presidencial. En comparación de las habitaciones de sus hermanos mayores era bastante chica, aunque tenía todas las comodidades y una bonita vista a la pradera.Me levanté temprano esa mañana, tenía cosas para hacer. Ya se acercaba fin de año y esperaba poder inscribir a Catrina en la misma escuela que iba
Empecé a preparar mis currículums. Conforme iban saliendo de la impresora los iba guardando en carpetas separadas, sólo me quedé con uno en caso de necesitar sacar fotocopias. Había realizado muchas llamadas, había muchos puestos de trabajo que me interesaban. Lo ideal sería trabajar de lo que tanto estudié, pero cuando el hambre oprime… Las opciones se reducen a un puñado de ofertas.Traté de ser lo más clara y sincera posible en mis capacidades laborales, pero al mismo tiempo eficiente. Había tenido muy pocos empleos en mi vida pero confiaba en que podría conseguir aunque sea uno medianamente bueno.Louis había dejado un par de currículums en distintos lados por mí, lo mismo Gaeil y Helena, aunque mi cuñado me ofreció trabajar en su pub.—Vamos, Annie. Yo sé de lo que eres capaz, además… ¡Será divertido! —dijo mi cuñado mientras estábamos en el parque con los niños. Como Kentin pasaba demasiado tiempo en el trabajo, Gaeil y yo íbamos al parque con mis hijos para que pasen un rato al
Mientras los niños se quedaban tiesos en la escalera, Kentin y yo los mirábamos con miedo. No queríamos que nuestros hijos escuchen nuestras peleas y problemas, intentamos disimular.—Buenos días, niños —saludó Kentin con una sonrisa y me abrazó la cintura para demostrar que todo estaba bien.—Hola —dijo tímidamente Liam.—Hola, mamá. —Catrina imitó a su hermano.—¿Por qué estaban gritando? —preguntó mi hijo mayor. Por mucho que Kentin quiera disimular, nuestros hijos eran muy inteligentes y sabían lo que pasaba.—Tuvimos una pequeña pelea —dije con sencillez—. De vez en cuando papá y mamá no se entienden en algo y discuten.—Pero estaban gritando —dijo Liam. Yo suspiré.—Lo sé, cariño. Es igual que cuando tú peleas con tu hermana por el televisor, pero eso no se hace. No hay que gritar ni agredir a nadie, ¿de acuerdo? —dije con una sonrisa, Liam y Catrina asintieron. Ahora mi marido y yo debíamos de dar el ejemplo; siempre les pedíamos a nuestros hijos que se pidan perdón y hoy debía