Acompañé a Dante a su primer día como universitario, se había graduado con honores del Salesiano y estaba a punto de embarcase en su carrera como psicólogo. Mi hijo menor se había transformado en un jovencito bueno y dulce, caritativo y solidario; la natación le había dado un buen físico, delgado y atlético, y a sus diecisiete años lucía un orgulloso metro setenta. Mientras manejaba la Ford vi de reojo a mi hijo que miraba distraído por la ventana, observando el paisaje de la ciudad. Sus ojos oscilaban entre el azul verdoso del mar caribeño y el verde azulado de la piedra agua marina, su cabello castaño lacio y sedoso hoy estaba un poco rebelde, levantándose por la coronilla pero cayendo con serenidad en su frente. Como había terminado la enseñanza básica obligatoria ahora estaba más relajado en cuanto a su apariencia, seguía siendo tan pulcro como siempre pero ahora una bonita barba le enmarcaba el rostro, haciéndolo lucir más maduro de lo que ya era. Para su primer día de universid
Estábamos en el aeropuerto de la ciudad esperando el arribo de Rose, sus hijas y Louis. Estaba preocupada por mi amiga, seguramente vendría destrozada y sin ánimos de nada, pero allí estaba yo para acompañarla en ese momento de gran dolor, pues había vivido en carne propia lo que era perder a un marido de un momento al otro y la depresión que me había atrapado por varios meses.—Se anuncia la llegada del vuelo 4829, proveniente de la ciudad de Londres, Inglaterra, en la puerta cinco —dijo la voz de una mujer por los altoparlantes del aeropuerto y luego repitió esto en inglés. Nosotros ya estábamos en esa puerta con mi esposo, Chester, Allison, los gemelos y sus respectivas esposas. Dante se había quedado estudiando para los parciales y Gaeil se había excusado por una fuerte gripe que lo tenía postrado en cama.El aeropuerto había cambiado mucho desde que Kentin llegó de Kuwait; lo habían ampliado y ahora contaba con más puertas de embarque y recibía más de mil vuelos mensuales. Sin lu
La boda de Liam con Carmencita fue especialmente hermosa e íntima, conseguimos un bonito salón en los predios del ejército y todo salió acorde a lo planeado. El padrino de Liam fue su hermano, Dante, y la Dama de Honor de Carmencita fue una de sus amigas que viajó especialmente para ese día, una muchacha muy bonita y de hermosos ojos café. Estaba muy orgullosa de mi hijo mayor y aunque me lloré toda la ceremonia hice lo posible para salir bien en las fotos.Catrina también había venido desde Europa, aprovechamos su regreso para conversar sobre su embarazo. Sabía quién era el padre y había decidido ser madre soltera, por el momento no quería casarse pero estaba muy consciente que ese bebé que venía le limitaría mucho su vida profesional, ya que sus horarios de ensayo eran muy estrictos y no podría cumplir con ambas obligaciones como ella quería.—He decidido que voy a solicitar una plaza en el Ballet de la Ciudad y montaré mi propia academia de danza —dijo Catrina mientras elegíamos el
Estuvimos cerca de cinco meses, si no fue más tiempo, planificando hasta el más mínimo detalle para que este último viaje sea lo que todos queríamos: Una loca aventura.Lo primero y principal en la lista de "Cosas Para Hacer" o la "To Do List", como le decía Rose, fue con quién dejar a nuestros hijos. En el caso de Rose, Chester y de mi familia no había mucho problema, ya que nuestros hijos y las de Rose estaban mayores y podían de cuidarse solos, y los hijos de Chester estaban afuera; además que Gaeil me había prometido que iría todos los días a ver cómo se encontraba Dante, pero dos de los hijos de Armin eran aún menores, así que se solucionó de manera muy efectiva: Los padres de los gemelos cuidarían de sus nietos mientras que Luz vería por la seguridad de la casa de sus abuelos.Lo siguiente fue encontrar los vehículos adecuados para transportar por toda América a once personas: Obviamente, mi camioneta entró sin discusiones a la flota imperial, dónde iban a viajar cuatro personas
Luego de una semana de viaje por tierra, pasamos por Chivay, Puno, Cuzco, Chalhuanca y Nasca... Y finalmente llegamos a Lima, y pese a que extrañaba mucho a mi amiga, agradecía que Rose se haya tomado el vuelo directo hasta la capital del Perú, pues habría tenido que escuchar sus quejas cuando no conseguimos hospedaje en Chalhuanca y tuvimos que acampar en el patio trasero de la casa de una familia, que muy amablemente nos ofreció esa opción mientras hablábamos en una gasolinera, intentado encontrar un lugar dónde nos reciban a todos; pero en todos lados pasaba lo mismo: No había habitaciones para todos nosotros. La otra opción había sido que nos separemos en distintos hostales pero nos salía mucho más caro que quedarnos todos en un sólo lugar.Pero por suerte, los Quispe nos ayudaron y nos ofrecieron un baño limpio, agua caliente y comida. Aunque... No todo lo que brilla es oro, y cuando la limosna es demasiado grande, hasta el santo desconfía: Chalhuanca no me gustó para nada, y men
Nuestra estancia en Cartagena fue realmente hermosa: La gente colombiana, tan cálida y amable, nos recibió en su ciudad con los brazos abiertos e hicimos muy buenos amigos, amigos que duran hasta el día de hoy. Los Murcia estaban empecinados en que dejemos nuestra estancia en el hotel y nos hospedemos en su casa, pero tuvimos que negarnos ya que Chester había gastado sus puntos de viajero frecuente para hacernos ese costoso regalo a todos nosotros.Además de disfrutar del hotel y sus comodidades también nos permitimos recorrer a fondo la Ciudad Amurallada, disfrutando de sus colores, aromas y sabores.Nos quedamos enamorados de las casitas pintadas de colores tan vivos (nuevamente me volví loca con los balcones coloniales), las artesanías y cuadros pintados por artistas locales (Lila alabó al artista y adquirió varios cuadros para su casa).Sin lugar a duda, mis sitios favoritos fueron la Torre del Reloj, la Ciudad Vieja y las murallas; me sentía como Fermina Daza en el Amor en los Ti
Finalmente, llegamos a La Libertad la tarde del veintinueve de julio, para hacer noche allí y dirigirnos rápidamente hacia Guatemala. No hay mucho para comentar de esta parte del viaje, puesto que apenas estuvimos un par de horas y el tiempo que pasamos allí lo aprovechamos para comer y descansar; sin embargo, descubrimos que era un pueblito realmente bello, pintoresco y tranquilo.Nos pareció bastante justo darnos una cena como Dios manda, pues hacía bastante que necesitábamos con urgencia comida de verdad; habíamos estado sobreviviendo a base de pizzas, hamburguesas, pollo frito y comida enlatada (verduras variadas en el caso de Lila) así que lo que nos ahorramos alojándonos en un hotelito pequeño, barato y de mala muerte lo gastamos comprando arroz, mariscos y pescado fresco, todo tipo de verduras, frutas y cereales y nos armamos una comilona digna de los dioses del Olimpo; como La Libertad era un pueblito de pescadores había muchísima oferta de carnes marinas a buen precio y bien
Terminé de hacerle el nudo de la corbata a mi esposo antes de entrar a la casa de los O'Connor. No habíamos tenido tiempo de buscar un hotel dónde alojarnos, pero eso ahora no era lo importante.—Ya estas listo —anuncié, Kentin hizo una sonrisa forzada, y tomados de la mano entramos a la casa, había mucha gente, seguramente esta noticia no había pasado desapercibida, menos en Brai. El que nos recibió fue Gaeil, por primera vez en los años que nos conocíamos, estaba usando traje, y la situación lo ameritaba.—Hola, Gaeil —saludé. Me abrazó y yo a él. Luego se dirigió a Kentin. Mi esposo y su medio hermano mayor se fundieron en un cálido abrazo. No se dijeron nada, pero en este momento las palabras sobraban.—¿La abuela? —preguntó Kentin con la voz hecha un nudo. Gaeil le sonrió y nos guio hasta el estudio de Rick. Varias coronas y flores decoraban el salón, quizás para disimular un poco el ataúd dónde descansaba Mae.Nos acercamos con cuidado y la miramos. Parecía estar durmiendo, su r