Calor

No nos fue fácil, ni para Gaeil o para para mí, acondicionar la casa para Kentin. Dado que ahora tenía sólo una pierna tuvimos que instalar otro pasamanos en la escalera para él y otro más en la ducha, para que él pueda sostenerse al momento de bañarse.

En el registro civil se negaban a anular la defunción de Kentin, ni con todos mis recursos como abogada, enumerando artículos que preveían este tipo de situaciones e incluso amenazando con iniciarles un hábeas data... Hasta que tuve que llevar a uno de los empleados a casa para que vea, con sus propios ojos, que no mentía. Así, y sólo entonces, registraron a mi esposo como persona viva. Volví muy enojada de ese lugar pero con el certificado de defunción de Kentin anulado en mi mano derecha y varias copias de este en la izquierda.

Tuve que llamar a la compañía de seguros, a la obra social, al cementerio para quitar la lápida que tenía el nombre de mi esposo, desenterrar el cajón y devolverlo a la funeraria... El mes se había ido de trám
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