Convivencia

Me desperté bastante contracturada. Estaba demasiado malacostumbrada al sommnier tamaño king que compartía con mi novio, esa bolsa de dormir era una tortura china. Me senté y mi cabello se expandió hacia todos lados, con un gruñido intenté acomodarlo; las chicas seguían durmiendo, me fijé en el reloj: Las ocho de la mañana.

Estiré mis brazo y, tomé la campera impermeable que Kentin me había regalado antes de que vengamos para acá; gateando me acerqué a mi bolso y busqué mi cepillo de dientes y mi pasta, un espejo y salí de la carpa. Mis tenis estaban afuera, me los coloqué y abrí el cierre de la tienda, estaba haciendo frío. Volví a cerrar la cremallera y me dirigí hacia el rio a lavarme los dientes

Me sorprendía que aún los muchachos siguieran durmiendo, Kentin era un entusiasta con asuntos como campamentos o de supervivencia así que el hecho que no esté reproduciendo la diana con su teléfono para despertar a todos era algo nuevo en él. Seguramente el golpe que le había dado ayer le
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