Los últimos tres días de campamento habían pasado sin demora, jugando al vóley, al fútbol, explorando el bosque y nadando en el río, por suerte el clima había cooperado para ello. Tenía que aceptar que Chester y Allison hacían una linda pareja, se los veía felices y unidos. La rubia usaba un traje de baño de una pieza, su estómago era bastante grande… Algo que no era normal para el tiempo de gestación que, supuestamente, llevaba… aun tratándose de un embarazo gemelar. Sin duda sus hijos tendrían el tamaño de Chester, pobre Allison... Lo que le esperaba.Con los chicos decíamos que esos niños iban a tener un carácter horrible, cosa que sacaba de quicio a los padres y nos daba la razón a nosotros.A razón de la idea de ser padres a los veinte años, Chester y Allison habían decidido tomarse muy en serio la enorme responsabilidad que ello ameritaba: Chester había hablado con sus suegros del embarazo de su hija, provocando la furia y desaprobación, en el señor Andrews, y vergüenza y lágrim
Una vez que llegamos a casa, Fuser me derribó de la emoción. Sólo había estado fuera cuatro días y mi perro ya se comportaba así. Lo que más nos costó del viaje fue desarmar los bolsos y guardar todo en el lavadero, en el armario.El loft estaba igual que siempre, parecía que esos días en los que nos alejamos de todo y de todos hubieran sido en realidad treinta años. Me sentía cansada y con ganas de dormir, pero antes había algo mucho más importante: La voz misteriosa.Aren me hizo pasar al dormitorio que compartía con Ayaka, abrió su computadora y seleccionó los archivos que iba a escuchar; me pasó sus cascos.—Este es el audio original que me pasaste —dijo y lo reprodujo, ahí estaba esa voz de nuevo, luego seleccionó el otro archivo—. Y esta es la voz decodificada.Al escuchar la voz la encontré extrañamente familiar… demasiado familiar. Ese acento tan marcado… lo había escuchado antes pero no podía recordar dónde o en qué momento. Era una mujer y hablaba bastante extraño. Reproduje
Yo me quedé callada y respirando con la boca abierta porque no me pasaba aire por las fosas nasales debido a mi congestión nasal. La mirada de Kentin era una mezcla de desconcierto y asombro, los chicos se habían quedado callados y lentamente se retiraron a sus habitaciones, cosa que agradecí enormemente.—¿No tenemos salón? —pregunté mientras me limpiaba la nariz—. ¿Y ahora? Ya tenemos el DJ, el catering, las luces... Pasado mañana tengo que ir a ver a Rose a que me pruebe el vestido y tú a Leon a ver tu traje.—Lo sé, y seguiremos con todo como si no hubiera pasado nada —aseguró Kentin, levanté las cejas—. Ya encontraremos otro lugar.—¿Como si no hubiese pasado nada? —pregunté, sorprendida por lo que mi prometido me había dicho—. Kentin, no tenemos salón. Por ende no tenemos donde celebrarlo, ¿para qué quieres continuar con todo como si no hubiese pasado nada? No me malinterpretes, me quiero casar contigo, pero esto es un caos...—Algo se nos ocurrirá, linda... —aseguró mi prometid
Allison le sonrió a Kentin. Se la notaba cansada, pero feliz al mismo tiempo. Chester se encontraba mirando a sus hijos, casi con asombro y temor, quizás dándose cuenta de que había dejado de ser un chico libre y sin muchas responsabilidades a ser un hombre de familia responsable de tres vidas.—La niña se llama Catherine y el niño Dylan —dijo Allison. Los observé detenidamente, la niña tenía el cabello negro como su padre y el muchachito era rubio como su madre. Catherine abrió los ojos, eran verdes como los ojos de Allison, me miró con desconfianza y frunció el ceño, en cambio Dylan miraba a todos lados con sus fríos ojos grises.—Son preciosos —dijo Rose mientras se acercaba con cuidado, colocando su cabello plateado de costado.—Gracias —agradeció Allison y bostezó abiertamente.—Oye, Allison, ¿quieres que te dejemos descansar y volvamos más tarde? —pregunté. Los niños la tenían día y noche despierta, reclamándole el pecho, pañales o atención.—Se los agradecería enormemente, esto
Al escuchar la pregunta de mi novio, su hermano dejó salir una carcajada.—Te avisamos que íbamos a venir a visitarte, ¿lo recuerdas? —le dijo. Kentin se golpeó la frente con la mano.—Dios… Lo olvidé completamente —reconoció—. Estoy con mucho estrés encima.—¡Pasen, por favor! Pero van a tener que quitarse el calzado porque el parqué es muy sensible —dije haciéndome a un lado. Les alcancé un par de pantuflas a los tres hombres mientras ellos se quitaban su calzado y lo colocaban en el mueblecito donde poníamos los nuestros.—Tanto tiempo sin verte, Annie —dijo Gaeil y me abrazó muy fuerte mientras me levantaba por el aire. Mi cuñado estaba más musculoso que antes y su cabello más alborotado.—¡Oye, la vas a partir! —bromeó Kentin. Le dio un puñetazo en el brazo y luego ambos hermanos se fundieron en ese abrazo tan característico y especial de los hombres, con palmadas en la espalda tan fuertes capaz de hacerte escupir los pulmones.—¡Que gusto verte, querida Annie! —exclamó el abuelo
—¿Qué? —preguntó Kentin, sus ojos verdes relampagueaban con fiereza a través de los cristales de sus lentes de montura verde. Podía sentir como iba aumentando su enojo, tenía el ceño fruncido y yo temblaba de pies a cabeza; tragué saliva y me animé a repetir lo que ya le había dicho.—Que deberíamos de atrasar la boda —repetí. Kentin me miró directo a los ojos, sentí como si un hielo se derramase por mi espalda.«Mierda», pensé.—¿Por qué no dices que no quieres casarte y listo? —preguntó Kentin, me envaré abriendo mucho los ojos. ¿Me lo estaba diciendo en serio?—¿De qué estás hablando? ¡Yo si quiero casarme! ¡Pero es evidente que no tenemos que casarnos ahora!—¡No pongas excusas ni digas estupideces! ¡No puede ser posible que la reserva se haya caído así nomás! ¡Tú debiste de haber cancelado todo para no casarte conmigo!—¡Por el amor de Dios, Kentin, escúchate! ¡Si no me quisiera casar te lo diría! ¿Por qué estás tan desesperado con la boda? ¡Las cosas no sirven si las fuerzas, en
Los varios centímetros de nieve dificultaban con creces nuestra movilidad hacia la cabaña de la tía de Allison. Nicholas ayudaba a su hermana con sus sobrinos mientras Louis, Chester, Kentin y los gemelos llevaban las maletas, excepto la mía ya que le había prohibido a mi prometido ayudarme. Estaba demasiado cabreada con él y el enojo ya me llevaba varios días.Lily y Lila nos estaban acompañando. Más relajada de sus exámenes y ya curada, Lily se estaba integrando muy bien al grupo, tanto así que casi no había actividad que nosotros realizáramos sin que ella venga con nosotros.La cabaña parecía de juguete junto con las montañas de fondo y el paisaje nevado, los pinos tenían sus ramas cargadas de nieve y el cielo tenía unas cuantas nubes. Entré arrastrando mi valija y me quité el exceso de nieve de los pies: la cabaña era amplia y hermosa, tenía una chimenea, lista para que prender leña en ella, unos cómodos sillones, televisor, y un bar en la cocina. Las escaleras nos invitaban a exp
Miré a Mae con fiereza. Ella se había dado cuenta de lo ocurrido en el segundo en que dijo mi nombre. Meses había esperado poder encontrar a la responsable que mi boda con Kentin estaba al borde del fracaso, pero JAMÁS se me hubiera ocurrido que hubiera sido ella. Había pensado en Dessire, Lidia, hasta dudé de Allison, pero jamás se hubiera ocurrido pensar que habría sido Mae, sencillamente porque estaba lejos y porque era demasiado vieja para entender la sofisticada tecnología que implicaba para una persona mayor el WhatsApp y sintetizar una voz, pero ahora que lo veían mis ojos... todo quedaba más que claro.—Fue usted —susurré. Mis ojos chispeaban con fuerza y los de Mae eran el terror personificado—. Usted. Usted fue quién nos canceló la reservación en la Catedral y en el hotel. Fue usted quien provocó que se nos caigan las demás reservaciones.Mae estaba pálida, seguramente no contaba verme en ese Starbucks ese día... o cualquier otro día.—¿Qué está haciendo aquí, por empezar? —