Kentin no regresó hasta el jueves, lo esperaba con ansias para poder hablar de lo que Gaeil quería hablar, seguro algo tenía que ver la abuela de mi prometido, solo esperaba que ya no se interpusiera más en nuestra boda. Aunque iba a estar difícil que se oponga a algo que todavía ni forma tenía...Cuando llegó yo estaba en la universidad, aún no se había decidido nada con respecto a mi pasantía, debían de primero evaluar si iban a tomar medidas contra el Doctor Jefferson para luego decidir mi futuro, así que llegué a casa de pésimo humor. Kentin estaba esperándome, al verlo lo saludé normalmente.—Hola, Kentin, ¿qué tal el viaje? —pregunté, él me miró con sus ojos verdes, estaba particularmente guapo el día de hoy, y me di cuenta de que estaba usando su ropa de Ralph Lauren.—¿Sucede algo, amor? Me saludas como si me hubieses visto recién —peguntó, yo primero dejé mi cartera y libros y me descalcé.—No tengo noticias de mi pasantía —mascullé, me dolía terriblemente la cabeza—. Todavía
Me desperté envuelta en los fuertes brazos de Kentin, algo de luz se filtraba por las pesadas cortinas de nuestra habitación y sólo se escuchaba la suave respiración de mi novio. Me acerqué más a él, podía sentir su corazón latiendo, su fuerte pecho subiendo y bajando, alguno que otro ronquido de placer y el temblor de sus dedos al soñar.Con cuidado estiré la mano y tomé mi reloj de pulsera para fijarme la hora: Las once de la mañana.Me incorporé de un sobresalto alertando a Kentin.—¡Kentin! —exclamé, mi novio miró a todos lados aturdido.—¿Qué? ¿Qué pasa? —preguntó.—¡Rose nos está esperando! —dije mientras salía de la cama, buscando por todos lados mi ropa interior.—¿Qué hora es? —preguntó mi prometido.—¡Las once! ¡Nos dormimos! —exclamé, Rose nos iba a matar, si había algo que ella no toleraba era la impuntualidad.—¡Mierda! —exclamó a su vez Kentin y entró al baño a toda velocidad.Mientras yo luchaba con mi sostén, escuché la llave del agua de la ducha abrirse.—¡No hay tiem
Sólo quedaban veinticuatro horas para casarme... Estaba en mi casa, maquillándome para recibir a Kentin que venía a cenar.Usaba un vestido rosa pálido, con una cola en el cabello y poco maquillaje. Desde hacía una semana que me costaba comer a causa de los nervios... El timbre sonó alertando a mi perro y a todos en casa.—¡Annie! ¡Kentin ya está aquí! —llamó la voz de mi madre desde la planta baja, yo me terminé de arreglar el rostro y salí del baño.Bajé las escaleras con cuidado, en el salón estaban mis padres y mi prometido.Kentin me escuchó bajar las escaleras y al verme me sonrió.—Estás muy hermosa —dijo mientras una hermosa sonrisa iluminaba su rostro, yo me sonrojé.Mamá llamó a comer; como la tradición irlandesa lo dictaba, un pavo esperaba para ser devorado.Luego de una breve bendición de mi prometido, todos empezamos a comer.El pavo estaba delicioso y la ensalada también, aunque apenas pude probar bocado y hablaba poco y nada. Kentin se percató de ello porque luego de l
Sentí los labios de Kentin acariciando suavemente mi oreja, mientras sus manos se cerraban en mi cintura. Cerré los ojos y me permití llevar por mi esposo.Automáticamente, un cosquilleo bajó por mi estómago hasta mi ingle; los labios de Kentin estaban húmedos y calientes, suaves y tersos, contrastaban con su barba de tres días que tanto me gustaba, la cual provocaba un cosquilleo en mi oreja.—Annie... —gruñó, en ese instante me derretí, ahogué un suspiro mientras sus manos me acariciaban, como un alfarero que le da forma a un jarrón.La punta de su lengua se metió en los rincones de mi oído, mientras que sus dientes me mordían suavemente, su aliento caliente y su saliva provocaban más de una descarga eléctrica en mí y no podía evitar gemir débilmente.De mi oreja pasó a mi cuello, dónde se entretuvo un rato largo, mis rodillas temblaban mientras Kentin mordía y besaba; su mano subió por mi pecho, mi cuello e introdujo dos dedos en mi boca, los movió dentro mientras jugaba con mi len
El sonido del teléfono nos despertó a Kentin y a mí, yo me revolví en la cama del hotel mientras mi esposo se movía a mi lado. Lo escuché suspirar.—¿Hola? —preguntó cuando atendió, yo abrí los ojos lentamente, la habitación estaba llena de luz por el Sol de la mañana—. Sí, muchas gracias.Colgó el teléfono y luego se acercó a mí, abrazándome con esos brazos fuertes y macizos.—Vida. Ya hay que levantarse, nos traerán el desayuno a la cama —dijo mientras me besaba en los cachetes.—Sí, ya me levanto, ¿a qué hora tenemos el vuelo? —pregunté mientras me restregaba los ojos.—A las seis de la tarde tenemos que hacer el preembarque. —Me respondió Kentin, nos besamos y salimos de la cama, me apetecía una ducha antes que nada; me dirigí hacia el baño para ducharme. Una vez que estuve lista, salí con unos shorts y una solera de Hatsune Miku, ya nos habían traído el desayuno y Kentin estaba esperándome, al verme reprimió una risa, yo lo miré extrañada.—¿Qué sucede? —quise saber.—Nada, es só
Recogimos nuestras maletas y salimos por la puerta de arribos, dónde nos esperaban nuestros padres, los abuelos de Kentin, Gaeil y Helena. Al verlos nos acercamos corriendo y los abrazamos a todos.—¿Cómo les fue? —preguntó mi madre mientras nos abrazaba a mi esposo y a mí.—Increíble, aunque cuesta acostumbrarse al cambio de estación y sobre todo al jetlag —respondió Kentin.—Y los carteles en japonés, nos costaba horrores encontrar algún lugar para comer, pero los japoneses son gente muy amable —dije, Gaeil tomó la valija de mi esposo y mi padre la mía.Mientras les íbamos contando algunas experiencias, nos subimos en el monovolumen de mi padre junto con mis viejos y los abuelos, mientras que Gaeil, Helena y Thomas iban en la camioneta de mi suegro.Nos reunimos en la casa de la pradera (que gracias a la donación en vida de Thomas, ahora era de nosotros), abrimos la puerta y nos percatamos que había muebles nuevos minimalistas en negro y marrón.—Es una pequeña atención —dijo Gaeil
Cuando una cumple veinticinco años de casada son las bodas de plata, los cincuenta años son las bodas de oro y los sesenta años las de diamante, pero... ¿Qué bodas son las que se cumplen al tener tres meses, dos semanas y cinco días de casada? Bodas de Maravilla, de Alegría, de Ternura...Mi abuela decía que el primer año de casada es como vivir en una eterna luna de miel. Ahora creo que la entiendo.Sólo recomendaría el casamiento a aquellos que de verdad entienden el significado de amar. Para mí amar es levantarse todas las mañanas con la tranquilidad de que la misma persona que amas se despertará a tu lado y seguir deseándolo; mirarlo y admirarlo con los mismos ojos que cuando te enamoraste de él; hacer el amor como si fuese la primera vez; darse todos los días un primer beso... Pero sobre todo, amarlo como es él, con sus virtudes y defectos, amar sabiendo que cuando salga del baño se le olvidará cerrar la cortina para que el plástico no se llene de moho, amar teniendo la certeza d
El hermoso paisaje irlandés se expandía a mis anchas mientras Thomas conducía el auto rentado en el aeropuerto. Kentin iba en el asiento del acompañante, mis padres y yo en los asientos traseros, ya estábamos entrando en la ciudad de Brai. Situada al Sur de Dublin el verde de los árboles y el celeste del cielo y del mar contrastaban directamente con las escalas de grises y blancos de las casas y calles que conformaban la ciudad; sólo los tejados rojos y las flores plantadas en los canteros eran una explosión de color ante aquella humilde fachada, influenciada sin duda por la arquitectura de su época colonial pues las casas conservaban ese sobrio estilo inglés, pequeñas y con ventanas de oscura madera. Sólo la rueda de la fortuna de lo que parecía ser una feria permanente competía con las hermosas colinas que rodeaban la ciudad, imaginaba que por la noche todo se encontraba bañado en luces de neón y sonidos de electrónicos dignos de Star Wars además de risas y conversaciones alegres en