Ayyyyyyy que aquí les dejo un poquito de veneno, cariñitos! Hoy no se si les pueda dar otro cap, porque llego muy tarde a la casa, pero haré lo posible :)
DanteLa brisa del puerto arrastra consigo el olor a sal ya óxido, mezclándose con el hedor metálico de la sangre que aún impregna el suelo. El aire es denso, pesado, cargado de una tensión que casi se puede palpar. Mis hombres han limpiado la zona, pero la sombra de lo ocurrido sigue presente.Diez muertos.Tres heridos.Y mis armas en manos de los rusos.Mi mandíbula se tensa al recordar las palabras del prisionero."Danos a la mujer y tus problemas con la Bratva acabarán."Lucía.Otra vez.Ajusto los puños dentro de los bolsillos de mi abrigo, sintiendo el ardor de la furia subiendo por mi espalda. No pueden quererla a ella sin razón, no cuando ha demostrado ser simplemente una mujer que escapaba de un infierno personal. Algo más hay detrás, algo que todavía no logro ver.Luciano está a mi lado, con la misma expresión de preocupación que ha mantenido desde que salió del almacén.—Hemos revisado las rutas de escape, pero no dejaron rastro. Estos cabrones sabían lo que hacían.No me s
LucíaDante regresa tarde.Lo sé porque llevo más de una hora deambulando por la mansión como un fantasma sin encontrar qué hacer para calmar la inquietud que se ha instalado en mi pecho desde que Sofía pronunció esas palabras: "Dante y yo tenemos historia".Esas palabras siguen rondando en mi cabeza, repitiéndose en un eco venenoso que no me permite concentrarme en nada más. La curiosidad me está matando, aunque sé que no debería importarme.Nuestro acuerdo fue muy claro y no incluye que yo me esté metiendo en su vida, pero han sido ya más de tres meses viviendo bajo el mismo techo.Casi cuatro meses en los que ha pasado de todo, en los que he estado al borde de la muerte y él siempre ha estado ahí. No solo para mi sino para Nico. Por momentos parece que puedo ver debajo del hombre de hielo, y es justo eso lo que tiene con la cabeza hecha un lío.¿Qué me afecta si Dante ha estado con ella? ¿Por qué me carcome la idea de que tal vez Sofía es la razón por la que él nunca ha intentado na
SofíaEl murmullo lejano de los guardias y el sonido del viento contra los ventanales me mantienen alerta mientras camino por los pasillos de la mansión Morelli. Mi expresión es la de una mujer perdida en pensamientos preocupados, alguien que no tiene nada que ocultar. Pero la realidad es otra.No vine aquí solo por Dante. Vine con un propósito.Uno que llevo años preparando, que hizo que me mezclara con esta familia, la más importante de Italia, la más poderosa, pero aún así unca pude llegar a dónde quería.Me gané el favor de la dulce e ingenua Clara, pero Dante… Dante es un caso aparte, por eso me alejé cuándo me di cuenta que mi plan estaba fallando, pero solo para buscar las piezas que me faltaban.Ahora estoy lista.Me detengo cerca de una mesa decorativa en el pasillo, fingiendo arreglar un jarrón mientras deslizo la vista hacia el patio trasero. Justo como lo planeé, uno de los guardias se encuentra cerca, lo suficientemente alerta como para escucharme.—¡Oh, Dios mío! —exclam
LucíaEl sol de la mañana baña el patio trasero con un resplandor dorado, filtrándose entre las hojas de los árboles y proyectando sombras danzantes sobre la mesa de piedra donde Francesca y yo compartimos el café. El aroma fuerte y amargo del espresso impregna el aire, un contraste con la dulzura de los panecillos que Francesca ha traído en una bandeja.A pesar de la tranquilidad del ambiente, mi mente está lejos de estar en paz. No dejo de pensar en ella . En Sofía .El día anterior, cuando se presentó en la casa, su actitud me dejó inquieta. Su mirada era la de alguien que me estaba analizando, que estaba midiendo cada uno de mis movimientos. Pero lo que más me molestó fue su seguridad , la forma en que se movía por la mansión como si le perteneciera.—Francesca —digo finalmente, rompiendo el silencio.La mujer levanta la vista de su café y arquea una ceja.—¿Si?Dudo por un momento, pero al final me atrevo a preguntar.— Sé que no debo hacer muchas preguntas de nada, pero ¿quién e
DanteEl rugido del motor se apaga cuando llego a la mansión, y por primera vez en mucho tiempo, me quedo en el auto unos segundos antes de bajar.Estoy agotado.Los problemas se acumulan uno tras otro, cada vez más grandes, cada vez más jodidos.Los rusos.Vitelio.El maldito senador corrupto que aún no he identificado.Sofía y su supuesto acosador que parece no dejar ni una sola pista.Y ahora, Lucía.Cierro los ojos un momento, tratando de ordenar mis pensamientos. No he dejado de pensar en nuestra última discusión, en la forma en que me enfrentó, en cómo me desafió sin miedo."Creo que apenas me estoy dando cuenta de quién eres en realidad."Su voz resuena en mi cabeza como un eco molesto y para empeorar la situación, tampoco puedo sacarme de la cabeza la mirada asustada y llena de dolor de Nico cuándo lo grité.No voy a negar que estuve muy cerca de buscarlo después de aquello, pero ahora es el hijo de la mafia, debe aprender a ser fuerte.O eso es lo que me repito en cada momento
LucíaEl impacto de sus labios contra los míos es como una tormenta desatada en plena noche. Es salvaje, demandante, desesperado. No es un beso cualquiera. Es una batalla, una guerra sin tregua donde el fuego y la rabia se mezclan con algo más profundo, algo que ni siquiera quiero nombrar.Intento zafarme, empujo su pecho con mis manos, pero es como tratar de mover una pared de acero. Dante no cede, no se aleja. Su agarre en mi cintura se aprieta, sus dedos se hunden en mi piel como si tuviera miedo de que desapareciera.Y lo peor es que mi cuerpo traicionero responde. Mis manos, en lugar de seguir empujándolo, se aferran a sus hombros con desesperación. Mi respiración es errática, y cuando sus labios se deslizan sobre los míos con una fiereza posesiva, un escalofrío me recorre de pies a cabeza.Pero no.Con toda la fuerza que me queda, lo aparto con un empujón, respirando con dificultad, sintiendo el temblor en mis piernas. Mi corazón late con furia en mi pecho, y la indignación se en
LucíaEl peso de la noche anterior sigue oprimiéndome el pecho. No dormí, apenas pegué los ojos un par de minutos antes de que la tormenta en mi cabeza me despertara otra vez. Dante. Su voz, su confesión, su verdad. Y el beso…. ese maldito beso que de solo recordarlo hace que sienta que la habitación se llena de fuego.¿QUÉ DEMONIOS ESTABA PENSANDO? ¿POR QUÉ NO PUEDO DEJAR DE RECORDARLO?Mi mundo entero ha cambiado, y no sé cómo sostenerlo sin que todo se derrumbe.Nunca nadie me había besado de esa forma: con rabia, deseo, pasión… y mucho menos yo había respondido con la misma intensidad. Pero no debería desearlo, debería estar enojada, deberpia odiarlo.¿Por qué no lo hago?Desciendo las escaleras en silencio, la mansión aún duerme. Busco refugio en la cocina, esperando que el aroma del café logre despejarme, pero mi mente sigue atrapada en el torbellino de pensamientos que me asfixian. Cada palabra, cada gesto, cada mirada de Dante anoche se ha incrustado en mi piel como una herid
DanteUnas horas antes de llegar a la mansión.El estruendo de la música reverbera en mi pecho mientras me sirvo otro vaso de whisky. Las luces del club parpadean en destellos rojos y dorados, reflejándose en las copas de cristal y en los cuerpos sudorosos que se mueven al ritmo del bajo. Este lugar siempre ha sido mi escape, un refugio donde todo deja de importar. Donde el alcohol y el roce de pieles desconocidas me permiten olvidar quién soy, qué cargo sobre mis hombros. Pero esta noche, algo es diferente.Dos mujeres se deslizan hasta mi mesa, sonriendo con esa expresión de felinas que creen haber encontrado su próxima presa. Una de ellas se sienta a mi lado, apoyando una mano sobre mi muslo, mientras la otra se inclina hasta quedar a pocos centímetros de mi rostro.—Dante Morelli —ronronea, deslizando una uña roja sobre mi mandíbula—. Hace tiempo que no te veo por aquí.—He estado ocupado —respondo, llevándome el vaso a los labios, pero el whisky no sabe igual esta noche.La muje