Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy que no me maten!!! Besooos y gracias por leer :)
SofíaEl murmullo lejano de los guardias y el sonido del viento contra los ventanales me mantienen alerta mientras camino por los pasillos de la mansión Morelli. Mi expresión es la de una mujer perdida en pensamientos preocupados, alguien que no tiene nada que ocultar. Pero la realidad es otra.No vine aquí solo por Dante. Vine con un propósito.Uno que llevo años preparando, que hizo que me mezclara con esta familia, la más importante de Italia, la más poderosa, pero aún así unca pude llegar a dónde quería.Me gané el favor de la dulce e ingenua Clara, pero Dante… Dante es un caso aparte, por eso me alejé cuándo me di cuenta que mi plan estaba fallando, pero solo para buscar las piezas que me faltaban.Ahora estoy lista.Me detengo cerca de una mesa decorativa en el pasillo, fingiendo arreglar un jarrón mientras deslizo la vista hacia el patio trasero. Justo como lo planeé, uno de los guardias se encuentra cerca, lo suficientemente alerta como para escucharme.—¡Oh, Dios mío! —exclam
LucíaEl sol de la mañana baña el patio trasero con un resplandor dorado, filtrándose entre las hojas de los árboles y proyectando sombras danzantes sobre la mesa de piedra donde Francesca y yo compartimos el café. El aroma fuerte y amargo del espresso impregna el aire, un contraste con la dulzura de los panecillos que Francesca ha traído en una bandeja.A pesar de la tranquilidad del ambiente, mi mente está lejos de estar en paz. No dejo de pensar en ella . En Sofía .El día anterior, cuando se presentó en la casa, su actitud me dejó inquieta. Su mirada era la de alguien que me estaba analizando, que estaba midiendo cada uno de mis movimientos. Pero lo que más me molestó fue su seguridad , la forma en que se movía por la mansión como si le perteneciera.—Francesca —digo finalmente, rompiendo el silencio.La mujer levanta la vista de su café y arquea una ceja.—¿Si?Dudo por un momento, pero al final me atrevo a preguntar.— Sé que no debo hacer muchas preguntas de nada, pero ¿quién e
DanteEl rugido del motor se apaga cuando llego a la mansión, y por primera vez en mucho tiempo, me quedo en el auto unos segundos antes de bajar.Estoy agotado.Los problemas se acumulan uno tras otro, cada vez más grandes, cada vez más jodidos.Los rusos.Vitelio.El maldito senador corrupto que aún no he identificado.Sofía y su supuesto acosador que parece no dejar ni una sola pista.Y ahora, Lucía.Cierro los ojos un momento, tratando de ordenar mis pensamientos. No he dejado de pensar en nuestra última discusión, en la forma en que me enfrentó, en cómo me desafió sin miedo."Creo que apenas me estoy dando cuenta de quién eres en realidad."Su voz resuena en mi cabeza como un eco molesto y para empeorar la situación, tampoco puedo sacarme de la cabeza la mirada asustada y llena de dolor de Nico cuándo lo grité.No voy a negar que estuve muy cerca de buscarlo después de aquello, pero ahora es el hijo de la mafia, debe aprender a ser fuerte.O eso es lo que me repito en cada momento
LucíaEl impacto de sus labios contra los míos es como una tormenta desatada en plena noche. Es salvaje, demandante, desesperado. No es un beso cualquiera. Es una batalla, una guerra sin tregua donde el fuego y la rabia se mezclan con algo más profundo, algo que ni siquiera quiero nombrar.Intento zafarme, empujo su pecho con mis manos, pero es como tratar de mover una pared de acero. Dante no cede, no se aleja. Su agarre en mi cintura se aprieta, sus dedos se hunden en mi piel como si tuviera miedo de que desapareciera.Y lo peor es que mi cuerpo traicionero responde. Mis manos, en lugar de seguir empujándolo, se aferran a sus hombros con desesperación. Mi respiración es errática, y cuando sus labios se deslizan sobre los míos con una fiereza posesiva, un escalofrío me recorre de pies a cabeza.Pero no.Con toda la fuerza que me queda, lo aparto con un empujón, respirando con dificultad, sintiendo el temblor en mis piernas. Mi corazón late con furia en mi pecho, y la indignación se en
LucíaEl peso de la noche anterior sigue oprimiéndome el pecho. No dormí, apenas pegué los ojos un par de minutos antes de que la tormenta en mi cabeza me despertara otra vez. Dante. Su voz, su confesión, su verdad. Y el beso…. ese maldito beso que de solo recordarlo hace que sienta que la habitación se llena de fuego.¿QUÉ DEMONIOS ESTABA PENSANDO? ¿POR QUÉ NO PUEDO DEJAR DE RECORDARLO?Mi mundo entero ha cambiado, y no sé cómo sostenerlo sin que todo se derrumbe.Nunca nadie me había besado de esa forma: con rabia, deseo, pasión… y mucho menos yo había respondido con la misma intensidad. Pero no debería desearlo, debería estar enojada, deberpia odiarlo.¿Por qué no lo hago?Desciendo las escaleras en silencio, la mansión aún duerme. Busco refugio en la cocina, esperando que el aroma del café logre despejarme, pero mi mente sigue atrapada en el torbellino de pensamientos que me asfixian. Cada palabra, cada gesto, cada mirada de Dante anoche se ha incrustado en mi piel como una herid
DanteUnas horas antes de llegar a la mansión.El estruendo de la música reverbera en mi pecho mientras me sirvo otro vaso de whisky. Las luces del club parpadean en destellos rojos y dorados, reflejándose en las copas de cristal y en los cuerpos sudorosos que se mueven al ritmo del bajo. Este lugar siempre ha sido mi escape, un refugio donde todo deja de importar. Donde el alcohol y el roce de pieles desconocidas me permiten olvidar quién soy, qué cargo sobre mis hombros. Pero esta noche, algo es diferente.Dos mujeres se deslizan hasta mi mesa, sonriendo con esa expresión de felinas que creen haber encontrado su próxima presa. Una de ellas se sienta a mi lado, apoyando una mano sobre mi muslo, mientras la otra se inclina hasta quedar a pocos centímetros de mi rostro.—Dante Morelli —ronronea, deslizando una uña roja sobre mi mandíbula—. Hace tiempo que no te veo por aquí.—He estado ocupado —respondo, llevándome el vaso a los labios, pero el whisky no sabe igual esta noche.La muje
Lucia El peso de los últimos días sigue aplastándome el pecho como una losa imposible de mover. Dante no ha vuelto a mencionar aquella noche, ni el beso, ni la discusión, ni sus malditas palabras que resuenan en mi cabeza una y otra vez. *No puedes llevarte a Nico. Es mi hijo.* Esas palabras han estado carcomiendo mi mente como un veneno. Cada vez que miro a mi hijo, una angustia oscura se enreda en mi garganta. Y si Sofía tiene razón. Y si Dante solo lo ve como un recuerdo viviente de su hermana. Y si en algún momento decide que yo ya no soy necesaria y simplemente me quita a mi niño. Aprieto los puños y respiro hondo. No voy a permitir que eso pase. Si es así, si Dante es capaz de algo semejante, tendré que buscar una salida antes de que sea demasiado tarde. Pero primero, necesito despejarme. Y Nico también. —Vamos a salir, mi amor. —Le digo con una sonrisa al verlo jugar en la habitación. Nico levanta la vista con sorpresa. Sus ojos, que usualmente están llenos de luz, han e
DanteEl sonido de la pluma golpeando el escritorio se mezcla con el repiqueteo de mis dedos contra la madera. No puedo concentrarme. No puedo leer los malditos informes que Luciano me está pasando y mucho menos puedo mantener la paciencia con todo lo que se me está acumulando. La cabeza me va a explotar.Lucía y Nico salieron hace un rato con el equipo de seguridad, pero en lugar de sentirme tranquilo, la sensación de irritabilidad se ha hecho más intensa. Todo en mí me grita que algo está mal, aunque no sé si es paranoia o simplemente el puto caos en el que se ha convertido mi vida desde que ellos llegaron.Desde hace días me siento irascible, irritable, como si cada cosa que hago me desquiciara más. Pero no tiene que ver con Vitelli, con los rusos o con el maldito Esteban. No. Todo esto es por ella .Lucía me está volviendo loco.Cada vez que cierro los ojos, solo puedo recordar su expresión la última vez que hablamos, la forma en que su voz se quebró al preguntarme si me llevaría a