Ayyy que se vienen los problemas!!! y las revelaciones.... jajaja
DanteEl aroma del café recién hecho llena el comedor cuando me siento en la mesa. Frente a mí, Sofía sostiene la taza entre sus manos, sus dedos delgados rodeándola como si buscara calor o seguridad en ella. Sus ojos recorren la habitación como si esperara que en cualquier momento algo o alguien apareciera de las sombras para atacarla.—Gracias por dejarme quedarme aquí, Dante —dice, su voz apenas un susurro.Levanto la mirada de mi plato y la observo. Sus facciones han cambiado con los años, pero sigue conservando ese aire de fragilidad que siempre la caracterizó.—No tienes que agradecerme —respondo con neutralidad, llevando el café a mis labios—. Me encargaré personalmente de saber quiénes son los que te están acosando.Sofía deja escapar un suspiro entrecortado y asiente con la cabeza.—Porque te juro que siento que me persiguen en todas partes —continúa—. La última vez que llegué a mi apartamento, la puerta estaba entreabierta... Yo siempre la cierro con llave, Dante, siempre.No
SOFÍA El reflejo en el espejo me devuelve una imagen impecable, pero yo sé lo que hay debajo. Sé lo que me ha costado llegar hasta aquí. Me llevo la copa de vino a los labios, permitiéndome saborear el dulzor antes de tragar. No estoy aquí por casualidad. No creo en casualidades. Desde el primer momento en que vi a Lucía supe exactamente quién era. Su cara ya la había visto antes en fotografías. Una extraña en la vida de Dante, pero no una cualquiera. Hoce toda la farsa de no reconocerla, de no saber quién era, porque eso es lo que se espera. Pues ¿En dónde pude haberla visto si no estaba en el país? No puedo hacer nada que arruine mis planes y ahora haberlo hecho y que ella no sepa que la conozco me da la ventaja de estudiar su reacción, de medirla, de ver cómo se desenvolvía en esta casa que no le pertenece. Pero lo que no esperaba era la forma en la que Dante reaccionó. Eso ha puesto mi plan totalmente en jaque, pues el Dante que yo conozco no habría hecho todo esto. ¿
DanteLa brisa del puerto arrastra consigo el olor a sal ya óxido, mezclándose con el hedor metálico de la sangre que aún impregna el suelo. El aire es denso, pesado, cargado de una tensión que casi se puede palpar. Mis hombres han limpiado la zona, pero la sombra de lo ocurrido sigue presente.Diez muertos.Tres heridos.Y mis armas en manos de los rusos.Mi mandíbula se tensa al recordar las palabras del prisionero."Danos a la mujer y tus problemas con la Bratva acabarán."Lucía.Otra vez.Ajusto los puños dentro de los bolsillos de mi abrigo, sintiendo el ardor de la furia subiendo por mi espalda. No pueden quererla a ella sin razón, no cuando ha demostrado ser simplemente una mujer que escapaba de un infierno personal. Algo más hay detrás, algo que todavía no logro ver.Luciano está a mi lado, con la misma expresión de preocupación que ha mantenido desde que salió del almacén.—Hemos revisado las rutas de escape, pero no dejaron rastro. Estos cabrones sabían lo que hacían.No me s
LucíaDante regresa tarde.Lo sé porque llevo más de una hora deambulando por la mansión como un fantasma sin encontrar qué hacer para calmar la inquietud que se ha instalado en mi pecho desde que Sofía pronunció esas palabras: "Dante y yo tenemos historia".Esas palabras siguen rondando en mi cabeza, repitiéndose en un eco venenoso que no me permite concentrarme en nada más. La curiosidad me está matando, aunque sé que no debería importarme.Nuestro acuerdo fue muy claro y no incluye que yo me esté metiendo en su vida, pero han sido ya más de tres meses viviendo bajo el mismo techo.Casi cuatro meses en los que ha pasado de todo, en los que he estado al borde de la muerte y él siempre ha estado ahí. No solo para mi sino para Nico. Por momentos parece que puedo ver debajo del hombre de hielo, y es justo eso lo que tiene con la cabeza hecha un lío.¿Qué me afecta si Dante ha estado con ella? ¿Por qué me carcome la idea de que tal vez Sofía es la razón por la que él nunca ha intentado na
SofíaEl murmullo lejano de los guardias y el sonido del viento contra los ventanales me mantienen alerta mientras camino por los pasillos de la mansión Morelli. Mi expresión es la de una mujer perdida en pensamientos preocupados, alguien que no tiene nada que ocultar. Pero la realidad es otra.No vine aquí solo por Dante. Vine con un propósito.Uno que llevo años preparando, que hizo que me mezclara con esta familia, la más importante de Italia, la más poderosa, pero aún así unca pude llegar a dónde quería.Me gané el favor de la dulce e ingenua Clara, pero Dante… Dante es un caso aparte, por eso me alejé cuándo me di cuenta que mi plan estaba fallando, pero solo para buscar las piezas que me faltaban.Ahora estoy lista.Me detengo cerca de una mesa decorativa en el pasillo, fingiendo arreglar un jarrón mientras deslizo la vista hacia el patio trasero. Justo como lo planeé, uno de los guardias se encuentra cerca, lo suficientemente alerta como para escucharme.—¡Oh, Dios mío! —exclam
LucíaEl sol de la mañana baña el patio trasero con un resplandor dorado, filtrándose entre las hojas de los árboles y proyectando sombras danzantes sobre la mesa de piedra donde Francesca y yo compartimos el café. El aroma fuerte y amargo del espresso impregna el aire, un contraste con la dulzura de los panecillos que Francesca ha traído en una bandeja.A pesar de la tranquilidad del ambiente, mi mente está lejos de estar en paz. No dejo de pensar en ella . En Sofía .El día anterior, cuando se presentó en la casa, su actitud me dejó inquieta. Su mirada era la de alguien que me estaba analizando, que estaba midiendo cada uno de mis movimientos. Pero lo que más me molestó fue su seguridad , la forma en que se movía por la mansión como si le perteneciera.—Francesca —digo finalmente, rompiendo el silencio.La mujer levanta la vista de su café y arquea una ceja.—¿Si?Dudo por un momento, pero al final me atrevo a preguntar.— Sé que no debo hacer muchas preguntas de nada, pero ¿quién e
DanteEl rugido del motor se apaga cuando llego a la mansión, y por primera vez en mucho tiempo, me quedo en el auto unos segundos antes de bajar.Estoy agotado.Los problemas se acumulan uno tras otro, cada vez más grandes, cada vez más jodidos.Los rusos.Vitelio.El maldito senador corrupto que aún no he identificado.Sofía y su supuesto acosador que parece no dejar ni una sola pista.Y ahora, Lucía.Cierro los ojos un momento, tratando de ordenar mis pensamientos. No he dejado de pensar en nuestra última discusión, en la forma en que me enfrentó, en cómo me desafió sin miedo."Creo que apenas me estoy dando cuenta de quién eres en realidad."Su voz resuena en mi cabeza como un eco molesto y para empeorar la situación, tampoco puedo sacarme de la cabeza la mirada asustada y llena de dolor de Nico cuándo lo grité.No voy a negar que estuve muy cerca de buscarlo después de aquello, pero ahora es el hijo de la mafia, debe aprender a ser fuerte.O eso es lo que me repito en cada momento
LucíaEl impacto de sus labios contra los míos es como una tormenta desatada en plena noche. Es salvaje, demandante, desesperado. No es un beso cualquiera. Es una batalla, una guerra sin tregua donde el fuego y la rabia se mezclan con algo más profundo, algo que ni siquiera quiero nombrar.Intento zafarme, empujo su pecho con mis manos, pero es como tratar de mover una pared de acero. Dante no cede, no se aleja. Su agarre en mi cintura se aprieta, sus dedos se hunden en mi piel como si tuviera miedo de que desapareciera.Y lo peor es que mi cuerpo traicionero responde. Mis manos, en lugar de seguir empujándolo, se aferran a sus hombros con desesperación. Mi respiración es errática, y cuando sus labios se deslizan sobre los míos con una fiereza posesiva, un escalofrío me recorre de pies a cabeza.Pero no.Con toda la fuerza que me queda, lo aparto con un empujón, respirando con dificultad, sintiendo el temblor en mis piernas. Mi corazón late con furia en mi pecho, y la indignación se en