Jane y Pablo volvieron a Seúl, donde habían comprado una hermosa casa ya que vivirían por un buen tiempo en la ciudad. En cuanto se disponían a descansar Pablo decide llamar a su amigo Let en relación a lo que habían hablado con su esposa, solo esperaba que este no tuviera inconvenientes. Cerrando la puerta de su oficina sigilosamente toma el teléfono sobre su escritorio.
📞….
📞- Hola? - Saluda Let curioso.
📞- Let, lamento molestar... habla Pablo, no he podido llamar antes...
📞- Pablo? Sí ¿qué sucede? - dice relajado.
📞- Sobre el contrato que hemos firmado...
📞- ¡¿Quieres anularlo?! - Pregunta sobresaltado.
📞- No! Es que hablando con Jane no nos hemos puesto a pensar que si nuestro primer hijo es un varón... cómo podemos casarlos siendo dos hombres...
📞- Oh! Claro... no lo he pensado... ¿entonces cómo lo cambiaremos? Sabes que un contrato para anularlo, deben de estar presente todas las partes.
📞 - Lo sé... en unos meses debemos volver a Tailandia con Jane, entonces lo modificaremos para esa fecha.
📞- Me parece bien... estate sin cuidado... ah y me alegra que hayan vuelto con bien a su hogar.
📞- Gracias amigo... hasta que nos volvamos a ver...
Se despide para luego cortar con la llamada. Agotado del viaje decide darse una ducha antes de acompañar a su mujer en la cama que ya se encontraba rendida.
El tiempo fue pasando, mientras Pablo lograba iniciar la construcción del edificio que sería la casa matriz para todos sus negocios, también iban con Jane a un hospital privado donde llevarían a cabo el tratamiento de fertilidad.
Todo parecía ir en perfecto estado ya que el cuerpo de Jane no mostraba oposición a los medicamentos y ejercicios. Cada semana iban a control para examinar la evolución de su matriz. Estaban tan felices que en una semana comenzaría la etapa de ovulación para intentar que quedara embarazada de manera natural. Sería el último intento para luego optar por otros métodos.
Aunque eran una pareja joven deseaban concebir un hijo, fuera de aquel contrato que habían firmado, anhelaban que la casa no fuera tan silenciosa, soñaban con unos piececitos que recorrieran en toda la casa trayendo alegría y borrar el silencio que ocupaba la casa. Lamentaban que debían de vivir un periodo de tratamiento para poder tener uno, no les importaba si fuera niño o niña mientras pudieran concebir uno con buena salud.
Los días pasaban dentro de su hogar manejando en su despacho algunas gestiones, no quería alejarse de Jane, ya que ésta se encontraba ansiosa ante la situación y el médico les había dicho el día exacto en que el periodo de ovulación era mayor para darle más empeño.
El haber cumplido al pie de la letra las indicaciones del médico todo debía salir como lo planearon.
Al pasar los días, con nervios apoderándose de ambos van al consultorio del médico, Jane no sentía ni un cambio en su cuerpo, pero no quería desanimar a su esposo, aunque ambos estaban ansiosos quien más se mostraba sensible era Pablo, cuando acabó la semana marcada se ha sentido algo agotado y de alguna manera enfermo, que el médico dijera que no lograron fecundar sabía que se sentiría muy triste.
Aguardando en las sillas frente al escritorio, el médico se aproxima con los resultados de laboratorio. Con un gran suspiro se sienta frente a la pareja.
Pablo presiona la mano de Jane para darle calidez, ya que la mirada del médico pareciera que las noticias que daría no serían buenas.
- Señores Wins... - Comienza diciendo llevando la vista a lo escrito en la hoja en sus manos.
- Sea cual sea el resultado la enfrentaremos... - Dice con seriedad Pablo.
- Con los resultados puedo confirmar lo que ya sospechaba al momento de inspeccionar a Jane. - Hace una pausa que los pone más nerviosos. - Felicidades, Jane está en cinta.
Jane al oír sus palabras se cubre de inmediato el rostro con sus manos dejando en libertad esas lágrimas que amenazaban en salir desde que ingresaron al hospital.
Pablo se ha quedado inmóvil en silencio, no sabía qué decir, lograron lo que tanto habían deseado. Pero, ¿qué venía luego de esto?
- Les realizaremos la ecografía para confirmar el tiempo, luego les daré algunas indicaciones, como fue fecundado a base de tratamiento el cuidado debe ser mayor, los controles deberán ser periódicas y para nada de realizar esfuerzos, tanto física como mental. No debe estresarse. No realizar viajes.
- ¿¡Qué!? Pero... debemos ir a Tailandia en unos días. - Dice Jane preocupada.
- Lo siento, por precaución no debe viajar el tiempo de embarazo.
- Amor, entonces iré yo solo. No puedo atrasar la firma con la casa de Tailandia.
- Pero y el contrato?
- Let entenderá la situación, les llamaremos cuando volvamos a casa.
Jane suspira afligida llamando la atención del médico.
- Por el bien de su esposa y su bebé, intenten no pensar en negocios o alguna cosa que podría estresarla. Aunque lograron la fecundación aún nos queda un largo camino para que la matriz retenga al bebé. Como les he dicho nada que pueda estresarla. Si el viaje es importante señor Wins procure no dejar sola a su esposa, que una persona esté a su lado es muy importante si existiera un caso de urgencias.
- Quiere decir que puede perder al bebé? - Pregunta en agonía Pablo.
- Así es, el tratamiento debe continuar. Con mucho cuidado el bebé nacerá, y estará junto a ustedes.
Pablo asiente con la cabeza tomando la mano de su mujer acariciando el dorso con su pulgar.
El camino a la casa fue silencioso, aunque estaban felices de que viniera un bebé en camino también el temor se apoderaba de sus corazones. Ilusionarse con su existencia ¿y si ocurre lo peor? Esto sería más doloroso que la noticia de que nunca podría concebir. ¿Tenerlo tan cerca para luego perderlo? No era una posibilidad, lucharían como fuera para que ese hermoso ser venga al mundo a complementar esa alegría y amor que ya tenían en su hogar.
Jane fue a la habitación a tomar una siesta, mientras Pablo iba a su despacho para llamar a su amigo y contarle la buena noticia.
Cuando abría la puerta el teléfono dejaba de sonar, cuando llega hasta esta nota las reiteradas llamadas del número de su amigo Let, cuando toma para marcar el número éste vuelve a sonar respondiendo la llamada con una sonrisa.
📞....
📞 - Let amigo! -- Dice, pero un sollozo detiene sus palabras y su sonrisa desaparece.
📞 - Pablo!! - El sollozo no dejaba que sus palabras se entendieran hasta que las últimas palabras fueron lo que lo dejaron tieso. - Helena... mi Helena...
Tailandia siempre era conocida por sus días calurosos y tardes frescos, que el cielo se oscureciera a causa de las nubes grises era casi difícil que ocurriera. Pero al amanecer los Benet podían ver como las gotas de lluvia se apoderaba del paisaje fuera de su ventana de vidrio, mientras su pequeño de 2 años se había colado en la cama en horas de la madrugada, los truenos lo asustaban y siempre se refugiaba en medio de sus padres. - Ni siquiera lo sentí cuando llegó aquí. - Sonreía Let acariciando la cabeza de su pequeño, que abrazaba un peluche de oso. - Tu nunca sientes nada Let, sin embargo, no he podía conciliar el sueño porque este pequeño me pedía que le rascara la espalda. - Bueno, eso lo heredó de ti. - Sonríe Let mientras su mujer lo miraba fijamente. - El día no puede estar en contra mía. - Por qué lo dices? - Tengo que ir a terminar el vínculo con los Lee y hubiera sido un excelente día si no tuviéramos esta lluvia. - Raras veces tenemos este clima, es excelente... -
Let se encontraba terminando las firmas con Lee y sus socios. Ya quería volver a su casa con su familia, agradecía que era lo único de lo que debía ocuparse en el día. Su teléfono comienza a sonar, llamando la atención de los presentes, con una mirada de pena, sin mirar la pantalla baja el volumen haciendo que quedara en vibración.Dentro de su bolsillo su teléfono no dejaba de vibran, haciendo que los demás lo miraran ya molestos.- Disculpen. - Dice tomando el teléfono para mirar la pantalla que se trataba de un número desconocido. - Puedo tomar la llamada?, solo será un momento. - Los demás asienten con la cabeza para continuar con las firmas en los documentos.- Hola? - Saluda curioso.- El señor Let Benet? - Dice una voz masculina muy seria, haciendo que Let frunciera el ceño.- Sí, soy yo...- Le saluda el teniente Borie, lamento informarle que su esposa Helena Benet ha sufrido un accidente. - Let queda tieso con el rostro pálido al oír esas palabras.- Cómo? ¡¿un-- un accident
Let amigo! - Se le oía feliz, aunque no deseaba ser quien arruinara esa alegría su sollozo hace que este dejara de hablar. Con un nudo en la garganta sólo podía pronunciar algunas palabras. - Pablo! ya no está conmigo... Helena... mi Helena... - Solo el decir su nombre hacía que cayera en llanto sin poder detener sus lágrimas que caían de sus ojos sin decoro. Pablo solo podía guardar silencio al oírlo llorar de esa manera. - Helena? ¿qué sucede Let? - Pregunta temiendo en la respuesta. - Un accidente-- - Responde cerrando con fuerza sus ojos mientras más lágrimas caían. - Cómo un accidente? ¿están todos bien? - Helena... ella... - Nuevos sollozos sale de su pecho sin poder continuar. - Amigo, no sabes cuánto lo siento... tomaré el primer vuelo... - Pablo, que haré? Sin ella ya no puedo... - No hables de esa manera, aun tienes por quién luchar. Brian te necesita, ese pequeño te tiene solo a ti. - Mi Helena... - Seguía sollozando mientras su amigo solo dejaba que se desahogara
BrianLuego de aquella visita al psicólogo Let había notado que su pequeño necesitaría de gran ayuda. Boom comenzaba a tratarlo dos veces a la semana. Pero lejos de mejorar Brian fue cambiando poco a poco.Mientras iba creciendo fue adoptando un comportamiento que traía problemas donde iba. En las instituciones donde era llevado siempre llamaban a Let para una reunión a causa de su comportamiento.Brian fue dejando las sonrisas por las miradas desafiantes y pocas palabras. Let hacía lo posible por ayudarlo, pero Brian no lo permitía. Aunque asistía a las sesiones con Boom no había mejoras.Cuando fue a la secundaria conoció a su amigo Miguel que lo acompañaba a donde iba, tratando de que no se metiera en problemas.Un día Brian había llegado furioso, no era raro verlo molesto, pero en esta ocasión parecía como que golpearía a cualquiera que se cruzara en frente. Miguel lo detiene intentando conversar con él para apaciguarlo.- Brian? ¿Qué sucede?- Acaso tengo cara de mercancía?- Qué
GaelLa noticia de que Jane estaba en cinta fue el momento más feliz para la pareja. Después de que Pablo volviera del viaje de Tailandia la acompañaba constantemente y solo cuando era necesario iba a la oficina. Al cabo de 5 meses, mediante una ecografía constataron que se trataba de un niño quien venía en camino, la pareja estaba preocupada. Pero Pablo solo quería que ella no pensara en nada que la perturbe. En dos meses más luego de que el médico le haya dicho que si podía darle la noticia sobre el fallecimiento de Helena fue difícil contarle lo sucedido. Al enterarse Jane no podía contener el llanto, aunque al principio estaba molesta con su marido por no decirle lo que había pasado en el momento, sabía que no lo hizo por maldad. Su embarazo avanzaba y junto con ello la preocupación del acuerdo en Tailandia. Acordaron avisar a Let sobre el sexo el día de nacimiento de su pequeño.Gael, así habían decidido llamarlo nació a mediados del mes de diciembre unos días antes de las fiesta
Gael se encontraba en su habitación furioso, había llamado a su amigo Peter para que viniera a su casa, que este no se tardó en acudir. caminando de lado a lado seguía maldiciendo mientras su amigo solo lo observaba sin entender la razón, pero sabía que no era nada bueno. De la misma manera estuvo aquella vez que le habían confesado que tenía una anormalidad. - Gael, puedes quedarte quieto y contarme que sucede? - Esta vida apesta! ¿¡Cómo pueden hacerme tal cosa!? - Hacerte qué? ¿Quiénes? - Mis padres!! de quien más hablaría! - Entonces dime que hicieron? - Están obligándome a que me case con alguien que ni siquiera conozco! - ¿¡Casarte!? por qué! ¿Puedes negarte? - Hay un estúpido contrato! - Pero-- pero... cómo? - Con tonto tailandés! - Qué!! ¿Te irás? me vas a dejar?! - Pety no voy a dejarte!! no digas idioteces!! Pero tengo que pensar como deshacerme de ese trato, no me unirán a un desconocido. - Pero si existe un contrato, ¿puedes anularlo? - Quienes firmaron ese c
Amanecía y su mal humor estaba intacto, con la información de que vendría ese joven con quien lo estaban obligando a contraer matrimonio ya se sentía molesto. Ni siquiera tenía los ojos bien abiertos cuando sus amigos Miguel y David entraron a su habitación con un gran alboroto.- ¡Despierta! - Gritaba Miguel arrojándose a la cama sobre el cuerpo de Brian.- ¡Maldita sea! - Bufa Brian empujándolo haciendo que cayera a un lado de la cama.- ¡Aush! ¿ahora por qué el enojo? - Decía Miguel sobándose el trasero mientras David solo sonreía.- Olvidas que maldito día es hoy?- Hoy viene tu prometido, ¿no? - Dice David logrando que Brian le arrojara una de sus almohadas.- Ohhh sí es verdad!! Nos quedaremos a verlo, tengo una gran curiosidad de cómo se ve... - Dice emocionado Miguel.- Qué más querrás ver? debe de ser un enano de ojos rasgados y pelos puntiagudos. - Responde Brian haciendo gestos de desagrado. - Rechazar a tantas personas que en verdad son razonablemente bellas, y terminaré c
Brian se encontraba furioso en su habitación. Sus amigos, bueno es lo que comenzaba a cuestionar ya que quedaron rendidos ante la persona que sería su prometido.No sabía que le enfureció más, que sus amigos se hayan llevado a Gael a conocer la casa dejándolo solo y abandonado en la sala, o que el guapo pero insoportable de su prometido no se mostraba interesado en su belleza.¿¡Que acaso está ciego!? - Pensaba molesto. Oía como reían en el jardín justo a un lado de la ventana de su habitación, lugar donde se encontraba la alberca de la casa. Aunque muriera de curiosidad no saldría a mostrar interés de que les parecía tan gracioso.- Se estarán burlando de mí? ¡Mal amigos! ¡Apenas se les aparece un lindo trasero y me abandonan! ¡Pero ese trasero será mío! ¿¡Que estoy diciendo!? ¡No voy a casarme con ese engreído! ¡Que se cree! ¡Cuántos desearán estar en su lugar! ¡Ja! ¡Morirían porque los mirara siquiera! - Gritaba furioso.- Que es este griterío? - Decía Miguel entrando a la habitaci