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Capítulo 3: Mi peor enemigo

Pareciera que cruzamos toda la ciudad, vamos por las avenidas y de repente entramos a un área bastante exclusiva.

El chofer me abre la puerta y cuando observo donde nos hemos detenido es una casa magnífica, tiene varios pisos.

No bromeaban cuando dijeron que mi esposo era un hombre con dinero. 

Hay algo de esta casa que me hace sentir... bien.

Como no puedo confiar en mi mente... desde hace un tiempo decidí que voy a confiar en mi intuición.

Lucas sigue adelante como si yo no fuera nada.

La casa por dentro es tan magnífica como por fuera. Muebles claros, elegantes, pinturas fantásticas y esculturas.

Veo a las personas que trabajan, que evitan verme. 

—Señora Dantes... yo soy Victoria, la esposa del señor Octavio y ama de casa de esta propiedad. No puedo explicarle, lo contenta que estoy de verla— dice y me lleva a mi habitación.

La habitación es fantástica, la cama gigante, los closets llenos de ropa, una peinadora, un escritorio, todo el máximo lujo.

De repente escuchamos unos ladridos, y como unas patas golpean el suelo alfombrado, y tengo a mis pies un pequeño perrito con manchas blancas y negras. 

—¡Ohhh es el pequeño Pippo debe estar enloquecido de que su dueña haya vuelto!— exclama la señora Victoria viéndome con cariño.

Yo me agacho y el perrito está tan emocionado que no haya que hacer, salta y mueve su cola con desespero.

Yo lo acaricio y él parece deleitado. Y finalmente me dejan sola. 

Me quedo dando vueltas por la habitación pensando que la tengo que compartir con mi esposo.

La cama gigante y hermosamente adornada... 

¿Tendré que dormir con él? Tendré que... ¿Hacer cosas con él? Dios santo.

Cosas que supongo que hemos hecho, juntos. ¿Cómo no? Si somos marido y mujer.

Y estuve embarazada, pienso triste.

Él me sigue tratando como si yo tuviera una enfermedad contagiosa terrible.

Prácticamente, no hay fotos mías ni de él. Ni siquiera de nuestra boda... todo esto me genera un mal presentimiento. 

Tuve un poco de miedo de revisar la habitación, no sabía si a él le gustaría que yo estuviera hurgando entre sus cosas.

Es ya de noche y no hay indicios de mi esposo, es como si él no tuviera ninguna intención de pasar la noche aquí, ¿Qué clase de matrimonio es este?

Como me gustaría que Ernest me sacara de aquí.

Me debo haber quedado dormida y tengo una pesadilla.

Alguien me grita y yo caigo de rodillas, todo está a oscuras y me duele el cuerpo como si me hubiesen herido.

Veo un flash de luz, me siento perdida, pero sobre todo… tengo miedo, mucho miedo.

Cuando de repente, siento una mano en mi cara y me despierto de golpe.

—Dalila... ¿Qué sucede?— me pregunta una voz qué me hace sobresaltar.

Lucas Dantes está en mi habitación, muy cerca de mí.

Está vestido otra vez de manera sobria, pero tiene la camisa abierta, varios botones arriba y se ve... particularmente atractivo, aunque muy cansado; como si se hubiese quedado despierto hasta tarde trabajando. 

—Tuviste una pesadilla… estabas gritando — dice y yo asiento.

—Yo no sé qué me sucedió…— estoy temblando, la pesadilla se ha metido en mi cabeza, y sigo teniendo miedo. Y la forma en que él me ve, me da más miedo aún.

—Tú... ¿Vas a dormir conmigo?— pregunto, él parece algo molesto.

—Por supuesto que no— me ve casi con desprecio— Tengo mi habitación al frente, pero necesito que dejes de gritar— dice y yo me siento aterrada, él parece notarlo. 

—Solo… intenta descansar— dice suspirando.

Sin embargo, sentirlo cerca… me da una extraña tranquilidad.

Su perfume es agradable, siento algo de su calidez, aunque él está ahí, a mi lado, como una estatua.

Creo que él me odia, pero francamente no sé por qué.

Odia tenerme en su casa, odia verme y más que nada… odia estar aquí a mi lado por mi culpa.

No puedo bajar mi guardia, Ernest dijo que él era un hombre peligroso.

Pero sea como sea, duermo tranquila. Incluso soñé que él estaba cerca de mí y me susurraba palabras dulces.

Qué tontería. Yo… incluso creo que se quedó conmigo en la noche, cuidándome.

A la mañana siguiente me levanto con Pippo lamiéndome la cara feliz.

Lucas no está aquí y su habitación está cerrada y cuando voy a desayunar no hay señales de él y tampoco nadie lo menciona. 

Me paso el día sola, veo que en el clóset hay una parte con alguna ropa de él, en general toda oscura y trajes, zapatos de cuero y camisas blancas que huelen fantástico.

Así que… si compartimos cuarto, o al menos alguna vez. 

Recorro la casa y, desde el balcón, me doy cuenta de que también hay unos jardines hermosos.

Pero cuando bajo a verlos, paso por un pasillo, y escuchó la voz de Lucas.

Así que si está aquí en la casa, simplemente ha decidido evitarme. De nuevo.

Creo que está tras una de estas puertas, así que me quedé escuchando la conversación, pareciera que habla por teléfono.

No me juzguen… solo intento obtener información de mi pasado.

—Lo sé... pero ella necesita tiempo para recuperarse... sí, lo sé muy bien… créeme. Pero también te recuerdo que yo tengo la mayoría de las acciones de la compañía. Hice lo que hice porque iba a ser lo mejor para todos, ¿Crees que yo salgo ganando con este contrato? ¿Crees que esto es lo que yo quería? ¿Tener a una mujer como ella?— casi grita y yo casi hiperventilo.

Así que él… no quería casarse conmigo. ¿Por qué lo hizo entonces? Por dinero no creo, la información que leí indicaba que mi familia estaba en quiebra, mientras él es billonario. ¿Por poder? ¿Por venganza? 

—No te atrevas amenazarme, sabes muy bien de lo que soy capaz de hacer. No me busques porque me vas a encontrar... ¿Te quedó claro?... Porque entonces…  también puedo hacer uso del contrato de matrimonio, cómo me plazca y para mi absoluto beneficio, ¿Es eso lo que quieres? ¡Por supuesto que no te importa en lo absoluto!— dice a toda voz. 

—Entonces... nos veremos ahí con los socios. Recuerda que eres tú quien lo está pidiendo… porque quizás las cosas no te salgan cómo las estás pensando. Y te lo digo una última vez... ¡Aleja a ese maldito hombre de ella! ¡Es mi m*****a esposa!— dice en tono amenazador y pareciera que la llamada se termina. Escucho que algo se rompe y de la nada, la voz de otra persona y doy cuenta de que Lucas no está solo, y parece estar golpeando todo en ese cuarto.

—¿Qué dicen, señor?— escucho a Octavio, así que está con su asistente. 

—La quieren a ella presente. Estoy convencido de que la quieren usar en mi contra ¿Para qué demonios me casé?— responde Lucas. 

—Señor... quizás esta sea una... oportunidad que le da la vida para... comenzar todo desde cero. Un nuevo comienzo…— dice el señor Octavio, pero su voz va bajando como si se arrepintiera de decir lo que acaba de salir de su boca.

—Yo no deseo esto Octavio... tú sabes muy bien cuáles eran mis planes, y ella estaba fuera de ellos. Este matrimonio es como una cruz que estoy cargando. No quiero tener ninguna relación con Dalila Ferrero. Nunca— dice Lucas con odio y mi corazón se agita. 

—Pero señor… la señora…—escucho decir a Octavio, pero yo me alejo de la puerta. Algo no está bien, nada bien, pienso preocupada. No sé por qué… pero sus palabras me afectan terriblemente. 

Con cuidado me voy alejando hasta llegar a mi cuarto.

Tengo unas ganas desesperante de huir de aquí, de verme con Ernest y volver a casa, pero que esta vez nadie me encuentre. 

Empiezo a revisar la habitación, no había tenido tiempo de ver todo en detalle.

¡Necesito saber más de mi vida! ¡De este hombre! ¡De este contrato!

Quizás pueda buscar una maleta y sacar algunas cosas.

No, no… necesito llevarme algo de valor. No es robar… ¿No? Se supone que estas cosas son mías.

De repente la escucho detrás de mí y me sobresalto.

—Dalila... fuimos invitados a un evento... necesito que estés ahí, necesitamos estar ahí— dice y yo lo veo en shock. 

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