Parada frente al espejo detallo mi hermoso vestido color perla, un delicado peinado de lado que mi amiga me ayudó a hacer colocando una hermosa peineta, esa que es uno de los recuerdos más preciados que tengo de mi madre. Mi maquillaje es sencillo, pero por eso no deja de ser hermoso, eso es solo para tapar las ojeras que he tenido a causa de tanto trasnocho.
Toda esta descripción puede parecer un poco cliché, pero vamos, seamos realistas que todos alguna vez en la vida han pasado por situaciones parecidas, no lo digo solo desde el punto de vista de estar parada frente a un espejo observando cómo queda tu atuendo momentos antes de dar un gran paso. También me refiero a otra serie de situaciones que se dan en la vida real y que a muchos nos pasan de la misma manera que a otros.
En este instante muchas imágenes pasan por mi mente. Recuerdo los hermosos momentos que he vivido junto a mi padre todos estos años desde que tengo uso de razón. No entiendo por qué justo en este momento me entran unas terribles ganas de dejar todo atrás y arrepentirme, pero desisto de esa idea, puesto que todo lo hice por el bienestar de mi padre.
Salgo de mis pensamientos cuando la voz de mi amiga me regresa a la realidad.
—¿Estás segura de lo que estás a punto de hacer? —pregunta mi amiga en un tono de preocupación—. De ser así, estamos a tiempo de salir corriendo, afuera se encuentra aparcado mi coche, tú solo confirma que yo me encargo del resto.
Sonrío ante la locura que acaba de proponerme, pero lo cierto es que no hay marcha atrás. Hubiese deseado haber encontrado otra forma de solucionar todo esto, pero en vista de que no tuve más opciones me tocó aceptar toda esta locura. La decisión está tomada y no queda de otra que seguir adelante y hacerle frente a todo lo que se presente de ahora en adelante.
En la vida debemos tomar una serie de decisiones, algunas pueden ser acertadas, pero otras no. Solo resta sentarse a meditar y pensar con cabeza fría cuál es la mejor opción. A veces no es lo que queremos sino lo que debemos, justo por eso me arriesgué por la que más beneficios me iba a dar, todo por brindarle a mi padre el tratamiento que lo va a mantener con vida.
—Estoy totalmente segura. —conectamos nuestras miradas a través del espejo—. Sabes que no tengo de otra.
—Si eso es lo que quieres. —se encoge de hombros—. Aquí estaré para todo lo que sea.
Me hace los últimos retoques y con un nudo en la garganta poso mis manos sobre mi vientre tratando de contener las ganas de llorar que me avasallan en este momento.
«Mantener este secreto no será fácil, solo ruego a los cielos que una vez todo llegue a su fin pueda retomar nuevamente mi vida, una en donde no sé si tendré las fuerzas suficientes para seguir adelante. Todo es por el inmenso amor que siento por él, por nosotros…»
Sabrina Pensaba que era un día cualquiera, uno de esos en dónde no pasa nada y todo es aburrido. Lo creí desde que llegué a primera hora a la clínica Brockmann para hacer la ronda y chequear a mis queridos pacientes. Por cosas del destino todo cambió, al entrar encuentro un gran revuelo en la sala de emergencia. Me quedo en estado de shock al ver semejante locura, siempre creí estar preparada para afrontar este tipo de situaciones, pero me doy cuenta de que imaginarlo es una cosa y vivirlo es otra.Salgo de mis pensamientos cuando el grito del Dr. Brockmann me devuelve a la realidad.—Echeverri ¿Qué carajos estás esperando para mover tu culo y ayudar? —espeta con un gran enfado y por un instante creo que me va a pegar—. ¿Acaso esperas que te tomen una foto para la posteridad?—No, señor, ya voy. —respondo con voz temblorosa tratando de controlar la respiración y evitar que me dé un soponcio. Camino a paso apresurado hasta llegar al locker para guardar mis pertenencias. Arreglo mi c
—Buenas, ¿Cómo se encuentra mi paciente más consentido? —pregunto con una gran sonrisa en mi rostro mientras me acerco a la cama para empezar la revista médica.—Pues déjame decirte que no te creo, así le has de decir a todos. —cruza los brazos a la altura de su pecho en lo que hace un puchero.—¡Padre, me ofendes! ¿Cómo se te ocurre decir eso? —llevo a mi pecho la mano en forma de indignación.—Mi hermoso tesoro sabes que te amo mucho, ¿cierto? —pone mirada de cachorro tierno haciendo que mi corazón se estruje.—Lo sé, así como tú eres lo más importante en mi vida papito. —le doy un beso en la coronilla y empiezo con mi labor del día.Miguel Echeverri, ese es el nombre de mi padre, el hombre más importante de mi vida. Cada día que pasa es un milagro, debido a su terrible enfermedad se ha visto obligado a estar encerrado entre estas cuatro paredes.Tiene un tumor cerebral que es inoperable por el lugar en que se encuentra alojado. Aunque muchos me dicen que debo resignarme y ser fuert
RodrigoDespués del pequeño infortunio que sufrió en el accidente finalmente me dieron el alta. Por fortuna mi amigo Aidan se encontraba de guardia en la clínica, pero no estarlo si es el director médico y puto dueño del lugar.Antes de retirarme me quedé conversando con él sobre los próximos negocios que tengo en puerta. Le estoy muy agradecido por haberme contactado con un excelente abogado que no es nada más y nada menos que su hermano Ethan, ese hombre es un monstruo referente a leyes. Es frío y despiadado, no le tiembla el pulso a la hora de ejercer su labor.Mientras seguimos conversando viene a mi mente la hermosa doctora Sabrina, me encanta esa antipatía de ella, sin hacer el mínimo esfuerzo logro que mi entrepierna se enloqueciera y eso fue algo totalmente extraño, nunca me había sucedido eso. Lo asocié a la medicación porque no logro entender como una mujer que nunca había visto en mi vida produjera esa reacción en mí.No me creo la última coca-cola del desierto, pero tengo
—¿Sé puede saber qué está pasando aquí? —espeta llena de furia e indignación—. No me vayas a salir con que no es lo que estoy pensando.—Es exactamente lo que iba a decir. —respondo con descaro—. Deja que te explique —ruego para que no se marche mientras hago a Vanessa a un lado.—¿Has escuchado eso de que una imagen vale más que mil palabras? —señala en dirección a Vanessa, quien no muestra ni pizca de vergüenza—. No te molestes en dar explicaciones a lo obvio Rodrigo, es el colmo de tu desfachatez.«Necesito hacerla entrar en razón y que me dé el beneficio de la duda»Me levanto para caminar en dirección a Lucia, así se llama mi progenitora y amor de mi vida.—Madre, deja que te explique. —ruego mientras la tomo de la mano para llevarla hasta el sofá—. No te vayas, ya voy a solucionar esto.«Pongo cara de ternero degollado para que se apiade de mí» Espero que surta efecto y termine por aceptar»Ella acepta a regañadientes mientras fulmina con la mirada a Vanessa, quien ya se encuent
Me devano los sesos pensando en si le escribo o no. Al parecer esa mujer tiene un carácter jodido y tal vez me mande a freír monos, pero como decía mi abuela “el que no arriesga no gana ni pierde” Creo que voy a tomar la decisión de hacerlo, pero primero debo pensar que le voy a escribir no sea que cuente con la mala suerte de que haya cambiado de número y no esté actualizado.Sigo revisando su perfil y veo que tiene muchas fotos junto a un hombre de edad, tal vez ese sea su padre. También tiene otras con otros que por la ropa que tienen puesta deduzco que son compañeros de trabajo.Veo una foto que llama mucho mi atención, se encuentra muy sonriente y tras ella se encuentra un muchacho que la rodea con sus brazos, sus labios reposan en su mejilla derecha. Seguro este hombre puede ser su novio, lo imagino porque recuerdo claramente las palabras que me dijo sobre que a ella la besaba quien ella quisiera y que ya tenía quien le prestara la debida atención a sus labios.«Ella no se imagi
SabrinaSaco esa tonta idea de mi cabeza al creer que puede ser el amigo del doctor, en este mundo hay muchas personas que sus nombres comienzan con esas mismas letras. Dejo mi celular a un lado olvidando el mensaje y retomo lo que en realidad será productivo para mí.El reloj marca las 3:50 de la mañana y estoy a solo dos documentos por terminar. Los párpados me pesan y me levanto un momento para poner hacer un poco de café. Aprovecho para lavar mi cara con agua fría, necesito mantenerme despierta.Cuando el café está listo me sirvo una gran taza y para acompañarlo saco unas galletas Club Social. Me siento nuevamente frente a mi laptop para seguir con mi labor.***Dos horas más tarde finalmente termino y hago el envío de los documentos con sus respectivas traducciones. Inmediatamente, le aviso a mi amiga para que revise su correo y luego me confirme. Según ella el pago lo hacen antes de las 2:00 de la tarde, por el momento no tengo apuro porque dejaría el dinero en la cuenta.«Me s
Siento una fuerte opresión en el pecho y podría jurar que se me ha olvidado como respirar. Esto no puede estar pasando. Salgo como alma que lleva el diablo por las escaleras hasta llegar a la planta en donde se encuentra mi padre al ver el gran revuelo en su habitación sé perfectamente que las cosas no están bien.Con lágrimas nublando mi visión y que me prohíbo derramar camino hasta llegar a la puerta. Le están haciendo reanimación y ahora las cosas no pueden estar peor.—Sabrina, no puedes estar aquí. —Laura me tomó del brazo para sacarme de la habitación—. Mantén la calma, todo va a estar bien.—¿Qué le pasó? —pregunto queriendo que me dé una explicación—. Él estaba bien Lau, esto no puede estar pasando.—Tranquila, el doctor se va a encargar de explicarte lo ocurrido. —acaricia mi espalda—. Con desesperarte no ganas nada.Ella me estrecha entre sus brazos pidiendo que tenga fortaleza, pero me va a pedir eso si creo que eso ya se ha agotado. Cada día que pasa es un sinvivir para lo
Aún no sé si deba aceptar esa invitación, pero de lo que sí estoy totalmente segura es de que no me voy a precipitar en tomar esa decisión. No quiero que me vaya a pasar algo parecido a lo que viví con Ismael.Me levanto de la mesa para dejar la bandeja sobre la barra y dirigirme a mi área de trabajo.Entro al ascensor para marcar el piso que me corresponde. Cuando las puertas se abren camino directo hasta la estación de enfermeras, al llegar Leonor me entrega las órdenes médicas que había dejado para mí el doctor Mancini, estas son de las que me había hablado durante el almuerzo. Las reviso y me doy cuenta de que son muchos los estudios que se le deben hacer a mi padre. Dentro de ellos se encuentra un perfil preoperatorio, EKG, Rx Tórax y una evaluación preoperatoria con el médico internista.—¿Leo, tengo algo pendiente? —pregunto para estar segura antes de ir a sacar las citas para mi padre.—No, mi niña, ve con calma que cualquier novedad te llamamos por tu teléfono interno. —infor