Joel«Lo siento, pero no hay nada más que hacer señor Evans. Lamentablemente, va a quedar atado a una silla de ruedas. Los daños son totalmente irreversibles.», esas palabras calan profundamente en mi ser sintiendo que mi vida ha terminado.Maldigo la hora en que me interpuse en medio de esa bala. De no ser por eso ahora la historia sería totalmente diferente.Ahora voy a estar postrado a esta maldita silla de ruedas por el resto de mi vida y lo peor de todo es que no voy a poder recuperar a Julia y a mi hijo. Por más que quiera luchar no serviría de nada, ella no se va a hacer cargo de un inválido y seré una carga para ella y nuestro hijo.Por más que ella quiera negar el hecho de que soy su padre, mi corazón me dice lo contrario. Solo lo hace para alejarme de ella por todo el daño que le he causado. Desde que recuerdo ella siempre llamó mi atención y me negaba a aceptar lo que estaba sintiendo por ella. No voy a negar que sus hermosos ojos, su sonrisa e inocencia me cautivaron.Esta
MiguelLa vida está llena de altos y bajo, pero hay momentos que te enfrentas a situaciones tan difíciles que no encontramos los medios para poder afrontarlos. Por un momento llegué a imaginar que todo había llegado a su fin, pero finalmente, a nuestras vidas ha llegado ese milagro que tanto deseaba mi pequeña con ansias.Hoy día puedo decir que ella es totalmente feliz junto al hombre que se encuentra a su lado. Y pensar que todo comenzó con un absurdo contrato del cual nunca estuve de acuerdo y todo con el único propósito de salvar a este pobre viejo que tenía su tiempo contado.—¿No me digas que te estás arrepintiendo? —la voz de mi yerno me regresa a la realidad—. De ser así, creo que o vas a salir vivo de aquí.—No, para nada. Todo lo contrario. —giro para quedar frente a frente mientras termino de arreglar el nudo de la corbata—. Solo pensaba en todo lo que ha sucedido y ¿sabes? Ahora puedo entender que las cosas pasan por algo.—¿A qué te refieres? —frunce el ceño tratando de e
Mauricio Después de dos largas semanas donde la mayor parte del tiempo fue realizar exámenes y estudios finalmente hoy me encuentro de alta. No veía la hora de salir de este encierro en estas cuatro paredes. Decir que me siento completamente feliz sería una absoluta mentira y más ahora que finalmente pude darme cuenta de que mi reina, la mujer que tanto amaba termino por enamorarse del imbécil de Evans. Haber visto la forma en que sus ojos se iluminaban con solo pronunciar su maldito nombre, hizo que mi corazón se partiera en miles de pedazos. Nuevamente, he fallado en el amor y estoy convenido de que no es para mí. Por más que pienso que todo es un completo error, al final del día me golpea la triste realidad. Tal vez nuestro amor no estaba destinado a ser y reo que será mejor dejarlos y apartarme. Me estoy cambiando cuando escucho que la puerta se abre tras mi espalda y pienso que ha de ser alguna de las enfermeras que viene a entregarme el alta, pero todo se paraliza al escucha
(Veinte años después) Ekaterina Evans Ver mi reflejo en el espejo, me hace sentir orgullosa de lo que he logrado con tanto esfuerzo y dedicación. Ser modelo y estudiante de ingeniería informática no ha sido nada fácil, ha sido un camino muy duro por recorrer, pero finalmente estoy recogiendo el fruto de lo que he cosechado. El apoyo incondicional de mis padres ha sido de gran ayuda, ellos me han motivado a luchar por alcanzar mis metas y cumplir mis sueños. No voy a negar que mi padre al principio se opuso a que fuera modelo, se negaba a aceptar que los hombres vieran a su hermosa princesa en poca ropa, esto desencadenó una terrible discusión hasta el punto de que me fui a casa de mi amiga Sharon por unos días. Solo estaba dándole tiempo de recapacitar y para ello contaba con la ayuda de mi madre y mi hermano Eiker. —¿Estás lista princesa? —interroga Eduardo, el mejor amigo de mi hermano e hijo de la secretaria de mi padre ingresando al camerino. Tenerlo aquí me hincha el corazón,
Parada frente al espejo detallo mi hermoso vestido color perla, un delicado peinado de lado que mi amiga me ayudó a hacer colocando una hermosa peineta, esa que es uno de los recuerdos más preciados que tengo de mi madre. Mi maquillaje es sencillo, pero por eso no deja de ser hermoso, eso es solo para tapar las ojeras que he tenido a causa de tanto trasnocho.Toda esta descripción puede parecer un poco cliché, pero vamos, seamos realistas que todos alguna vez en la vida han pasado por situaciones parecidas, no lo digo solo desde el punto de vista de estar parada frente a un espejo observando cómo queda tu atuendo momentos antes de dar un gran paso. También me refiero a otra serie de situaciones que se dan en la vida real y que a muchos nos pasan de la misma manera que a otros.En este instante muchas imágenes pasan por mi mente. Recuerdo los hermosos momentos que he vivido junto a mi padre todos estos años desde que tengo uso de razón. No entiendo por qué justo en este momento me entr
Sabrina Pensaba que era un día cualquiera, uno de esos en dónde no pasa nada y todo es aburrido. Lo creí desde que llegué a primera hora a la clínica Brockmann para hacer la ronda y chequear a mis queridos pacientes. Por cosas del destino todo cambió, al entrar encuentro un gran revuelo en la sala de emergencia. Me quedo en estado de shock al ver semejante locura, siempre creí estar preparada para afrontar este tipo de situaciones, pero me doy cuenta de que imaginarlo es una cosa y vivirlo es otra.Salgo de mis pensamientos cuando el grito del Dr. Brockmann me devuelve a la realidad.—Echeverri ¿Qué carajos estás esperando para mover tu culo y ayudar? —espeta con un gran enfado y por un instante creo que me va a pegar—. ¿Acaso esperas que te tomen una foto para la posteridad?—No, señor, ya voy. —respondo con voz temblorosa tratando de controlar la respiración y evitar que me dé un soponcio. Camino a paso apresurado hasta llegar al locker para guardar mis pertenencias. Arreglo mi c
—Buenas, ¿Cómo se encuentra mi paciente más consentido? —pregunto con una gran sonrisa en mi rostro mientras me acerco a la cama para empezar la revista médica.—Pues déjame decirte que no te creo, así le has de decir a todos. —cruza los brazos a la altura de su pecho en lo que hace un puchero.—¡Padre, me ofendes! ¿Cómo se te ocurre decir eso? —llevo a mi pecho la mano en forma de indignación.—Mi hermoso tesoro sabes que te amo mucho, ¿cierto? —pone mirada de cachorro tierno haciendo que mi corazón se estruje.—Lo sé, así como tú eres lo más importante en mi vida papito. —le doy un beso en la coronilla y empiezo con mi labor del día.Miguel Echeverri, ese es el nombre de mi padre, el hombre más importante de mi vida. Cada día que pasa es un milagro, debido a su terrible enfermedad se ha visto obligado a estar encerrado entre estas cuatro paredes.Tiene un tumor cerebral que es inoperable por el lugar en que se encuentra alojado. Aunque muchos me dicen que debo resignarme y ser fuert
RodrigoDespués del pequeño infortunio que sufrió en el accidente finalmente me dieron el alta. Por fortuna mi amigo Aidan se encontraba de guardia en la clínica, pero no estarlo si es el director médico y puto dueño del lugar.Antes de retirarme me quedé conversando con él sobre los próximos negocios que tengo en puerta. Le estoy muy agradecido por haberme contactado con un excelente abogado que no es nada más y nada menos que su hermano Ethan, ese hombre es un monstruo referente a leyes. Es frío y despiadado, no le tiembla el pulso a la hora de ejercer su labor.Mientras seguimos conversando viene a mi mente la hermosa doctora Sabrina, me encanta esa antipatía de ella, sin hacer el mínimo esfuerzo logro que mi entrepierna se enloqueciera y eso fue algo totalmente extraño, nunca me había sucedido eso. Lo asocié a la medicación porque no logro entender como una mujer que nunca había visto en mi vida produjera esa reacción en mí.No me creo la última coca-cola del desierto, pero tengo