—Buenas, ¿Cómo se encuentra mi paciente más consentido? —pregunto con una gran sonrisa en mi rostro mientras me acerco a la cama para empezar la revista médica.
—Pues déjame decirte que no te creo, así le has de decir a todos. —cruza los brazos a la altura de su pecho en lo que hace un puchero.
—¡Padre, me ofendes! ¿Cómo se te ocurre decir eso? —llevo a mi pecho la mano en forma de indignación.
—Mi hermoso tesoro sabes que te amo mucho, ¿cierto? —pone mirada de cachorro tierno haciendo que mi corazón se estruje.
—Lo sé, así como tú eres lo más importante en mi vida papito. —le doy un beso en la coronilla y empiezo con mi labor del día.
Miguel Echeverri, ese es el nombre de mi padre, el hombre más importante de mi vida. Cada día que pasa es un milagro, debido a su terrible enfermedad se ha visto obligado a estar encerrado entre estas cuatro paredes.
Tiene un tumor cerebral que es inoperable por el lugar en que se encuentra alojado. Aunque muchos me dicen que debo resignarme y ser fuerte para cuando llegue el momento mis esperanzas se mantienen vivas. Cada día que logra despertar es una gran bendición. Sé que algún día nuestra suerte va a cambiar y podremos encontrar ese milagro que tanto necesitamos. Sé que mis plegarias han de ser escuchadas y ese será el día más maravilloso de nuestras vidas.
Para poder cubrir el excedente de los gastos me vi obligada a hacerle caso a una de mis amigas. De día trabajo en la clínica, mientras que de noche trabajo como posesa haciendo traducciones.
Además, que también trabajo vendiendo ropa y productos de catálogo, no es mucho lo que pueda ganar con ello, pero me sirve para completar y pagar parte de los gastos. Gracias al cielo me gané una beca completa para mis estudios de medicina.
Las horas pasan y con cada revisión que le hago a cada uno de mis pacientes a cargo siento una gran satisfacción en hacer lo que más me gusta.
Al ver la hora en mi reloj de pulsera me doy cuenta de que ya son más de la 1:00 de la tarde.
«Con razón las tripas me rugían tanto»
Entrego la última carpeta en el área de enfermería para ir a la cafetería a almorzar.
—Vaya, la princesita ya terminó de ponerse al día. —habla Tania con sarcasmo mientras ve el esmalte de sus uñas.
—Por lo menos me dedico a hacer mi trabajo y no perdiendo el tiempo como lo haces tú. —respondo tajante, ella siempre trata de sacarme de mis casillas.
Firmo unos documentos y camino rumbo al ascensor marcando el piso que me lleva directo a la cafetería. Cuando las puertas se abren me encuentro con mi gran amigo Marcos.
—¿Cómo está la doctora más guapa del hospital? —pregunta con una sonrisa seductora—. Sabrina cada día que pasa te ves más hermosa y no lo puedes negar.
—Marcos, tú siempre con tus halagos. —le doy un beso en la mejilla y lo estrecho en un fuerte abrazo—. Ya te pareces a mi padre, hasta estoy pensando que eres su hijo perdido.
Cuando llegamos a la cafetería nos sentamos en la mesa que siempre acostumbramos. En ella ya se encuentran nuestros amigos Sara, Verónica, Dereck y Joshua.
Todos somos parte del 5to año y formamos un gran grupo. Somos excelentes amigos que siempre contamos el uno con el otro, es como decir que somos hermanos aunque no lo seamos de sangre.
No tenemos la necesidad de hacer nuestros pedidos, la chica que se encarga de tomar los pedidos sabe que es lo que nos gusta pedir.
Al cabo de unos 10 minutos se acerca ella con los primeros platos. Dereck se pone de pie para ayudarla y aunque él lo quiera negar, le gusta Susan. Son muchas las veces que le echamos porras para que dé el primer paso y se atreva a pedirle que salga con él a comer un helado.
Como siempre, su respuesta es una negativa con la excusa de que la ve simplemente como a una amiga y nada más, pero todos sabemos que no es cierto. De todos modos es él quien se lo pierde de abrir su corazón y darse una oportunidad en el amor.
Finalmente, terminamos de comer y entramos al ascensor, en cada parada se van quedando hasta ser yo la última en bajar.
Cuando llegó a mi piso pongo manos a la obra y sigo con mi labor. Por fortuna todo se mantiene tranquilo como si no hubiera sucedido nada.
El resto del día pasa en un abrir y cerrar de ojos, cuando veo mi reloj ya van a ser las 5:00 de la tarde y aprovecho para darle un vistazo a mi padre antes de irme a casa.
Al entrar lo veo conversando plácidamente con Sonia, ella es otra de las pacientes de este piso, pero se me ha hecho extraño que últimamente se la pasa metida en la habitación de mi padre.
«¿Será que este par tiene su trompo enrollado?» sonrió de pensar en que Sonia pueda ser mi madrastra. Aunque no es mala idea que mi padre pase cada uno de sus días en plena tranquilidad, paz y armonía que ella le pueda brindar.
—¿Cómo se porta este par de cascarrabias? —interrumpo caminando en su dirección.
—¡Hola preciosa! —Saluda Sonia con un beso en la mejilla—. Conversando sobre tus pretendientes.
Pongo los ojos en blanco ante el comentario porque ese es un tema del que no quiero hablar. No tengo cabeza para tener ningún tipo de relación sentimental que no sea única y exclusivamente el amor hacia mi padre y mis amistades.
—Les informo que van a tener que cambiar de tema porque no estoy interesada en tener novio. —me encojo de hombros restando importancia al tema—. Solo tengo cabeza para mi profesión y la salud de cada uno de mis pacientes.
—Por amor a Dios pequeña, no puedes vivir aferrada a este viejo que pronto va a partir de este mundo. —se le cristalizan los ojos—. Además, quiero conocer a mis nietos.
—Claro que algún día los vas a conocer. —acaricio su cabeza y dejo un tierno beso en su frente—. Por el momento preocúpate por recuperarte y cumplir con las indicaciones del médico.
Seguimos la charla por un rato más hasta que veo que es hora de irme, me despido de los dos porque a mí parecer Sonia se va a quedar otro rato más con mi padre.
Busco en el locker mis pertenencias y salgo de la clínica, afuera me espera una leve llovizna y me regaño mentalmente por no traer paraguas. Camino por la acera hasta la parada de buses y espero con paciencia que llegue.
A mi alrededor se encuentran algunas personas que igual que yo también se encuentran a la espera del medio de transporte. Entre ellas logro reconocer un rostro familiar y que a la vez no quisiera que se diera cuenta de mi presencia.
Ismael fue mi novio por un año, la relación iba bien, pero a medida que pasaban los días no podíamos vernos con regularidad. A pesar de estar estudiando la misma carrera tratábamos de vernos lo más que podíamos, pero para él no era suficiente y en realidad yo prefería seguir avanzando en lo que me interesaba en ese momento.
Luego de nuestra ruptura, mi padre me dio por consejo que debía luchar por salir adelante y cumplir mis sueños, que no permitiera que el egoísmo de un hombre acabara con mis sueños y mucho menos le permitiera cortar mis alas.
Salgo de mis pensamientos cuando escucho su voz.
—¿Cómo estás, Sabrina? —una leve sonrisa se dibuja en su rostro—, días sin verte.
—Se puede decir que muy bien, gracias por preguntar. —respondo tajante, no queriendo seguir con la conversación.
—Me alegra saber que estás bien. —dice cabizbajo—. ¿Cómo sigue tu padre?
—Gracias a Dios mucho mejor. —me cruzo de brazos debido a lo fría que está la tarde.
Se queda en silencio, pero lo noto nervioso y seguro es que quiere decir algo más, pero no se atreve. A estas alturas lo único que le puedo brindar es una amistad y conversar de vez en cuando, siempre que tenga algún tiempo disponible.
—Sabrina quería preguntarte si algún día aceptarías una invitación para tomar un café. —arruga el entrecejo.
—Tal vez.
Intenta seguir con la conversación, pero en ese momento llega el autobús. Camino a grandes zancadas para subir antes de que él quiera tomar un puesto a mi lado.
Afortunadamente, encontré un puesto dentro de los primeros y para cuando él se sube tiene que caminar hasta el fondo. Respiro hondo agradeciendo que fue así porque no quiero seguir conversando con él.
Una hora más tarde llego a mi destino y para cuando me toca bajar estaba cayendo un palo de agua. Corro hasta llegar a la entrada del edificio estilando agua por todos lados, parezco mojado e inmediatamente comienzo a estornudar y mi cuerpo a temblar.
«Maldición no puedo enfermar ahora no»
Saludo a Rogelio quien es el conserje del lugar e inmediatamente subo al ascensor para marcar el botón donde queda ubicado mi departamento.
Al llegar lo primero que hago es tomar la correspondencia que se encuentra en el buzón y como de costumbre llegan las facturas pendientes de pago. Las coloco sobre el mesón de la cocina y camino en dirección al baño quitando toda mi ropa para darme una ducha de agua caliente.
Cuando salgo me pongo mi pijama y voy camino a la cocina para preparar un té el cual voy a tomar junto a un antigripal, no tengo pensado enfermarme y mucho menos en este momento.
Con el té y las pastillas en mano me siento frente a mi laptop para empezar con las traducciones, al abrir el correo me llevo la gran sorpresa de que tengo por hacer 8 traducciones y estas son un poco largas, pero lo peor de todo es que deben ser enviadas para mañana antes de las 8:00 de la mañana.
«Bendita sea mi suerte»
Comienzo con la primera traducción tratando de hacerlo lo más pronto posible, necesito terminar todo este trabajo antes de la medianoche para poder desocuparme y tener tiempo de descansar algunas horas antes de que amanezca.
«Será una larga noche»
Con ese pensamiento sigo adelante por varias horas hasta que de un momento a otro mis párpados empiezan a pesar y me recuesto por un instante, con 10 minutos que lo haga puedo seguir y cerrando mis ojos me sumerjo en un sueño que no sé por cuánto tiempo va a tardar.
***
Despierto al escuchar un fuerte pitido, el sonido es tan agobiante y pienso que es despertador, al recordar lo que estaba haciendo doy un gran salto y verificando la hora en el computador me doy cuenta de que son las 2:00 de la mañana.
«Joder, no, me quedé dormida» mi celular sigue sonando y camino hasta mi bolso para revisarlo y ver de qué se trata. Al verificar en la pantalla me puedo dar cuenta de que es un mensaje de un número desconocido.
Frunzo mi entrecejo queriendo saber que dice y al abrir el mensaje me quedo sorprendida con lo que dice.
“Sabrina, mi dulce doctora, no he dejado de pensar en ti desde que te vi
RE”
Mis ojos se abren como platos al reconocer las iniciales.
«¿Cómo demonios consiguió mi número?»…
RodrigoDespués del pequeño infortunio que sufrió en el accidente finalmente me dieron el alta. Por fortuna mi amigo Aidan se encontraba de guardia en la clínica, pero no estarlo si es el director médico y puto dueño del lugar.Antes de retirarme me quedé conversando con él sobre los próximos negocios que tengo en puerta. Le estoy muy agradecido por haberme contactado con un excelente abogado que no es nada más y nada menos que su hermano Ethan, ese hombre es un monstruo referente a leyes. Es frío y despiadado, no le tiembla el pulso a la hora de ejercer su labor.Mientras seguimos conversando viene a mi mente la hermosa doctora Sabrina, me encanta esa antipatía de ella, sin hacer el mínimo esfuerzo logro que mi entrepierna se enloqueciera y eso fue algo totalmente extraño, nunca me había sucedido eso. Lo asocié a la medicación porque no logro entender como una mujer que nunca había visto en mi vida produjera esa reacción en mí.No me creo la última coca-cola del desierto, pero tengo
—¿Sé puede saber qué está pasando aquí? —espeta llena de furia e indignación—. No me vayas a salir con que no es lo que estoy pensando.—Es exactamente lo que iba a decir. —respondo con descaro—. Deja que te explique —ruego para que no se marche mientras hago a Vanessa a un lado.—¿Has escuchado eso de que una imagen vale más que mil palabras? —señala en dirección a Vanessa, quien no muestra ni pizca de vergüenza—. No te molestes en dar explicaciones a lo obvio Rodrigo, es el colmo de tu desfachatez.«Necesito hacerla entrar en razón y que me dé el beneficio de la duda»Me levanto para caminar en dirección a Lucia, así se llama mi progenitora y amor de mi vida.—Madre, deja que te explique. —ruego mientras la tomo de la mano para llevarla hasta el sofá—. No te vayas, ya voy a solucionar esto.«Pongo cara de ternero degollado para que se apiade de mí» Espero que surta efecto y termine por aceptar»Ella acepta a regañadientes mientras fulmina con la mirada a Vanessa, quien ya se encuent
Me devano los sesos pensando en si le escribo o no. Al parecer esa mujer tiene un carácter jodido y tal vez me mande a freír monos, pero como decía mi abuela “el que no arriesga no gana ni pierde” Creo que voy a tomar la decisión de hacerlo, pero primero debo pensar que le voy a escribir no sea que cuente con la mala suerte de que haya cambiado de número y no esté actualizado.Sigo revisando su perfil y veo que tiene muchas fotos junto a un hombre de edad, tal vez ese sea su padre. También tiene otras con otros que por la ropa que tienen puesta deduzco que son compañeros de trabajo.Veo una foto que llama mucho mi atención, se encuentra muy sonriente y tras ella se encuentra un muchacho que la rodea con sus brazos, sus labios reposan en su mejilla derecha. Seguro este hombre puede ser su novio, lo imagino porque recuerdo claramente las palabras que me dijo sobre que a ella la besaba quien ella quisiera y que ya tenía quien le prestara la debida atención a sus labios.«Ella no se imagi
SabrinaSaco esa tonta idea de mi cabeza al creer que puede ser el amigo del doctor, en este mundo hay muchas personas que sus nombres comienzan con esas mismas letras. Dejo mi celular a un lado olvidando el mensaje y retomo lo que en realidad será productivo para mí.El reloj marca las 3:50 de la mañana y estoy a solo dos documentos por terminar. Los párpados me pesan y me levanto un momento para poner hacer un poco de café. Aprovecho para lavar mi cara con agua fría, necesito mantenerme despierta.Cuando el café está listo me sirvo una gran taza y para acompañarlo saco unas galletas Club Social. Me siento nuevamente frente a mi laptop para seguir con mi labor.***Dos horas más tarde finalmente termino y hago el envío de los documentos con sus respectivas traducciones. Inmediatamente, le aviso a mi amiga para que revise su correo y luego me confirme. Según ella el pago lo hacen antes de las 2:00 de la tarde, por el momento no tengo apuro porque dejaría el dinero en la cuenta.«Me s
Siento una fuerte opresión en el pecho y podría jurar que se me ha olvidado como respirar. Esto no puede estar pasando. Salgo como alma que lleva el diablo por las escaleras hasta llegar a la planta en donde se encuentra mi padre al ver el gran revuelo en su habitación sé perfectamente que las cosas no están bien.Con lágrimas nublando mi visión y que me prohíbo derramar camino hasta llegar a la puerta. Le están haciendo reanimación y ahora las cosas no pueden estar peor.—Sabrina, no puedes estar aquí. —Laura me tomó del brazo para sacarme de la habitación—. Mantén la calma, todo va a estar bien.—¿Qué le pasó? —pregunto queriendo que me dé una explicación—. Él estaba bien Lau, esto no puede estar pasando.—Tranquila, el doctor se va a encargar de explicarte lo ocurrido. —acaricia mi espalda—. Con desesperarte no ganas nada.Ella me estrecha entre sus brazos pidiendo que tenga fortaleza, pero me va a pedir eso si creo que eso ya se ha agotado. Cada día que pasa es un sinvivir para lo
Aún no sé si deba aceptar esa invitación, pero de lo que sí estoy totalmente segura es de que no me voy a precipitar en tomar esa decisión. No quiero que me vaya a pasar algo parecido a lo que viví con Ismael.Me levanto de la mesa para dejar la bandeja sobre la barra y dirigirme a mi área de trabajo.Entro al ascensor para marcar el piso que me corresponde. Cuando las puertas se abren camino directo hasta la estación de enfermeras, al llegar Leonor me entrega las órdenes médicas que había dejado para mí el doctor Mancini, estas son de las que me había hablado durante el almuerzo. Las reviso y me doy cuenta de que son muchos los estudios que se le deben hacer a mi padre. Dentro de ellos se encuentra un perfil preoperatorio, EKG, Rx Tórax y una evaluación preoperatoria con el médico internista.—¿Leo, tengo algo pendiente? —pregunto para estar segura antes de ir a sacar las citas para mi padre.—No, mi niña, ve con calma que cualquier novedad te llamamos por tu teléfono interno. —infor
Estando en la comodidad de mi departamento me dedico a guardar las compras en la alacena. Dejo fuera un paquete de mi cereal preferido y lavo unas fresas, las dejo en el escurridor mientras voy a darme una ducha.Esta vez opto por bañarme con agua caliente, necesito que cada músculo de mi cuerpo se relaje. La ventaja de vivir sola es que puedo estar vestida como me plazca, me coloco mis pantis y un camisón que llega hasta los muslos. Peino mi cabello y lo dejo suelto para que se seque, necesito hacer el tratamiento para que los rulos se mantengan hidratados.Salgo hasta la cocina y en un tazón coloco cereal y vierto una cantidad de leche, adicional picar las fresas en pequeñas rodajas para agregarlas dentro del cereal.Teniendo la cena lista me siento en el sofá para ver alguna película. Tengo que aprovechar de descansar un poco estos días, ya que no voy a tener que hacer las traducciones hasta la próxima semana.Estoy entretenida viendo la serie Élite cuando mi celular comienza a so
Al llegar a la casa estaciono el auto y sin perder tiempo me adentro por la parte trasera para no ser visto. Parezco un ladronzuelo, pero lo que quiero evitar es ver a mi abuelo antes de que llegue mi hermosa prima Kathya.Subo por la parte trasera por la enredadera, en este momento le agradezco a mi madre por haber colocado eso justo del lado que da a mi habitación.Al llegar a la ventana la corro y esta se abre sin ningún tipo de problema, por fin voy a estar en total tranquilidad, pero eso que tanto deseaba se esfuma cuando una voz en el interior de mi habitación llama mi atención.—¿De nuevo entrando como polizón? —dice colocando las manos a los costados de su cintura—. Joder Rodrigo, no eres un crío.—Mamá, me has dado un susto de muerte. —coloco una mano en mi pecho dramáticamente—. Sé que no soy un crío, pero no quería encontrarme con mi abuelo.—Lo dices por la cena, ¿verdad? —camina hasta llegar hasta el borde de mi cama sentándose en la orilla—. Sé que Vanessa y su padre no