Sabrina
Pensaba que era un día cualquiera, uno de esos en dónde no pasa nada y todo es aburrido. Lo creí desde que llegué a primera hora a la clínica Brockmann para hacer la ronda y chequear a mis queridos pacientes.
Por cosas del destino todo cambió, al entrar encuentro un gran revuelo en la sala de emergencia. Me quedo en estado de shock al ver semejante locura, siempre creí estar preparada para afrontar este tipo de situaciones, pero me doy cuenta de que imaginarlo es una cosa y vivirlo es otra.
Salgo de mis pensamientos cuando el grito del Dr. Brockmann me devuelve a la realidad.
—Echeverri ¿Qué carajos estás esperando para mover tu culo y ayudar? —espeta con un gran enfado y por un instante creo que me va a pegar—. ¿Acaso esperas que te tomen una foto para la posteridad?
—No, señor, ya voy. —respondo con voz temblorosa tratando de controlar la respiración y evitar que me dé un soponcio. Camino a paso apresurado hasta llegar al locker para guardar mis pertenencias.
Arreglo mi cabello y camino a paso apresurado para empezar mi labor y evitar otro insulto de parte de mi jefe. Sé que es un hombre un poco malhumorado y arrogante, pero que en el fondo guarda los más hermosos sentimientos.
Las horas pasan y a cada momento llegan más pacientes al área de emergencia. No nos dan tregua, así como tampoco nos damos abasto para atender a tantas personas. Nos estamos quedando sin espacio para poder seguir atendiendo a tantos pacientes y no sé cómo pueda acabar toda esta situación.
Por un instante, llegue a arrepentirme de haber estudiado medicina, pero alejé todos esos pensamientos negativos al recordar lo que una vez me prometí. Salvar las vidas de todas las personas que puedas sin importar su situación y posición económica. Ante todo debo cumplir con el juramento que hice ante la tumba de mi madre, por ella fue que nació esa vocación de estudiar medicina.
Lo que más me entristece es haberla conocido a través de una foto, ella falleció después de darme a luz y no puedo dejar de culparme por ello. Tal vez si no hubiera nacido nada de esto hubiera pasado, pero ella tomó la gran decisión de traerme a este mundo para ser una gran mujer y por ello voy a hacer todo lo posible porque se sienta orgullosa de mí al igual que mi padre. A él le tocó criarme solo y fue poca la ayuda que pudo recibir de su familia para sacarme adelante.
El Dr. Brockmann tuvo que tomar la decisión de remitir a algunos pacientes a otras clínicas y hospitales, finalmente se dio cuenta de que no podía atender a más personas de las que se podía. La clínica es grande, pero no tanto para albergar a tantas personas.
Todo este desastre fue causado porque una gandola se quedó sin frenos impactando contra un autobús y varios carros particulares. Afortunadamente, no hubo decesos, pero si hay personas que están gravemente heridas y su recuperación será a largo plazo.
Termino de llenar la historia clínica de una paciente cuando una de las enfermeras llamó mi atención.
—Sabrina, el doctor Brockmann necesita que vaya a la habitación 204 para que chequees los signos vitales de un paciente especial. —informa con un tono de disgusto—. Se te agradece que lo atiendas muy bien, es amigo de nuestro jefe ¿Entendiste o te lo vuelvo a explicar?
—Gracias Tania, y no, no te preocupes en darme la explicación nuevamente, no soy descerebrada como otras. —la fulmino con la mirada—. Tal vez si lo haces tú le puedas cobrar al doctor tu excelente atención a su paciente.
Sin darle tiempo a refutar me doy la vuelta para ir a atender al dichoso paciente amigo del doctor. Al entrar a la habitación la luz está apagada, sobre la cama puedo ver la silueta de un hombre que al parecer tiene un cuerpo bien trabajado. La sábana solo le cubre de la cintura para abajo, dejando al descubierto su torso, el cual no puedo ver con exactitud por la oscuridad de la habitación.
Solo espero no decepcionarme al prender la luz. Sin más tiempo que perder toco el interruptor para encender la luz e iluminar la habitación. Mis ojos se abren como platos al admirar semejante escultura que reposa sobre la cama.
Es un hombre muy apuesto por lo que puedo ver, tiene buen cuerpo, una estatura aproximada de 1.90 mtrs, piel bronceada, cabello castaño y su color de ojos imagino que han de ser maravillosos.
Por inercia mi vista baja hasta su entrepierna y madre mía… se le marca un gran paquete que de solo imaginarlo firme se me hace agua la boca.
—¿Te gusta lo que ves?
Doy un salto al escuchar esa voz ronca y me muero de vergüenza al imaginar lo que ha de estar pensando de mí el paciente. Respiro hondo para que la voz no me vaya a temblar al momento de hablar.
—¿Cómo se siente, señor…? Soy interrumpida antes de verificar en la historia médica el nombre del paciente.
—Evans, pero puedes llamarme Rodrigo. —responde mientras me repara de pies a cabeza—. ¿Te han dicho que te ves hermosa cuando te sonrojas?
—Señor Evans, creo que la pregunta está de más. —reviso la historia del paciente para proceder a hacer la evaluación y hacer las debidas anotaciones.
Procedo a chequear los signos vitales y verificar que la medicación sea la adecuada. Me coloco el estetoscopio para escuchar los latidos de su corazón y de repente me sorprende cuando toma mi rostro entre sus manos y me acerca peligrosamente acortando la distancia.
Nuestros labios quedan a pocos centímetros y por un instante pienso que me va a besar, cierro mis ojos esperando aquel beso que no llega porque somos interrumpidos cuando la puerta se abre de par en par, dando paso al ogro de mi jefe quien al ver la escena espeta con gran molestia.
—Rodrigo, ¿se puede saber qué carajo le estás haciendo a la doctora? —cruza los brazos a la altura de su pecho mientras tiene el ceño fruncido—. No me vengas a decir que no es lo que estoy pensando.
—Exactamente amigo mío, ¿Qué comes que adivinas? —esboza una gran sonrisa—. Solo le estaba quitando un sucio que tenía en el ojo ¿Verdad doctora?
Sin poder articular palabra asiento con un movimiento de cabeza para darle la razón a la gran mentira que acaba de crear. Puedo sentir la fría mirada de mi jefe sobre mí, pero sigo con el procedimiento para terminar lo más pronto posible y salir de esta habitación de locos.
Al terminar le rindo un informe al doctor, el cual este verifica leyendo el historial del paciente. Finalmente, me pide que salga de la habitación y doy un gran suspiro de alivio al pensar que no lo voy a ver más cuando el doctor Brockmann le informa que estará de alta por no haber sufrido graves lesiones.
Cuando estoy a punto de salir y por fin dar un salto de victoria, el señor Evans me llama y no puedo imaginar el gran descaro que tiene al decir delante del doctor:
—Espero tener otro accidente para poder ser atendido por ti nuevamente y poder besarte como quería desde un principio. —dice en tono seductor—. ¿Estás de acuerdo hermosa doctora?
—Pues temo desilusionarte, señor Evans. —me encojo de hombros—. Estos labios los besa quien yo quiera, no quien quiere y además ya tienen quien les preste la debida atención. Con su permiso doctor Brockmann.
Sin más que decir me retiro cerrando la puerta detrás de mí. Me quedo recostada a esta y escucho la risa sarcástica del doctor Brockmann burlándose del desplante que le acabo de dar a su amigo y espero no volver a toparme con este ser en un futuro.
Veo la hora en mi reloj y sé que voy tarde a ver a mis pacientes. Solo me queda esperar el reproche por mi abandono, pero sé que de alguna manera valió la pena.
Entro a la primera habitación con la historia médica en manos y no puedo dejar de sonreír al ver a la persona que me está esperando con muchas ansias.
—Buenas, ¿Cómo se encuentra mi paciente más consentido? —pregunto con una gran sonrisa en mi rostro mientras me acerco a la cama para empezar la revista médica.—Pues déjame decirte que no te creo, así le has de decir a todos. —cruza los brazos a la altura de su pecho en lo que hace un puchero.—¡Padre, me ofendes! ¿Cómo se te ocurre decir eso? —llevo a mi pecho la mano en forma de indignación.—Mi hermoso tesoro sabes que te amo mucho, ¿cierto? —pone mirada de cachorro tierno haciendo que mi corazón se estruje.—Lo sé, así como tú eres lo más importante en mi vida papito. —le doy un beso en la coronilla y empiezo con mi labor del día.Miguel Echeverri, ese es el nombre de mi padre, el hombre más importante de mi vida. Cada día que pasa es un milagro, debido a su terrible enfermedad se ha visto obligado a estar encerrado entre estas cuatro paredes.Tiene un tumor cerebral que es inoperable por el lugar en que se encuentra alojado. Aunque muchos me dicen que debo resignarme y ser fuert
RodrigoDespués del pequeño infortunio que sufrió en el accidente finalmente me dieron el alta. Por fortuna mi amigo Aidan se encontraba de guardia en la clínica, pero no estarlo si es el director médico y puto dueño del lugar.Antes de retirarme me quedé conversando con él sobre los próximos negocios que tengo en puerta. Le estoy muy agradecido por haberme contactado con un excelente abogado que no es nada más y nada menos que su hermano Ethan, ese hombre es un monstruo referente a leyes. Es frío y despiadado, no le tiembla el pulso a la hora de ejercer su labor.Mientras seguimos conversando viene a mi mente la hermosa doctora Sabrina, me encanta esa antipatía de ella, sin hacer el mínimo esfuerzo logro que mi entrepierna se enloqueciera y eso fue algo totalmente extraño, nunca me había sucedido eso. Lo asocié a la medicación porque no logro entender como una mujer que nunca había visto en mi vida produjera esa reacción en mí.No me creo la última coca-cola del desierto, pero tengo
—¿Sé puede saber qué está pasando aquí? —espeta llena de furia e indignación—. No me vayas a salir con que no es lo que estoy pensando.—Es exactamente lo que iba a decir. —respondo con descaro—. Deja que te explique —ruego para que no se marche mientras hago a Vanessa a un lado.—¿Has escuchado eso de que una imagen vale más que mil palabras? —señala en dirección a Vanessa, quien no muestra ni pizca de vergüenza—. No te molestes en dar explicaciones a lo obvio Rodrigo, es el colmo de tu desfachatez.«Necesito hacerla entrar en razón y que me dé el beneficio de la duda»Me levanto para caminar en dirección a Lucia, así se llama mi progenitora y amor de mi vida.—Madre, deja que te explique. —ruego mientras la tomo de la mano para llevarla hasta el sofá—. No te vayas, ya voy a solucionar esto.«Pongo cara de ternero degollado para que se apiade de mí» Espero que surta efecto y termine por aceptar»Ella acepta a regañadientes mientras fulmina con la mirada a Vanessa, quien ya se encuent
Me devano los sesos pensando en si le escribo o no. Al parecer esa mujer tiene un carácter jodido y tal vez me mande a freír monos, pero como decía mi abuela “el que no arriesga no gana ni pierde” Creo que voy a tomar la decisión de hacerlo, pero primero debo pensar que le voy a escribir no sea que cuente con la mala suerte de que haya cambiado de número y no esté actualizado.Sigo revisando su perfil y veo que tiene muchas fotos junto a un hombre de edad, tal vez ese sea su padre. También tiene otras con otros que por la ropa que tienen puesta deduzco que son compañeros de trabajo.Veo una foto que llama mucho mi atención, se encuentra muy sonriente y tras ella se encuentra un muchacho que la rodea con sus brazos, sus labios reposan en su mejilla derecha. Seguro este hombre puede ser su novio, lo imagino porque recuerdo claramente las palabras que me dijo sobre que a ella la besaba quien ella quisiera y que ya tenía quien le prestara la debida atención a sus labios.«Ella no se imagi
SabrinaSaco esa tonta idea de mi cabeza al creer que puede ser el amigo del doctor, en este mundo hay muchas personas que sus nombres comienzan con esas mismas letras. Dejo mi celular a un lado olvidando el mensaje y retomo lo que en realidad será productivo para mí.El reloj marca las 3:50 de la mañana y estoy a solo dos documentos por terminar. Los párpados me pesan y me levanto un momento para poner hacer un poco de café. Aprovecho para lavar mi cara con agua fría, necesito mantenerme despierta.Cuando el café está listo me sirvo una gran taza y para acompañarlo saco unas galletas Club Social. Me siento nuevamente frente a mi laptop para seguir con mi labor.***Dos horas más tarde finalmente termino y hago el envío de los documentos con sus respectivas traducciones. Inmediatamente, le aviso a mi amiga para que revise su correo y luego me confirme. Según ella el pago lo hacen antes de las 2:00 de la tarde, por el momento no tengo apuro porque dejaría el dinero en la cuenta.«Me s
Siento una fuerte opresión en el pecho y podría jurar que se me ha olvidado como respirar. Esto no puede estar pasando. Salgo como alma que lleva el diablo por las escaleras hasta llegar a la planta en donde se encuentra mi padre al ver el gran revuelo en su habitación sé perfectamente que las cosas no están bien.Con lágrimas nublando mi visión y que me prohíbo derramar camino hasta llegar a la puerta. Le están haciendo reanimación y ahora las cosas no pueden estar peor.—Sabrina, no puedes estar aquí. —Laura me tomó del brazo para sacarme de la habitación—. Mantén la calma, todo va a estar bien.—¿Qué le pasó? —pregunto queriendo que me dé una explicación—. Él estaba bien Lau, esto no puede estar pasando.—Tranquila, el doctor se va a encargar de explicarte lo ocurrido. —acaricia mi espalda—. Con desesperarte no ganas nada.Ella me estrecha entre sus brazos pidiendo que tenga fortaleza, pero me va a pedir eso si creo que eso ya se ha agotado. Cada día que pasa es un sinvivir para lo
Aún no sé si deba aceptar esa invitación, pero de lo que sí estoy totalmente segura es de que no me voy a precipitar en tomar esa decisión. No quiero que me vaya a pasar algo parecido a lo que viví con Ismael.Me levanto de la mesa para dejar la bandeja sobre la barra y dirigirme a mi área de trabajo.Entro al ascensor para marcar el piso que me corresponde. Cuando las puertas se abren camino directo hasta la estación de enfermeras, al llegar Leonor me entrega las órdenes médicas que había dejado para mí el doctor Mancini, estas son de las que me había hablado durante el almuerzo. Las reviso y me doy cuenta de que son muchos los estudios que se le deben hacer a mi padre. Dentro de ellos se encuentra un perfil preoperatorio, EKG, Rx Tórax y una evaluación preoperatoria con el médico internista.—¿Leo, tengo algo pendiente? —pregunto para estar segura antes de ir a sacar las citas para mi padre.—No, mi niña, ve con calma que cualquier novedad te llamamos por tu teléfono interno. —infor
Estando en la comodidad de mi departamento me dedico a guardar las compras en la alacena. Dejo fuera un paquete de mi cereal preferido y lavo unas fresas, las dejo en el escurridor mientras voy a darme una ducha.Esta vez opto por bañarme con agua caliente, necesito que cada músculo de mi cuerpo se relaje. La ventaja de vivir sola es que puedo estar vestida como me plazca, me coloco mis pantis y un camisón que llega hasta los muslos. Peino mi cabello y lo dejo suelto para que se seque, necesito hacer el tratamiento para que los rulos se mantengan hidratados.Salgo hasta la cocina y en un tazón coloco cereal y vierto una cantidad de leche, adicional picar las fresas en pequeñas rodajas para agregarlas dentro del cereal.Teniendo la cena lista me siento en el sofá para ver alguna película. Tengo que aprovechar de descansar un poco estos días, ya que no voy a tener que hacer las traducciones hasta la próxima semana.Estoy entretenida viendo la serie Élite cuando mi celular comienza a so