Rodrigo
Después del pequeño infortunio que sufrió en el accidente finalmente me dieron el alta. Por fortuna mi amigo Aidan se encontraba de guardia en la clínica, pero no estarlo si es el director médico y puto dueño del lugar.
Antes de retirarme me quedé conversando con él sobre los próximos negocios que tengo en puerta. Le estoy muy agradecido por haberme contactado con un excelente abogado que no es nada más y nada menos que su hermano Ethan, ese hombre es un monstruo referente a leyes. Es frío y despiadado, no le tiembla el pulso a la hora de ejercer su labor.
Mientras seguimos conversando viene a mi mente la hermosa doctora Sabrina, me encanta esa antipatía de ella, sin hacer el mínimo esfuerzo logro que mi entrepierna se enloqueciera y eso fue algo totalmente extraño, nunca me había sucedido eso. Lo asocié a la medicación porque no logro entender como una mujer que nunca había visto en mi vida produjera esa reacción en mí.
No me creo la última coca-cola del desierto, pero tengo mis atributos y son muchas las mujeres que caen rendidas a mis pies. Puede que peque de vanidoso, pero esa es la realidad.
—¿Sé puede saber a qué se debe esa sonrisa de idiota? —pregunta mi amigo mientras se recuesta en el respaldo de su silla—. Un momento no me digas, ¿se debe a la doctora?
—Para qué te voy a mentir si es cierto. —masajeo mi sien—. Es la primera vez que una mujer llama mi atención de esa manera.
—Te voy a dar un consejo, es mejor que no se te ocurra molestarla. —saca su celular del bolsillo de su bata—. Esa muchacha tiene la vida vuelta un caos para que vengas tú a colocar la cereza del pastel. Ella no es como las otras, así que… —frunce el ceño mientras lee el mensaje—, ¿En qué estaba? Ya recuerdo, es mejor que te alejes de ella.
—¿Acaso le hice alguna propuesta? —me defiendo, pero recuerdo mis últimas palabras antes de que saliera de la habitación—. Mis palabras solo fueron una broma, no le veo el motivo a tu enfado.
—Es mejor que me hagas caso y dejes todo como está. —dice mientras anota algo en una de las recetas médicas—. Toma aquí tienes la receta para tus medicamentos y nos vemos dentro de 8 días, saludos a tu abuelo de mi parte.
Sin más nada que decir, nos despedimos con un estrechón de manos y salgo de su consultorio. Apenas estoy fuera, veo a una de las enfermeras que viene caminando a paso apresurado.
Por curiosidad me quedo parado a un lado y confirmar mis sospechas, la enfermera llega hasta la puerta y voltea de un lado a otro verificando que nadie la vea, pero para su mala suerte yo me he dado cuenta de ella y sobre todo del lugar al que se dirige.
«Aiden es un desgraciado, no aplica lo que tanto pregona ¿Dónde queda eso de no tener relaciones con su personal? Ese hombre nunca va a cambiar»
Veo entrar a la enfermera y cerrar la puerta tras de sí, quisiera quedarme para escuchar sus jadeos y tomaros infraganti, pero todo eso cambia porque mi celular empieza a sonar y al ver de quién se trata no tengo más remedio que contestar.
—Hola abuelo, respondo mientras camino hasta el ascensor—. ¿A qué debo el honor de tu llamada?
—¿Dónde carajos estás Rodrigo? ¿Te das cuenta de la hora que es? —espeta con molestia alzando la voz y tengo que retirar el celular de mi oído porque de lo contrario me va a dejar sordo—. ¿¡Acaso se te olvidó la reunión!?
—Lo siento abuelo, pero tuve un contratiempo que me impidió estar a la hora pautada. —soy sincero y además tengo como demostrarlo—. No te preocupes, voy en camino a la empresa.
—Más te vale que tengas una justificación a tu demora, no creas que soy tu payaso y que puedes reírte de mí cuando te da la gana.
Escucho que la llamada se corta y salgo de inmediato hasta la entrada de la clínica para parar un taxi y me lleve hasta la compañía.
«Bendito viejo gruñón»
Subo al primer taxi que pasa por la avenida y le indico la dirección a la que debe llevarme. Siento un leve dolor de cabeza y eso se debe al golpe que recibí en el accidente, por fortuna no pasó a mayores y la resonancia no arrojó nada extraño.
Al cabo de unos 20 minutos llego la gran Corporación Evans, le pago al taxista y prácticamente entro corriendo tropezando con algunas personas a mi paso. No me dio tiempo de disculparme con ellas y entro al ascensor para ir a mi oficina y cambiarme de ropa. Por gracia divina siempre tengo un cambio de ropa en caso de que se llegue a dar alguna emergencia y esta es una de ellas. Eso se lo voy a agradecer infinitamente a mi madre por ser tan insistente.
—Buenos días, Francia. —saludo a mi secretaria pasando directo a mi despacho sin prestar atención a lo que estaba diciendo.
En menos de 10 minutos ya estoy enfundado en mi pulcro traje negro, me peino y aplico un poco de perfume.
Al salir de la oficina se encuentra mi secretaria con unas carpetas en mano y se acerca para dejarlas sobre el escritorio.
—Señor Rodrigo, su abuelo, lo espera en la sala de juntas. —informa mientras me observa como bicho raro—. Estos documentos son los que debe revisar y deben estar firmados antes de las 5:00 por órdenes directas de su abuelo.
—Está bien Francia, muchas gracias. —toco su hombro—. Ahora me puedes decir ¿Qué tanto me estás viendo?
—Disculpe, señor, pero… es que tiene el labio partido y parte de su pómulo amoratado.
—No te preocupes, fue un pequeño incidente sin importancia. —sonrió recordando lo ocurrido—. Nos vemos en un rato si es que mi abuelo me deja salir vivo.
Arreglo mi saco y camino a paso firme hasta llegar a la sala de juntas, cuando estoy frente a las puertas de madera doy un respiro antes de atravesar las puertas del infierno.
—¡Buenos días! —saludo a los presentes—. Disculpe la tardanza.
Mientras camino hasta mi puesto, varios pares de ojos no dejan de reparar en mí, menos mal y me pude cambiar si no sus expresiones faciales serían de terrón en vez de asombro.
Tomando asiento al lado de mi abuelo, este carraspea para llamar la atención de los presentes. En el proceso no deja de darme una mirada de advertencia como “me debes una explicación”
Se endereza en su silla y le da inicio a la reunión. En ella se tratan diversos temas y dentro de ellos el ascenso a la presidencia de la compañía.
Este es un tema que he querido abordar con mi abuelo desde hace mucho tiempo, sé que está pronto a jubilarse y yo quiero ser el que tome las riendas de la compañía. Cumplo con todo lo que se requiere para el puesto.
Pasadas dos horas finaliza la reunión, cada directivo va saliendo quedando en la sala mi abuelo y yo. No pierdo en recriminar mi falta de ética por haberlos hecho esperar tanto tiempo. Aprovecho la ocasión para darle una explicación sobre lo acontecido y a regañadientes aceptó mi explicación.
Antes de salir me hace una advertencia y me informa que dentro de unos días vamos a tener una reunión familiar en dónde se van a tratar temas de gran interés, pero sobre todo beneficiosos para la empresa.
Camino en dirección a mi despacho y empiezo a trabajar en la serie de documentos que tengo que leer y formar antes de que se haga la hora de entregarlos. Si no lo hago en el tiempo establecido, creo que esta vez mi abuelo no va a tener compasión de mí y me va a mandar a la quinta paila del infierno.
Las horas pasan y finalmente puedo decir que tengo listo el trabajo. Llamo a mi secretaria por teléfono interno para hacerle entrega de las carpetas y se encargue de dárselas a mi abuelo.
Veo la hora en mi reloj y me doy cuenta de que son las 4:40 de la tarde. Tengo tanta hambre que sería capaz de comerme una vaca si me la sirvieran, pero no sé por qué demonios llega a mi mente el rostro de esa hermosa doctora y me dan ganas de devorarla completa sin dejar un solo centímetro de su cuerpo por recorrer.
Salgo de mis pensamientos cuando la puerta de mi oficina se abre abruptamente dando paso a la mujer que acaba con mi paciencia.
—Lo siento, señor, no la pude detener. —se disculpa mi secretaria apenada por no poder evitar la llegada de Vanessa.
—No te preocupes Francia, vuelve a tu lugar. —le indico y esta cierra la puerta tras de sí.
—¿Se puede saber qué haces aquí? —le reclamo porque ella no debería irrumpir de esta manera en mi lugar de trabajo.
—¿Acaso no me extrañas pastelito? —pregunta en tono meloso que me va a hacer sufrir de diabetes.
—No te he extrañado para nada y te agradezco que no me vuelvas a dar ese apelativo ridículo.
—Pero antes te encantaba que te llamara así, más cuando me la metías…
Levanto la mano para que haga silencio, no quiero escuchar sus berrinches y por eso debo poner las cartas sobre la mesa. El hecho de que me acueste con ella de vez en cuando no quiere decir que tengamos una relación.
—Vanessa, ¿Cómo te explico que no puedes venir cada vez que te venga en gana? —me levanto de mi asiento para quedar frente a ella.
—No te enfades pastelito, sabes que tarde o temprano vamos a terminar siendo esposos. —se acerca hasta mí quedando a pocos centímetros de mis labios acariciando mi mejilla—. Nunca vas a encontrar una mujer mejor que yo, que te satisfaga como a ti te gusta y que además sea la madre de tus hijos.
«Gran error, nunca en la vida me casaría con ella y mucho menos será la madre de mis hijos» pero el culpable fui yo al follarme a la hija de uno de los socios de mi abuelo, ahora ella se cree con el derecho de querer imponerme ser su maldito esposo y todo para poder tener un mejor puesto en la sociedad.
Su padre posee una gran fortuna, pero no se compara en nada a la que tiene mi abuelo.
Salgo de mis pensamientos cuando de un momento a otro se abalanza sobre mí y lo peor del caso es que no me di cuenta en qué momento se desnudó quedando en una diminuta lencería color rojo que deja mucho a la imaginación. Ambos caemos al suelo y seguidamente la puerta se abre para darle paso al amor de mi vida.
«¿Qué puto karma estoy pagando?»
—¿Sé puede saber qué está pasando aquí? —espeta llena de furia e indignación—. No me vayas a salir con que no es lo que estoy pensando.—Es exactamente lo que iba a decir. —respondo con descaro—. Deja que te explique —ruego para que no se marche mientras hago a Vanessa a un lado.—¿Has escuchado eso de que una imagen vale más que mil palabras? —señala en dirección a Vanessa, quien no muestra ni pizca de vergüenza—. No te molestes en dar explicaciones a lo obvio Rodrigo, es el colmo de tu desfachatez.«Necesito hacerla entrar en razón y que me dé el beneficio de la duda»Me levanto para caminar en dirección a Lucia, así se llama mi progenitora y amor de mi vida.—Madre, deja que te explique. —ruego mientras la tomo de la mano para llevarla hasta el sofá—. No te vayas, ya voy a solucionar esto.«Pongo cara de ternero degollado para que se apiade de mí» Espero que surta efecto y termine por aceptar»Ella acepta a regañadientes mientras fulmina con la mirada a Vanessa, quien ya se encuent
Me devano los sesos pensando en si le escribo o no. Al parecer esa mujer tiene un carácter jodido y tal vez me mande a freír monos, pero como decía mi abuela “el que no arriesga no gana ni pierde” Creo que voy a tomar la decisión de hacerlo, pero primero debo pensar que le voy a escribir no sea que cuente con la mala suerte de que haya cambiado de número y no esté actualizado.Sigo revisando su perfil y veo que tiene muchas fotos junto a un hombre de edad, tal vez ese sea su padre. También tiene otras con otros que por la ropa que tienen puesta deduzco que son compañeros de trabajo.Veo una foto que llama mucho mi atención, se encuentra muy sonriente y tras ella se encuentra un muchacho que la rodea con sus brazos, sus labios reposan en su mejilla derecha. Seguro este hombre puede ser su novio, lo imagino porque recuerdo claramente las palabras que me dijo sobre que a ella la besaba quien ella quisiera y que ya tenía quien le prestara la debida atención a sus labios.«Ella no se imagi
SabrinaSaco esa tonta idea de mi cabeza al creer que puede ser el amigo del doctor, en este mundo hay muchas personas que sus nombres comienzan con esas mismas letras. Dejo mi celular a un lado olvidando el mensaje y retomo lo que en realidad será productivo para mí.El reloj marca las 3:50 de la mañana y estoy a solo dos documentos por terminar. Los párpados me pesan y me levanto un momento para poner hacer un poco de café. Aprovecho para lavar mi cara con agua fría, necesito mantenerme despierta.Cuando el café está listo me sirvo una gran taza y para acompañarlo saco unas galletas Club Social. Me siento nuevamente frente a mi laptop para seguir con mi labor.***Dos horas más tarde finalmente termino y hago el envío de los documentos con sus respectivas traducciones. Inmediatamente, le aviso a mi amiga para que revise su correo y luego me confirme. Según ella el pago lo hacen antes de las 2:00 de la tarde, por el momento no tengo apuro porque dejaría el dinero en la cuenta.«Me s
Siento una fuerte opresión en el pecho y podría jurar que se me ha olvidado como respirar. Esto no puede estar pasando. Salgo como alma que lleva el diablo por las escaleras hasta llegar a la planta en donde se encuentra mi padre al ver el gran revuelo en su habitación sé perfectamente que las cosas no están bien.Con lágrimas nublando mi visión y que me prohíbo derramar camino hasta llegar a la puerta. Le están haciendo reanimación y ahora las cosas no pueden estar peor.—Sabrina, no puedes estar aquí. —Laura me tomó del brazo para sacarme de la habitación—. Mantén la calma, todo va a estar bien.—¿Qué le pasó? —pregunto queriendo que me dé una explicación—. Él estaba bien Lau, esto no puede estar pasando.—Tranquila, el doctor se va a encargar de explicarte lo ocurrido. —acaricia mi espalda—. Con desesperarte no ganas nada.Ella me estrecha entre sus brazos pidiendo que tenga fortaleza, pero me va a pedir eso si creo que eso ya se ha agotado. Cada día que pasa es un sinvivir para lo
Aún no sé si deba aceptar esa invitación, pero de lo que sí estoy totalmente segura es de que no me voy a precipitar en tomar esa decisión. No quiero que me vaya a pasar algo parecido a lo que viví con Ismael.Me levanto de la mesa para dejar la bandeja sobre la barra y dirigirme a mi área de trabajo.Entro al ascensor para marcar el piso que me corresponde. Cuando las puertas se abren camino directo hasta la estación de enfermeras, al llegar Leonor me entrega las órdenes médicas que había dejado para mí el doctor Mancini, estas son de las que me había hablado durante el almuerzo. Las reviso y me doy cuenta de que son muchos los estudios que se le deben hacer a mi padre. Dentro de ellos se encuentra un perfil preoperatorio, EKG, Rx Tórax y una evaluación preoperatoria con el médico internista.—¿Leo, tengo algo pendiente? —pregunto para estar segura antes de ir a sacar las citas para mi padre.—No, mi niña, ve con calma que cualquier novedad te llamamos por tu teléfono interno. —infor
Estando en la comodidad de mi departamento me dedico a guardar las compras en la alacena. Dejo fuera un paquete de mi cereal preferido y lavo unas fresas, las dejo en el escurridor mientras voy a darme una ducha.Esta vez opto por bañarme con agua caliente, necesito que cada músculo de mi cuerpo se relaje. La ventaja de vivir sola es que puedo estar vestida como me plazca, me coloco mis pantis y un camisón que llega hasta los muslos. Peino mi cabello y lo dejo suelto para que se seque, necesito hacer el tratamiento para que los rulos se mantengan hidratados.Salgo hasta la cocina y en un tazón coloco cereal y vierto una cantidad de leche, adicional picar las fresas en pequeñas rodajas para agregarlas dentro del cereal.Teniendo la cena lista me siento en el sofá para ver alguna película. Tengo que aprovechar de descansar un poco estos días, ya que no voy a tener que hacer las traducciones hasta la próxima semana.Estoy entretenida viendo la serie Élite cuando mi celular comienza a so
Al llegar a la casa estaciono el auto y sin perder tiempo me adentro por la parte trasera para no ser visto. Parezco un ladronzuelo, pero lo que quiero evitar es ver a mi abuelo antes de que llegue mi hermosa prima Kathya.Subo por la parte trasera por la enredadera, en este momento le agradezco a mi madre por haber colocado eso justo del lado que da a mi habitación.Al llegar a la ventana la corro y esta se abre sin ningún tipo de problema, por fin voy a estar en total tranquilidad, pero eso que tanto deseaba se esfuma cuando una voz en el interior de mi habitación llama mi atención.—¿De nuevo entrando como polizón? —dice colocando las manos a los costados de su cintura—. Joder Rodrigo, no eres un crío.—Mamá, me has dado un susto de muerte. —coloco una mano en mi pecho dramáticamente—. Sé que no soy un crío, pero no quería encontrarme con mi abuelo.—Lo dices por la cena, ¿verdad? —camina hasta llegar hasta el borde de mi cama sentándose en la orilla—. Sé que Vanessa y su padre no
SabrinaFinalmente, es viernes y no se imaginan lo ansiosa que estaba porque llegara este día. No lo digo porque hoy vaya a salir con mis amigos, sino porque finalmente voy a tener para descansar prácticamente todo el día.—Sabrina solo queda media hora. —comenta Leonor mientras llena unas planillas—. Lo bueno de esto es que vamos a tener todo el fin de semana libre.—Eso es lo bueno Leo, pero luego nos toca todo el siguiente mes corrido y sin descanso. —me encojo de hombros—. ¿Qué planes tienes para hoy?—Dormir y comer mucho. —junta sus manos en forma de súplica—. Quiero ir a visitar a mis padres, tengo muchos días sin verlos.—Eso está bien.—Vamos a seguir trabajando que ya se acerca la bruja. —dice por lo bajo al ver a Tania.Tomo unas carpetas y salgo del campo de visión de Tania, no quiero que mi día se malogre con su presencia.Aprovecho para ir a buscar los resultados de los estudios de mi padre. Antes de retirarme tengo que ir donde el doctor Mancini para que los revise.Al