Sabrina Han pasado dos días y Mauricio no ha dejado de mandarme mensajes. En cada uno me dice que me extraña y que lo perdone. Además, también se ha mudado a un nuevo departamento. En realidad he tenido ganas de correr y abrazarlo y decirle que lo perdono, pero tengo que ser fuerte, de lo contrario va a pensar que soy débil y eso no es lo que quiero. En este momento me encuentro rumbo a la clínica, sé que mi guardia es a partir de las 6:00 de la tarde, pero quiero estar mucho antes para estar con mi padre. Desde que me levanté en la mañana he tenido un mal presentimiento y eso no me gusta para nada. Pensando en su bienestar, he tomado la decisión de aceptar el trato de Rodrigo. No quiero esperar a que empeore para tomar cartas en el asunto. Subo al autobús y saco mi celular para llamarlo. Al tercer timbre escucho su voz al otro lado de la línea. —¿Extrañas las tortillas Sisy? Escuchar ese apodo me saca una sonrisa, ese es mi seudónimo en las redes, este hombre al parecer se ha
Con cada palabra que sale de mi boca veo como su ceño se frunce y hay momentos en lo que intenta interrumpirme, pero lo evito. Si dejo que lo haga no voy a poder seguir con mi loco relato. Al cabo de media hora ya le he contado todo, incluso lo mucho que me dolió haber terminado con Mauricio como lo hice. Como era de esperar, se negaba a que cometiera esa locura, pero ya no se podía hacer nada. Todo el proceso ya estaba en marcha y no podía retractarme. Lo único que le pedí fue que no le comentara nada a Mauricio ni a ninguna otra persona, llegado el momento le daré las explicaciones que él iba a necesitar y tal vez poder perdonarme por no haberle dicho nada y actuar de la forma en que lo hice. Finalmente, termina aceptando no decir nada y espero que cumpla su promesa. Ambos nos unimos en un fuerte abrazo, uno de esos en donde dejas puestas todas tus esperanzas. El toque en la puerta nos regresa a la realidad y entonces limpio las lágrimas que había derramado. Me levanto y camino h
Parada a su lado escucho al doctor que les da una serie de instrucciones, las cuales no le presto atención porque toda la tengo puesta en el hombre que yace acostado frente a mí. Escucho el sonido de un celular, pero por el tono sé que no se trata del mío. Al poco rato escucho la voz del doctor. Lo poco que logro entender es que se encargará de preparar al paciente lo más rápido que pueda. Los minutos pasan y a mi parecer los siento como horas, la angustia que siento es tanta que solo me mantengo concentrada en una sola cosa y esa es en que pronto mi padre se va a recuperar y vamos a dejar de vivir este calvario. El doctor se acerca por la espalda y posa una mano sobre mi hombro. —No sé lo que hiciste y cómo, pero ya viene un equipo a buscar a tu padre para trasladarlo. —hace presión en mi hombro—. Tal vez sacrificaste más de lo que piensas, pero estoy seguro de que todo fue por tu padre y él se va a sentir muy orgulloso de ti. No respondo nada, con mi silencio ha de ser suficien
MauricioEl dolor que siento en el pecho no se compara con nada, ni siquiera cuando viví aquel desamor en mi pasado. Ahora todo empieza a tener sentido, el no querer perdonarme por lo que ocurrió y evadirme a cada momento.«¿Tenía una relación con ese hijo de puta mujeriego?», me niego a creer que esa sea una posibilidad, pero los hechos hablan por sí solos. Pero la voz en mi interior dice que algo no está bien.Solamente puede haber dos posibilidades, la primera es que Sabrina, mi reina, la mujer que amo, solo jugó con mis sentimientos. Por más vueltas que le doy a esta situación no logro comprender muchas cosas.La otra posibilidad es que esté ocultando algo y esté ayudando a ese imbécil.Todas las veces que estuvimos juntos la sentí completamente mía, al igual que fui y seré únicamente suyo. Todo esto es una completa mierda, nada de esto puede estar pasando. Por más que intento analizar en que falle, llego a la misma conclusión YO NO TENGO NADA QUE VER, caí en una maldita trampa qu
Las puertas se abren nuevamente y al otro lado se encuentra mi amiga de la infancia, mi querida Francia. Viene con su pequeño hijo Eduardo. —¿Cómo estás, Mauricio? —pregunta intentando sonreír—. Tenía días sin verte. —Ya sabes como es la vida de los médicos. —me encojo de hombros—. Vivimos más en la clínica que en nuestros hogares. —Eso es cierto. —contesta cabizbaja. —¿Cómo te portas campeón? —pregunto al pequeño que tiene cara de sueño. —Con ganas de ir a dormir. —pone los ojos en blanco. —Bueno, ese deseo ya está por cumplirse. —rio con amargura. Como desearía volver a tener diez años y escapar de esta terrible realidad. Las puertas se abren y Francia baja junto a su hijo, quedamos en salir a tomar un café luego y ponernos al día en nuestras vidas. Presiono nuevamente el botón de mi piso y en pocos minutos me encuentro abriendo la puerta de mi departamento. «¿Qué tendrá mi amiga, ella no es así? La conozco tan bien que me sé de memoria cada una de sus facciones y está que
Entre trago y trago termino por contarle todo desde el principio. —¿No entiendo por qué carajos no tomaste medidas desde un principio con esa loca de carretera? —se sirve otro trago mientras niega ligeramente con la cabeza—. Ahora mira toda la m****a que ocurrió y para completar la cereza del pastel ahora ella… No termina de hablar y se queda en silencio pensando si terminar de hablar o si cometió alguna imprudencia. —¿Ella qué? —estrecho los ojos. —Eso es algo que no me compete decirte. Solo te pido que tengas paciencia y esperes el momento indicado. —Las cosas no son lo que parece, solamente confía en ese gran amor que dices sentir por ella. —Pero… —Pero nada, Mauricio, es todo lo que puedo decir. Vas a tener que conformarte con eso y no insistas en seguir preguntando cuando no vas a obtener una respuesta de mi parte. —golpea la mesa haciendo que el trago se derrame—. Mejor dime cómo se encuentra tu paciente. Cambia de tema tan fácil y para hacer de esto una disputa prefiero
Un sonido insistente perturba mi sueño. No sé por cuánto tiempo he dormido, pero sé que no ha pasado mucho desde que llegué del bar. Me levanto buscando el origen del ruido y esté proviene de mi celular. Contesto la llamada sin darme cuenta de quién puede ser. —¡Aló! —respondo adormilado. —Doctor Mancini. —habla angustiada la mujer al otro lado de la línea. —Sí, ¿Quién habla? —frunzo el ceño. —Le habla la hija de Daniel. —habla con desespero intentando que recuerde de quien me está hablando. De repente recuerdo a mi paciente que no tiene recursos y es cuando caigo en cuenta de quien se trata. —Ya recuerdo ¿Qué sucede? —masajeo mi sien por el fuerte dolor de cabeza. —Mi padre se ha puesto peor y han tratado de contactar con usted. En vista de que no lo han podido hacer, yo me tomé el atrevimiento de llamarlo. La chica habla sin hacer pausa, solo lo hace cuando se queda sin aire y finalmente termino por pedirle que se calme. Yo me encargo de contactar con el médico del hospit
RodrigoHace mucho tiempo no imaginaba que sería despertar deseando tener un excelente día. Todo esto lo atribuyo a que hoy por fin, después de casi tres meses de espera, por fin tengo con quien contraer nupcias.Sé perfectamente que todo esto será por un acuerdo, uno en el que ambas partes vamos a salir beneficiadas.Parado frente al espejo de cuerpo completo, arreglo mi corbata para, hoy por ser un día especial, por así decirlo me puse un traje nuevo que estaba guardando para una ocasión especial, y que más especial que está.Agarre el celular para enviarle un mensaje a mi querida Sisy avisando que ya me encuentro activo desde temprano a la espera de que me confirme a qué hora debo ir por ella. Envío el mensaje sin esperar respuesta por ahora, tal vez se encuentre ocupada o estés descansando mientras se hace la hora de salida.Bajo las escaleras hasta llegar al comedor donde encuentro a mi madre desayunando. En nuestra familia no es común que se esperen para comer. Eso solamente lo