Hola mis queridos lectores. ¿La Sabrina de Arturo será la misma de Mauricio? Leo sus hipótesis
Entre trago y trago termino por contarle todo desde el principio. —¿No entiendo por qué carajos no tomaste medidas desde un principio con esa loca de carretera? —se sirve otro trago mientras niega ligeramente con la cabeza—. Ahora mira toda la m****a que ocurrió y para completar la cereza del pastel ahora ella… No termina de hablar y se queda en silencio pensando si terminar de hablar o si cometió alguna imprudencia. —¿Ella qué? —estrecho los ojos. —Eso es algo que no me compete decirte. Solo te pido que tengas paciencia y esperes el momento indicado. —Las cosas no son lo que parece, solamente confía en ese gran amor que dices sentir por ella. —Pero… —Pero nada, Mauricio, es todo lo que puedo decir. Vas a tener que conformarte con eso y no insistas en seguir preguntando cuando no vas a obtener una respuesta de mi parte. —golpea la mesa haciendo que el trago se derrame—. Mejor dime cómo se encuentra tu paciente. Cambia de tema tan fácil y para hacer de esto una disputa prefiero
Un sonido insistente perturba mi sueño. No sé por cuánto tiempo he dormido, pero sé que no ha pasado mucho desde que llegué del bar. Me levanto buscando el origen del ruido y esté proviene de mi celular. Contesto la llamada sin darme cuenta de quién puede ser. —¡Aló! —respondo adormilado. —Doctor Mancini. —habla angustiada la mujer al otro lado de la línea. —Sí, ¿Quién habla? —frunzo el ceño. —Le habla la hija de Daniel. —habla con desespero intentando que recuerde de quien me está hablando. De repente recuerdo a mi paciente que no tiene recursos y es cuando caigo en cuenta de quien se trata. —Ya recuerdo ¿Qué sucede? —masajeo mi sien por el fuerte dolor de cabeza. —Mi padre se ha puesto peor y han tratado de contactar con usted. En vista de que no lo han podido hacer, yo me tomé el atrevimiento de llamarlo. La chica habla sin hacer pausa, solo lo hace cuando se queda sin aire y finalmente termino por pedirle que se calme. Yo me encargo de contactar con el médico del hospit
RodrigoHace mucho tiempo no imaginaba que sería despertar deseando tener un excelente día. Todo esto lo atribuyo a que hoy por fin, después de casi tres meses de espera, por fin tengo con quien contraer nupcias.Sé perfectamente que todo esto será por un acuerdo, uno en el que ambas partes vamos a salir beneficiadas.Parado frente al espejo de cuerpo completo, arreglo mi corbata para, hoy por ser un día especial, por así decirlo me puse un traje nuevo que estaba guardando para una ocasión especial, y que más especial que está.Agarre el celular para enviarle un mensaje a mi querida Sisy avisando que ya me encuentro activo desde temprano a la espera de que me confirme a qué hora debo ir por ella. Envío el mensaje sin esperar respuesta por ahora, tal vez se encuentre ocupada o estés descansando mientras se hace la hora de salida.Bajo las escaleras hasta llegar al comedor donde encuentro a mi madre desayunando. En nuestra familia no es común que se esperen para comer. Eso solamente lo
Mientras espero, entro en Google para buscar una agencia de bienes raíces. Desde ya necesito buscar una casa para mudarnos. Lo más lógico sería pedirle opinión a ella, pero tengo que adelantarme un poco y tener opciones.Agrego varios números telefónicos y creo que si firmamos enseguida el contrato también debemos aprovechar de ir a ver las propiedades.Quince minutos después la veo enfundada en unos jeans ajustados, una camisa color rosa pastel y sus cómodas zapatillas negras. Trae un pequeño morral colgado sobre el hombro y entra sin decir una sola palabra.Ahora parece que se encuentra de mal humor y espero no ser yo el causante de ello.Piso el acelerador para ir al encuentro del abogado. El camino se hace corto, ya que decidí encender la radio para hacer el ambiente un poco más ameno.Estaciono el auto y bajamos para ingresar al edificio. Como es costumbre, cada vez que vengo a este lugar tenemos que hacer el registro. Esperamos unos pocos minutos para que nos entreguen la creden
Horas más tarde, después de ver varias casas y varios departamentos finalmente optamos por una casa pequeña. Queda en un lugar céntrico que a los dos nos parece perfecto. Por la ubicación de nuestros sitios de trabajo quedan a solo media hora. La casa es acogedora, consta de tres habitaciones con baño cada una, sala, cocina, un lavadero y un pequeño jardín en la parte trasera donde fácilmente podemos tener un perro. —¿Te gusta este amor? —preguntó mientras le atraigo a mi lado y beso su cabeza. —Sí, es perfecto cariño. —dice entre dientes y estoy seguro de que hasta quiere patearme las bolas por la forma en que la estoy agarrando, pero no lo puede hacer nada, hay que disimular ante el agente. —Entonces que sea este. La dejó sola para que haga otro recorrido, hay algunas cosas que hay que comprar, ya que no se encuentra totalmente amueblado, pero eso es algo que se lo voy a dejar a ella. Sigo al agente hasta la mesa que se encuentra en la sala y coloca la carpeta con el contrato.
Sabrina Luego de dormir por una hora y media me siento en el borde de la cama. Sé que el idiota de mi futuro esposo por contrato se encuentra en la sala viendo televisión. Lo sé porque hasta acá se escucha el sonido. Me levanto con toda la calma del mundo y entro al baño para darme una ducha. Cuando salgo me coloco un vestido fresco y me calzo unas zapatillas. Aplico un poco de maquillaje para tapar un poco las ojeras y el rostro demacrado que me he ganado últimamente por tanto trasnocho. Cuando estoy lista camino por el pasillo para llegar hasta la sala y vaya que me sorprende ver el televisor encendido y al espectador profundamente dormido con la boca abierta. A veces pienso que en vez de tratar con un hombre lo hago con un niño, este hombre es todo un caso y serán muchas las cosas que vamos a aprender el uno del otro en este año. Me acerco para despertarlo, quisiera gritar en su oído, pero eso sería provocar que se quiera vengar de mí por lo que le hice. Además, es un acto tota
Despierto con un intenso dolor de cabeza, intento levantarme, pero unos fuertes brazos me lo impiden. Al girar mi rostro me doy cuenta de que Rodrigo se encuentra mucho más cerca de lo que debería. Coloco las manos sobre su pecho y lo separo para poner distancia entre los dos. —¿Qué paso? —pregunto aturdida con todo dando vueltas a mi alrededor. —Pasa que te desmayaste y ahora nos encontramos en el hospital. —se encoge de hombros restando importancia a lo que acaba de decir—. Tranquila, no estás en tu lugar de trabajo, preferí traerte a otro lugar. —Al fin estás empezando a usar el cerebro. —elevo los brazos en dirección al cielo—. Fuera de juego te agradezco, si me hubieses llevado a la clínica ya estarían todos preocupados y armando un revuelo. —De eso no te quepa la menor duda. —sonríe mientras niega con un leve movimiento de cabeza. —¿Qué ha dicho el médico que me atendió? —interrogo queriendo saber el motivo de mi desmayo. —Te hicieron unos exámenes. —frunce el gesto—. Mi q
—Todo listo, ya nos está esperando.—Me asombra tu eficiencia esposo. —digo con sarcasmo.—Te das cuenta de que eres tú la que empieza, luego no te estés quejando.Pisa el acelerador y vamos camino hasta el consultorio donde atiende su amigo.Minutos después llegamos a lo que parece una quinta. Rodrigo estaciona el auto y nos bajamos para ingresar.En la entrada donde se supone que es la sala de recibo se encuentra la recepción.—Buenas tardes, ¿En qué les puedo ayudar? —saluda la chica con amabilidad.—Tenemos cita con el doctor Bustamante.—Tomen asiento por favor ya los anuncio.Nos sentamos en unas sillas que se encuentran a un lado y agradezco que estás sean acolchadas. No me lo están preguntando, pero me duele el trasero. Seguro al desmayarme tuve que darme un golpe.Agarro unas revistas de maternidad que hay en la mesa de centro y me distraigo viendo el proceso del embarazo.—Vamos ya es hora de entrar. —toca mi hombro llamando mi atención.Dejo la revista en donde estaba y lo