Sophia se acercó al espejo ataviada con su vestido de novia y comenzó a modelar de manera elegante, asegurándose de que cada detalle estuviera en su lugar y que se veía perfecta para su boda, la cual estaba a punto de comenzar en pocos minutos.Con cada pequeño ajuste y movimiento que hacía, Sophia se sentía más confiada y lista para caminar hacia el altar.La muchacha se encontraba cada vez más impaciente conforme pasaban los minutos. Los nervios la carcomían y no podía esperar a que todo acabara y finalmente estar casada con Lucas.Cada segundo parecía una eternidad y su corazón latía con fuerza en su pecho.Intentó respirar profundamente para tranquilizarse, pero la emoción y el entusiasmo eran demasiado fuertes.Sus vidas se habían entrecruzado tiempo atrás, cuando su tía, Emily, los había presentado en una cena en la que el padre de Sophia daba aviso de que la fundación que llevaba su nombre, y la cual estaba destinada a dar cobijo a canes maltratados, para luego adiestrarlos com
Cuando Sophia llegó a la entrada del hotel, se encontró con la recepcionista, quien intentaba alejar a un niño.Sophia se sorprendió, ya que el pequeño no tenía más de seis años.De inmediato se acercó a ambos y preguntó:—¿Qué sucede? ¿Puedo ayudar en algo?La recepcionista se sorprendió al ver a Sophia.—Es hijo de uno de los invitados a su boda, señorita Sophia —respondió la mujer—. No me quiere decir dónde está su padre y por qué está aquí, por eso intentaba que fuera con él —le explicó.Sophia se acercó al niño y le sonrió.—Hola, ¿es cierto lo que dice Astrid, pequeño? ¿Cómo te llamas? —preguntó ella amablemente.—Me llamo Liam —respondió el niño con tristeza, ignorando la primera pregunta.—¿Qué pasa, Liam? ¿Por qué estás tan triste? ¿Por qué te escapaste de tu padre? —preguntó Sophia, notando la tristeza en los tiernos ojos azules del niño.Sin decir ni una sola palabra, Liam sacó una foto de su bolsillo y se la mostró a Sophia.En la foto se veía a Lucas y a Emily, ambos con
Aquella mañana al despertar, Sophia se quedó petrificada al comprobar que no se encontraba en su habitación.«¿Qué diablos hago aquí?», se preguntó sin recordar donde estaba.¿Qué había pasado la noche anterior?No lo sabía y, por mucho que forzara su mente al máximo, lo único que tenía claro era que se encontraba en una de las habitaciones del hotel en el que se iba a llevar a cabo su fallida boda. Pero ¿por qué estaba allí?Sus intenciones, la noche anterior, eran regresar a su vivienda, la cual no quedaba demasiado lejos de allí. Por eso, no comprendía qué diablos hacía allí.Con lentitud, llena de pánico, comenzó a analizar todo el cuarto con la mirada, sintiendo como el dolor de su cabeza aumentaba conforme enfocaba la vista en cada rincón del dormitorio, hasta que sus ojos se toparon con un apuesto hombre.Su rostro le sonaba de algo, pero no lograba recordar de qué.Por mucho que forzó su mente, no fue capaz de saber de dónde lo conocía, por lo que, llenándose de valor, se inco
UN DÍA DESPUÉS.Sophia se sentía destrozada.La noticia de la fallida boda con Lucas y las acusaciones falsas de infidelidad, por parte de este, que se habían difundido por los medios la habían dejado en un estado de shock.Se preguntaba cómo había llegado a esta situación y cómo podía recuperar su reputación.Fue entonces cuando Noah llegó a casa.Sophia no lo sabía mucho sobre él, pero en el poco tiempo que llevaba de conocerlo le parecía un hombre amable y servicial. Por lo que, cuando él se acercó y le preguntó qué le sucedía, ella decidió contarle lo que había escuchado y visto en las noticias que circulaban por todos los medios de comunicación y redes sociales.—No te preocupes, Sophia, yo me encargaré de eso. Tú no tienes que hacer nada que estar tranquila —le aseguró con una encantadora sonrisa, que dejaba a la vista una perfecta dentadura.—No sé si puedo confiar en ti, Noah. Acabo de conocerte —dijo Sophia con voz temblorosa.—No te culpo por sentirte así, Sophia —respondió
Mientras tanto, en la mansión de los Jones, Sophia se encontraba furiosa con el móvil contra su oreja.—¿No se les puede pedir nada? —preguntó con los dientes apretados—. No me importa. En serio que no me importa ninguna de tus excusas, Martins. Te encargué una única tarea y ni tú ni tus hombres han sido capaces de cumplirla. Quedarán suspendidos por un mes. —El hombre, al otro lado de la línea, se quejó—. No, Martins, no me vas a convencer. Solo tenías que atrapar a Sophia, a una muchacha debilucha que no te podría hacer frente… —Escuchó atentamente, mientras alzaba las cejas—. ¿Qué? ¿De qué estás hablando? —Frunció el ceño—. Está bien, ahora lo veré, pero la suspensión sigue en pie —sentenció y cortó la comunicación.—¡No puedo creer que hayan fallado en su única tarea! —gritó mientras golpeaba el escritorio con su puño cerrado.Lucas, quien se encontraba con Emily en el despacho de la mansión, se acercó a ella en su silla de ruedas y preguntó:—¿Qué vamos a hacer ahora?Emily lo mi
UN MES DESPUÉS. El día de la boda.Lucas estaba sumamente preocupado. Que Sophia se hubiera casado con Noah Williams había hecho que la ira fuera en aumento.En ese instante, se encontraba en la oficina de Emily, debatiendo sobre qué podían hacer.Sin embargo, por muchas vueltas que le diera al asunto, no lograban hallar una solución factible.—¡No puede ser! —exclamó Emily con los ojos desorbitados mientras miraba su teléfono móvil.Lucas alzó la cabeza y suspiró.—¿Y ahora qué pasa? —preguntó con el ceño fruncido.Realmente, estaba sumamente harto de recibir una mala noticia tras otra. Y, por el rostro de Emily, no le cabía dudas de que esta era una más.—Sophia... —murmuró la mujer en un susurro apenas audible.—¿Y ahora qué sucede con esa zorra? —preguntó con los dientes apretados.—Se va a casar —respondió con furia.—¿Por eso reaccionas así? Ya lo sabíamos. Pensé que habías visto algo nuevo —dijo y succionó sus mejillas.Emily lo fulminó con la mirada.—¿Y si te digo que se va
—En serio, Lucas, ¿qué crees que estás haciendo? —exclamó Sophia, su voz temblorosa y cargada de dolor.Sus ojos, llenos de lágrimas, reflejaban la profunda herida que sus palabras le habían causado.Lucas mantuvo la mirada fija en Sophia, una mezcla de frustración y determinación en su rostro. Con una media sonrisa, respondió con voz entrecortada:—Contar la verdad, Sophia. Ya no puedo seguir ocultando la realidad.Sophia se sentía aturdida, con el corazón roto por las palabras hirientes de Lucas.Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, su voz apenas un susurro cargado de desesperación:—No puedes hablarme así, Lucas. No merezco ese trato. Si alguna vez me amaste, por favor, detente.El pequeño Liam, quien había permanecido en silencio durante toda la conversación, se acercó a Lucas en un instante, movido por la intensidad del momento.Con una mezcla de ira y tristeza en sus ojos, su mano temblorosa buscó algo, cualquier forma de aliviar el dolor de Sophia. Pero sus palabra
Noah tomó bruscamente la mano de Sophia, sintiendo cómo temblaba violentamente.Sus ojos ardían con una mezcla de amor y rabia mientras sostenía entre sus dedos un pequeño estuche, como si contuviera el peso del destino.Con manos temblorosas, lo abrió revelando un hermoso anillo, una joya ahora teñida de sombras.—Sophia —dijo Noah con voz entrecortada, sintiendo un nudo en su garganta que amenazaba con sofocarlo—. Esta noche, quiero hacerte una promesa. Quiero que este anillo sea el símbolo de nuestro amor y compromiso eterno. Pero también quiero que sepas algo más... —respiró hondo, sus ojos en llamas clavados en los suyos—. Los edificios en los que se encuentra la fundación, son míos y, con esta unión, ahora también son tuyos.—¿De qué estás hablando? —preguntó Sophia, su voz llena de incredulidad y temor, sus ojos dilatados como platos.—Así es, tan impactante como suena: poseo todo, y ahora, como marido y mujer, también son tuyos.Sophia quedó petrificada, su mente luchando por