Perdonen por la gran ausencia, prometo regresar. Por ahora solo publicaré un capítulo, en principio, diario, ya que estamos en la recta final. En serio, mil perdones por la ausencia, por haberlos dejado con la historia a medias. A los que aún siguen aquí, mil gracias por la paciencia.
El taxi avanzó a toda velocidad por las desiertas y oscuras calles de la ciudad, mientras Sophia miraba por la ventanilla, con la mente hecha un manojo de pensamientos y emociones. Era consciente de que se estaba metiendo en un terreno sumamente peligroso, pero le era imposible quedarse de brazos cruzados, mientras su tía Emily y Lucas continuaban conspirando en su contra.Una vez que el taxi se detuvo frente a un edificio abandonado a las afueras de la ciudad, Sophia se apresuró a pagarle el viaje al taxista y se bajó del coche, mientras respiraba profundamente intentando calmarse y miraba a su alrededor, asegurándose de que no hubiera nadie a la vista, antes de dirigirse a la entrada de lo que supuso que antiguamente se había tratado de una fábrica.La puerta chirrió sobre sus goznes al abrirse, mientras revelaba un oscuro y polvoriento vestíbulo. Sophia rápidamente encendió la linterna de su móvil y comenzó a adentrarse con cautela, procurando no hacer ni el más mínimo ruido. Sin e
A la mañana siguiente, Sophia se despertó sumamente temprano, con los primeros rayos de sol colándose por la ventana de la habitación.El encuentro de la noche anterior todavía era un peso en su mente y su corazón latía con fuerza al recordar la confrontación con Lucas y su tía. A su lado, Noah dormía apaciblemente, ajeno a la tormenta que se desataba en el interior de Sophia. Con cuidado, se levantó de la cama y se encaminó hacia la cocina, con la intención de preparar el desayuno, en un intento de encontrar un poco de normalidad en medio del caos de su vida.Mientras batía los huevos y el beicon se asaba en el sartén, su mente no dejaba de divagar sobre la amenaza que había recibido. Era más que consciente de que no podía subestimarlos, por lo que, si quería proteger a Liam, a Noah, a sí misma y a la fundación. Se sentía sumida en una encrucijada: por un lado, debía adaptarse a su nueva vida con Noah y Liam, a la vez que se enfrentaba al miedo constante de las amenazas que, como una
Sophia se acercó al espejo ataviada con su vestido de novia y comenzó a modelar de manera elegante, asegurándose de que cada detalle estuviera en su lugar y que se veía perfecta para su boda, la cual estaba a punto de comenzar en pocos minutos.Con cada pequeño ajuste y movimiento que hacía, Sophia se sentía más confiada y lista para caminar hacia el altar.La muchacha se encontraba cada vez más impaciente conforme pasaban los minutos. Los nervios la carcomían y no podía esperar a que todo acabara y finalmente estar casada con Lucas.Cada segundo parecía una eternidad y su corazón latía con fuerza en su pecho.Intentó respirar profundamente para tranquilizarse, pero la emoción y el entusiasmo eran demasiado fuertes.Sus vidas se habían entrecruzado tiempo atrás, cuando su tía, Emily, los había presentado en una cena en la que el padre de Sophia daba aviso de que la fundación que llevaba su nombre, y la cual estaba destinada a dar cobijo a canes maltratados, para luego adiestrarlos com
Cuando Sophia llegó a la entrada del hotel, se encontró con la recepcionista, quien intentaba alejar a un niño.Sophia se sorprendió, ya que el pequeño no tenía más de seis años.De inmediato se acercó a ambos y preguntó:—¿Qué sucede? ¿Puedo ayudar en algo?La recepcionista se sorprendió al ver a Sophia.—Es hijo de uno de los invitados a su boda, señorita Sophia —respondió la mujer—. No me quiere decir dónde está su padre y por qué está aquí, por eso intentaba que fuera con él —le explicó.Sophia se acercó al niño y le sonrió.—Hola, ¿es cierto lo que dice Astrid, pequeño? ¿Cómo te llamas? —preguntó ella amablemente.—Me llamo Liam —respondió el niño con tristeza, ignorando la primera pregunta.—¿Qué pasa, Liam? ¿Por qué estás tan triste? ¿Por qué te escapaste de tu padre? —preguntó Sophia, notando la tristeza en los tiernos ojos azules del niño.Sin decir ni una sola palabra, Liam sacó una foto de su bolsillo y se la mostró a Sophia.En la foto se veía a Lucas y a Emily, ambos con
Aquella mañana al despertar, Sophia se quedó petrificada al comprobar que no se encontraba en su habitación.«¿Qué diablos hago aquí?», se preguntó sin recordar donde estaba.¿Qué había pasado la noche anterior?No lo sabía y, por mucho que forzara su mente al máximo, lo único que tenía claro era que se encontraba en una de las habitaciones del hotel en el que se iba a llevar a cabo su fallida boda. Pero ¿por qué estaba allí?Sus intenciones, la noche anterior, eran regresar a su vivienda, la cual no quedaba demasiado lejos de allí. Por eso, no comprendía qué diablos hacía allí.Con lentitud, llena de pánico, comenzó a analizar todo el cuarto con la mirada, sintiendo como el dolor de su cabeza aumentaba conforme enfocaba la vista en cada rincón del dormitorio, hasta que sus ojos se toparon con un apuesto hombre.Su rostro le sonaba de algo, pero no lograba recordar de qué.Por mucho que forzó su mente, no fue capaz de saber de dónde lo conocía, por lo que, llenándose de valor, se inco
UN DÍA DESPUÉS.Sophia se sentía destrozada.La noticia de la fallida boda con Lucas y las acusaciones falsas de infidelidad, por parte de este, que se habían difundido por los medios la habían dejado en un estado de shock.Se preguntaba cómo había llegado a esta situación y cómo podía recuperar su reputación.Fue entonces cuando Noah llegó a casa.Sophia no lo sabía mucho sobre él, pero en el poco tiempo que llevaba de conocerlo le parecía un hombre amable y servicial. Por lo que, cuando él se acercó y le preguntó qué le sucedía, ella decidió contarle lo que había escuchado y visto en las noticias que circulaban por todos los medios de comunicación y redes sociales.—No te preocupes, Sophia, yo me encargaré de eso. Tú no tienes que hacer nada que estar tranquila —le aseguró con una encantadora sonrisa, que dejaba a la vista una perfecta dentadura.—No sé si puedo confiar en ti, Noah. Acabo de conocerte —dijo Sophia con voz temblorosa.—No te culpo por sentirte así, Sophia —respondió
Mientras tanto, en la mansión de los Jones, Sophia se encontraba furiosa con el móvil contra su oreja.—¿No se les puede pedir nada? —preguntó con los dientes apretados—. No me importa. En serio que no me importa ninguna de tus excusas, Martins. Te encargué una única tarea y ni tú ni tus hombres han sido capaces de cumplirla. Quedarán suspendidos por un mes. —El hombre, al otro lado de la línea, se quejó—. No, Martins, no me vas a convencer. Solo tenías que atrapar a Sophia, a una muchacha debilucha que no te podría hacer frente… —Escuchó atentamente, mientras alzaba las cejas—. ¿Qué? ¿De qué estás hablando? —Frunció el ceño—. Está bien, ahora lo veré, pero la suspensión sigue en pie —sentenció y cortó la comunicación.—¡No puedo creer que hayan fallado en su única tarea! —gritó mientras golpeaba el escritorio con su puño cerrado.Lucas, quien se encontraba con Emily en el despacho de la mansión, se acercó a ella en su silla de ruedas y preguntó:—¿Qué vamos a hacer ahora?Emily lo mi
UN MES DESPUÉS. El día de la boda.Lucas estaba sumamente preocupado. Que Sophia se hubiera casado con Noah Williams había hecho que la ira fuera en aumento.En ese instante, se encontraba en la oficina de Emily, debatiendo sobre qué podían hacer.Sin embargo, por muchas vueltas que le diera al asunto, no lograban hallar una solución factible.—¡No puede ser! —exclamó Emily con los ojos desorbitados mientras miraba su teléfono móvil.Lucas alzó la cabeza y suspiró.—¿Y ahora qué pasa? —preguntó con el ceño fruncido.Realmente, estaba sumamente harto de recibir una mala noticia tras otra. Y, por el rostro de Emily, no le cabía dudas de que esta era una más.—Sophia... —murmuró la mujer en un susurro apenas audible.—¿Y ahora qué sucede con esa zorra? —preguntó con los dientes apretados.—Se va a casar —respondió con furia.—¿Por eso reaccionas así? Ya lo sabíamos. Pensé que habías visto algo nuevo —dijo y succionó sus mejillas.Emily lo fulminó con la mirada.—¿Y si te digo que se va