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Conseguí un hijo en mi boda.
Conseguí un hijo en mi boda.
Por: A. A. Falcone
Capítulo 1 – Una traición imperdonable.

Sophia se acercó al espejo ataviada con su vestido de novia y comenzó a modelar de manera elegante, asegurándose de que cada detalle estuviera en su lugar y que se veía perfecta para su boda, la cual estaba a punto de comenzar en pocos minutos.

Con cada pequeño ajuste y movimiento que hacía, Sophia se sentía más confiada y lista para caminar hacia el altar.

La muchacha se encontraba cada vez más impaciente conforme pasaban los minutos. Los nervios la carcomían y no podía esperar a que todo acabara y finalmente estar casada con Lucas.

Cada segundo parecía una eternidad y su corazón latía con fuerza en su pecho.

Intentó respirar profundamente para tranquilizarse, pero la emoción y el entusiasmo eran demasiado fuertes.

Sus vidas se habían entrecruzado tiempo atrás, cuando su tía, Emily, los había presentado en una cena en la que el padre de Sophia daba aviso de que la fundación que llevaba su nombre, y la cual estaba destinada a dar cobijo a canes maltratados, para luego adiestrarlos como perros guías para niños con autismo, se agrandaría con una nueva «sucursal».

A pesar de su emoción por casarse con Lucas, Sophia tenía un presentimiento que no podía ignorar. Había algo en él que no la terminaba de convencer, algo que le hacía pensar que tal vez se estaba casando por «compromiso» y no por amor.

¿Realmente Lucas la amaba? ¿Estaba seguro de querer pasar el resto de su vida con ella?

Pese a todo, Sophia decidió seguir adelante con la ceremonia, confiando en que sus sentimientos fueran solo una paranoia momentánea, ya que había invertido mucho tiempo y esfuerzo en planificar la boda perfecta. Había elegido con cuidado cada detalle, desde el vestido hasta la música y el banquete.

Sophia suspiró profundamente frente al espejo.

Todo parecía estar en orden y eso la relajaba lo suficiente como para no pensar en lo que vendría después.

Sophia se sentía atrapada en un torbellino de emociones, tratando de entender sus verdaderos sentimientos y deseos mientras se preparaba para dar el gran paso. A pesar de las dudas, sabía que estaba lista para dar el sí y ver qué le deparaba el futuro.

Cuando ya era la hora, Sophia salió al salón para comprobar que todo estaba en su lugar. Sin embargo, se encontró con que Lucas no se encontraba allí.

—¿Qué diablos? —se preguntó en un murmullo con el ceño fruncido.

Sin saber qué estaba pasando, se encaminó hacia la trastienda de la boda, la cual se trataba de una pequeña habitación detrás del escenario que la empresa encargada de la decoración de la boda había montado para llevar a cabo la ceremonia de unión.

Cuando llegó junto a la puerta, oyó la voz de Lucas, seguida por la de su tía.

¿Qué demonios hacían allí cuando ya era la hora de la boda?

Llamó a la puerta, sin embargo, ninguno de los dos respondió.

El ceño de Sophia se frunció aún más ante aquello.

Luego de un par de minutos, desesperada porque ya era la hora, abrió la puerta.

Sin embargo, lo que vio era lo último que esperaba encontrar.

Sophia se quedó paralizada en la puerta de la habitación, sin saber cómo reaccionar ante lo que estaba viendo. No podía creer que su tía y su prometido estuvieran besándose, era algo que nunca se habría imaginado.

La ira comenzó a apoderarse de ella y, sin pensarlo dos veces, les gritó:

—¡Los odio! ¿Cómo pudieron hacerme esto?

Lucas trató de intervenir y le dijo:

—Sophia, por favor, déjanos explicarte lo que está pasando.

Sin embargo, Sophia no quería escuchar nada, estaba demasiado dolida como para oír excusas baratas.

—Sophia, por favor, cálmate. Hay una explicación lógica para todo esto —dijo Emily también intentando mediar en aquella situación.

Pero Sophia estaba demasiado enfurecida como para escuchar razones.

La tensión en la habitación era palpable y ninguno de los tres sabía cómo reaccionar o qué decir, por lo que se miraron en silencio. Hasta que, finalmente, Sophia tomó una decisión.

—No quiero volver a verlos nunca más. No puedo creer que hayan sido capaces de traicionarme así.

Lucas y Emily guardaron silencio, y se miraron, conscientes que no había nada que pudieran decir o hacer para cambiar aquello.

Sin embargo, Lucas lo intentó:

—Sophia…

Pero la muchacha se sentía tan traicionada y dolida por lo que acababa de presenciar que no quería escuchar ninguna explicación, solo quería alejarse de allí cuanto antes.

—No quiero oír nada. No quiero verlos nunca más —repitió Sophia antes de salir de la habitación y cerrar la puerta con fuerza detrás de ella.

Sophia se sentía devastada, no podía creer que Lucas, el hombre al que amaba, le hubiera sido infiel con su propia tía.

Sin decir nada más, Sophia salió de la habitación con lágrimas en los ojos. La angustia que sentía en el pecho era avasallante.

No obstante, decidida a tomar el toro por las astas y a no dejar pasar aquello, Sophia se encaminó hacia el salón, seguida por Lucas y por Emily.

—Lo siento mucho, pero no puedo seguir adelante con esta boda —dijo tras pararse frente a los invitados.

—¿Qué sucede? —preguntó uno de sus familiares, verdaderamente confundido.

Después de suspirar y llenarse de valor, Sophia explicó, a grandes rasgos, lo que había visto en la habitación que se encontraba tras el escenario.

—No puedo casarme con alguien que me ha traicionado de esta manera —aseguró, mientras luchaba para aguantar el llanto.

—Sophia, por favor, déjame explicarte… —intento intervenir Lucas.

—No hay nada que puedas decir para justificar lo que vi, Lucas. Me traicionaste, me humillaste, ¡en nuestra propia boda y con mi tía! Eres un maldito…

—Sophia, por favor, cálmate —dijo Emily con evidente incomodidad—. De veras que hay una explicación para todo esto.

—Lo siento mucho, pero, de verdad, no puedo seguir adelante. No puedo casarme con alguien que no es capaz de respetarme siquiera en la fiesta de nuestro matrimonio —sentenció Sophia alzando la barbilla y tragando saliva para controlar sus emociones.

La multitud se encontraba en silencio, sin saber cómo reaccionar ante aquella escena.

Algunos murmuraban, mientras que otros se limitaban a observar a Sophia, Emily y Lucas, con asombro.

Sophia se sentía abrumada por las emociones y el estrés que le producía todo aquello.

Finalmente, cuando vio que ni Emily ni Lucas decían nada, Sophia se dio media vuelta y salió del salón, dejando a todo sumidos en el más completo shock.

Sophia se refugió en su habitación. Se sentía abrumada por la traición, no solo de Lucas, sino también de su tía, a quien siempre le había tenido un gran aprecio.

No sabía cómo lograría superar aquel dolor y aquella humillación, pero sabía que no podía dejarse vencer por todo aquello.

Sophia era una mujer de armas tomar y nada ni nadie haría que se sumiera en la angustia y en la depresión.

Por ese mismo motivo, se quitó el vestido de novia, se puso un jean, una blusa y una cazadora.

—No puedo creer que me hayan hecho esto —murmuró para sí misma mientras se cambiaba de ropa.

En ese momento, sonó su teléfono. Al tomar el móvil, vio que se trataba de un amigo que había hecho durante su tiempo en la universidad.

—¿Sophia? ¿Estás bien? Te he estado llamando, pero no respondías —dijo su amigo con evidente preocupación.

Sophia limpió sus lágrimas y trató de sonar tranquila.

—Sí, estoy bien. Solo necesitaba un momento para mí misma. ¿Necesitabas algo? —le preguntó, siendo consciente de que él había presenciado la escena que se había desarrollado en el salón, ya que él formaba parte de los invitados a la boda.

El hombre suspiró aliviado.

—Solo quería saber si necesitabas algo. Estoy aquí para lo que sea.

Sophia se conmovió por el gesto de su amigo.

—Gracias, de verdad. —Inhaló profundamente y soltó el aire con lentitud—. ¿Sabes qué? Necesito despejarme un poco. ¿Quieres ayudarme a organizar una fiesta? —preguntó.

—Por supuesto, nos vemos en el lobby en diez minutos —respondió el hombre con decisión.

Sophia salió de su habitación con una sonrisa en el rostro y se dirigió hacia el lobby, lista para darlo todo.

Aunque amara a Lucas, no dejaría de vivir ni un solo segundo.

Si bien se había truncado la fiesta de su matrimonio, no dejaría de pasarlo bien. No, no iba a permitir que eso le arruinara su día.

Se había pasado meses preparando todo para ese momento, y no iba a dejar que todo ese trabajo se desperdiciara.

Sophia sabía que tenía dos opciones: quedarse en su habitación lamentándose por lo que había pasado o salir y disfrutar de la vida al máximo. Y ella había elegido la segunda opción.

Estaba decidida que iba a vivir cada momento al máximo, sin importar lo que sucediera.

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