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Conquistando la ley.
Conquistando la ley.
Por: Gilover28
Capítulo 1: ¿Quién soy yo?

Dasha

He firmado mi sentencia.

He escogido mi camino a seguir.

He elegido mi camino hacia mi lecho de muerte.

Todavía recuerdo aquel día a la perfección, lo recuerdo como si fuera ayer. No he olvidado ese momento en el que me enteré de la verdad, cuando supe la verdadera razón por la que era capaz de pasar tanto tiempo en casa del capo de la mafia coreana. No éramos solo sus mayores socios y tampoco tan solo se trataba del mejor amigo de mi padre durante los últimos años, sino que de igual manera ese hombre es el amante de mi madre. Ella se ha aprovechado de la gran confianza que existe entre ambos para involucrarse con él de forma sentimental y vaya que ni siquiera lo llegué a sospechar en algún momento. No pensaba que mi madre podría comportarse como una mala persona. Actuó como una zorra, porque mi padre podía serlo todo, en lo absoluto, menos alguien que cometería adulterio. Y por lo mismo, ella le acompañaba casi siempre y por supuesto, ni tiempo le daba para engañarle. Al contrario de ella, que ha tomado ventaja de la confianza que Maximiliano Romanov le tiene a Lee Jaeyoon.

Durante nuestra última vista a casa de la familia Lee, al dirigirme a la oficina del capo lo encontré besándose con mi querida madre apasionadamente. Y ahora, mientras regresábamos a casa comenzó a amenazarme. Le agradecí al mismísimo cielo que nos encontrábamos a solas.

—Promete que no le dirás nada a nadie, ni siquiera a cualquiera de tus hermanos...Si lo haces, yo misma te mataré ¿Te quedó claro? —Elevó el tono de su voz. Joder, si es ella la que la cagó.

—Ay, madre, puedes amenazarme y hacer que cumpla con lo que me pides, pero, eso no te convierte en una buena esposa y mucho menos en una buena madre. Amenzando a tu hija menor, quién sin querer ha descubierto que duermes en la misma cama que Jaeyoon mientras que en las noches vas a besar a mi padre y a jurarle amor eterno. Qué sínica, eres una gran perra que no me causa más que vergüenza.

Por supuesto que me dolía hablarle así a la mujer que me dio la vida, no obstante, ella le ha fallado a toda la familia. No entiendo porqué tuve que hacer esto.

—El amor es impredecible —se encogió de hombros—No me culpo por haberme enamorado de otro hombre que no fuese Maximialiano, esas cosas suelen pasar.

—¿Enamorarte de otro que no fuera el hombre con el que has compartido casi treinta años de tu vida? ¿Todos esos años son nada para ti? —Inquirí

—Vaya, veo que el amor no significa nada para ti.

De acuerdo, no podía imaginar cómo mi padre sería capaz de reaccionar si se enterase. Me moría de ganar de correr a decirle la realidad de su matrimonio, porque nadie se merece ser engañado de tal manera. Nadie merece entregarlo todo, amar con locura y ser engañado a cambio.

—No sabemos lo que el destino nos tiene preparado. No podemos prometer amor eterno porque no sabemos que pasará al día siguiente —murmuró. Su actitud está fuera de lugar, por completo.

—Mi padre es un mafioso y todo lo que quieras decirle, no obstante, no hay nada que ame más que a su esposa. Ese hombre te ama y por protegerte, lo hace todo —las lágrimas se acumularon en mis ojos— ¡No puedo creer que te atrevieras a aquello!

—Me aburrí de la relación, es así de simple —continuó excusándose. Cuanto más hablaba, más la odiaba. No puedo creer que mis sentimientos hacia ella ha cambiado en menos de una hora.

Toda la imagen perfecta que he mantenido de ella durante mi vida entera, se acaba de ir a la basura. No puedo creer que esa persona que ha sido mi ejemplo a seguir, esté haciendo este tipo de cosas. La gran mujer a la que le encantaba la seriedad, fidelidad y los lujos, quien aseguraba dar la vida entera por su esposo. Quién aceptó casarse con un mafioso de lo peor porque ella lo amaba, sinceramente.

—¿Te aburriste? Qué excusa barata —rodé los ojos—Admite que lo arruinaste, que no pensaste en lo que estabas haciendo. Entonces, te aburriste de la m*****a relación y fuiste a revolcarte con su mejor amigo —apenas dije aquello, me golpeó en la mejilla—Puedes golpearme todo lo que quieras, porque sabes bien que eso no cambiará nada. No solo le fuiste infiel, sino que lo hiciste con su amigo más querido. No hay nada más cruel.

—Me aburrí de esta vida, digamos que me aburrí de lo que tengo que aguantar gracias a tu padre —siguió conduciendo el auto como si nada.

—Siempre supiste quién era, siempre. Además, si te hubieras cansado de esta vida tan extraña que llevamos, te habrías ido lejos y no te habrías involucrado con otro mafioso, incluso más sádico y violento que papá. Ahora, puedes comprar mi silencio al amenazarme con mi propia muerte y seré capaz de fingir perfectamente ante los demás, pero, tú y yo sabemos que no eres esa que aseguras ser. Lo mínimo que puedes hacer es decirle a mi padre por tu cuenta, y así dejar de engañarlo de una buena vez debido a que nadie se merece esto.

—Si tu padre se entera, matará a Jaeyoon.

—Siempre lo tuviste claro —la ataqué—¿Acaso no pensaste en el peso que iban a tener tus actos después? ¡Te involucraste con dos capos! Debes tener agallas o simplemente, no piensas en lo que haces. M*****a...

Sí, definitivamente debe ser lo último.

—¿Con esa boca besas a Dae? —Interrogó de manera burlona.

—Claro que sí y sin vergüenza alguna —le guiñé el ojo—Al menos mi boca solo se ocupa en una persona.

—Ya no quiero continuar con esta conversación. Si no quieres morir, más vale que te quedes callada ¿Está bien Dasha? —Volvió a preguntar y asentí. No lo puedo creer.

Regresamos a casa y para mi sorpresa, logré comportarme como siempre. Cené y me fui a mi cuarto, esa noche no pude dormir bien porque me sentía culpable. Sentía la necesidad de contarle a mi hermano, pero, es mejor que un secreto sea solitario.

Cuando Lee Jaeyoon fue asesinado en su domicilio y sus hijos tuvieron que huir un par de meses después, mi madre consoló a papá durante días. Y yo, bueno, estaba ocupada en llorar lo suficiente ya que el amor de mi vida, Kang Dae, uno de los hijos del amante de mamá, había huido junto con sus hermanos gracias a la muerte de su progenitor. Tenía mis propias preocupaciones y con un gran esfuerzo, fui olvidando el secreto de mi madre. No podía seguir pensando en eso, por lo que opté por restarle importancia y continuar con mi vida como si nada debido a que no estaba pasando por mi mejor momento.

Los años pasaron, y me convertí en una mujer muy distinta, quizá la partida mi amor me cambió por completo. Comencé a involucrarme en los negocios familiares y cuando me convertí en una adulta consciente de todo lo que sucedía a su alrededor, empecé a odiar a mi padre por todo lo que nos hizo vivir. Gracias a él, estoy obligada a vivir dentro de una puta mafia, a cometer actos ilícitos, a huir cada vez y cuando. Me tardé más de lo debido en entender cuál era la realidad, aunque eso no cambió la perspectiva que poseo respecto a mi madre. Desde que me enteré de su más grande secreto, ella prefirió alejarse de mí y no solíamos hablar mucho. Todo cambió, aunque tal vez fui yo quién abrió los ojos y vio la realidad.

Lee Jaeyoon murió, mamá lo olvidó y continuó queriendo a Maximiliano Romanov. Fin de la historia.

Los Lee se desvanecerieron en el tiempo y los italianos reemplazaron su lugar, pero, nadie me ayudó a superar mi dolor nunca. Y aun lo quiero como a nada.

Odio a mi padre, lo odiaba con todas mis fuerzas. Y bueno, todo el mundo podrá preguntarme la razón por la que odio tanto al hombre que estuvo allí durante mis primeros años de vida, pero, la verdad es que no existe ni una sola persona en este mundo que no odie a Maximiliano Romanov. El porqué es bastante simple, puesto que ese hombre no es nada más ni nada menos que el jefe de la mafia rusa, la más temida por todo el mundo y al mismo tiempo la más buscada, el jefe de la mafia Romanov.

Se supone que iba a quedarme en casa después del problema de salud que presenté hace poco, tuve un accidente gracias a la estúpida motocicleta que mi padre me obligó a usar para mejorar mis habilidades de escape, y caí, rompiéndome la pierna en el proceso. Por suerte ha pasado más de cinco meses desde aquel accidente, sin embargo, a pesar que ya me encontrara bien por completo, no tenía ni el mínimo entusiasmo en salir de casa. No obstante, mi padre se ha metido en problemas con la mafia árabe, y que más da, tenemos que escapar cada quién por su lado.

—Iré a Italia, siempre me hace sentir como en casa...—mi hermana mayor, Katya, respondió al mismo tiempo que no dejaba de revisar su teléfono. La expresión que había en su rostro era serena, hasta que esta cambió a una de miedo y preocupación —Ah, m****a, y es que no lo puedo creer...

—¿Qué sucede Katya? —Luka, el hermano del medio cuestionó, preocupándose al no saber qué era lo que estaba pasando en ese mismo instante.

—Según medios oficiales, acaban de atrapar al capo italiano...Francesco De Angelis —se mordió el labio, sin poder creer lo que ella acababa de mencionar.

Admito que me esperaba todo, excepto la captura del italiano.

—¿Quién dijo que acaban de atrapar al italiano? —Nuestro padre apareció en la sala y preguntó aquello, con una mirada llena de frustración.

—Los medios oficiales. Tal parece que la FSB lo capturó intentando salir de territorio ruso...—dijo mordiéndose las uñas—Bueno, no me lo esperaba, a decir verdad.

—Estamos jodidos —papá expresó sentándose al lado de Luka y dando un duro golpe a la mesa—Estamos jodidos de tantas formas que no se si seré capaz de darle una solución a todos nuestros problemas como mafia. Los árabes amenazan con matarnos si no les entregamos los territorios que ellos desean y ahora que acaban de atrapar a Francesco, puede que él se atreva a hablar demás acerca de nosotros. Y si alguien llega a descubrir más acerca de nosotros, seguramente estaremos perdidos.

—¿Por qué tendría que hablar sobre nosotros? Es decir, somos socios, y no creo que él tenga alguna razón para dar más información respeto a los Romanov —me encogí de hombros. Era así como pensaba.

—¿Por qué no habría de hacerlo? —Se molestó—Nadie le debe lealtad a nadie cuando se es de bandos diferentes. Además, que a veces la policía suele ofrecer buenos tratos para que puedas darles información específica sobre ciertos personajes del crímen y a cambio, suelen reducir tu condena o simplemente te dejan irte.

—Es imposible que le permitan a De Angelis un trato de ese tipo, puesto que es un criminal muy buscado en el mundo entero, tanto como nosotros y la justicia no le va a permitir que se les escape de las manos como si nada —Katya farfulló, poniéndose de pie— De igual manera creo que en algún momento debe saberse algo respecto a nuestra familia y mientras no se conozcan detalles específicos, no pienso ponerme nerviosa. No me interesa si les dice algo, mientras no conozcan cómo encontrarnos todo va a estar bien.

Sabía lo que significaba esto. Tendríamos que irnos, una vez más.

—Como sea, simplemente deben irse de aquí a cualquier lugar, cada uno por su lado hasta nuevo aviso. Por lo que, más les vale apresurarse haciendo sus maletas porque en menos de dos horas los quiero fuera de esta casa.

—¿Cómo sabremos cuando haya llegado el momento de regresar? —Le pregunté bajando el tono de mi voz. Claro que esta no iba a ser la primera vez que tuviéramos que huir de esta forma, pero, la más grande diferencia era que por primera vez deseaba quedarme en casa por un tiempo más, sin sentir las verdaderas preocupaciones que la vida que nos obligaron a llevar.

—Veré la forma de comunicarme con ustedes, mientras tanto, solo deben centrarse en irse a un lugar donde los árabes no sean capaces de encontrarlos, cada uno por su lado no lo olviden —señaló desapareciendo de nuestra vista. Una vez más, reitero mi sentimiento de odio hacia el capo Romanov. Odio a mi padre, m*****a sea.

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