DimitriAún no he terminado de entenderlo.Todavía no comprendo cómo pudimos dejar que el mafioso italiano, el rey de la mismísima mafia siciliana, se nos escapara de las manos, sabiendo lo difícil que fue para nosotros atraparlo luego de investigarlo durante meses.Me ha molestado mucho.—Te recuerdo que si liberamos a Francesco De Angelis se debió al trato que hicimos con él. A todo el equipo le convenía que nos diera la ubicación de los coreanos, porque si no lo has olvidado todavía, ellos estaban causando demasiados problemas durante los últimos meses y además, no podemos olvidar que de igual manera nos dio mayor información sobre los Romanov. No ha sido un mal trato a fin de cuentas.—¿Y esa información de qué sirve? —Cuestioné y ella desvió la mirada. Mi compañera de equipo, Ludmila, y yo nos encontrábamos discutiendo acerca de un par de temas del trabajo ya que el jefe nos había dicho que hemos recibido una especie de advertencia de parte del gobierno ruso, y es que ellos decía
KatyaTrataba de contenerme. Todas las emociones que estaba sintiendo estaba por hacerme perder la poca cordura que me quedaba.—¡Ah, sí! ¡Sí! —Gemí alto cuando Franco comenzó a aumentar la rapidez de sus embestidas. Me mordí el labio en un intento de contener el placer que estaba sintiendo—Oh, mierda, qué bien lo haces...—¿Te gusta muñeca? —Preguntó después de soltar un pequeño gruñido. Comenzó a tocar mis senos y luego a retorcer mis pezones. Sí que este sabía darme el placer que tanto gustaba.—Sí...Sí...Me gusta...—confesé cerrando los ojos y dejando que tocara mi cuerpo a su gusto. Amaba follar con Franco, más de lo que amo cualquier cosa en este mundo—Más rápido...Mi amor, más rápido...—Sabes tan bien, bonita...—se acercó a mí para unir nuestros labios en un beso desesperado.—¡Por favor más rápido! —Casi le rogué, mientras me separaba de él. Hizo caso a mi pedido y aumentó el ritmo de inmediato, golpeando sus caderas contra mi piel y haciéndome enloquecer por completo. La fu
Dasha—¿Cómo que piensas matar al capo de la mafia siciliana? —Prácticamente grité en cuanto terminé de procesar las palabras de mi padre. Pensaba que se había vuelto loco de repente y que no estaba considerando sus palabras—Papá, por favor, ni si te ocurra hacer locuras. Por lo menos, piensa en lo que dices por un tiempo y luego, decide qué hacer.—No es ninguna locura, pero, debo hacer que ese hombre pague por el error que cometió. Se metió con el hombre equivocado y necesito hacerlo pagar por cada uno de sus pecados —apenas dijo aquello, rodé los ojos al recordar sus propias palabras tiempo atrás.—Iré a Italia, siempre me hace sentir como en casa...—mi hermana mayor, Katya, respondió al mismo tiempo que no dejaba de revisar su teléfono. La expresión que había en su rostro era serena, hasta que esta cambió a una de miedo y preocupación —Ah, mierda, y es que no lo puedo creer.—¿Qué sucede Katya? —Luka, el hermano del medio cuestionó, preocupándose al no saber qué era lo que estaba
LukaTodo se nos salió de las manos. Cuando nuestra familia se enteró de la muerte del capo coreano, la casa se convirtió en un verdadero infierno.—¡Luka! —Katya vino corriendo hacia mí con lágrimas en los ojos. En aquel tiempo, ella solía preferir cortarse el cabello a la altura de los hombros—Gracias a Dios...Te estaba buscando.—¿Qué sucede? —Le pregunté de inmediato, me estaba poniendo muy nervioso.—Mataron a Jaeyoon y ahora, sus hijos han desaparecido —todo esto me lo confesó mientras colocaba una de sus manos en su cabeza—Y Dasha...Ella simplemente no se encuentra para nada bien, está llorando sin consuelo en la habitación y papá está tratando de hacer que se calme un poco. Por supuesto, como te imaginas, ella está muy afectada por esto.No pude escuchar más porque literalmente, salí corriendo hacia el dormitorio de mi hermana menor. Allí, la visualicé abrazando a mi padre hecha un mar de lágrimas, mamá no estaba, pero, eso no me importó mucho en ese momento. Sus ojos estaban
DashaHe aceptado empezar un compromiso formal. He aceptado darle inicio a una relación con Korovin, un agente de la FSB, mi más grande enemigo y el mayor enemigo de mi familia, en especial de mi amado padre. No he sido capaz de hacer esto desde hace mucho.No he podido amar desde él.No he podido olvidar.No he podido sanar.Pero, hoy, hoy es el momento de olvidar, de dejarlo todo atrás y comenzar una nueva vida en la que no haya más dolor, porque sé que al final todo esto terminará de consumirse y se convertirá en un arma letal, tal como un maldito cigarrillo que aunque parece hacerte disfrutar, termina por matarte al final.Me preparé para salir de casa, tratando que nadie se diera cuenta y cuando estaba a punto de lograr mi cometido sin ningún problema, Pablo, el hombre de confianza de la familia, apareció, sacándome un gran susto.—¡Pablo! ¡Por poco y me matas! —Grité, tocándome el pecho. Sí que me había asustado.—Buenas noches señorita Dasha, sí, lo siento mucho. Sólo que acabo
DimitriLuna mentía, y aquello era evidente gracias a sus acciones. Por alguna razón que desconocía, ella estaba muy nerviosa.—Sé que estás ocultando algo, bonita...—susurré en su oído y en cuanto me alejé, noté como se había puesto pálida de inmediato. Sí, vaya que tenía toda la razón—Te tengo una muy mala noticia y la verdad es que eres una pésima mentirosa.Se quedó en silencio, bajó la mirada, entendiendo que estaba perdida y que no tendría otra opción que hablarme con la verdad. Sé que ella me está ocultando algo, y sé que si eso no cambia de inmediato, nuestra relación no tendrá manera alguna de continuar porque no puedo estar al lado de una persona en la que no confío en lo absoluto.—¿Y bien? ¿Qué es lo que tienes que decirme entonces? —Volví a preguntarle y ella tragó saliva. Fue cuando supe que el asunto era grave y que tendríamos una conversación bastante seria a continuación.—Dimitri, es que tú no lo entiendes...—negó con la cabeza, y las lágrimas comenzaron a salir de s
LukaHoy era el día en el que Katya estaba cumpliendo veinticinco años, por lo que mi padre quiso celebrar a lo grande haciendo una fiesta en una preciosa hacienda muy alejada de casa y a la cual invitó, literalmente, a todo aquel que se dedica al mismo negocio que nosotros. Iba a ser una celebración bastante grande a decir verdad, a pesar de todos los problemas que nos agobian a diario, queríamos dejar todo lo malo a un lado por lo menos un día.—¿Qué le darás a Katya? —Mi hermana menor, Dasha, apareció en mi habitación con una caja de terciopelo en una de sus manos. Ella ya se encontraba lista para la fiesta, se había decidido por usar un vestido azul que le daba hasta un poco antes de las rodillas con un collar de perlas finas. Su cabello estaba recogido en una coleta alta y sus labios pintados de un lindo rojo carmesí. Dulce y preciosa, dos adjetivos que podían describirla a la perfección.—¿Qué es eso que tienes ahí? —Pregunté y ella se sentó en el filo de mi cama y me extendió l
DashaAcompañé a mi padre hasta una especie de cuarto de cemento, que estaba alejado de la fiesta, y en donde nos encontramos con Francesco Romanov, algo que no me agradó del todo. No he olvidado que mi familia y la del señor De Angelis se encuentran en un mal momento por todo lo que sucedió después de aquella vez en la que el capo siciliano fue apresado por la grandiosa FSB. Aunque, decimos que perdonamos, pero, en el fondo, seguimos recordando con furia y pensamos en vengarnos cuando tengamos la oportunidad.—Buenas tardes a todos —saludé, enarcando la ceja y apretando la mano del jefe. Me acerqué a mi padre de nuevo, demostrando lo molesta que me sentía y le susurré—Padre mío, me pregunto qué es eso en lo que quieres que te ayude en este preciso instante.—Ayúdame a cerrar un par de negocios económicos con el italiano. No quiero que me vea la cara en este asunto —apuntó y asentí, todavía sin terminar de creer lo que estaba a punto de hacer porque bueno, se supone que la relación en