En el instante en que les corresponde decir sus votos, Matías le dice a Charlize que ella lo haga primero. Se toman de las manos, se miran a través del velo y se sonríen, ella toma aire y lo deja salir lentamente, sin poder creer que esté cumpliendo su sueño.—Matías, los primeros años de mi vida fueron muy duros, había perdido a mi madre y mi padre era casi un hombre ausente en mi vida. Pero cuando Luz Méndez llegó a nuestras vidas… en serio fue un rayo de luz.«Con su sola presencia iluminó todo, desde que la conocimos en aquella heladería. Sentí esa conexión única entre madre e hija y quise que ella fuera mi madre a partir de ese momento. Pero aún me faltaba algo, era como si mi vida no estuviese completa y cuando llegaste a visitarla, me di cuenta lo que era.«Verás, mi madre fue la luna en la noche de nuestras vidas, pero tú… tú te convertiste en el sol de la mía —cierra los ojos y se ríe algo avergonzada—. En ese momento en verdad creía que había un monstruo en el árbol. Todos e
Tiempo después…—¿En verdad crees que haya sido un suicidi0? —le pregunta Morgan a Matías, este permanece en cuclillas al lado del cuerpo de una mujer de unos cuarenta años, pensativo.—¿El marido?—En la habitación de al lado, aún afectado.Matías se pone de pie, observa toda la sala y camina hasta donde se encuentra el marido. Allí, dos agente permanecen con él, tratando de consolarlo. La razón para que el FBI se hiciera cargo del caso es porque la mujer muerta es nada más y nada menos que la embajadora de Honduras.En la entrada de la habitación está una de las agentes que interroga al asistente de la embajadora, que está tan afectado por la muerte de la mujer, que no puede decir ni una palabra en inglés.—Agente, dele unos minutos, si no puede hablar en su idioma, yo mismo lo haré —le dice Matías.Se para frente al marido, que lo ve con los ojos rojos de tanto llorar y luego baja la mirada, Matías observa todo el lugar y hay algo que no le cuadra en el lugar.Mira a Morgan, que ya
Trece años después…Luego de que Alma naciera, pasaron seis meses y Charlize esperó a Matías con una deliciosa cena que compró, porque la que ella le hizo se quemó, para darle una noticia que lo haría desmayarse de la silla… serían padres otra vez.Y hasta allí llegaría la familia Méndez, con el nacimiento de Matías Gerard.Ambos decidieron que por la edad de Matías y por las metas de Charlize, dos hijos eran suficientes para darles amor. Y fue una decisión muy acertada, porque para cuando Alma cumplió los cinco años, le diagnosticaron trastorno del espectro autista leve, eso la hacía diferente en muchos sentidos y su padre solo quería que tuviera la vida más normal posible.Pero eso, era imposible.Alma, además, tenía un coeficiente intelectual de doscientos ochenta, muy por sobre los doscientos veinte de su madre.Era por esa razón que se encuentra toda la familia en la graduación de la chica, en medio de todos sus compañeros de la escuela. Sonreía feliz, porque había sido aceptada
Todo en la mansión Finnick es una locura, hay dos decenas de personas en el jardín, moviendo todo, acomodando sillas y mesas. Arreglos de dulces, globos y una mesa lista para recibir los regalos que le llevarán ese día a la princesa. Es el cumpleaños número trece de Charlize, pero para Gerard es como si fuera ayer que la tuvo entre sus brazos. —No es justo que crezcan tan rápido —dice Gerard, mientras abraza a su esposa por la espalda. —Es la ley de la vida, ¿qué podemos hacer? —Lo dice la mujer que corretea la pequeña novia de su hijo —ella frunce el ceño y se enfrenta a su esposo —. Oye, Ethan ya tiene siete años, es hora que lo asumas. —¡Yo no asumo nada! Es muy pequeño, cuando sea mayor podrá buscar nuevas opciones. —Pero sabes que no lo hará… —Así como no lo hará Charlize. —Ese es un golpe bajo, mujer. Por respuesta, Gerard recibe un beso de su mujer y la ve caminar a la cuna en donde descansa su pequeña Lianna, de casi un año. Los dos se quedan viendo a la pequeña dormir
Dos años después… Todo gira en torno a la fiesta de los quince años de la princesa, quien luce como una en verdad, Luz se preocupó de mandar a hacer el vestido con una reconocida diseñadora de Europa. La ayuda a terminar de peinarse, dejando algunos mechones caer libres por su rostro, está realmente hermosa, pero lo que más la emociona es saber que después de esto, su pequeña se irá de casa a cumplir sus sueños a Boston. —No llores, mami. Vendré a casa para cada fiesta. —Esto no es sencillo, mi niña. Pero al menos podremos festejarte y estoy segura que serás la quinceañera más linda de toda la ciudad. Charlize se ríe de las exageraciones de su madre, pero al final se dan un abrazo fuerte. Esas dos mujeres crearon un vínculo fuerte, que nada podría romper. Las dos se dan la mano y caminan a la puerta, antes de abrirla, Charlize mira a su madre. —¿Vendrá? —No lo sé, cariño… —¿Le dijiste que quiero que mi baile sea con él? —Sí, pero sabes que a veces le salen imprevistos. Charli
Cuando el taxi se detiene en la entrada, salen a recibirla las chicas nuevas de servicio, le paga al taxista y entra a su lugar favorito en el mundo. Allí se encuentra todo igual que hace tres años, excepto por algunas imágenes nuevas. A las fotografías de su madre biológica y las de la boda de sus padres, se le han sumado las de sus hermanos menores, su graduación y cada logro de los cinco hijos de los Finnick, porque en aquella familia no hay un tesoro más grandes que ellos. Sube a su habitación y la encuentra tal como la dejó. —Se nota que me extrañaron… De otra manera, esa habitación sería muy diferente, más apegada a su carácter y sus gustos. Pero no los culpa, se fue siendo muy joven. Saca algunas de aquellas cosas que adornan el espacio y las coloca en una caja que encuentra en el closet, hasta hace cinco años era fanática de los peluches, pero ya no es algo que le guste tener en su habitación. El único que se queda allí es el elefante enorme que le regaló Matías en su cump
Charlize se mira al espejo, le sonríe a su reflejo y se guiña un ojo. Lleva un pantalón de tela que cae desde su cintura, una blusa ancha que se esconde dentro de la pretina, una chaqueta ligera de color negro, y unos zapatos de tacón bajo.Por maquillaje, ojos delineados y labios con un brillo rosa traslúcido, el cabello suelto, pero se asegura de guardar una goma para el cabello, por cualquier cosa.Al bajar, su madre la abraza orgullosa, mientras que Gerard la mira de pies a cabeza y mueve la cabeza de manera negativa.—¿Pasa algo, papá?—Esa no es manera de vestir para salir, deberías ponerte algo más… cerrado… —pero solo una mirada de Luz lo calla al instante —. Estás hermosa, princesa.—No le hagas caso, está celoso, porque apenas tienes unas pocas horas y vas a salir, pero él no entiende que esta es tu primera salida de adulta.—¡Pero no puedes hacer cosas de adulta! —le advierte Gerard —. Recuerda que eres menor para beber y para…—Papá, solo iré con una amiga a la que no veo
—¿Está bien señorita? —ese simple pregunta hace que Charlize se moleste más aún con Matías, porque ni siquiera la reconoce. Lleva cinco años pensando en él, en cómo sería ese reencuentro tras ese beso, en que se lanzaría a sus brazos y él le respondería, diciéndole lo mucho que la extrañó… ¡Pero él ni siquiera la reconoce! Así que, sin pensarlo mucho, se acerca a él, le da una patada en la pantorrilla y en el momento que Matías se agacha por el dolor, aprovecha de darle con la palma en la nariz. —¡¿Pero qué te pasa loca de…?! —¡Primero te olvidas de mí y ahora soy una loca! —Matías enfoca bien y abre los ojos. —¿Cha-Charlize…? —pregunta con una mezcla de sorpresa y miedo, porque frente a él no está la princesa, más bien es una fiera y que no está dispuesta a ser domada… Matías salió del trabajo cansado y solo quería distraerse, aquella noche no quería problemas, solo quería beber algo, buscar alguna mujer para pasar un momento agradable y luego cada quién por su lado. Pero al ir