—Toma la tarjeta de emergencias que está donde ya sabes y dile al chofer que las lleve al centro comercial, y por favor Paty, que Ximena no haga de las suyas y que no hable con extraños — le dio las recomendaciones a la niñera, al siguiente día le festejarían su cumpleaños a un compañero del colegio y él no tenía tiempo de llevarla a comprar el regalo, así que le encomendó a la niñera que se hiciera cargo. Lamentó no ser él quien la acompañara, pero tenía una reunión muy importante que no podía posponer. Por fortuna Paty era de su absoluta confianza y sabía que podía hacerse cargo del asunto, porque Ximena no le perdonaría ser la única que no llevara un obsequio para el festejado. Por fortuna su reunión terminó pronto y llamó a Paty para decirle que las alcanzaba en el centro comercial, las esperaría afuera para que volvieran con él a casa y aprovechar para comer con Ximena en casa. Paty colgó el móvil, veía a su niña tan feliz jugando con la desconocida y sus hijos que no quería de
Connie pasó toda la semana haciéndose cargo de los niños, Lolita y Paquito se habían ganado su corazón y saber que su mamá se estaba recuperando favorablemente le daba mucha alegría, esos niños necesitaban alguien como su mamá para cuidarlos y protegerlos, alguien capaz de dar la vida por ellos. Le dolió dejarlos al cuidado de una de las mujeres cuando tuvo que volver al trabajo, pero necesitaba tratar de conseguir al menos la mitad del dinero de la hipoteca para negociar la deuda. Cada noche a la hora de salir a bailar esperaba ver a Gabriel entre el público, pero se desilusionaba al ver que no estaba ahí. A Gabriel le pareció eterna la semana, solo esperaba que llegara el domingo para verla y porque ella le prometió que ese día pasaría todo entre ellos. En más de una ocasión estuvo a punto de ir al bar a verla bailar, pero solo de imaginar a todos esos hombres comiéndosela con la mirada lo hacía desistir. Finalmente, el domingo llegó Gabriel muy puntual esperando como la vez ante
Connie no dijo nada, pero era obvio que Gabriel no se sentía seguro de poder disfrutar con ella sin la fría protección de látex, en un principio se sintió lastimada, pero luego pensó que era mejor así, después de todo, ella tampoco sabía nada de la vida de él. En su situación de calle pudo haber estado expuesto a enfermedades y se sintió avergonzada por haber propuesto que se entregaran sin protección. Gabriel la tomó de los glúteos y la cargó para llevarla a la cama, con cuidado colocó las delineadas piernas sobre sus hombros y la embistió con fuerza. ¡Qué bien se sentía estar dentro de ella!, escuchar su respiración y sus gemidos que eran música para sus oídos. Cuando sintió que su clímax estaba próximo a llegar se detuvo, no quería terminar tan pronto. Con un movimiento la colocó boca abajo y se deleitó mirando su torneado trasero, la colocó en cuatro y tomándola por las caderas se sumergió dentro de ella y por instinto entrelazó sus dedos en su rubia cabellera. —¡Oh sí, así pap
Se levantó y se duchó, estaba bañada en sudor después de la pesadilla de la noche anterior, era lunes y tenía días libres así que tal vez podría llevar a Lolita y a Paquito a la playa si su mamá se lo permitía, esos niños se habían ganado su corazón de tal manera que los sentía un poquito suyos.Ya había decidido que hablaría con la madre superiora y que contaría toda la verdad sobre Constanza, pero tenía que encontrar el momento adecuado, le daba miedo su reacción, pero era lo mejor, hablar de una vez y no seguir postergando esa situación, entre más pronto dijera la verdad, más pronto sería libre.La hermana Micaela le dijo en qué habitación habían instalado a la madre de los niños y fue hasta ahí a pedirle permiso para llevarlos a la playa.Los niños corrieron a sus brazos apenas la vieron entrar por la puerta. La mujer tenía la cabeza vendada y un collarín especial en el cuello, pero se veía mucho mejor que cuando llegó, al menos su rostro estaba desinflamado y ya solo se veía con
Para Gabriel la semana parecía volverse eterna, tan solo esperaba el domingo para ver a Connie, pero sobre todo porque le intrigaba su vida y estaba ansioso por conocer a su tía, de quien tanto hablaba.Después él le contaría la verdad y le pediría que dejara de bailar y le daría empleo en una de sus empresas. Estaba seguro de ella aceptaría, esa mirada tierna no podía engañarlo, sabía sin necesidad de palabras que Connie también se sentía atraída por él y estaba seguro de que entre ellos había una conexión más allá de lo sexual.Ya no quería resistirse ni dejarse llevar por sus prejuicios, si Connie le había dicho que ella no tenía contacto con los clientes y que únicamente bailaba detrás del cristal, él creería en su palabra. Si su tía no sabía que trabajaba en ese lugar y le exigía que llegara temprano a su casa era porque la cuidaba.Se convenció a si mismo de que el hecho de que Connie llevara un implante anticonceptivo en el brazo, seguramente se debía a que antes de él tuvo alg
Connie había aprendido desde niña a guardar sus sentimientos, a comportarse dura y fría como si en verdad no le importara nada. La vida le enseñó que, en el mundo, en su mundo, solo sobrevivirían los más fuertes.—“¡No llores! Llorar no te va a servir de nada, cuando tengas ganas de llorar sonríe haz como si lo disfrutaras y verás que cuando te paguen se te olvidará porqué querías llorar “— Le decía su madre cada vez que lloraba suplicando que no dejara que sus clientes la tocaran.—¡Lárgate! Mi cliente me está esperando y no quiero hacerlo esperar— dijo con una mueca que asemejaba una sonrisa.—Connie, si tu quisieras yo podría… — Dijo Gabriel tratando de asimilar lo que estaba sucediendo, no podía creer que se había equivocado tanto.No, no había nada que asimilar, sus sospechas eran ciertas, no debió de haberse involucrado con ella, era una mentirosa, se hacía la inocente frente a él asegurando que solo bailaba detrás del cristal, cuando en realidad era solo una prostituta.—¿Tú
No había dormido en toda la noche, estaba muy cansada y los ojos se le cerraban, pero no quería irse del hospital hasta que la madre superiora despertara.—Constanza, deberías ir a descansar duerme un rato, te bañas y vuelves por la tarde — le dijo la hermana Mica — además alguien se tiene que encargar de que las cosas funcionen en el albergue.—Pero usted también está cansada hermana, pasó toda la noche aquí. —Sí pero ese sillón es bastante cómodo y pude dormitar por momentos, anda no seas necia, además no sabemos cuándo va a despertar.La hermana tenía razón, necesitaba dormir porque había bailado toda la noche sin descansar, pero cuando metía la mano en su bolsa y sentía los billetes que había conseguido, creía que bien había valido la pena.Salió y tomó un taxi, era una pena que el banco no abriera los domingos y tenía que esperar hasta el lunes para realizar el pago, al menos ya no tendrían que preocuparse por el asunto de la hipoteca.Llegó al albergue y se alegró al ver
Gabriel estaba tan ebrio que tuvieron que sacarlo arrastras del bar, ni siquiera podía conducir así que subió a su auto y se quedó dormido frente al volante, no podía dejar de pensar ella ¿Cómo iba a hacer para arrancársela del corazón? Nunca imaginó que se iba a ver así, llorando por el amor de una mujer.Abrió los ojos cuando el ruido del teléfono móvil lo despertó, el dolor de cabeza era apenas más espantoso que el dolor en el corazón.Contestó la llamada sin siquiera ver el identificador de llamadas, se arrepintió al escuchar la voz de Laura detrás de la línea taladrando sus oídos.—¡Gabriel tienes que ayudarme! En nombre de nuestra amistad te lo pido, Rolando se fue de viaje por negocios y me acaban de avisar que encontraron muerto a mi hermano Daniel.Entre el dolor de cabeza que tenía por la resaca, la voz chillante de Laura y la desesperación de ésta por lo que estaba sucediendo, pensó que había entendido mal el menaje.—Tranquilízate Laura, por favor, no te estoy entendiendo