La recepción de la boda fue espectacular, solo unos cuantos invitados a quienes Gabriel consideraba sus mejores amigos y algunos de sus socios. Por supuesto no podían faltar las mujeres del albergue a quienes Connie les tenía un cariño muy especial.Gabriel había planeado una luna de miel corta porque todavía tenía mucho trabajo que realizar para estabilizar su compañía, pero luego cuando todo fuera más estable quería regalarle a Connie un viaje espectacular y llevarla a conocer sus sitios favoritos en el mundo.Cuando los invitados comenzaron a retirarse Connie aprovechó para despedirse de Ana Duran, no podía creer que, a pesar de todo, ella fuera la única amiga verdadera que tenía y que no la juzgaba después de lo acontecido con Ricardo Fuentes el mejor amigo de su esposo.—Me alegra mucho que hayas encontrado la verdadera felicidad — le dijo Ana abrazándola con sinceridad.—Gracias Ana y por favor dile a Melo que sinceramente le deseo que sea muy feliz al lado de Ricardo, es un gra
—Perdóname mi amor, pero es mi madre y a pesar de todo lo que me hizo no puedo ser indiferente a su desgracia — le decía a Gabriel mientras se vestían para ir al hospital teniendo que dejar su luna de miel para después.—No te preocupes bonita, eso es precisamente lo que más me enamoró de ti, que siempre piensas primero en los demás que en ti misma, tienes un gran corazón, tu alma es tan bondadosa que no te importa posponer tu propia felicidad con tal de ayudar a otras personas.Connie se acercó hasta él y le tomó el rostro entre sus manos.—Ha sido tu amor lo que me ha enseñado a ver las cosas desde otra perspectiva, cuando me enamoré de ti me di cuenta que el amor era lo más importante en la vida de una persona, y mi tía, aun cuando no lleve su sangre, ha sido quien más me ha enseñado que hacer el bien sin mirar a quien siempre tiene su recompensa; pero esta vez se trata de mi madre, la mujer que me trajo al mundo y que, aunque no me supo cuidar, sigue siendo mi madre.Se dieron un
Tras perdonar a su madre Connie sintió un poco de liberación en su alma, a pesar de que había decidido cambiar de vida y dejar su pasado atrás, el hecho de saber que había sido su madre quien la había sumergido en el lodo desde muy niña era una espina que llevaba clavada en el corazón.Con la palma de su mano cerró los ojos de la mujer que le dio la vida — Que Dios te perdone y tenga piedad de tu alma — dijo en voz alta, desde que llegó al albergue y conoció a la Madre Superiora había vuelto a tener fe, su relación con la religión se había vuelto parte de su vida.Salió consternada porque su madre había fallecido, pero; sobre todo desconcertada por sus últimas palabras.—Murió — dijo en voz baja antes de que Gabriel le preguntara cómo se encontraba.Su esposo la abrazó con fuerza, sabía que su relación con ella no era buena, incluso en el rostro de Connie no se podían ver lágrimas, su gesto solo denotaba paz y resignación.—¿Le dijo quien la hirió? — preguntó el comandante Santiago, a
Santiago de Alvarado tomó el sobre que le entregó la enfermera con los resultados de ADN, lo abrió inmediatamente porque ya no podía con la incertidumbre. Desde hacía algunos años en los que comenzó a trabajar como agente encubierto para llevar ante la justicia a los grandes capos de la delincuencia organizada, su vida estaba rodeada de peligros y de misterios. Atar cabos y buscar personas lo habían llevado a enamorarse de una mujer con la que se había casado bajo un contrato matrimonial y de la que por el momento se encontraba alejado porque las circunstancias no resultaron favorables, pero estaba muy cerca de lograr su objetivo y si todo salía bien, podría dejar el trabajo y volver a Tabasco para pedirle a su amada una oportunidad para demostrarle cuanto la amaba. Recordó cuando se presentó ante el "patrón" para decirle que había encontrado a la mujer que le había ordenado buscar y por primera vez lo dejó ver su rostro, se llevó una gran sorpresa al darse cuenta de que ese hombre,
Una vez que les entregaron las cenizas de la madre de Connie, las llevaron a la iglesia para colocarlas en una urna funeraria, Connie le dejó unas flores y le rezó una oración. —Adiós madre, espero que Dios te haya perdonado, yo trataré de hacerlo desde el fondo de mi corazón para que deje de doler todo lo que me hiciste y en lo que me convertiste — se persignó y salió de la iglesia de la mano de su esposo, quien se sorprendió al ver la fortaleza de su mujer. Fueron a casa y pasaron la tarde con los niños, Connie estaba muy cansada así que decidió descansar un poco, pero Gabriel le dijo que debía ir a la oficina a resolver un pendiente que no tardaría mucho. Apenas salió de la casa marcó el teléfono del comandante y le pidió que se vieran en una cafetería cerca del hotel donde se hospedaba. —Gracias por venir comandante, tome asiento por favor — le dijo Gabriel a Santiago de Alvarado invitándolo a sentarse en la mesa de la cafetería donde se encontraba — Lo cité aquí porque necesi
El grito de Connie y el llanto de los niños ahogados por la mordaza que cubría sus bocas fue lo último que Gabriel escuchó antes de caer de rodillas al piso para luego perderse en la más profunda oscuridad. El golpe seco del cuerpo del hombre al caer de bruces al piso se escuchó tan fuerte que la misma Laura se quedó inerte la ver su obra, dejó caer el arma al suelo y tomó en sus manos el portarretratos, la imagen de Maciel parecía reprocharle lo que había hecho y no había nada que a Laura le doliera más que el saber que su adorada Maciel había preferido casarse y ser la mujer de Gabriel Herrera que quedarse junto a ella. Cerró los ojos por un instante antes de caminar hacia la puerta con la mirada perdida, en su mente solo podía recordar sus años de adolescencia, esos años en que compartió la habitación con Maciel en aquél internado para señoritas, mucho antes de salir para ingresar a un bachillerato privado donde ambas conocieron a Gabriel. Recordó la primera vez que convenció a M
Connie sintió que el corazón le estallaba de dolor al ver caer a Gabriel y ver la angustia de su pequeña hija desorbitando sus inocentes ojos, se sintió impotente al estar atada y no poder correr hacia él para ayudarle.Michelle corrió hacia él cuando vio que Laura dejaba caer el arma al piso estaba muy consternada por haber sido su cómplice en la muerte de Maciel y ver a Gabriel así de vulnerable la hizo pensar en todo el daño que había hecho al falsificar los estudios médicos de aquélla pobre mujer que prefirió morir antes que ver sufrir al hombre que amaba.Una vez que se aseguró de que Gabriel estaba vivo, llamó una ambulancia y ayudó a Connie a liberarse de sus ataduras, el instinto maternal de Connie fue correr hacia Ximena y los niños para liberarlos y asegurarse de que estuvieran bien antes de acercarse a Gabriel para darle ánimos, para suplicarle que no la dejara y que luchara por su vida.—¡Gabriel no te atrevas a dejarme! — le ordenaba mientras acariciaba su cabello y soste
Gabriel salió del hospital solo unos días después, por fortuna la bala no había dañado ninguno de sus órganos vitales y con Laura y Michel lejos de sus vidas ya solo habría felicidad para ellos y sus pequeños hijos.Cuando Gabriel terminó su convalecencia en casa se dio cuenta de que Connie encendía una veladora y colocaba unas flores sobre un altar que tenían en casa dedicado a la virgen de Guadalupe.—Gracias cariño, supongo que tu Fe fue muy importante para mi recuperación y que todo saliera bien en mi cirugía.Connie se ruborizó un poco, Gabriel pensaba que esa veladora era para agradecer por la vida de su esposo, y sí junto con los niños y con la hermana Mica y la Madre superiora, habían pasado hora rezando, pidiendo un milagro y también habían ofrecido una misa para dar gracias porque estaba vivo, pero en esa ocasión, la veladora era para pedir por el eterno descanso de Santiago de Alvarado.—Claro que estoy muy feliz y le doy gracias a Dios por tu recuperación amor mío, pero es