Para Gabriel refugiarse en sus negocios era siempre la manera de evadir su realidad, pero esta vez tenía algo que no tuvo cuando perdió a Maciel, había recuperado su pasión por los deportes extremos. Hacía mucho tiempo que quería hacer un viaje a Chihuahua, viajar en el Chepe (El Ferrocarril Chihuahua-Pacífico, también conocido como Chepe, es una importante línea ferroviaria mexicana que opera en el noroeste de México; enlaza las ciudades de Chihuahua y de Sinaloa, en la costa del Océano Pacífico. Recorre 673 km, atravesando las Barrancas del Cobre, una serie de cañones escarpados que han llevado a algunos a llamarlo el viaje en tren más panorámico del continente. Es a la vez un sistema de transporte importante para los lugareños y un atractivo para los turistas nacionales y extranjeros) Y practicar algunos de sus deportes favoritos. Ximena se podía quedar unos días al cuidado de Paty y así él podría despejarse por completo del recuerdo de Connie, aunque estaba seguro que quitársela
Constanza, ¡qué bueno que viniste! —Gritó Ximena al ver entrar a su “invitada” especial.—¿Qué está pasando aquí? ¿En verdad está enferma Paty? — Preguntó Connie porque se le hizo sospechosa la forma en la que la recibió la niña, era como si ya supiera que sería ella quien iría a suplir a su niñera.—Eh, si, si, — fingió toser cubriéndose la boca con un pañuelo — me siento muy mal y no quiero contagiar a mi pajarito.—Y tal vez tenga que guardar reposo dos o tres días — dijo Ximena encogiéndose de hombros.—¿Estás seguras de que el señor Herrera sabe que hay una desconocida en su casa? — preguntó mirando a la niña a los ojos haciendo un gesto de incredulidad con el rostro.—Sí, bueno, mi papá siempre le pide a la madre superiora que mande a alguien cuando me quedo sin niñera porque dice que darles trabajo es la mejor manera de ayudarlas.—Eso habla muy bien de tu papá, pero algo me dice que no me están diciendo la verdad.—Yo no digo mentiras porque a mi mamita que está en el cielo no
Cuando Gabriel llegó a Chihuahua, se llevó la desagradable sorpresa de enterarse de que el Chepe estaría fuera de servicio por varios días debido al mantenimiento, por un momento tuvo el impulso de cambiar sus planes y tomar un avión hacia otro destino, sin embargo, pensó que lo mejor era volver a casa esa misma noche. Maciel tenía la superstición de que, si algo iba mal al iniciar los planes, era mejor suspender el viaje y quedarse en casa y aunque él no compartía esa superstición de su difunta esposa, algo le decía que era mejor volver y planear un viaje a un nuevo destino con más calma.Su vuelo de regreso a Oaxaca salía hasta las siete de la noche y antes de tres horas ya estaría en casa, pensó en llamar a Ximena para decirle que se había cancelado su viaje, pero prefirió no llamar porque sería mejor darle una sorpresa.Pasó la tarde recorriendo la ciudad y comprando algunas artesanías que sabía que le iban a encantar a la niña, compró un par de muñecas de trapo elaboradas por man
La mirada de Gabriel recorrió el cuerpo de Connie, parada sobre su cama y vestida solo con su camiseta y su bóxer.Por un segundo sus ojos se cruzaron sin saber qué decir, ¿qué estaba haciendo esa mujer ahí? ¿En su casa y con su hija?—¡Papi! ¡Volviste! — Gritó Ximena y corrió a sus brazos emocionada, estaba pasando justo lo que ella había planeado, que su padre conociera a Constanza, la única mujer que, a sus ojos, era digna de convertirse en la esposa de su padre y en su nueva madre.Connie se quedó muda al escuchar a la niña llamarlo papi, la única explicación que había es que él se había burlado de ella haciéndole creer que era un indigente cuando en realidad era un millonario buscando un poco de diversión.Gabriel, abrazó a su hija sin quitar la mirada de la mujer que estaba enfrente, había sido un estúpido al pensar que ella podía haber sentido algo genuino por él, seguramente sabía que él era millonario desde un principio y por eso fingió ayudarle e interesarse por él.—¿Qué es
—¡Mamita no te vayas! ¡No me dejes! — gritaba la niña estirando las manos hacia Connie que se aferraba a la camilla. —¿Usted es la madre? — preguntó el paramédico — Suba a la ambulancia para que vaya con ella. Connie miró a Gabriel que estaba a punto de subir para ir al lado de su hija. —Ve con ella, por favor te lo pido— suplicó el padre a la mujer que hacía unos minutos sintió odiar por haberse atrevido a acercarse a su hija. Sin pensarlo un segundo Connie subió a la ambulancia, de ninguna manera se podía negar a ir con Ximena que lloraba y le hablaba como si ella fuera su madre. —Lo siento señor, solo puede ir una persona en la ambulancia — dijo el camillero impidiendo que Gabriel también subiera. —¡Cuídala por favor! — le suplicó y Connie solo asintió con la cabeza. Ya el chofer tenía listo el auto y las personas del servicio estaban a la expectativa de los que sucedía, todos le tenían un gran cariño a la niña y rezaban porque no le ocurriera nada grave. Gabriel insistió en
El aspecto de Connie no era el mejor, llevaba el mismo pantalón y los zapatos, pero en vez de su blusa portaba una camiseta de Gabriel, era obvio que estaban juntos cuando ocurrió el accidente de Ximena, su cabello alborotado y la falta de maquillaje los delataba, lo que hizo que a Laura le diera todavía más coraje del que ya sentía, puesto que Gabriel nunca le permitió quedarse a dormir con él en su casa porque no quería intimar con ella bajo el mismo techo en el que dormía su hija.Connie sintió celos al ver que esa mujer había sido importante en la vida de Gabriel, pero sonrió triunfante al ver que él no desmintió a Ximena y corroboró que ellos eran novios, la miró por encima del hombro con esa mirada que solo otra mujer podría entender el significado.—Gracias por venir Laura, siempre se agradece el apoyo de los amigos en circunstancias como ésta — dijo Connie acercándose a Gabriel y tomándolo de la mano para marcar su territorio, sí su territorio, porque Gabriel, indigente o mill
—No me voy a ir hasta saber algo de Ximena — dijo Connie porque en verdad le preocupaba la salud de la niña que en tan poco tiempo ya se había ganado su corazón. —Pero mi amor, debes estar cansada — insistió Gabriel. Connie no estaba dispuesta a irse, no solo porque genuinamente estaba preocupada por la niña, sino porque tampoco quería dejar a Gabriel a solas con la hurraca. Sonrió para sus adentros al llamarla “urraca” siempre le parecieron feos esos pajarracos negros y la voz de Laura le recordaba el sonido de sus graznidos escandalosos. —No insistas corazón, ya te dije que voy a quedarme y lo haré, solo voy a llamar a mi tía para decirle que llegaré más tarde, porque también necesito pedirle un favor. Se alejó un poco para sacar su móvil, no solo estaba preocupada por Ximena, había dejado a Paquito y a Lolita al cuidado de la hermana Mica y esos niños eran su responsabilidad, su madre se los había confiado y se había comprometido a cuidarlos como si fueran sus hijos. Cuando vo
Connie correspondió al beso entrelazando sus dedos con los cabellos de él, el beso fue cada vez más intenso, tuvieron que separarse al percatarse de que estaba en el hospital, pero se quedaron abrazados mientras Gabriel cubría de besos el rostro de la mujer que amaba, la amaba a pesar de todo, a pesar de saber que podía ser capaz de venderse por dinero, el amor que sentía por ella era más fuerte que su rabia y que sus celos.—Te juro que lo hice por una buena causa, fue la última vez, ya no trabajo en el bar, renuncié después de esa noche y…— quería decirle que el cliente no la tocó, que solo bailó para él y que en su cuerpo solo quedaba el recuerdo de las caricias que le hizo cuando estuvieron juntos, pero él no la dejó seguir hablando.—¡Shhh! Ahora no digas nada, ya hablaremos al respecto, ahora solo déjame disfrutar de tu presencia y de saber que mi niña estará bien.El médico les dijo que no podrían ver a Ximena hasta algunas horas después ya que se encontraba en la sala de recup