El aspecto de Connie no era el mejor, llevaba el mismo pantalón y los zapatos, pero en vez de su blusa portaba una camiseta de Gabriel, era obvio que estaban juntos cuando ocurrió el accidente de Ximena, su cabello alborotado y la falta de maquillaje los delataba, lo que hizo que a Laura le diera todavía más coraje del que ya sentía, puesto que Gabriel nunca le permitió quedarse a dormir con él en su casa porque no quería intimar con ella bajo el mismo techo en el que dormía su hija.Connie sintió celos al ver que esa mujer había sido importante en la vida de Gabriel, pero sonrió triunfante al ver que él no desmintió a Ximena y corroboró que ellos eran novios, la miró por encima del hombro con esa mirada que solo otra mujer podría entender el significado.—Gracias por venir Laura, siempre se agradece el apoyo de los amigos en circunstancias como ésta — dijo Connie acercándose a Gabriel y tomándolo de la mano para marcar su territorio, sí su territorio, porque Gabriel, indigente o mill
—No me voy a ir hasta saber algo de Ximena — dijo Connie porque en verdad le preocupaba la salud de la niña que en tan poco tiempo ya se había ganado su corazón. —Pero mi amor, debes estar cansada — insistió Gabriel. Connie no estaba dispuesta a irse, no solo porque genuinamente estaba preocupada por la niña, sino porque tampoco quería dejar a Gabriel a solas con la hurraca. Sonrió para sus adentros al llamarla “urraca” siempre le parecieron feos esos pajarracos negros y la voz de Laura le recordaba el sonido de sus graznidos escandalosos. —No insistas corazón, ya te dije que voy a quedarme y lo haré, solo voy a llamar a mi tía para decirle que llegaré más tarde, porque también necesito pedirle un favor. Se alejó un poco para sacar su móvil, no solo estaba preocupada por Ximena, había dejado a Paquito y a Lolita al cuidado de la hermana Mica y esos niños eran su responsabilidad, su madre se los había confiado y se había comprometido a cuidarlos como si fueran sus hijos. Cuando vo
Connie correspondió al beso entrelazando sus dedos con los cabellos de él, el beso fue cada vez más intenso, tuvieron que separarse al percatarse de que estaba en el hospital, pero se quedaron abrazados mientras Gabriel cubría de besos el rostro de la mujer que amaba, la amaba a pesar de todo, a pesar de saber que podía ser capaz de venderse por dinero, el amor que sentía por ella era más fuerte que su rabia y que sus celos.—Te juro que lo hice por una buena causa, fue la última vez, ya no trabajo en el bar, renuncié después de esa noche y…— quería decirle que el cliente no la tocó, que solo bailó para él y que en su cuerpo solo quedaba el recuerdo de las caricias que le hizo cuando estuvieron juntos, pero él no la dejó seguir hablando.—¡Shhh! Ahora no digas nada, ya hablaremos al respecto, ahora solo déjame disfrutar de tu presencia y de saber que mi niña estará bien.El médico les dijo que no podrían ver a Ximena hasta algunas horas después ya que se encontraba en la sala de recup
—¡Constanza! ¿Cómo está la hija del señor Herrera? — preguntó la hermana Mica apeas la vio entrar por la puerta.Connie le contó todos los detalles del accidente y de lo que les dijo el médico, por supuesto en el rosario de la tarde, sus plegarias fueron para pedir por la salud de la pequeña, hija de su benefactor.—Es una niña preciosa y muy valiente, estoy segura de que su mamá desde el cielo la está cuidando — dijo la madre superiora que salió a preguntar también por la salud de Ximena.—Sí tía, es una niña preciosa, tan dulce y tierna, como traviesa — dijo recordando que la hizo a ir a visitarla con mentiras, con la idea de unirla a su padre sin saber que ellos ya tenían una historia juntos.—¿Y cómo está el papucho del señor Herrera? — preguntó la hermana Mica olvidándose de que la madre superiora estaba junto a ella.—¡Hermana! ¡Esas no son expresiones para una religiosa! El señor Herrera es un hombre joven y muy atractivo, pero nosotras no debemos prestar atención a las tentaci
—Eh…bueno en realidad no son mis hijos, pero como si lo fueran, es una larga historia que ya te contaré, la forma en que esos niños llegaron a mi vida, no es muy agradable, pero son mi responsabilidad ahora y es mi deber velar por ellos hasta que su madre pueda recuperarlos.Por sus palabras Gabriel intuyó que la madre de los niños en cuestión debía ser una mujer del albergue y no pudo evitar pensar que quienes la consideraban un ángel, no estaban lejos de la realidad.—Entonces no hay problema, pueden venir a vivir contigo y así Ximena tendrá con quien jugar y tú podrás estar al pendiente de ellos en todo momento, no los dejarás al cuidado de alguien más.Connie no se atrevió a preguntar en calidad de qué llegaría a su casa, ya que él solo hablaba de ir a cuidar a Ximena, pero ella tenía que seguir generando recursos para ayudar con los gastos de la casa; sin embargo tampoco se atrevió a contradecirlo, vivir bajo el mismo techo que él era como un sueño que no iba a desaprovechar.Con
Cuando Connie volvió al albergue estaba tan feliz que la madre superiora y la hermana Mica se contagiaron con su felicidad.—Te vamos a extrañar hija mía, pero estoy segura de que Dios te va a proteger y te va a bendecir por ese corazón tan grande que tienes y vas a ser muy feliz — dijo la mujer y Connie se abrazó de ella como si se estuviera despidiendo de su madre para ir en busca de su felicidad.—No te voy a dejar extrañarme tía, vendré a visitarte tantas veces como me sea posible, no tienes idea de lo agradecida que estoy por tenerte en mi vida y porque gracias a ti soy otra persona, has cambiado mi manera de ver el mundo, es gracias a ti que hoy puedo decir que conozco lo que es el amor verdadero.Sabía que un día iba a tener que contarle la verdad sobre su sobrina Constanza, pero por el temor a que su corazón sufriera un nuevo infarto, prefirió quedarse callada, ella ya estaba muerta y si en sus manos estaba hacer feliz a esa mujer, lo haría, no tenía por qué romperle el corazó
Ximena se despidió de los doctores y enfermeras del hospital como si fueran sus grandes amigos, todos estaban asombrados por la valentía que mostraba y el optimismo a pesar de estar inmovilizada.—Te vamos a extrañar pequeña — le dijo el doctor cuando la colocaron en la silla de ruedas para llevarla a casa.—Gracias doctor, siempre quise ser una princesa de cuento de hadas y usted me convirtió en una momia de cuento de monstruos, le falló por un pelín de rana, debería practicar un poquito más, su magia todavía falla — dijo Ximena consiguiendo que el doctor se sonrojara y las enfermeras comenzaran a reír.—En unas semanas cuando volvamos a vernos te quitaré las vendas y verás que vuelves a ser la princesa que eras antes y quedarás mucho más hermosa.—Ya lo veremos, no cante victoria todavía, si lo consigue, le pondré una estrellita en la frente, pero si no lo logra, le colocaré unas orejas de burro.Gabriel se disculpó con el médico por las impertinencias de la niña, pero el doctor le
— Ven, vayamos a nadar —Dijo Gabriel quitándose la camisa.Connie no pudo más que admirar su torso desnudo, tragó saliva al comprender lo que su cuerpo sentía sólo con verlo.Sonrió mientras lo imitaba quitándose la camiseta y el pantalón del pijama, él se quedó con la boca abierta, ya antes la había visto desnuda, pero esta vez ella llevaba una delicada ropa interior de encaje y la vista era espectacular.Cuando ambos estuvieron listos para meterse al agua, Gabriel la tomó en sus brazos y la llevó hasta el agua, ella comenzó a jugar con sus brazos y con sus pies provocando estelas de luz, que los rayos de luna reflejaban en el agua.Jugaron con las olas durante un rato hasta que sus bocas produjeron el primer choque que demostraba el deseo de sus cuerpos que exigían unirse.Los besos subían cada vez más de intensidad y sus manos comenzaron a explorar el mar de sus cuerpos. El sostén se perdió en el agua, cayeron a la arena presos del deseo, ella gimió cuando la boca de él se apoderó