— Ven, vayamos a nadar —Dijo Gabriel quitándose la camisa.Connie no pudo más que admirar su torso desnudo, tragó saliva al comprender lo que su cuerpo sentía sólo con verlo.Sonrió mientras lo imitaba quitándose la camiseta y el pantalón del pijama, él se quedó con la boca abierta, ya antes la había visto desnuda, pero esta vez ella llevaba una delicada ropa interior de encaje y la vista era espectacular.Cuando ambos estuvieron listos para meterse al agua, Gabriel la tomó en sus brazos y la llevó hasta el agua, ella comenzó a jugar con sus brazos y con sus pies provocando estelas de luz, que los rayos de luna reflejaban en el agua.Jugaron con las olas durante un rato hasta que sus bocas produjeron el primer choque que demostraba el deseo de sus cuerpos que exigían unirse.Los besos subían cada vez más de intensidad y sus manos comenzaron a explorar el mar de sus cuerpos. El sostén se perdió en el agua, cayeron a la arena presos del deseo, ella gimió cuando la boca de él se apoderó
Gabriel estaba furioso, siempre confió en el trabajo del contador, él era un creyente ferviente de la experiencia que se obtenía a través de los años y además el que fuera familiar de quien pensaba sería su esposa le dio todavía más confianza para cederle la administración financiera de la compañía. De inmediato se comunicó con una empresa de auditores internos, debía saber en qué condiciones había dejado el fraude su empresa y hasta dónde se vería afectado con el robo, necesitaba recabar todos los datos para levantar una denuncia, si creían que se iba a quedar con las manos cruzadas estaban equivocados, ya con lo que le había hecho Laura era suficiente. Los auditores llegaron de inmediato y comenzaron con su labor, se llevaron una gran sorpresa al darse cuenta que la computadora del contador había sido formateada antes de irse y el proceso iba a ser más complicado ya que tendrían que llamar a un experto en recuperar información. Llamó a Connie para decirle que no llegaría a cenar,
—Lo siento amor, no quise despertarte— dijo Gabriel y coló el teléfono —ven, vamos a casa, necesito darme una ducha para regresar a la reunión con los ejecutivos. —Sí, si claro — contestó y cuando se puso de pie estuvo a punto de caer al piso. —¡Amor estás bien? — preguntó Marco sosteniéndola del brazo al ver que había perdido el equilibrio. —Sí, sí, no te preocupes, solo que debía levantarme muy rápido y me maree `pero ya pasó, no tienes nada de qué preocuparte— fingió puesto que ella sabía que había sido por la impresión de haber escuchado el nombre de Marco Duran. —¿Estás segura preciosa? Estás pálida amor, tal vez debería llevarte al médico. —¡Estoy bien! Ya te dije que estoy bien — recalcó molesta, la insistencia de Gabriel la incomodó puesto que no se atrevía a decirle la verdad. Durante el camino de regreso a casa, Gabriel no hacía más que hablar de un posible prospecto de socio. —Pasé la noche revisando documentos y pensando en posibles empresarios para proponerles una s
La vida de Ana había dado un giro radical desde que se convirtió en la esposa de Marco Duran, su pasado en el orfanato, sus días en los que contaba cada centavo para poder pagar el transporte público en busca de un empleo habían quedado en el pasado. Estudiaba la profesión de Alimentos y Bebidas en una prestigiosa universidad y su esposo estaba planeando regalarle un restaurante para que se dedicara a su carrera, no porque lo necesitara, ser la esposa del empresario hotelero más exitoso de Acapulco tenía sus ventajas, pero ella quería tener su propio éxito con su profesión y no ser simplemente la joven y hermosa esposa de un hombre rico. Apenas regresaron de su breve viaje de luna de miel, se incorporó a sus actividades escolares, le quedaban solo dos días de vacaciones y tenía que presentar un proyecto escolar. Le encantaba tomar la computadora y sentarse en una mesa frente al mar, estudiar mientras su esposo estaba en la oficina le daba la oportunidad para que ambos disfrutaran la
Pasaban los días y Gabriel estaba cada día más estresado, había levantado la denuncia para que la policía buscara al responsable del fraude, pero tuvo que pagar una fuerte cantidad de dinero para que la información no se filtrara a los medios, no le convenía que nadie se enterara de que su empresa estaba en la ruina porque eso desplomaría el precio de sus acciones y ningún inversionista querría asociarse con una empresa que se encontraba en quiebra, a menos que quisiera comprarla y esa no era una opción porque él no quería perder la dirección del imperio de su padre.Al menos en su casa encontraba un poco de felicidad, pasar tiempo con Connie y con los niños era su mayor consuelo. A pesar de sus preocupaciones, se tomó el tiempo para jugar al futbol con Paquito mientras las niñas jugaban a las princesas.Disfrutaba mucho ver a Connie sentada en el césped bebiendo té con una taza de juguete y peinando muñecas. Qué razón tenía Ximena cuando decidió que una mujer como Laura no estaba a l
El fin de semana llegó demasiado rápido para gusto de Connie, tenía la certeza de que el posible socio de Gabriel no era Marco Duran porque Ana se lo habría dicho, pero de cualquier manera le pesaba la idea de volver a Acapulco.Aun cuando Gabriel no le había dicho el nombre del inversionista, ella supuso que podía tratarse Mr. Harry y a pesar de que le dijo que él era un caballero y que había olvidado que la conocía, le preocupaba encontrarse con algún otro hombre, eran tanto los empresarios que disfrutaban de las fiestas en casa de la güera que era fácil coincidir con ellos en algún lugar, aunque claro, a ninguno de ellos le convenía que se supiera que era cliente de un lugar como ese y para ello firmaban un acuerdo de confidencialidad.No le agradaba la idea de revivir su pasado, pero había algo que quería hacer y que no sabía por qué motivo, lo único que sabía era que realmente quería volver a ver a doña Lucha, la dueña de la pensión de estudiantes donde vivió antes de salir huyen
Cuando llegó a la habitación del hotel ya Gabriel estaba ahí y justamente estaba marcado su número en el móvil para preguntar dónde estaba y pedirle que se diera prisa porque los nuevos socios estaban esperando para festejar.—Connie, mi amor, que bueno que llegas, justo te estaba llamando, date prisa preciosa, debes cambiarte de ropa, hemos firmado el contrato y los socios nos esperan para festejar.—Gabriel yo…antes necesito hablar contigo, hay algo muy importante que quiero que sepas.—Hermosa, ¿no puede esperar? te digo que nos están esperando y todavía tienes que cambiarte de ropa.—Amor, por favor, es algo muy importante — insistió Connie tratando de contener el llanto.—Tranquila mi amor — le dijo él y la abrazó porque la vio muy nerviosa — te prometo que cuando regresemos hablaremos, voy a escuchar todo lo que me tengas que decir y voy a entenderte. Pero en este momento, es importante para mí quedar bien con los inversionistas, tú mejor que nadie lo sabes.Ella asintió con la
Por fortuna durante la cena los señores se la pasaron hablando de los planes para la empresa y de lo entusiasmados que estaban con nueva sociedad, Ana y Connie se limitaban a sonreír y a apoyar las ideas de sus parejas, la conversación fluia de manera que tal parecía que Marco no iba a decir nada que comprometiera a Connie, aun así ella evitaba mirarlo y tambien hablaba lo menos posible.—Es una pena que Ricardo no esté aquí — dijo Mr. Harry — se perdió una gran oportunidad.—Ricardo Fuentes y yo somos como hermanos, en la vida y en los negocios, espero que más adelante pueda adherirse a esta sociedad, si la idea es seguir creciendo la empresa — contestó Duran dirigiéndose a Gabriel.Gabriel pudo percibir que al mencionar a Ricardo fuentes, Marco Duran miró a Connie por un segundo, quizá solo fue una coincidencia, pero la mirada que cruzaron Ana y Connie en el mismo momento si le pareció un tanto sospechosa.—¡Por supuesto! — dijo al fin—, debo admitir que, al no conocer a Mr. Harry,