—Tranquila — le dijo Ana y la abrazó — ya verás que cuando hables, te sentirás mejor — se puso de pie y antes de alejarse le dijo a Gabriel: — No la juzgues tan duramente, todos tenemos derecho a cambiar y a comenzar de nuevo.Gabriel solo asintió con la cabeza, tenía un hueco en el estómago porque las palabras de Ana y Marco Duran, le habían dado a entender que se trataba de algo demasiado fuerte.—¿Qué es lo que pasa bonita? — le preguntó sentándose a su lado.Connie subió los pies a la banca y abrazó sus rodillas, no se atrevía a mirarlo a la cara, pero ya no había marcha atrás, tenía que contarle todo su pasado.Se limpió las lágrimas y respiró profundo para tomar la fuerza para comenzar a hablar.—Mi nombre no es Constanza Ramírez, en realidad me llamo Concepción Rivas — fue lo primero que salió de sus labios.—¿Cómo es posible? ¿entonces la madre superiora no es tu tía? — preguntó Gabriel desconcertado, todos los que la conocían, sabían que la madre superiora se llamaba Leonor R
Connie se quedó mirando cómo Gabriel se alejaba sin siquiera voltear a mirarla, quería correr tras él, pero no quiso importunarlo más, quizá era mejor así, era mejor que terminara con esa ilusión absurda de vivir un amor verdadero, tal vez no era digna de ello.Sin pensarlo subió a la habitación, hizo su maleta y decidió volver a Huatulco, no quería pasar por el dolor de un nuevo rechazo quería sacar a Paquito y a Lolita de su casa y volver al albergue, iba a ser difícil, pero también tenía que decirle la verdad a la madre superiora.Revisó su cartera y se dio cuenta de que no tenía el suficiente dinero para un boleto de autobús, mucho menos para un boleto de avión, miró su mano y se quitó el anillo de compromiso que le había dado Gabriel. Tomó un trozo de papel y escribió una nota que dejó sobre el buró, todavía no sabía cómo iba a conseguir el dinero para volver, pero podía recurrir a Ana, o a doña Lucha, por lo pronto era mejor salir de ese lugar antes de que volviera Gabriel.Tení
Agarró su cabello con ambas manos, se sintió un estúpido por haber reaccionado de esa manera, pero solo quería aclarar su mente para poder decirle a Connie lo que estaba sintiendo sin herir sus sentimientos y sin que se sintiera rechazada u ofendida por sus dudas al respecto de si continuar con su relación o no.Llamó a la recepción para preguntar si habían visto salir a su mujer y la recepcionista le dijo que no, al menos desde que ella había tomado el turno, que posiblemente había salido cuando estaba el compañero de la guardia nocturna.Inmediatamente pensó en Ana Duran, era probable que estuviera con ella, por lo que pudo ver eran buenas amigas y quizá había recurrido a ella en busca de ayuda.Le habían robado el móvil así que pidió que lo comunicaran con Mr. Harry para que le proporcionaran el número de teléfono de Marco Duran.Por fortuna el gringo ya estaba en su oficina y lo comunicaron de inmediato. Le dio vergüenza molestar a sus socios, pero estaba seguro de que ellos enten
Se besaron larga y apasionadamente hasta que el sonido del claxon de varios vehículos que esperaban impacientes para que Gabriel quitara su auto de en medio de la carretera los hizo volver a la realidad.Los federales le perdonaron la multa y solo le recomendaron no volver a hacer una locura como esa, tuvieron que disculparse con los conductores molestos por el tráfico detenido.—Por favor señorita, si un día decide volverse a enojar con su novio, solo recuerde que es un loco suicida y escúchelo antes de abordar el autobús — dijo el oficial cuando subieron al auto.—¡Gracias oficial! Y perdonen el inconveniente— dijo Gabriel avergonzado, pero feliz por haber conseguido alcanzarla.Emprendieron el viaje de regreso a Acapulco, Gabriel tenía la cita ante el notario para formalizar su nueva sociedad, pero lo que más le importaba era llegar al hotel para hacerle el amor a su prometida.Le pidió a Connie su móvil para hacer una llamada y se detuvo en un paradero para tomar agua y comer algo
Sentir el calor del sol en su rostro hizo que Connie abriera los ojos, el mar a través de la ventanilla del autobús brillaba en todo su esplendor como un majestuoso manto azul celeste — fue sueño, todo fue un sueño — dijo sollozando.Los brazos de Gabriel y los besos en su rostro la hicieron despertar.—No preciosa, no fue un sueño, estás aquí conmigo — le dijo y la abrazó para hacerla sentir su calor.—¡Mi amor! — dijo ella acurrucándose entre sus brazos — tuve una horrible pesadilla, me vi en el autobús y creí que en verdad todo había sido un sueño.—No bonita, solo fue una pesadilla, el sueño lo estamos viviendo los dos. Odio tener que dejarte, pero tengo una cita con mis socios para ir a la notaría.—No quiero que tardes — le dijo ella abrazándose a su torso — quisiera quedarme aquí para siempre.—Lo sé mi amor, pero tenemos una compañía que salvar de la ruina y tres pequeños traviesos que deben estar impacientes porque volvamos a casa.—Tienes razón, anda ve a tu cita y yo voy a
—Tía yo…madre… — no sabía qué decir, no sabía por dónde empezar a pedirle perdón por haberla engañado.—No me mires con esa cara hija, sí hija mía — continuó diciendo la mujer — ese día en el hospital tú creíste que seguía dormida por la anestesia, pero pude escuchar todo lo que me dijiste. No te dije nada porque tenía la esperanza de que tú me confesaras toda la verdad y que me dijeras que fue lo que le pasó a mi sobrina.Connie comenzó a llorar, se dejó caer en la silla y comenzó a decirle cómo conoció a Constanza en el autobús, las pocas palabras que cruzaron y que le regaló un folleto para que fuera al albergue si necesitaba ayuda.La madre superiora comenzó a llorar al escuchar cómo había sucedido el accidente que le quitó la vida a su sobrina, la única familia que le quedaba.—Perdóneme madre, yo solo quería una oportunidad para comenzar de nuevo, tenía que dejar mi pasado atrás y se me hizo fácil usurpar la vida de una mujer que ya Dios había llamado a su lado. No lo hice con m
Los días siguientes todo parecía una locura, Gabriel quería casarse cuanto antes, pero Ximena lo convenció de que debía esperar a que ella pudiera caminar. —No pretendo ir a la boda de mis padres vestida de momia — decía haciendo gestos de bebé con el rostro y simulando que estaba a punto de llorar. —Entonces tendrás que darte prisa con la rehabilitación — dijo el médico que estaba preparado para quitarle el yeso y las férulas que le mantenían inmovilizado el cuerpo para que pudiera comenzar son los ejercicios de fisioterapia. —¿Me va a quitar las vendas doctor? ¿dejaré de parecer una momia por fin? —Así es, hoy te voy a quitar todas las vendas y a partir de mañana podrás comenzar con los ejercicios. Por cierto, señor Herrera la recepcionista le puede proporcionar los contactos de los mejores fisioterapeutas especializados en casos como el de Ximena, todos están certificados en las técnicas más innovadoras de rehabilitación pediátrica. —¿Escuchaste mami? — dijo Ximena por primera
Cuando llegaron a la habitación de Ximena, Michelle miró todo a su alrededor, se notaba que la posición económica de Gabriel era bastante alta, no cualquier persona podía darse el lujo de instalar en su casa un gimnasio pediátrico ortopédico con todo lo necesario para la fisioterapia que requería la niña, era como estar en una sala de hospital de alta tecnología, el paraíso para cualquier especialista. Necesitaba deshacerse de Connie y de los niños, si quería tener una oportunidad con Gabriel, debía intentar quedarse a solas con él, porque desde que llegó notó que solían hacer todo juntos. —Es mejor que no haya tantas personas en la habitación — dijo refiriéndose a Connie mientras colocaba una almohadilla sobre la cama de masajes. Gabriel tomó a Lolita y a Paquito de sus cabecitas para llevárselos con él hacia la puerta. —Vamos niños dejemos que Ximena haga sus ejercicios para que pronto pueda salir a jugar con ustedes. —No, no Gabriel, no es necesario que tu salgas, tú eres el pa