Bennett Mi cordura ya no existe más. No puedo hacer algo si la serpiente rusa no se cuela por cada maldit0 pensamiento que tengo. Es escurridiza. Una entrometida porque a pesar tener dos balazos y dos puñaladas de su autoría, que duelen como la mierd@, no puedo dejar de perseguirla. La veo por el retrovisor y esta solo come chocolate en barra hablándole a Cerbero que se muestra tranquilo. Mucho más maduro que su dueña. —Y nunca seas como el tonto que conduce, mi amor. —le dice ella arruinando más mi humor. —No des regalos con doble intención. Eso habla pestes de tí.Desde que activé la alerta en la cabaña supe que había salido de su casa. Seguí su ruta a través del monitor, pero al ver que se detuvo tuve que conducir hasta ese sitio en donde mi sorpresa fue peor cuando vi a Taddeo, a quien creía que ya había salido rumbo a Italia, pues así lo dijo. En cambio los encuentro juntos y la descarada...La sangre me hierve de solo recordar que lo besó. Cuatro segundos duró, cuatro putos
Bennett Ser adicto a algo es la peor cosa que puede hacer una persona. Me lo advirtieron. No de drogas, más bien a serlo de otro ser humano. No interesa quiénes son o en cuántas ocasiones los enfrente, siempre habrá un instante en el que todo quedará atrás y solo se enfocará en tenerla entre sus brazos. Devorándose. Sintiendo que nada más falta. Por más que Joseph lo repitiera en el pasado, dejé que pasara por la emoción de tener algo que era prohibido. Maldit0 gusto por la serpiente rusa.Mis manos se niegan a soltar a la mujer de mirada zafiro que deja a Cerbero en una habitación para sí solo cuando llegamos a la cabaña. Se preocupa como si lo necesitara para vivir. El animal yace dormido y ella se muestra molesta por lo que recién sucedió. Envié la información para que limpiarán lo que no quiero que se vea como pasó en realidad. No me veía haciendo ese tipo de cosas, pero nadie está jugando limpio. Me puede odiar, me lo hace sentir, porque la forma en la que accede a no record
Bennett.Es una maldit@ condena lo que nos tiramos encima al ceder en ese club a los besos subidos de tono. Pero se formó el pacto en mi oficina, siendo una sentencia que conservamos para los dos. Puede ser dañino para mis planes, pero es peor cuando lanzamos esa sentencia contra quien se interponga, porque no son palabras bonitas lo que nos gusta a los dos, sino ese fuego arrasador que nos vuelve vulnerables solo entre nosotros. Para el resto es solo un peligro andante que no deberían provocar, porque no es solo ella quien le gusta cortar la cabeza de quien le estorba, sino yo que me niego a caer en algo mediocre. Por eso la saboreo como la maldit@ tentación vuelta demonio que tengo bajo mi cuerpo, siendo ensartada por mi verg@ que disfruta la cavidad deliciosa que probé y me niego a soltar. Lo que sienta por mí se lo devuelvo multiplicado. Me odia, la odio. Me ama, la...—Comandante. —su voz agitada me hace besarla, porque puedo estar muriendo, pero esto es lo más delicado que p
El benefactor Desde el inicio de la corporación me vi entre disturbios los cuales debían resolverse bajo las aguas, sin causar ruidos. Debía mantener bajo perfil para no llamar la atención. Las mafias no tenían que darse cuenta de lo que sucedía y lo mandaran abajo, como siempre lo hicieron con lo que iba surgiendo. Nadie estaba dispuesto a perder porque ya en una vez nos habían puesto en jaque. Joseph y Axel, sumado a Elliot, el último era ministro de ese tiempo y padre del miserable de Taddeo. Se unieron, llevando una investigación en mi contra llegando a descubrir lo que estaba haciendo. Al final no les sirvió de nada, porque uno se llevó cuatro balas, el otro fue quemado mientras aún respiraba y el tercero murió pensando que su hijo estaba muerto, aunque su hijo vive con los recuerdos que se le crearon.Es fácil manipular a un niño para hacerle pensar que fue quien causó la muerte de alguien. Taddeo no los mató, pero lo recuerda como sí así hubiera pasado. Sigo hojeando el i
El benefactor.—Que tu odio por él no te ciegue viendo motivos en quienes no los tienen. —declaro y este solo mueve la vista por el tic pendejo que se carga cuando se enoja. —Olvida tu odio hacia Evans por hoy, concéntrate en todos, para que no se pase ninguno de los que debemos derribar. —dispongo. —Fallaste, Elyas. Eso debería ser sospechoso, porque lo tenías en bandeja de plata. —le hago ver sus fallas también. —No era mucho pedir buenos resultados, pero por lo visto te queda grande actuar como el mafioso que una vez fuiste. —su enojo es notable. —Esta semana quiero que las cabezas de Reed, Giordano y el escorpión estén en esta mesa. ¡Sin fallas las quiero aquí!Saben que es mejor no provocarme porque su muerte se puede adelantar y no me va a temblar la mano para atravesar su cabeza. —Sus aliados pueden tomar represalias. —debate Elyas. —¿Quienes son sus aliados? —Cuando el antiguo korol estaba en el mando, se hizo un alto mando que actuaba en base a lo que él demandaba. —cuenta
Briana.Semanas antes...“Despertar en un sitio oscuro repleto de polvo y con un entumecimiento en todo el cuerpo es desesperante. La boca la tengo seca, el aire me falta, la cabeza martillea como una campana que suena constantemente dentro de mi.Al poder moverme me doy cuenta de donde estoy, la fundación. Todas las habitaciones cuentan con la misma inscripción en la puerta.Un lugar muy conocido, pero del que no puedo escapar debido al cuerpo que no me funciona como consecuencia de lo que me inyectaron. Muevo un pie y las manos empiezan a hormiguear por largos minutos, en los que cuando puedo tocar siento a alguien más a mi lado.Lucho por moverme, cada parte de mí arde y por más que intente respirar con normalidad se me es imposible. La puerta se abre, dando paso al hombre que conocí como mi padre hasta...¿Hace cuánto estoy aquí?—Tengo una reunión con el benefactor en unos días. Ahora no podemos vernos por eso vamos a tener que posponer todo.Encienden la luz y por inercia mis o
BrianaEl aire frío se cuela por la ventana. Las rejas están muy bien aseguradas y la noche parece triste como lo estoy yo. No puedo dormir debido a mi abdomen prominente. Tengo hambre, pero no es como que pueda comer cuando se me antoje, Vincent es flexible en varias cosas, solo con lo que le conviene, no lo hace cuando se trata de cosas sencillas que no son "tan necesarias".Ocho semanas han pasado. Ocho semanas encerrada, veinticinco de gestación y no puedo escapar de este sitio. El cabello ya está en tonos más oscuros. Ya no queda casi nada del color dorado que tenía, me gusta, aunque no es en lo que más pienso. Desde que llegué busco una forma de escapar, pero no me acerco a los barrotes porque podrían dañar a mi bebé. Si lucho tiene riesgos. Lo único que me queda es ganar tiempo o enviar una señal de que estoy en este sitio. No tengo nada que lanzar, ni por donde bajar. Es una maldit@ tortura cuando las lágrimas cubren mi visión. Mi pequeño tormento se mueve cuando le hablo
Briana.Nos suben a un vehículo en el cual permanezco callada. Solo observo con interés por la ventanilla el paisaje que se mueve a medida que avanzamos. No puedo lanzarme del auto por más que tenga la oportunidad. No me arriesgaría a dañar a mi bebé y mucho menos a hacerlo sin generar un resultado alguno. Vera se lanza palabras soeces con Bonnie que no se queda atrás, casi yéndose sobre ella. En más de una ocasión el padre de ambas debe intervenir para que no se maten dentro del pequeño espacio. Sostengo la mano de Bonnie, logrando que se calme aún cuando es difícil lograrlo. Al llegar a un edificio de una clínica me tenso cuando varios escenarios atroces llenan mi cabeza. Me he vuelto una paranoica.—Ese bebé me sirve así que no, no va a morir. “el ministro aclara, pero aún no Aclara, A pesar de ser su idea sacarnos de Londres, no tiene autorización para abordar el mismo medio de transporte. Escucho a Vera decir que nadie, además del benefactor, debe saber su ubicación, por lo q