Narración de Kendrick
No podía dejar de preocuparme. Apenas he recibido la noticia de que mi hijo había aparecido y la ubicación que me han dado es un hospital. Por lo que, el miedo de que algo le haya pasado, me invade.El auto se detiene y yo corro hacia la recepción de urgencias en busca de información de mi hijo, pero, antes de poder preguntar por él, una ambulancia llega con mi hijo llorando encima de un cuerpo.— ¡Taddeo! — llamo a mi hijo y él no me presta atención. Corro hacia donde él esta mientras los paramédicos hablan sobre la condición de la mujer. El pequeño tiene sangre en sus manos y yo lo alejo de la camilla a la que él se aferra con desesperación— Taddeo, soy yo, papá — digo intentando calmarlo.— Déjame con mamá. Quiero estar con mamá — dice Taddeo y yo me sorprendo al escucharlo decir más de una palabra.— Deja que la atiendan, ella está enferma. Deja que los médicos la atiendan. — digo sin saber que está pasando.El pequeño la suelta y yo lo abrazo para después colocarlo en una silla y revisar que todo esté bien con él— Hijo…— ¿Qué le pasó a mi hijo, madre? — pregunto molesto.— Nosotros…— ¿Lo encontrarnos así de lastimado?— No es mi sangre, es la sangre de mamá — dice Taddeo y yo intento procesar lo que me está diciendo.— ¿Desde cuando habla tanto? — pregunto confundido.— Bueno…— No importa, lo llevaré al hospital familiar. — digo cargando al pequeño que grita, me araña y muerde para que lo suelte.— ¡Debo saber cómo está mi madre!— ¡Ella no es tu madre, Taddeo! ¡Deja de actuar como un bebé y pórtate bien! ¡He perdido un día entero de trabajo buscándote y ahora necesito que te revisen! Después de eso, puedes decirme todo lo que quieras.>> Pero, así no, Taddeo. Aunque tengas algo importante que decirme, no voy a prestarte atención. Si vas a negociar algo conmigo, primero debes estar limpio y con la seguridad de que no te hiciste daño. — digo con seriedad y él cruza sus brazos en señal de molestia.Taddeo me observa con enojo, pero, yo lo ignoro y como le había dicho, nos marchamos hasta el hospital pediátrico donde lo revisan completamente, mientras me informan lo que sucedió realmente.— ¿Cómo es posible que algo así sucediera, madre? Estaba babo tu cuidado. — digo con molestia.— Lo sé y lo siento. Taddeo es muy rápido, cuando quisimos ver, ya estaba corriendo en la carretera, solo porque la vio cruzando la calle. — ¿Quién es esa mujer? ¿Lo ha manipulado de algún modo para que se comporte así?— No la conozco, ya he mandado a investigarla — dice mi padre, mientras se escuchan gritos de Taddeo.Respiro profundo e ingreso a su habitación, donde lo veo mordiendo a los presentes como si fuera un perro salvaje que no permiten que lo toquen.— ¿Qué está sucediendo? — pregunto mirando hacia el pequeño que se cruza de brazos mirándome con enojo.— Señor, todo estaba bien hasta que intentaron quitarle la ropa. — informa la niñera y yo suspiro profundo.— Tiene sangre, debes cambiarte de ropa.— ¡No!— ¿Por qué te aferras a una ropa que no es tu estilo? Solo debes ser un buen chico al menos ahora y deja que los adultos hagan su trabajo. — pido y él niega.— Ropa mamá — dice Taddeo con enojo y yo suspiro profundo al comprender lo que sucede.— Márchense, necesito hablar con el impertinente frente a mí.Todos se van y Taddeo se gira para mostrarme su descontento, quedando de espaldas a mí. Por lo que, yo tomo una silla y espero que él decida girarse. Al ver que no lo hace, decido hablar.— Este es tu momento de oro, si no lo aprovechas por tus berrinches, no tendré otra opción que marcharme y si eres muy problemático, llevarte a un campamento con educación militar o algo parecido que te haga un niño obediente. — digo y él se gira para mirarme y negar.— No, por favor.— Habla. Dime, ¿Qué es lo que sucede? Es tu tiempo de negociar conmigo. Así que, aprovecha este momento, porque no habrá uno así más tarde.— Quiero a mamá.— Ella no es tu madre. — le digo con seriedad y él nubla su vista por la acumulación de sus lágrimas.— Ella es mi madre. Lo es. — dice Taddeo con firmeza, después de secar sus lágrimas— Es una mujer extraña. No deberías…— Cásate con ella. Será mi madre. — dice Tadeo interrumpiéndome y yo no sé qué decir.Las novias que he tenido, no han podido siquiera estar a un metro de Taddeo. Siempre las ha ignorado o simplemente, las observa con odio. Así que, no logro entender que es lo que sucede con la mujer que vio hoy.Sin saber cómo procesar que mi hijo diga más de una palabra, me quedo observando al pequeño que se ve determinado a hacerme enojar. Es en ese momento que alguien toca a la puerta y después de mi permiso para ingresar, entra con un sobre que tomo.Sonrío cuando veo la información allí al punto que mi hijo camina curioso hacia los documentos, quitándome la foto de la mujer por la que ha hecho algo tan imprudente como cruzar la carrera con el semáforo en verde.Taddeo, de inmediato, arranca la fotografía de la mujer y se sienta en la camilla, donde acaricia la foto con una sonrisa.— Mamá… — susurra para después mostrarme la foto con una sonrisa. — Mamá.— Entonces, lo que quieres es que me case con ella, ¿no es así? — pregunto y Taddeo asiente energéticamente — No te escucho.— ¡Sí! — dice Taddeo de inmediato y yo sonrío satisfecho.Taddeo había recibido tanta terapia para que hablara y ahora, lo hace sin algún tipo de presión. Era evidente que la mujer por la que había corrido llamando madre, era una influencia importante en él. Es como si me mostrara cuál será su debilidad y medio de negociación, por lo que, sonrío satisfecho. Por su desaparición, había perdido una reunión de negocios importante, pero, he logrado un negocio mucho más valioso justo ahora.— Le diré que sea mi esposa entonces. Pero, es su decisión aceptarme o no. Así que, debes entender que si no es posible, no es mi culpa. Ella lo decidirá y no puedes intervenir, ¿lo entiendes? — pregunto y Taddeo levanta su mano en señal de juramento.— Hijo…— Ahora hablaremos, madre. Primero, daré una última advertencia a mi hijo — digo cuando mi madre entra a la habitación con preocupación. — Está bien, te espero afuera. — dice mi madre marchándose y yo vuelvo a mirar al pequeño que me observa con seriedad.— Si vuelves a hacer alguna travesura como esta, Taddeo, el trato se cancela. Si no aceptas tus profesores, no copias tu clase, no quieres comer vegetales o simplemente te escapas de la casa, el matrimonio se cancela. Mi hijo se queda pensativo. Sabía que eran muchas condiciones. Es como si le prohibiera ser el niño malcriado y que fuera un chico obediente de la noche a la mañana. — Acepto. — dice Taddeo y yo me sorprendo.Parece que he comenzado un negocio muy bueno.Me despierto por la alarma de mi teléfono, preocupada, intento saltar de la cama. Pero, mi cuerpo duele cuando intento hacer un movimiento. Por lo que, me quejo, intentando mover un poco mi cuerpo, pero, todo me duele.— Auch…— Mamá, ¿te duele mucho? — pregunta una voz pequeña y yo busco la fuente del ruido.— Pequeño… ¿Qué haces aquí? — pregunto aturdida.— Dormí aquí, cuidando que estes bien — dice el pequeño mostrando la camilla con orgullo.— Entonces, dormiste a mi lado. — digo y el pequeño asiente satisfecho.— ¿Te molesta? — pregunta el pequeño y yo niego.No quiero arruinarle la emoción al pequeño que no conozco, pero, parece que está demasiado contento con una desconocida.— No me molesta, cariño. Es solo que me preocupa que tu familia te esté buscando. Podrían estar colocando una denuncia o algo así. — Puedes cuidarme. — dice el pequeño y yo estoy por hablar, pero, mi alarma vuelve a sonar.Es en ese momento cuando recuerdo que estoy retrasada y eso me asusta. Por lo que,
Quería reírme, pero no me es posible. Si fuera Ronhaldo, el chico de marketing, me reiría porque él constantemente sale con bromas que a veces no parecen bromas y lo son. Pero, mi jefe no era así, nunca lo ha sido. Por lo que, la seriedad del asunto debe tomarse y por ello, aunque me parezca ilógico, no puedo reírme. Es evidente que algo está pasando y lo peor es que no sé si tengo la fuerza suficiente para poder enfrentarlo. — S-señor Cappelletti, yo voy a regresar al hospital. Necesito ir al área de psiquiátrica. Estoy empezando a tener alucinaciones, aunque el golpe no fue fuerte en la cabeza.— No estas alucinando, señorita Pussi.— ¡Eso es! ¡Usted me llama señorita Pussi, no Shantelle! ¡Incluso creí que no conocía mi nombre! — exclamo sorprendida.— Tienes razón, no recordaba que ese es tu nombre, hasta que me dieron tu información, pero, eso no quiere decir que lo que te he pedido es extraño. — dice mi jefe y yo lo observo fijamente.— Es justamente lo que eso significa, señor
Con nerviosismo, camino hacia el interior de la casa que resulta intimidante para mí. Soy consciente que no debo estar aquí, peor, no soy capaz de decirle a mi jefe ello, cuando parece que hay un malentendido entre nosotros.— Lleven a la futura señora a una habitación cómoda. Denle todo lo que necesita para que pueda bañarse y consíganle ropa cómoda. — ordena mi jefe— Sí, señor.— No es necesario. — digo de inmediato, intentando retroceder, pero, el niño toma mi mano.— Vamos, madre. — dice jalándome hacia una parte de la casa que lógicamente es desconocida para mí.— Si que eres un buen niño con ella. Ojalá fueras así conmigo.— No — se limita a decir el pequeño que se marcha conmigo.Entro a una habitación y una de las chicas entra al baño, mientras otra se acerca a mí.— ¿Necesita que la ayude a desvestirse? — pregunta ella y yo niego retrocediendo.— Yo lo hago — dice el pequeño con emoción.— Tampoco. Puedo hacerlo por mi propia cuenta. — digo de inmediato.— Quiero hacerlo.—
No puedo entender que es lo que le pasa a mi jefe, pero, actúa de una forma demasiado dura con un pequeño que no sabe cómo funciona el mundo, por lo que, me esfuerzo en consolarlo y observar mal a mi jefe, que parece no importarle ver a su hijo llorar.— No lo volveré a hacer. — asegura el pequeño y yo asiento.— Te creo. Calma tu llanto, eso hace que duela mi corazón — pido y el pequeño levanta su rostro y como si cerraran una llave de agua, retiene sus lágrimas hasta que estas desaparecen completamente.— No puedo creerlo. — dice el señor Cappelletti — ¡Incluso calmas tus berrinches por ella!El pequeño ignora a su padre e intenta subirse encima de mí, pero, yo me quejo, causando que se detenga. — Deja de lastimarla. Sus golpes no fueron graves, pero, eso no quiere decir que no esté herida. — dice mi jefe alejando al pequeño como si fuera un cachorro.— Te odio.— Sí, como digas. Mejor ve a hacerle un poco de comida para que tenga ella energía. Recuerda que no ha desayunado — dice
Realmente no comprendo que es lo que está sucediendo, aunque pienso que es una cámara escondida, donde hacen muchas bromas, no hay espacio para esa duda, al ver la seriedad de mi jefe, por lo que, trago duro.— ¿Por qué debo ser yo? — pregunto mirándolo fijamente— ¿Por qué no tú?— Porque somos muy diferentes, señor Cappelletti. No le intereso, al punto que no recordaba mi nombre, entonces, ¿Por qué insiste en que nos casemos, solo porque quiere complacer a Taddeo? — pregunto deseando tener una confesión de amor.Porque si me gusta y si él siente algo por mí, podría pensar en un matrimonio. Pero, si ni siquiera le intereso, ¿para qué intentarlo?— También lo hago por mí, señorita Pussi. Normalmente no les prestó atención a detalles como nombres, pero, si recuerdo c
Mi corazón duele al saber que la ausencia de su madre debe estar marcándolo. Eso puedo comprobarlo al recordar cómo se aferraba mi cuerpo cada vez que alguien intentaba alejarme de él.Con todo lo que he visto, puedo entender que es un niño bastante inteligente. No sé realmente qué edad tiene, pero he notado de que es capaz de realizar pensamientos bastantes complejos.Por lo que, debe comprender que cruzar la carretera sin mirar a ambos lados no es prudente. Aunque como me dijo su padre, él no había salido de esta mansión. Es un niño bastante inteligente para entender las normas de la sociedad.Seguramente, antes de salir, su guardaespaldas o niñera, le informó sobre las normas que debía seguir en la calle. Por lo que. El que él corriera, tuvo que haber tenido alguna causa Lo suficientemente fuerte para que él olvidara todas las normas que debía segu
Termino de desayunar y las chicas se llevan los platos, mientras Taddeo presiona un botón de donde sale el control remoto, donde presiona algo y las cortinas se cierran un poco, para después, presionar otro botón y con esto, sale un televisor, de una pared donde solo había un espejo.— ¿Cómo puedes hacer algo así? — pregunto aturdida.— Es una casa inteligente, madre — dice Taddeo y yo asiento comprendiendo.‘Parece que todo en esta casa es inteligente.’ Me digo mentalmenteEl pequeño no me habla más y para mi desgracia, coloca un canal de finanzas que no comprendo, pero, parece que a él le divierte, porque se burla o niega como si el presentador, estuviera hablando con él.Al estar todo en calma, sin propuestas de matrimonio extrañas o atenciones excesivas, relajo mi cuerpo después de caminar un poco por la habitación. Sin em
Me detengo al ver a las tres personas reunidas. Por sus expresiones, se notaba que era algo serio y no es para menos, hace pocas horas, el pequeño de la familia desapareció, pensaron que lo habían secuestrado y después de eso, el accidente.‘Tienen mucho en que pensar y más si su hijo en vez de tomar medidas por eso, ha decidido casarse.’ Me digo mentalmente.Por lo que, me quedo varios pasos atrás esperando que terminen de hablar. Pero, al poco tiempo, soy vista por mi jefe, quien me hace una señal de asentimiento para que me acerque.— No estoy de acuerdo con que te cases. Es una mujer extraña. No sabemos si es buena para Taddeo y sabes que él es la prioridad aquí. — dice su padre y mi jefe lo ignora.— ¿Te duele algo? Quizás has venido aquí porque después de rescatar a la prioridad de la casa de un resfriado y después salvarlo de una muerte segura, tu cuerpo está pasándote factura, ¿no es así? — pregunta mi jefe, mirando hacia su padre.Este maldice, pero, no dice algo al respecto.