Quería reírme, pero no me es posible. Si fuera Ronhaldo, el chico de marketing, me reiría porque él constantemente sale con bromas que a veces no parecen bromas y lo son. Pero, mi jefe no era así, nunca lo ha sido.
Por lo que, la seriedad del asunto debe tomarse y por ello, aunque me parezca ilógico, no puedo reírme. Es evidente que algo está pasando y lo peor es que no sé si tengo la fuerza suficiente para poder enfrentarlo. — S-señor Cappelletti, yo voy a regresar al hospital. Necesito ir al área de psiquiátrica. Estoy empezando a tener alucinaciones, aunque el golpe no fue fuerte en la cabeza.— No estas alucinando, señorita Pussi.— ¡Eso es! ¡Usted me llama señorita Pussi, no Shantelle! ¡Incluso creí que no conocía mi nombre! — exclamo sorprendida.— Tienes razón, no recordaba que ese es tu nombre, hasta que me dieron tu información, pero, eso no quiere decir que lo que te he pedido es extraño. — dice mi jefe y yo lo observo fijamente.— Es justamente lo que eso significa, señor Cappelletti, ¿Cómo va a casarse con alguien que ni siquiera sabe cómo se llama? ¿Cómo podría pensar siquiera en convivir con alguien que no conoce como es fuera del trabajo?— Podemos hablar de eso cuando estes limpia, desayunada y cómoda. Sufriste un accidente automovilístico por la imprudencia de otras personas — dice mi jefe mirando a su hijo, quien se gira dándole la espalda, mientras se cruza de brazos — Lo menos que puedo hacer por ti, es darte comodidad.— No es necesario.— Lo es, señorita Pussi. Resolveré todas sus dudas cuando lleguemos a nuestro destino. Le aseguro que no hay algo de que temer. No voy a obligarla a casarse conmigo y mucho menos, hacer algo más que no desee. — dice mi jefe y yo miro al niño que corre y se pega a mi pierna derecha.— ¡Es mi mamá! — grita el niño aferrándose a mí con mucha fuerza.— Si ella no quiere serlo, no puedo obligarla.— Viviré con ella. Mi mamá — dice el niño con firmeza y yo me quedo sorprendida al ver que los dos tienen una guerra de miradas hostiles que no son propias de un niño y su padre.‘¿Qué rayos está pasando aquí?’ me pregunto mentalmente.— Lo mejor es que hablemos seriamente sobre esto. Estoy dispuesto a darle un trato especial si soporta a mi molesto y caprichoso hijo.— Soy tu hijo, padre. — dice el pequeño y mi jefe tensa su mandíbula al saber porque lo ha dicho.Yo no puedo evitar reírme, porque básicamente usó la ofensa que le había hecho su padre en su contra. Por lo que, la guerra la ha ganado el pequeño que se aferra a mí.— Me necesitas, Taddeo. Pueda que la señorita Pussi se quede contigo en su casa, pero, solo lo haría por breves minutos, porque eres un niño malcriado que siempre quiere hacer lo que desea.>> Tanto eres así, que mira donde terminó. Dime, Taddeo, ¿puedes protegerla y no causarle problemas, niño problemático? A la señorita Pussi no le gustan los chicos problemas, que son tan desobedientes que llegan a ser molestos. Así que, dudo que dure contigo un día siquiera. — dice el señor Cappelletti y yo lo observo sorprendida.‘Parece que su relación no es normal. Porque aunque no tengo hijos, dudo que así sea como se comportan los padres con sus hijos’ me digo mentalmente.El pequeño se cruza de brazos, mostrando su molestia, pero, no habla.— ¿Qué pasa? ¿Te has quedado sin argumentos? — pregunta el señor Cappelletti y el niño solo se gira para darle la espalda.— Bueno, si me permiten hablar, no creo que sea la manera de hablarse entre ustedes. — susurro llamando la atención de ambos.— Somos así — dicen los dos al unísono.— Oh… entiendo.Mi jefe suspira profundo y camina hacia uno de los autos donde abre la puerta.— Suba, por favor. Debe desayunar y asearse, señorita Pussi. — dice el hombre que es mi jefe y parece que desea ser mi prometido.— No creo que sea buena idea.— Puedo cargarla, si no desea caminar — dice mi jefe y de inmediato, subo al auto.— Subiré, no se preocupe. — digo entrando al mismo.Lo que menos quiero es que me vean con él teniéndome en sus brazos, eso ayudaría a crear rumores que no son los adecuados y trabajar seria incómodo. Así que, subo e imploro que nadie nos haya visto, aunque lo dudo, porque demoramos hablando fuera.El pequeño me sonríe y con cuidado intenta sentarse sobre mis piernas, pero, su padre lo toma de la ropa y lo jala hacia él mirándolo con los ojos entrecerrados.— ¡Mi mamá! — exclama Taddeo con enojo.— Lo sé, pero, pequeño, ¿no recuerdas que ha resultado herida por salvar a un imprudente niño? — pregunta mi jefe y el niño baja su mirada a mis piernas.— ¿Duele?— Claro que duele. Así que, si no quieres que mamá este herida, pórtate bien. Después de todo, eres uno de los culpables de que ella este herida, lo menos que puedes hacer es ayudar a que ella no se sienta mal o se lastime. — dice mi jefe y el pequeño asiente.No insiste en subirse sobre mis piernas, pero, se sienta a mi lado, para tomar mi mano y sonreír mirando al frente.— Puedo cargarte en mis piernas si no deseas.— Solo mamá. — dice Taddeo con firmeza, para después mirarme sonriendo.Miro a mi jefe y este bufa indignado, pero, no dice algo al respecto, si no que, toma el cinturón de seguridad para colocárselo a su hijo, pero, este niega.— Mamá — dice el pequeño y me da el cinturón.— Deja de ser tan caprichoso. — dice su padre y yo le coloco el cinturón de seguridad, para después ver al pequeño jugar con sus pies mientras tiene sus manos sobre sus piernas y su mirada al frente, sonriendo a todo.Observo a mi jefe y este solo mira hacia la ventana, por lo que, con incomodidad, miro el paisaje, mientras me golpeo mentalmente para poder despertar de este sueño extraño. Sin embargo, cuando llegamos a una mansión, me doy cuenta de que no es un sueño.‘No tengo la creatividad tan grande para imaginarme algo así.’ me digo mentalmente.El auto se detiene frente a dos filas de personas perfectamente vestidas, haciendo una calle de honor para nosotros. Alguien abre la puerta por nosotros y apenas mi jefe baja del auto, todos saludan.— Bienvenidos señor y joven señor Cappelletti.— Y mamá. — dice el niño extendiendo su mano, mientras su padre sostiene la puerta para que salga.— Y madre del joven señor Cappelletti — dicen todos cuando el pequeño se gira porque no me han anunciado.— Baje, señorita Pussi, debemos hablar pronto de su nuevo papel como señora Cappelletti — dice mi jefe y yo trago duro.´Cuando salí del hospital, no pensé que pasaría esto, así que, es claro que no sé qué hacer, ¿Qué debo hacer?’ me pregunto preocupada.Con nerviosismo, camino hacia el interior de la casa que resulta intimidante para mí. Soy consciente que no debo estar aquí, peor, no soy capaz de decirle a mi jefe ello, cuando parece que hay un malentendido entre nosotros.— Lleven a la futura señora a una habitación cómoda. Denle todo lo que necesita para que pueda bañarse y consíganle ropa cómoda. — ordena mi jefe— Sí, señor.— No es necesario. — digo de inmediato, intentando retroceder, pero, el niño toma mi mano.— Vamos, madre. — dice jalándome hacia una parte de la casa que lógicamente es desconocida para mí.— Si que eres un buen niño con ella. Ojalá fueras así conmigo.— No — se limita a decir el pequeño que se marcha conmigo.Entro a una habitación y una de las chicas entra al baño, mientras otra se acerca a mí.— ¿Necesita que la ayude a desvestirse? — pregunta ella y yo niego retrocediendo.— Yo lo hago — dice el pequeño con emoción.— Tampoco. Puedo hacerlo por mi propia cuenta. — digo de inmediato.— Quiero hacerlo.—
No puedo entender que es lo que le pasa a mi jefe, pero, actúa de una forma demasiado dura con un pequeño que no sabe cómo funciona el mundo, por lo que, me esfuerzo en consolarlo y observar mal a mi jefe, que parece no importarle ver a su hijo llorar.— No lo volveré a hacer. — asegura el pequeño y yo asiento.— Te creo. Calma tu llanto, eso hace que duela mi corazón — pido y el pequeño levanta su rostro y como si cerraran una llave de agua, retiene sus lágrimas hasta que estas desaparecen completamente.— No puedo creerlo. — dice el señor Cappelletti — ¡Incluso calmas tus berrinches por ella!El pequeño ignora a su padre e intenta subirse encima de mí, pero, yo me quejo, causando que se detenga. — Deja de lastimarla. Sus golpes no fueron graves, pero, eso no quiere decir que no esté herida. — dice mi jefe alejando al pequeño como si fuera un cachorro.— Te odio.— Sí, como digas. Mejor ve a hacerle un poco de comida para que tenga ella energía. Recuerda que no ha desayunado — dice
Realmente no comprendo que es lo que está sucediendo, aunque pienso que es una cámara escondida, donde hacen muchas bromas, no hay espacio para esa duda, al ver la seriedad de mi jefe, por lo que, trago duro.— ¿Por qué debo ser yo? — pregunto mirándolo fijamente— ¿Por qué no tú?— Porque somos muy diferentes, señor Cappelletti. No le intereso, al punto que no recordaba mi nombre, entonces, ¿Por qué insiste en que nos casemos, solo porque quiere complacer a Taddeo? — pregunto deseando tener una confesión de amor.Porque si me gusta y si él siente algo por mí, podría pensar en un matrimonio. Pero, si ni siquiera le intereso, ¿para qué intentarlo?— También lo hago por mí, señorita Pussi. Normalmente no les prestó atención a detalles como nombres, pero, si recuerdo c
Mi corazón duele al saber que la ausencia de su madre debe estar marcándolo. Eso puedo comprobarlo al recordar cómo se aferraba mi cuerpo cada vez que alguien intentaba alejarme de él.Con todo lo que he visto, puedo entender que es un niño bastante inteligente. No sé realmente qué edad tiene, pero he notado de que es capaz de realizar pensamientos bastantes complejos.Por lo que, debe comprender que cruzar la carretera sin mirar a ambos lados no es prudente. Aunque como me dijo su padre, él no había salido de esta mansión. Es un niño bastante inteligente para entender las normas de la sociedad.Seguramente, antes de salir, su guardaespaldas o niñera, le informó sobre las normas que debía seguir en la calle. Por lo que. El que él corriera, tuvo que haber tenido alguna causa Lo suficientemente fuerte para que él olvidara todas las normas que debía segu
Termino de desayunar y las chicas se llevan los platos, mientras Taddeo presiona un botón de donde sale el control remoto, donde presiona algo y las cortinas se cierran un poco, para después, presionar otro botón y con esto, sale un televisor, de una pared donde solo había un espejo.— ¿Cómo puedes hacer algo así? — pregunto aturdida.— Es una casa inteligente, madre — dice Taddeo y yo asiento comprendiendo.‘Parece que todo en esta casa es inteligente.’ Me digo mentalmenteEl pequeño no me habla más y para mi desgracia, coloca un canal de finanzas que no comprendo, pero, parece que a él le divierte, porque se burla o niega como si el presentador, estuviera hablando con él.Al estar todo en calma, sin propuestas de matrimonio extrañas o atenciones excesivas, relajo mi cuerpo después de caminar un poco por la habitación. Sin em
Me detengo al ver a las tres personas reunidas. Por sus expresiones, se notaba que era algo serio y no es para menos, hace pocas horas, el pequeño de la familia desapareció, pensaron que lo habían secuestrado y después de eso, el accidente.‘Tienen mucho en que pensar y más si su hijo en vez de tomar medidas por eso, ha decidido casarse.’ Me digo mentalmente.Por lo que, me quedo varios pasos atrás esperando que terminen de hablar. Pero, al poco tiempo, soy vista por mi jefe, quien me hace una señal de asentimiento para que me acerque.— No estoy de acuerdo con que te cases. Es una mujer extraña. No sabemos si es buena para Taddeo y sabes que él es la prioridad aquí. — dice su padre y mi jefe lo ignora.— ¿Te duele algo? Quizás has venido aquí porque después de rescatar a la prioridad de la casa de un resfriado y después salvarlo de una muerte segura, tu cuerpo está pasándote factura, ¿no es así? — pregunta mi jefe, mirando hacia su padre.Este maldice, pero, no dice algo al respecto.
Sentía que me están hablando en un idioma totalmente desconocido para mí, ya que, aunque podía comprender lo que decía, no entendía como habían llegado a una conclusión sin tomar en cuenta mi decisión.Su padre, quien había identificado como mi aliado para impedir dicho matrimonio, suspira derrotado y asiente con resignación. Es evidente que no está de acuerdo en la decisión de su hijo, pero, también está claro que eso no va a detener a mi jefe.— Entonces, nos detendremos por hoy. Han sido horas bastante complicadas, por lo que, es mejor que tomemos un descanso antes de retomar este tema. — dice el mayor de los Cappelletti con firmeza— No hay algo que hablar al respecto, es una decisión que he tomado y abordaré de la manera adecuada. Solo les pido que respeten mi decisión y como manejo mi familia. — dice mi jefe con el
Abro mis ojos ante la sorpresa. No pensé que sería capaz de venir a visitarme, cuando dejé claro que no estaba interesada en complacerlo en un matrimonio que está destinado al fracaso. Pero, parece que no dejé mi mensaje tan claro como creí. Ya que, él está aquí y con su hijo.— Señor Cappelletti.— Taddeo hizo todo un drama porque no te encontró en casa. Aunque le di unas nalgadas por sus berrinches y pataletas, no tuve otra opción que traerlo. Todo con el fin de que le diga que no está interesada en ser parte de su vida. — dice mi jefe y Mary abre tanto sus ojos cuando me observa, que parece que están por salirse de su lugar.— Mary, ¿podrías dejarnos a solas? — pregunto y ella me observa con tristeza.Es evidente que quería quedarse a saber más de esto, pero, lo mejor es que nadie sepa lo que sucede. Menos,